Lawrence Ferlinghetti: el ¨²ltimo ¡®beat¡¯ y la poes¨ªa de las bombas nucleares
Se reedita en Espa?a ¡®Un parque de atracciones de la mente¡¯, uno de los poemarios m¨¢s vendidos de la historia, escrito por el cofundador de la m¨ªtica librer¨ªa City Lights en San Francisco
En 1958 cayeron dos bombas nucleares sobre Estados Unidos. Ninguna explot¨®, claro est¨¢. Una, de 3.500 kilos, se perdi¨® en la desembocadura del r¨ªo Savannah, Georgia, y no volvi¨® a aparecer. Otra, modelo Mark 6, cay¨® en Carolina del Sur: el n¨²cleo at¨®mico estaba desactivado, pero estallaron las tres toneladas de dinamita, dejando un cr¨¢ter de 21 metros de di¨¢metro y 11 de profundidad. A 200 metros se encontraban las dos hijas de la familia Gregg, que resultaron ilesas (aunque murieron todas las gallinas de su granja). Era una ¨¦poca en la que las pruebas nucleares eran frecuentes, y tambi¨¦n los accidentes.
Lo relata el poeta y traductor Antonio R¨®mar en el pr¨®logo de Un parque de atracciones de la mente (A Coney Island of the Mind, en su versi¨®n original, porque Coney Island es un legendario parque de atracciones al sur de Brooklyn, Nueva York, vintage, si lo vemos desde ahora). El libro fue escrito aquel a?o, 1958, y lo reedita ahora en Espa?a la editorial Ya lo dijo Casimiro Parker. Solo exist¨ªa una versi¨®n espa?ola anterior, publicada por Hiperi¨®n en 1981. Su autor, el estadounidense Lawrence Ferlinghetti (1919-2021), pensaba mucho en bombas nucleares, y lo dejaba escrito en sus versos. No era para menos. Ahora seguimos pensando en ellas, las bombas, pero quiz¨¢s no lo suficiente.
Ferlinghetti conoc¨ªa de primera mano el poder de destrucci¨®n del arsenal nuclear. Despu¨¦s de haber participado en el desembarco de Normand¨ªa (¡°con un bote de remos que volc¨®¡±, seg¨²n cuenta en un verso del poema Autobiograf¨ªa), hecho decisivo en la Segunda Guerra Mundial, viaj¨® con la marina estadounidense a Nagasaki algunos d¨ªas despu¨¦s de la explosi¨®n nuclear de la bomba de plutonio Fat Man que arras¨® la ciudad y mat¨® al menos a 40.000 civiles en un instante. Aquella visi¨®n le devast¨®. Desde aquel momento pens¨® que la ciudadan¨ªa no estaba lo suficientemente informada sobre lo que significa un ataque nuclear y dedic¨® su vida, adem¨¢s de a la literatura, al activismo pol¨ªtico y pacifista (y anarquista). La bomba aparece en varios poemas de Un parque de atracciones de la mente (perteneciente a la trilog¨ªa fundamental de la generaci¨®n beat, junto con la novela En la carretera de Jack Kerouac y el poema Aullido de Allen Ginsberg), pero seguir¨¢ presente en algunas de sus siguientes obras, porque el miedo a la bomba fue un fuerte vector cultural durante toda la Guerra Fr¨ªa.
Uno de los poemarios m¨¢s vendidos de la historia
Un parque de atracciones de la mente, su segundo libro, fue, por lo dem¨¢s, un bombazo, y se calcula que hay un mill¨®n de copias circulando, convirti¨¦ndose en uno de los poemarios m¨¢s vendidos de la historia de la literatura y en un cl¨¢sico contempor¨¢neo. ¡°Ferlinghetti y los beatniks son los que abren la veda de la cr¨ªtica a la hipocres¨ªa estadounidense¡±, dice R¨®mar, tambi¨¦n traductor del poemario, ¡°quiz¨¢s lo que dicen nos suene m¨¢s normal ahora, pero era impensable en aquella ¨¦poca¡±. Eran los a?os cincuenta estadounidenses: urbanizaciones apacibles, con mujer ama de casa y se?or con sombrero que llega al atardecer de la oficina, perro, jard¨ªn, ni?os que van al colegio en bicicleta, electrodom¨¦sticos y una botella de licor escondida en la cocina.
¡°Algunos, como Ferlinghetti, regresan de la guerra y ven que no es todo como se lo cuentan y lo dicen sin pelos en la lengua¡±, dice R¨®mar, ¡°la generaci¨®n beat supuso un revulsivo que inspir¨® los movimientos contraculturales de los a?os sesenta y todas las contraculturas que siguieron hasta hoy¡±. Tras Nagasaki, Ferlinghetti estudi¨® en Europa y comenz¨® a cogerle el gusto a Espa?a y a sus pintores, otra de las pasiones del poeta, a la que le dedica no pocos versos. De hecho, el primero del poemario ya cita a Goya y en adelante aparece Sorolla, otra de sus grandes influencias. Volver¨ªa a Espa?a en varias ocasiones, por ejemplo, en 1991, cuando visit¨® el Prado y el caf¨¦ Gij¨®n, conoci¨® al cineasta Bigas Luna y habl¨® en la Universidad Complutense. ¡°La publicaci¨®n de Un parque de atracciones de la mente fue una bomba at¨®mica para nuestra generaci¨®n¡±, cont¨® el a?o pasado a este peri¨®dico, rememorando aquella visita, Eduardo Su¨¢rez-Galb¨¢n, de 82 a?os, nacido en Nueva York, que vivi¨® de cerca aquel movimiento beat.
Desde un punto de vista meramente literario, Un parque de atracciones de la mente se divide en tres partes. En la primera se encuentran poemas que destacan por la cuidada disposici¨®n, zigzagueante, de los versos en la p¨¢gina, una preocupaci¨®n que conecta con la vocaci¨®n pict¨®rica del autor. La segunda se dedica a poemas ideados para recitar acompa?ados de m¨²sica de jazz, que era la vanguardia de la ¨¦poca y que enloquec¨ªa a los beatniks (sobre todo el be bop). Y la tercera recupera algunas creaciones de su primer libro, Retratos de un mundo perdido, publicado en 1955, donde hay algunos retazos de su aventura europea.
Y tres facetas destaca Antonio R¨®mar de la po¨¦tica de Ferlinghetti: ¡°Primero, es un poeta muy pol¨ªtico. Segundo, tiene una l¨ªnea muy whitmaniana de canto a la naturaleza, a la belleza, casi de est¨¦tica oriental, de peque?o instante po¨¦tico. Y tercero, tiene mucho humor, juegos de palabra, iron¨ªas, que quiz¨¢s no se ven en otros compa?eros de generaci¨®n. Esta es la parte m¨¢s dif¨ªcil de la traducci¨®n¡±. Ese juego, ese aspecto l¨²dico de la poes¨ªa, es, tal vez, al que hace alusi¨®n el parque de atracciones del t¨ªtulo. El traductor ya hab¨ªa preparado anteriormente, en 2016, una antolog¨ªa general de la poes¨ªa de Ferlinghetti para la editorial Salto de P¨¢gina, titulada El pulso de la luz.
Ferlinghetti, adem¨¢s, era un poeta eminentemente oral (aquellas lecturas p¨²blicas con jazz), de modo que tiene un profundo sentido del ritmo. ¡°Aunque parezca un verso libre, en muchas ocasiones hay m¨¦tricas cl¨¢sicas ocultas, que es algo que he tratado de replicar en la traducci¨®n al espa?ol¡±, relata el traductor. Lo que nos ense?a que para rebelarse contra lo acad¨¦mico, es preciso conocerlo: las otras rebeliones son de papel.
Renacen las luces de San Francisco
A su llegada a San Francisco, en 1953, despu¨¦s de su periplo por la vieja Europa, fund¨® la legendaria librer¨ªa-editorial City Lights, junto con Peter D. Martin, objeto de esc¨¢ndalo por la publicaci¨®n del Aullido de Ginsberg, acusado de pornogr¨¢fico y drogadicto. Ferlinghetti acab¨® en los tribunales, gan¨® y sent¨® jurisprudencia sobre la libertad de expresi¨®n con gran repercusi¨®n medi¨¢tica. Adem¨¢s, el lugar fue epicentro de la movida beatnik y del llamado Renacimiento de San Francisco, y sigue siendo lugar de peregrinaci¨®n para los afines al asunto.
¡°En su librer¨ªa, Ferlinghetti adelanta muchos elementos que ahora vemos normales: un espacio que abre hasta tarde, que tiene butacas para estar y leer y no solo es para comprar, que es un lugar de encuentro¡±, afirma R¨®mar. ¡°Adem¨¢s quiere bajar la poes¨ªa de los p¨²lpitos, as¨ª que empieza a editar poemarios no como algo elitista de tapa dura y letras doradas, sino en ediciones muy baratas, de pocos d¨®lares, para llevar la poes¨ªa siempre encima¡±. Ferlinghetti, el ¨²ltimo de los poetas beat, falleci¨® el 22 de febrero de 2021, contando 101 a?os de edad: tambi¨¦n se llev¨® la poes¨ªa encima. Y sin ver otra explosi¨®n nuclear. ¡°El mundo es un lugar hermoso / donde nacer / si no te importa que alguna gente muera / todo el rato¡±, dej¨® escrito.
Babelia
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