El secreto de Gallimard, la editorial de los 44 escritores Nobel
El galard¨®n literario que recoger¨¢ Annie Ernaux en una semana alimenta la leyenda del centenario sello parisino y confirma el buen momento de las letras francesas
Las letras francesas, pese los c¨ªclicos lamentos sobre un pasado mejor y la nostalgia de las ¨¦pocas de los Sartre y Camus, de los Proust o de los Balzac y Flaubert, viven una nueva edad de oro. Francia puede exhibir tres premios Nobel en los ¨²ltimos 15 a?os. Tiene autores que crean sensaci¨®n con cada nueva novela como Michel Houellebecq o Emmanuel Carr¨¨re. Y es todav¨ªa la cuna de modas literarias, como la autoficci¨®n. No est¨¢ mal para un pa¨ªs que siempre se mueve entre el orgul...
Las letras francesas, pese los c¨ªclicos lamentos sobre un pasado mejor y la nostalgia de las ¨¦pocas de los Sartre y Camus, de los Proust o de los Balzac y Flaubert, viven una nueva edad de oro. Francia puede exhibir tres premios Nobel en los ¨²ltimos 15 a?os. Tiene autores que crean sensaci¨®n con cada nueva novela como Michel Houellebecq o Emmanuel Carr¨¨re. Y es todav¨ªa la cuna de modas literarias, como la autoficci¨®n. No est¨¢ mal para un pa¨ªs que siempre se mueve entre el orgullo nacional y la sensaci¨®n de declive inexorable.
Francia tiene, adem¨¢s, una instituci¨®n ¨²nica en la cultura contempor¨¢nea, una editorial centenaria, independiente y familiar que puede jactarse de haber publicado 43 (o 44, si se cuenta a Jean-Paul Sartre, que lo rechaz¨®) premios Nobel desde que Gaston Gallimard la fund¨® en 1911. El ¨²ltimo, Annie Ernaux, la autora de El lugar o Pura pasi¨®n, premiada por la Academia Sueca ¡°por la valent¨ªa y la precisi¨®n cl¨ªnica con la que desvela las ra¨ªces, los extra?amientos y las trabas colectivas a la memoria personal¡±. El mi¨¦rcoles 7 de diciembre Ernaux leer¨¢ el discurso de recepci¨®n en Estocolmo. El s¨¢bado 10 se celebrar¨¢ la ceremonia de entrega.
Unos d¨ªas despu¨¦s de anunciarse el premio a Ernaux, en octubre, Antoine Gallimard ¨Dnieto de Gaston y actual patr¨®n de Gallimard y de Madrigall, el grupo editorial en el que se integra¨D enumeraba en una sala de la vieja sede editorial, uno a uno, todos los premios Nobel de literatura publicados en su sello. Empez¨® por Rabindranath Tagore (1913). Cit¨® a Pirandello, a Faulkner, a Hemingway, a Camus, a Pasternak... Y termin¨® con los m¨¢s recientes franceses Le Cl¨¦zio y Modiano (2008 y 2014, respectivamente), con el austriaco afincado en Francia Peter Handke (2019) y con Ernaux.
¡°No he hecho m¨¢s que seguir el rastro maravillosamente trazado por mi abuelo y por Andr¨¦ Gide y otros¡±, dijo Gallimard (Par¨ªs, 75 a?os) durante una conversaci¨®n de una hora y media con periodistas europeos. Cuando se le pidi¨® que precisase cu¨¢l era el rastro que su abuelo y Gide, pieza maestra en las primeras d¨¦cadas de Gallimard y Nobel en 1947, el anfitri¨®n respondi¨®: ¡°No hacen falta mil discursos: la literatura est¨¢ por encima de todo y est¨¢ en todo¡±.
La ¡°literatura por encima de todo¡± significa, tambi¨¦n, que se sit¨²a por encima de la pol¨ªtica. Es un debate recurrente con autores que han intervenido en el debate p¨²blico, que han ejercido el papel ¡ªmuy franc¨¦s¡ª del intelectual. En Gallimard hay tradici¨®n. Publicaron a C¨¦line, prosista genial y antisemita abyecto y filonazi. Fue la casa de Sartre, figura capital de la literatura y la filosof¨ªa del siglo XX mientras justificaba a reg¨ªmenes comunistas totalitarios. El Nobel a Handke provoc¨® protestas por sus libros en defensa de Serbia durante las guerras de los Balcanes y su proximidad con Slobodan Milosevic, el presidente serbio juzgado por cr¨ªmenes de guerra, cr¨ªmenes contra la humanidad y genocidio.
Ernaux sigue la tradici¨®n sartriana de intelectual comprometida con la izquierda y, como a Sartre, se le han reprochado sus posiciones p¨²blicas, al justificar por ejemplo la violencia de los chalecos amarillos o apoyar campa?as de boicot a Israel. ¡°La pol¨ªtica deb¨ªa entenderse a trav¨¦s del prisma de la literatura¡±, defiende Gallimard. ¡°No publicamos a pol¨ªticos, publicamos a escritores susceptibles de hace pol¨ªtica. Hay editoriales comprometidas pol¨ªticamente. No es nuestro caso, pues publicamos a autores tanto de derechas como de izquierdas. Publicamos a Annie Ernaux, mujer de izquierdas, no porque sea una feminista, sino porque es una gran escritora, porque creemos en su literatura¡±.
El impacto del premio a Ernaux, dentro y fuera de Francia, confirma en todo caso la vitalidad de las letras francesas: ning¨²n otro pa¨ªs tiene tantos Nobel de literatura y, en los a?os recientes, la tendencia se ha reforzado. ¡°Pienso que est¨¢ en un gran momento, la literatura francesa¡±, dice la escritora espa?ola Milena Busquets, autora entre otros libros de Tambi¨¦n esto pasar¨¢ (Anagrama) y reconocida franc¨®fila. ¡°Estamos en el siglo del individualismo y hay unos cuantos individuos... Aunque hubiese uno, como Javier Mar¨ªas en Espa?a, ya ser¨ªa suficiente, pero en Francia no es que haya un Javier Mar¨ªas, es que hay cuatro o cinco personas que son realmente importantes y que est¨¢n construyendo una obra ¨²nica, personal y muy reconocible.¡± Busquets cita a Houellebecq, Carr¨¨re, Am¨¦lie Nothomb y a Annie Ernaux.
Pierre Assouline, cr¨ªtico literario, autor de novelas como Regreso a Sefarad (editorial Navona, en espa?ol) y miembro del jurado del premio Goncourt, es cauto ante la hip¨®tesis de que la literatura de este pa¨ªs viva una nueva edad dorada. ¡°No tenemos suficiente distancia para saberlo: en la ¨¦poca de Camus y Sartre no se dec¨ªa que aquella ¨¦poca era fant¨¢stica¡±, dice Assouline, aunque tambi¨¦n rechaza los discursos pesimistas. ¡°Hay acad¨¦micos y periodistas que dicen: ¡®Esta ¨¦poca es triste y est¨¦ril para la literatura francesa¡¯. Son personas que creen en el declive, no solo de la literatura, sino de toda Francia¡±. En su opini¨®n, es pronto para evaluar el momento con perspectiva.
Assouline, como Busquets con sus libros traducidos al franc¨¦s, es un autor de Gallimard. En Francia es dif¨ªcil encontrar un nombre relevante en la llamada literatura de calidad que no se publique o en Gallimard o en alguna de las editoriales del grupo Madrigall (adem¨¢s de Gallimard, Flammarion, P.O.L., Mercure de France, Casterman, J¡¯ai Lu, entre otras). Todos los autores citados en este texto ¨CHouellebecq y Carr¨¨re tambi¨¦n¨C pertenecen a editoriales de Madrigall. Antoine Gallimard se bate contra las ambiciones de concentraci¨®n editorial en el sector por parte del magnate Vincent Bollor¨¦ y el grupo Vivendi, ahora bajo la lupa de las autoridades de la competencia en Bruselas. Pero en el terreno de la literatura m¨¢s literaria es ¨¦l quien tiene el monopolio, o casi.
¡°Ya me gustar¨ªa¡±, sonr¨ªe el editor. Y se pone serio: ¡°No, no. Mi preocupaci¨®n es hacer siempre como si la casa empezase siempre de nuevo¡±. Y afirma: ¡°Somos una peque?a editorial. Lo reivindico. Somos hijos de artesanos, vendemos libros¡±. Afirma Gallimard: ¡°No somos solo el Louvre de la edici¨®n, me gustar¨ªa ser tambi¨¦n una joven galer¨ªa contempor¨¢nea: Para m¨ª es importante ser el primero en descubrir un talento nuevo¡±. Y cita a la escritora venezolana Karina Sainz Borgo. En otro momento de la conversaci¨®n, lamentar¨¢ que Javier Mar¨ªas no hubiese obtenido el Nobel antes de morir.
Desde que tom¨® las riendas de Gallimard, en 1988, han pasado por sus manos, y las de sus editores y lectores, decenas de miles de manuscritos. Hoy son unos 7.000 al a?o. ?Qu¨¦ dicen de nuestra ¨¦poca? ¡°Muchos son muy autocentrados. Hablan de los humores, de la soledad, del amor enga?ado, de la desesperaci¨®n, del sentimiento de p¨¦rdida y de no ser amado, el miedo, el miedo al otro, a no tener ¨¦xito, a tener una vida fracasada. Hace 30 a?os hab¨ªa m¨¢s relatos, era m¨¢s novelesco. Se hablaba m¨¢s de la relaci¨®n social, aunque ahora la relaci¨®n social es m¨¢s violento, pero se dice menos, salvo en el caso de Annie...¡±
?Y despu¨¦s de Annie, qui¨¦n? Porque nadie duda de que habr¨¢ m¨¢s. ?Cu¨¢l ser¨¢ el Nobel n¨²mero 45? ¡°Soy un poco supersticioso¡±, responde Gallimard. ¡°Aunque tuviese uno, no se lo podr¨ªa decir, por superstici¨®n¡±.