Rodrigo Cort¨¦s: ¡°Hollywood tiene alma de gasolinera¡±
El cineasta y escritor perfila en ¡®Verbolario¡¯ un diccionario po¨¦tico particular, y combina su carrera cinematogr¨¢fica con la literatura
Para el cine, Hitchcock; para la literatura, Quevedo, Valle-Incl¨¢n, Cunqueiro o alg¨²n que otro eco de quienes escrib¨ªan en La Codorniz, o una figura como Edgar Neville, con la que entronca en los dos palos y m¨¢s... Rodrigo Cort¨¦s (Pazos Hermos, Ourense, 49 a?os) es una exuberante rareza dentro de la creaci¨®n en Espa?a. Quiso ser pintor, estudi¨® para m¨²sico, despert¨® muy pronto en ¨¦l un talento literario y, como no quer¨ªa renunciar a nada de eso, se convirti¨® en director de cine. Crea pel¨ªculas que necesiten mirada atenta m¨¢s que ser contadas y libros que no puedan adaptarse a la pantalla. Entre las primeras, ¨¦xitos como Buried, Red Lights, con Robert de Niro, o El amor en su lugar. De sus libros, un ¨¦xito como Los a?os extraordinarios y ahora Verbolario (ambos en Random), que publica peri¨®dicamente en Abc, su diccionario po¨¦tico personal, tallado a base de definiciones bellas y audaces con retru¨¦cano.
Pregunta. ?Es su Verbolario un combate de boxeo a base de guante blanco con las palabras?
Respuesta: S¨ª, una manera de arrancarles una confesi¨®n, ponerles un flexo en la cara y exigirles que digan lo que significan de verdad, no en teor¨ªa.
P. ?Una enmienda a los diccionarios?
R. Una enmienda con gran respeto a los lexic¨®grafos porque alguien tiene que construir el jarr¨®n para que luego llegue el ni?o y lo rompa. Las palabras mutan, se comprimen, incluso cambian de significado con frecuencia; es parte de su naturaleza.
P. Es usted un coco.
R. ?De los que vienen a asustar? No s¨¦ c¨®mo tom¨¢rmelo¡
P. De los que piensan¡ Aunque si vemos sus inicios en el cine con Buried, tambi¨¦n asustaba.
R. A m¨ª me gusta despistar. En aquella pel¨ªcula uno pod¨ªa imaginar que trata de la historia de un contratista enterrado en una guerra que no era la suya, pero para m¨ª cuenta c¨®mo alguien intenta cambiar de compa?¨ªa telef¨®nica.
P. ?Como La cabina, de Mercero, pero bajo tierra?
R. Eso es. La fuerza de una premisa abstracta suele ser m¨¢s perdurable, mientras que el acercamiento pretendidamente social a las cosas suele ser fungible. Me interesa mucho la fuerza aleg¨®rica de las historias con tal de que no la busquemos.
P. Ve como es usted un coco.
R. Bah¡
P. Coco no viene definido en su Verbolario. Cine tampoco.
R. La defin¨ª el otro d¨ªa para que me dejen en paz. Algo as¨ª como: sortilegio tejido de asombro y espanto.
P. Buena¡
R. Yo me siento a definir palabras y me vale cualquiera. No pertenecen a mi universo concreto. Me sent¨¦ en una habitaci¨®n y empec¨¦ a mirar. Cuando se me acab¨® aquello, me cambi¨¦ a otra. 2.500 definiciones despu¨¦s, te desnudas de muchas maneras.
P. Tampoco viene Rodrigo.
R. No, por varias razones. La primera porque es un diccionario y no una enciclopedia. Me impongo reglas estrictas y no me las salto.
P. ?Se las impone o no se atreve a definirse?
R. S¨ª, me podr¨ªa definir. Me llevar¨ªa un rato, pero¡
P. Por ejemplo, aparte de coco¡
R. Persona sobrante.
P. Cort¨¦s, tampoco viene. Y su apellido sirve para jugar con cosas.
R. Viene cortes¨ªa. Leemos: compostura natural entre quienes a¨²n est¨¢n explorando sus puntos d¨¦biles. Jeje¡
P. ?De qu¨¦ se acaba de dar cuenta? ?De qu¨¦ lo clava a usted?
R. No demos balas al enemigo.
P. La gracia de su libro es que puede ir abri¨¦ndolo al azar y sonriendo.
R. Creo que es una de ellas, un buen candidato a acabar ocupando un lugar en el cuarto de ba?o, que no es mal lugar. Puedes empezar as¨ª, pero espero que cada uno acabe yendo a la A. Aunque parezca dif¨ªcil de creer, hay una m¨²sica que funciona de la A a la Z y que, no dir¨¦ que se equipara a una sinfon¨ªa, pero s¨ª a una canci¨®n larga con sus propios tempos.
P. ?O sea, que la m¨²sica le sirve para estructurar su trabajo?
R. Me sirve para todo. Cuando monto mis pel¨ªculas lo hago desde presupuestos musicales, con vocabulario musical. Por la percusi¨®n interna, el ritmo interno, para m¨ª esa importancia es fundamental.
P. ?Qu¨¦ le quita m¨¢s el sue?o? ?Las palabras o las im¨¢genes?
R. Amo ambos lenguajes y no los confundo. El cinematogr¨¢fico es conciso, econ¨®mico, cada elemento cuenta. Idealmente, vale para tres cosas: definir un personaje, hacer avanzar la acci¨®n y resultar interesante en t¨¦rminos cin¨¦ticos. En cambio, la literatura es el terreno de la resonancia y la reflexi¨®n, de la evocaci¨®n. No los confundo.
P. ?Son incompatibles?
R. La alta literatura es muy dif¨ªcilmente trasladable al cine, comparten pocas cosas. La literatura adaptable al cine es la de la trama y en la buena literatura, la trama, muchas veces, no es ni de lejos lo m¨¢s importante. Hitchcock hac¨ªa grand¨ªsimas pel¨ªculas con libros mediocres en los que detectaba premisas a partir de las cuales explorar verdadero cine.
P. ?Le resulta dif¨ªcil recordar una gran novela adaptada al cine?
R. No vierten bien. Despu¨¦s de pensar mucho, encontrar¨ªamos alguna excepci¨®n, pero de buenas a primeras, no nos sale.
P. ?Cometer¨¢ el pecado de adaptar sus novelas al cine?
R. Los a?os extraordinarios es dif¨ªcilmente adaptable. No te sientas a escribir una novela o un guion, no son materiales trasladables.
P. Tambi¨¦n pinta.
R. Cuando los profesores empezaron a escribir en las notas que dibujaba bien, decid¨ª que ser¨ªa pintor, luego m¨²sico cuando estudi¨¦ piano y despu¨¦s escritor¡ Me acab¨¦ dedicando al cine porque resume las tres.
P. ?C¨®mo es Hollywood? ?Una quimera o una realidad?
R. Se replican las mismas mediocridades que en cualquier parte, pero exacerbadas. Somos iguales en cualquier lugar. Hollywood solo es Hollywood desde fuera de Hollywood. Es una sucesi¨®n de reuniones. Un lugar que huele mucho a decorado y tiene el alma de una gasolinera, donde todo el mundo te dice que eres el elegido y al salir del despacho te encuentras a otro y a otro elegido.
P. ?Y Madrid?
R. Yo soy gallego de Salamanca. Tengo la doble nacionalidad, como Torrente¡ Supongo que habr¨¢ que aclarar: Torrente Ballester, no el otro. Madrid es una ciudad con una vibraci¨®n especial, no necesariamente c¨®moda, pero es un lugar donde solo importa qu¨¦ haces y qu¨¦ tal lo haces. Eso lo aprecio, aunque a veces parezca un sumidero donde venimos todos a desaguar, pero lo respeto. A Madrid vienes a que te dejen en paz.
P. ?Por qu¨¦ hay que ser de un sitio?
R. Ya, ?por qu¨¦? Aqu¨ª, ni los gatos creen que el Retiro es suyo.
P. El Retiro es un poco de Max Estrella y de Valle-Incl¨¢n, reyes del esperpento que tanto le gusta.
R. Es que somos esperpento, ?no? Exagerar las cosas permite verlas. Yo no me siento a deformar. A darme libertad sin hacer c¨¢lculos. Si algo no s¨¦ hacer creativamente es protegerme.
Babelia
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