Ricardo Dar¨ªn: ¡°Ni en pedo pienso en jubilarme¡±
El actor, que encarna al fiscal Julio C¨¦sar Strassera en ¡®Argentina, 1985¡ä, repasa la importancia de la primera pel¨ªcula sobre el juicio a la dictadura de Videla, sus recuerdos de esa ¨¦poca y sus ganas intactas de trabajar a los 65 a?os
Hicieron lo mismo de siempre. Se abrigaron, se pusieron las botas, se colocaron los esqu¨ªes. Y se encaminaron hacia las pistas. Sin embargo, cuando Ricardo Dar¨ªn se acerc¨® a pagar el pase para los ¡°medios de elevaci¨®n¡±, descubri¨® que algo hab¨ªa cambiado. No era ¨¦l, era el sistema: le aplicaron un descuento del 50%. Es lo que tiene cumplir 65 a?os.
El actor cuenta que, desde entonces, su esposa, Florencia Bas, no hace m¨¢s que gastarle bromas sobre el asunto. Pero ¨¦l no tiene intenci¨®n de hacerle caso al cajero. ¡°Ni en pedo pienso en jubilarme. No se me ha cruzado por la cabeza. Me gusta trabajar. Cuando no lo hago adem¨¢s soy un desastre. En tres d¨ªas soy capaz de abandonarme, me encanta no hacer nada. El trabajo me organiza, me arma una agenda¡±, relataba en una entrevista con EL PA?S durante su estancia en el festival de Venecia, hace casi un mes. Y ah¨ª estaba precisamente por su ¨²ltimo compromiso profesional: el estreno de Argentina, 1985, de Santiago Mitre, la primera vez que el cine argentino relata a fondo el Juicio de las Juntas, el proceso a los nueve militares que lideraron la implacable dictadura entre 1976 y 1983. El filme lleg¨® el pasado viernes a las salas espa?olas, antes de su estreno en Amazon Prime Video el 21 de octubre.
Incluso antes de empezar la entrevista, el propio actor se r¨ªe de su presunta decrepitud. Ser¨¢ la planta medio seca que tiene al lado, o su humor innato, pero se compara con un ¡°velorio tem¨¢tico¡± (esa extra?a tendencia de algunas funerarias de dejar a un fallecido embalsamado, para que la familia pueda hacerle participar todav¨ªa en alguna actividad). Nada m¨¢s lejos de la realidad: la estrella de Dar¨ªn no para de brillar. El ni?o que debut¨® jovenc¨ªsimo, el exgal¨¢n de las novelas televisadas, es hoy uno de los actores m¨¢s aplaudidos del mundo. Desde Nueve reinas, de Fabi¨¢n Bielinsky (en el a?o 2000), acumula sin tregua papeles protagonistas y premios. Su atractivo hasta trasciende al cine: en Como Al¨ª, el grupo argentino Los Piojos cantaba: ¡°Tengo los ojos de Dar¨ªn¡±.
A estas alturas, la web especializada Imdb calcula que el actor suma un centenar de papeles entre pantalla grande y peque?a. Y eso que faltan los que ha interpretado en teatro. Pero Dar¨ªn explica que Argentina, 1985 se le antoj¨® ¡°importante¡± desde la primera lectura. ¡°La historia ten¨ªa olor a algo que no iba a pasar inadvertido. Despu¨¦s, depend¨ªa del nivel de realizaci¨®n e interpretaci¨®n que logr¨¢ramos, de que pudi¨¦ramos contarla como quer¨ªamos, obtener la m¨²sica que so?¨¢bamos... Aunque siempre confi¨¦ mucho en el guion, ten¨ªamos que ser muy bestias para destrozarlo¡±, argumenta. No lo han hecho, al menos a juzgar por los aplausos en Venecia, o por el hecho de que la pel¨ªcula haya sido elegida como representante argentina para los Oscar. Y eso que el filme supuso un gran reto para el cine de su pa¨ªs. Y, de alguna forma, tambi¨¦n para Dar¨ªn.
Porque, para meterse en la piel de Julio C¨¦sar Strassera, el fiscal que lider¨® la acusaci¨®n en el macrojuicio, el actor rompi¨® una de sus costumbres: no suele encarnar a personajes reales. Cuenta que desde el principio le impact¨® en el guion la relaci¨®n del hombre, ya fallecido, con su hijo. Y ya que no tiene un m¨¦todo establecido para preparar sus papeles, se centr¨® en intentar entenderle. ¡°En un descanso del rodaje, fui hacia la motorhome y me para un matrimonio grande. ?l me dice: ¡®Yo fui muy amigo de Strassera. No te parec¨¦s en nada, pero est¨¢s igual¡±, cont¨® el pasado enero a El Pa¨ªs Semanal.
He aqu¨ª un funcionario que lleva toda la vida en la justicia, convencido de que ¡°no ha logrado gran cosa¡±, seg¨²n Dar¨ªn, que recibe de golpe la llamada de la historia. ¡°No la hacen tipos como yo¡±, se defiende ¨¦l al principio del filme. Termina asumiendo, sin embargo, la misi¨®n de reconstruir una barbarie hecha de secuestros, torturas sistem¨¢ticas y m¨¢s de 30.000 desaparecidos. En el juicio, el propio Strassera lo defini¨® como ¡°el mayor genocidio¡± que conociera su pa¨ªs. Y, hacia el final del metraje, sube al estrado para su celeb¨¦rrima arenga conclusiva. Aquella que termina como toda Argentina sabe: ¡°Nunca m¨¢s¡±.
¡°Siempre tuvimos especial cuidado en no cargar tintas. Lo que m¨¢s nos gusta de esta historia es la humanidad que se respira, las contradicciones y miedos de cada personaje, m¨¢s all¨¢ de las posiciones pol¨ªticas. Es muy f¨¢cil rascar y encontrar controversia, por eso pusimos el foco en la justicia, la verdad, la memoria, alejados de todo tipo de partidismo¡±, sostiene el int¨¦rprete. Inevitable, eso s¨ª, que cada uno reviviera su propia experiencia de aquellos a?os. Dar¨ªn era poco m¨¢s que un adolescente. Hab¨ªa dejado el colegio secundario, participado en un movimiento revolucionario estudiantil y, pese a su juventud, ya era casi un ¡°veterano¡± de la actuaci¨®n.
Asegura que los j¨®venes entonces viv¨ªan en ¡°una cierta nebulosa¡±. Sin embargo, agrega: ¡°Esa dictadura fue tan sangrienta y desquiciada que casi ha tapado las otras. Pero yo viv¨ª una anterior donde si ten¨ªas bigote o pelo largo eras un extremista. Aunque, al lado de la que vino despu¨¦s, era un infantilismo. En los dos a?os antes de 1976, sent¨ªa miedo, se ve¨ªa que algo raro iba a pasar. Y cuando vino el golpe de Videla casi dir¨ªa que no sorprendi¨® tanto. Esa era la locura de la situaci¨®n. Creo que fue producto de la cantidad de interrupciones democr¨¢ticas que tuvimos. Siempre cre¨ª que necesit¨¢bamos ejercitar la democracia para ver c¨®mo es. Hay mucho dolor, muchas muertes, heridas que es dif¨ªcil que cautericen¡±.
Tanto que, como rememora el actor y muestra la pel¨ªcula, el Juicio de las Juntas arranc¨® rodeado de cierto escepticismo. Tan solo un a?o y medio despu¨¦s, ?c¨®mo iba el fr¨¢gil Gobierno de Ra¨²l Ricardo Alfons¨ªn a impulsar un proceso a los militares? Sin embargo, sucedi¨®. Y cinco de los nueve fueron condenados. Hubo alivio, euforia. Aunque tambi¨¦n rabia por las cuatro absoluciones.
A la presi¨®n de contar todo eso en un filme, se a?adi¨® otra: fue la primera pel¨ªcula que rodaron tras el estallido de la pandemia. Del confinamiento m¨¢s estricto a secuencias con ¡°350 o 400 extras, en la sala de audiencias real del tribunal¡±. ¡°Est¨¢bamos l¨®gicamente preocupados. Ahora se nos olvida, pero fue tit¨¢nico lo que hicimos. Como escalar el Everest¡±, afirma Dar¨ªn. Si Argentina, 1985 llegara a los Oscar, adem¨¢s, la leyenda del actor actualizar¨ªa su r¨¦cord: ser¨ªa la cuarta vez que un filme donde trabaja opta a las estatuillas (El hijo de la novia y El secreto de sus ojos, de Juan Jos¨¦ Campanella, y Relatos salvajes, de Dami¨¢n Szifr¨®n). Ning¨²n int¨¦rprete de su pa¨ªs ha llegado tan lejos.
Pero Dar¨ªn quiere seguir. Con sus actuaciones. Y con la productora Kenya, que comparte con su hijo Chino y con Federico Posternak. Confiesa que se entusiasma cada vez que termina un libro impactante y empieza a pensar en c¨®mo adaptarlo. Y que contin¨²a a la caza de buenas historias, m¨¢s que de papeles concretos: ¡°No tengo ambiciones personales respecto a alg¨²n personaje¡±. El balance de estos 65 a?os, pues, resulta m¨¢s que positivo: ¡°Si hay una persona en este mundo que no se puede quejar de nada, ese soy yo¡±. Adem¨¢s, desde hace meses, hasta esqu¨ªa por la mitad de precio.
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