Jos¨¦ Manuel Fajardo: ¡°El mal social se nutre de la gente corriente¡±
El escritor afincado en Lisboa vuelve con una novela breve que desgrana el proceso que lleva a las personas a sacar lo peor de ellos mismos
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Lleva escribiendo desde los ocho a?os. Quiz¨¢ por eso Jos¨¦ Manuel Fajardo (Granada, 65 a?os) ha llegado siempre demasiado pronto a casi todo. Escrib¨ªa novelas hist¨®ricas como Carta del fin del mundo (1996) antes de que el g¨¦nero viviera el bum de los ¨²ltimos a?os. Con Una belleza convulsa (2001), sobre el secuestro de un periodista a manos de ETA, se adelant¨® 15 a?os al fen¨®meno que supuso Patria, de Fernando Aramburu. ¡°As¨ª me va¡±, bromea el escritor, que ha publicado una novela breve en la que une dos ciudades y dos tiempos distintos a trav¨¦s de la fina l¨ªnea del odio. El libro, editado por el Fondo de Cultura Econ¨®mica, se llama precisamente as¨ª: Odio. Granadino de nacimiento aunque criado desde los cuatro a?os en Madrid. Fajardo ha vivido en el Pa¨ªs Vasco, donde escrib¨ªa de terrorismo en El Mundo, hasta que la presi¨®n del entorno de ETA le hizo tomar la decisi¨®n de salir de Espa?a. ¡°Apliqu¨¦ la t¨¦cnica del yudo: utilizar la energ¨ªa del enemigo contra ¨¦l. Estaba agobiado y enfurecido. As¨ª que un d¨ªa me dije que ten¨ªa que pensar en mi carrera de escritor, y decid¨ª hacer lo que siempre hab¨ªa so?ado: irme a Par¨ªs a vivir como escritor¡±. Recuerda. Diez a?os despu¨¦s se mud¨® a Lisboa, donde vive desde hace doce.
Pregunta. Llevaba diez a?os sin publicar. Pero ?cu¨¢nto tiempo llevaba sin escribir?
Respuesta. He estado cinco sin escribir ficci¨®n. Tuve un frenazo inesperado, porque, despu¨¦s de publicar mi anterior novela, Mi nombre es Jamaica, en 2010, cerr¨¦ en cierto modo un ciclo de escritura que hab¨ªa durado 20 a?os, con libros muy distintos pero que daban vueltas a las mismas ideas y preocupaciones, y me encontr¨¦ en busca de un territorio nuevo. Pens¨¦ que sobre esos aspectos de la extra?a construcci¨®n de Espa?a a trav¨¦s de amputarnos miembros de la sociedad, a fuerza de exilios, abandonos y persecuciones, ya hab¨ªa dicho todo lo que ten¨ªa que decir. Y me cost¨® un tiempo encontrar un nuevo territorio.
P. ?Lleg¨® demasiado pronto a la novela hist¨®rica?
R. En realidad yo nunca he tenido voluntad de escribir novela hist¨®rica, yo escribo historias que ocurren en determinado momento hist¨®rico. A m¨ª la literatura me gusta como descubrimiento, me gusta escribir desde donde no s¨¦ si soy capaz de hacerlo. Cuando ya s¨¦ que puedo escribir desde un cierto punto ya no quiero seguir ah¨ª, quiero descubrir nuevos territorios de escritura. Eso para m¨ª hace que la literatura siga siendo divertida y una fuente de conocimiento.
P. Da la sensaci¨®n de que Odio est¨¢ escrito de un tir¨®n, igual que se lee. ?C¨®mo fue el proceso?
R. Me encanta que d¨¦ esa sensaci¨®n, porque es completamente falsa. La novela est¨¢ escrita a lo largo de cinco a?os. Muy despacio, porque me cost¨® mucho dar con la estructura. Hay una parte que transcurre en el Londres de finales del siglo XIX, pero yo no quer¨ªa escribir una novela m¨¢s sobre el Londres victoriano. Me romp¨ª mucho la cabeza hasta que me di cuenta de que la intenci¨®n fundamental era escribir sobre el odio en ¨¦pocas distintas. Cuando comprend¨ª que esa era la estructura que deb¨ªa tener el libro, fue cuando ya di con la forma de escribirlo. Y eso me ha costado tiempo.
P. Todo empez¨® con un cuento, ?verdad?
R. El origen es un cuento que escrib¨ª a petici¨®n de Fernando Marias, que era un buen amigo. A ¨¦l le gust¨® mucho, pero me dijo que ah¨ª hab¨ªa una novela, y que yo ten¨ªa que escribirla. As¨ª que disciplinadamente me puse a darle la vuelta a esa tortilla. Quer¨ªa entrar en la ¨¦poca del Londres victoriano y enfrentarla como en un juego de espejos al Par¨ªs del presente, para relatar c¨®mo nuestro lado oscuro se manifiesta a lo largo del tiempo. Porque el odio de hoy no es una novedad. Es un odio viejo, que viene de muy atr¨¢s, y para poder entenderlo me pareci¨® una buena idea presentarlo as¨ª.

P. Dice que quer¨ªa escribir un libro que fuera como un directo a la mand¨ªbula. ?Lo ha conseguido?
R. Lo que buscaba era divertirme mucho escribi¨¦ndolo. Mi idea era hacer una de esas novelas cortas que a m¨ª me encantan. Yo soy devoto de Pedro P¨¢ramo o La balada del caf¨¦ triste o Bartleby, el escribiente, libros que son como diamantes, peque?os, brillantes, tallados y duros. Espero haberlo logrado, pero eso lo tiene que decir el lector. Quer¨ªa que fuera un libro de impacto y para eso ten¨ªa que ser breve.
P. Ninguno de los dos protagonistas son personas especialmente desgraciadas, ?por qu¨¦ los ha escogido?
R. Porque el mal social se nutre de la gente corriente. Cuando una sociedad se desquicia, no lo hace por los desesperados. Estos viven en la marginalidad y su resentimiento y odio pueden hacer ruido, pero raramente perturban el orden social, o pueden hundir la sociedad en un abismo. Esto sucede cuando las personas que no est¨¢n desesperadas se psicopatizan, cuando se dejan llevar por miedos m¨¢s fantasmales que reales y empiezan a temer que van a perder lo que tienen o lo que no han llegado a tener y creen que ya no van a conseguir. Empiezan a sentirse frustrados en sus deseos y a considerar que la violencia est¨¢ legitimada como herramienta. Entonces esas personas normales, que no han sido v¨ªctimas de grandes afrentas, empiezan a comportarse como marginados, a convertirse en seres furibundos y a odiar a quienes son m¨¢s d¨¦biles que ellos. Cuando encuentran esa espita para dar salida a su odio es cuando una sociedad se desmorona. Es lo que pas¨® con los fascismos del siglo XX y es un poco lo que est¨¢ ocurriendo en el mundo de hoy. El libro nace por mi preocupaci¨®n por este auge de la irracionalidad, el odio y la violencia que est¨¢ tocando a ese tipo de personas a las que en realidad no les est¨¢ pasando nada, pero viven, gritan, se enfurecen y odian como si de verdad les estuviera pasando algo.
Me preocupa este auge de la violencia que est¨¢ tocando a ese tipo de personas a las que en realidad no les est¨¢ pasando nada, pero se enfurecen y odian como si de verdad les estuviera pasando algo
P. ?Cu¨¢l es el germen del odio?
R. El odio es muchas veces heredado. En la novela los padres de los protagonistas son dos mis¨®ginos y estos tambi¨¦n lo son. En gran medida de lo que hablo es del odio al otro, al que no tiene tu color de piel, al que no tiene tu religi¨®n, no tiene tu estatus social o no es de tu pa¨ªs, es decir, el que es distinto. Y el primer otro que todos encontramos es el otro sexo. La primera otredad. Seg¨²n un informe de la ONU de 2019, m¨¢s del 90% de los homicidios en el mundo los cometen hombres. C¨®mo no va a existir la violencia de g¨¦nero. La violencia tiene g¨¦nero, y es esencialmente masculina. La misoginia es la primera escuela del odio al otro, y despu¨¦s ya puede convertirse en odio racista, xen¨®fobo...
El primer otro que todos encontramos es el otro sexo. La misoginia es la primera escuela del odio al otro, y despu¨¦s ya puede convertirse en odio racista, xen¨®fobo...
P. ?Se ha dado cuenta de que dedica muchas m¨¢s palabras a describir la fealdad y la miseria que la belleza?
R. En este libro es inevitable porque estoy hablando de la fealdad humana. La descripci¨®n es un agente activo de la narraci¨®n, para m¨ª. En estos lugares de la novela la descripci¨®n juega como espejo del alma de los personajes, esa fealdad que los rodea es el reflejo de lo que est¨¢ creciendo dentro de ellos. Yo creo que, al igual que la belleza puede ser sanadora, si vives rodeado de fealdad, si comes en unos platos de pl¨¢stico y vives rodeado de mugre, si todo a tu alrededor es tosco, eso enferma, eso hace que te vuelvas miserable.
P. ?C¨®mo ve Espa?a cuando vuelve a su pa¨ªs?
R. Encuentro un pa¨ªs que me fascina y del que no me s¨¦ desentender. Yo creo que para mi salud espiritual y mental es bueno que viva fuera de Espa?a, porque me desespera a veces tanto que, si viviera inmerso en la sopa nacional, acabar¨ªa de los nervios de nuevo y no tengo ganas. Me da pena, porque yo luch¨¦ de joven por la democracia. Es una tristeza ver c¨®mo ahora vuelven los discursos franquistas despu¨¦s de habernos librado de toda esa pobreza de esp¨ªritu, porque esa dictadura, adem¨¢s de terrible, era mediocre, gris, sucia, con una moral infame. Me vuelve loco pensar que todo esto pueda volver.
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