Doloroso desencanto

La corrida fue un desencanto; desilusionante en el caso de Adri¨¢n de Torres y Rom¨¢n porque, de una u otra manera, emborronaron sendas actuaciones de alto m¨¦rito, y doloroso en el de ?ngel S¨¢nchez, que sufri¨® dos espectaculares e impresionantes volteretas del complicado sexto de la tarde

Adri¨¢n de Torres es un torero natural de Linares, donde tom¨® la alternativa en 2012; andaba perdido y fue hallado el pasado mes de agosto en la feria madrile?a de Cenicientos, donde ray¨® a gran altura ante un toro de Juan Luis Fraile, que le sirvi¨® para estar anunciado en la Feria de Oto?o.

Y ha vuelto a demostrar que aquello no fue una casualidad. Para empezar no es un pegapases, que no es decir poco. Tiene valor contrastado, conocimiento de los terrenos, emana seguridad y confianza, maneja con soltura y variedad el capote y se expresa con temple, largura y armon¨ªa con la muleta.

Su buen concepto lo expres¨® ante el soso y descastado primero, al que cit¨® sin probatura alguna, como ya hizo en Cenicientos, y mediada la faena, le rob¨® una tanda de naturales del alto voltaje. Lo mejor, sin duda, lleg¨® en el cuarto, el m¨¢s noble de la corrida, falto de codicia, pero desbordante de calidad, que le permiti¨® una labor larga, salpicada de pinceladas brillantes por ambos lados. Toreo largo y ligado con la mano derecha; y hondo, brillante y arrebatador con la zurda. Hubo momentazos del mejor toreo cl¨¢sico, ese que merece el mejor colof¨®n en la suerte suprema.

Pero una vez m¨¢s se demostr¨® que nadie es perfecto, y Adri¨¢n de Torres tiene una asignatura muy pendiente que puede devolverlo al anonimato anterior. Su p¨¦simo manejo de la espada ech¨® por tierra todo el buen sabor de su toreo, y dijo a los cuatro vientos que merece una dura reprimenda. ?l, mejor que nadie, sabr¨¢ cu¨¢les son sus deberes si pretende seguir en el circuito.

Rom¨¢n no ha dejado nunca de ser un jabato y ha sido duramente castigado por los toros; pero ha vuelto a manifestar que no ha perdido el ¨¢nimo que le mantiene vivo en el escalaf¨®n. Su primer toro fue, quiz¨¢, el m¨¢s complicado, que miraba los muslos del torero y le hac¨ªa una radiograf¨ªa en 3d. Pero all¨ª permanec¨ªa inmutable Rom¨¢n, dispuesto a mandar en el incierto y peligroso comportamiento de su oponente. As¨ª, por entrega y verg¨¹enza torera, lleg¨® a trazar varios redondos merit¨ªsimos despu¨¦s de aguantar lo que parec¨ªa imposible en la cara del toro. Mat¨® mal y todo se redujo a una ovaci¨®n. Se justific¨® ante el inv¨¢lido y protestado quinto, pero fall¨® con estr¨¦pito en la suerte suprema, pues cobr¨® una fea estocada muy atravesada que hizo guardia, y desluci¨® todo el arrojo de que hab¨ªa hecho gala.

Y ?ngel S¨¢nchez bail¨® con el lote m¨¢s deslucido. Muy soso y descastado el tercero, al que banderille¨® primorosamente Curro Javier en dos pares sobresalientes por ejecuci¨®n y exposici¨®n, y no le permiti¨® lucimiento alguno. Al inicio de faena al sexto, muy deslucido, result¨® volteado de forma espectacular, de modo que vol¨® en el sentido literal y el costalazo sobre la arena fue de a¨²pa; se recompuso como solo pueden hacerlo los toreros, pudo trazar tres naturales sin perder de vista a su oponente y pronto mont¨® el estoque. Consigui¨® un espadazo trasero y tendido, pero con tan mala fortuna que el toro lo atropell¨® cuando ya hab¨ªa salido de su jurisdicci¨®n y le propin¨® otra voltereta horrorosa de la que qued¨® inerme en la arena. Afortunadamente, el parte m¨¦dico es tranquilizador.