John Cage y el arte de la lentitud como forma de disidencia
Creadores, museos y galer¨ªas de todo el mundo exploran alternativas posibles a la hiperaceleraci¨®n actual siguiendo el ejemplo del compositor que cre¨® la pieza musical de mayor duraci¨®n de la historia
?Cu¨¢ntas personas se colocan frente a una obra de arte y la miran m¨¢s de cinco minutos seguidos? Dicen los investigadores en el ¨²ltimo n¨²mero de la revista Psychology of Aesthetics, Creativity and Arts que el promedio es de 28,63 segundos y que eso es ya un logro. En diez a?os, la media ha subido un segundo y medio m¨¢s desde que en 2001 estimaron que los visitantes del Metropolitan de Nueva York se deten¨ªan 27,30 segundos frente a sus grandes obras maestras. Los museos no son ajenos al frenes¨ª de estos tiempos, pero ya hay reacciones frente a ello. Por ejemplo, desde hace a?os se celebra ¡°un d¨ªa del arte lento¡± el 15 de abril en pinacotecas y galer¨ªas de todo el mundo. Es una reivindicaci¨®n de la lentitud como forma de disidencia y una pr¨¢ctica antigua que entronca con las primeras manifestaciones art¨ªsticas rupestres: parar y observar. La neurociencia confirma que los artistas antiguos siempre supieron hacerlo y que para colocarnos ah¨ª hay que reducir forzosamente la velocidad.
El objetivo es desacelerar. Lo que se conoce ya como el slow looking es un acto radicalmente inclusivo que busca esa velocidad correcta que saborea los minutos y no simplemente contarlos. Un horizonte que es cada vez m¨¢s ancho en el mundo del arte en todos sus formatos, desde peque?os a los grandes, desde la ¨²ltima edici¨®n del Festival de Arte Contempor¨¢neo Bellas Artes de Granda, dedicado a pensar la lentitud, hasta el discurrir de la reci¨¦n celebrada Documenta 15 de Kassel, que hu¨ªa de prisas y propon¨ªa una visita menos espectacular y m¨¢s feliz.
Vivir lento es ya una revoluci¨®n. En manos de los artistas, adem¨¢s, es una apuesta por pensar alternativas posibles a la hiperaceleraci¨®n actual. El movimiento del slow art empez¨® en los ochenta y tiene su m¨¢ximo ejemplo en una pieza musical de John Cage que se ejecuta ininterrumpidamente desde hace dos d¨¦cadas en la iglesia de San Burchandi en Halberstadt, una ciudad alemana de algo m¨¢s de cuarenta mil habitantes en el Estado de Sajonia-Anhalt. Se llama Organ/ASLSP (As SLow aS Possible) y es la interpretaci¨®n musical m¨¢s lenta y de mayor duraci¨®n de la historia. Su origen se remonta a 1985, cuando Cage la compuso como una cita del Finnegans Wake de James Joyce: ¡°Soft Morning City. Lsp!¡±. A petici¨®n del organista alem¨¢n Gerd Zacher, en 1987 el compositor la adapt¨® para ¨®rgano. Cage muri¨® en 1992 sin aclarar c¨®mo de lenta deb¨ªa interpretarse, salvo un rotundo ¡°lo m¨¢ximo posible¡±. Este 2022, en que se cumplen treinta a?os de su muerte, ese canto a la lentitud no puede ser m¨¢s elocuente. Lo que en principio parec¨ªa una idea ut¨®pica se ha convertido en uno de los proyectos m¨¢s innovadores y de mayor repercusi¨®n internacional.
La ejecuci¨®n comenz¨® en la citada iglesia de Halberstadt en 2001. Para empezar por todo lo alto, lo primero que son¨® fue un silencio de 18 meses. Las primeras notas no aparecieron hasta el 5 de febrero de 2003. Hubo mucha inventiva para hacerlo posible. Para que el ¨®rgano no dejara de sonar se invent¨® un sistema de pesas para presionar la tecla correspondiente. Un G# (Sol sostenido) dio paso a un E (Mi) el pasado 5 de febrero. Es lo que se oye ahora al entrar. Si se viaja hasta all¨ª llevando bajo el brazo el libro Escribir sobre el agua. Cartas (1930-1992), del propio John Cage (Caja Negra, 2021), el merodeo por la lentitud se potencia. El volumen re¨²ne una amplia selecci¨®n de las cartas que Cage escribi¨® a muchos de sus amigos y colaboradores, de Morton Feldman o Merce Cunningham a Peter Yates y David Tudor. Una aventura pormenorizada que expande lo experimentable: al ruido, al cuerpo, al silencio, al espacio, a la mezcla de lenguajes.
Al leerla, se va delineando una autobiograf¨ªa involuntaria y discontinua de un personaje esquivo que comprendi¨® como pocos el tiempo que le toc¨® vivir. ¡°Necesitamos un nuevo lenguaje que pueda ser experimentado por todos los seres humanos en forma inmediata y que, al mismo tiempo, otorgue a los animales, a las plantas, al aire, al agua y a la tierra un lugar equivalente en la creaci¨®n¡±, escribi¨®. Qui¨¦n le iba a decir a Cage que cincuenta a?os despu¨¦s su m¨¢xima de lenguaje transversal funcionar¨ªa como r¨²brica del proyecto Futuros abundantes, que desarrolla el TBA21 Thyssen-Bornemisza Art Contemporary en el CA3 de C¨®rdoba: el lanzamiento de Meandering, un programa de investigaci¨®n de TBA21-Academy de tres a?os de duraci¨®n que se extiende desde el oc¨¦ano hasta los r¨ªos, los afluentes y los elementos f¨ªsicos y espirituales del agua que conectan todas las formas de vida planetarias con el arte contempor¨¢neo entendido de manera transversal.
Dentro del inagotable universo de las expresiones art¨ªsticas, la vida, obra y pensamiento de John Cage resultan hoy uno de los lugares m¨¢s l¨®gicos, po¨¦ticos, recurrentes y razonados. Ejemplo recurrente de lo que es un artista completo que atendi¨® a la complejidad humana como pocos en la historia contempor¨¢nea, Cage no solo es una de las fuentes m¨¢s inagotables de sensibilidad art¨ªstica, pensamiento cr¨ªtico y trasgresi¨®n creativa, sino que su visi¨®n y valoraci¨®n sobre el sentido creativo y receptivo sigue teniendo terreno por descubrir. En ello est¨¢ volcado Fito Conesa con un proyecto en el Museo Nacional de Arte de Catalu?a. Propuesto por la asociaci¨®n Homesession y el festival de performance Artefacto, el artista trabaja las sonoridades perdidas del museo revolviendo documentos, archivos, partituras y objetos vinculados al ¨®rgano de la Sala Oval hasta ahora en desuso. Un hecho hist¨®rico que durar¨¢ solo un d¨ªa, coloc¨¢ndose en el contrapunto de Cage. Anoten: 10 de diciembre.
Babelia
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