Muere a los 51 a?os el escritor Alexis Ravelo, gran referente de la novela negra espa?ola
El autor canario ha fallecido de un ataque al coraz¨®n. Due?o de una obra esencial dentro del g¨¦nero, su carrera literaria y su pasi¨®n por los libros han encontrado un abrupto final
Una vida pegada a los libros se ha apagado demasiado pronto este lunes. Alexis Ravelo ha fallecido a los 51 a?os v¨ªctima de un ataque al coraz¨®n. El escritor canario era uno de los grandes valores de la novela negra en espa?ol. Cada libro, desde La estrategia del pequin¨¦s, con el que gan¨® el Dashiell Hammett de la Semana Negra de Gij¨®n en 2014, hasta el ¨²ltimo, Los nombres prestados, premio Caf¨¦ de Gij¨®n 2022, era un nuevo reto literario, una forma distinta de romper los m¨¢rgenes de un g¨¦nero que muchas veces se conforma con demasiado poco y otras tantas se copia hasta el aburrimiento. Con Alexis Ravelo eso no pasaba nunca, no era su terreno de juego, no era su forma de entender los libros, tampoco la vida.
Nacido en Las Palmas de Gran Canaria en agosto de 1971, su existencia corri¨® paralela a la literatura desde antes incluso de su concepci¨®n. Su padre, cambista de bolsilibros casa por casa, conoci¨® a su madre mientras trabajaba. Pocos a?os despu¨¦s, la materia que daba de comer a la familia se convirti¨® en la droga del ni?o Alexis, que devoraba aquella literatura popular firmada por hombres con rimbombantes seud¨®nimos anglosajones. ¡°En mi casa hab¨ªa pocos libros, una Biblia y bolsilibros. Otros presumen de la biblioteca del padre, pero ese fue mi primer contacto con la literatura¡±, contaba a este diario en una entrevista con motivo de la publicaci¨®n de La otra vida de Ned Blackbird (Siruela), una de sus excursiones fuera del g¨¦nero negro. Los milagros prohibidos (2017), un relato ambientado en la represi¨®n franquista en la isla de La Palma, la Semana Roja de julio de 1936, es otro ejemplo de un autor que tambi¨¦n cultiv¨® la dramaturgia y la literatura juvenil.
Lector impenitente de gustos exquisitos, cr¨ªtico de criterio afilado, Ravelo realiz¨® estudios de Filosof¨ªa y desempe?¨® distintos trabajos antes de llegar a la literatura. Pero en 2013 gan¨® el premio Getafe Negro por La ¨²ltima tumba (Edaf) y desde ese momento se convirti¨® en un referente habitual de un g¨¦nero por aquel entonces en expansi¨®n y obnubilado por las modas n¨®rdicas. Esta novela, junto a la ya nombrada La estrategia del pequin¨¦s y Las flores no sangran (las dos en Alrev¨¦s), forman parte de ese ciclo sobre granujas y perdedores, ¡°historias sobre gente sencilla que tiene que hacer golfer¨ªo para salir adelante¡±, seg¨²n sus propias palabras. Antes, desde 2006 hab¨ªa ido publicando la serie de Eladio Monroy, un antiguo marinero metido a detective, que le sirvi¨® como gimnasia literaria y camino de aprendizaje.
¡°Un escritor calvo que naci¨® y a¨²n sobrevive a r¨¦gimen de cervezas y bocadillos de ch¨®ped y que, contra todo pron¨®stico, ocupa un lugar relevante en la narrativa espa?ola actual¡±. As¨ª se defin¨ªa en la solapa de sus libros un autor, una persona, cuya obra y vida no se pueden entender sin el humor. Tampoco sin su compromiso pol¨ªtico. Sus novelas no estaban exentas de escenas violentas, pero sin olvidar el contexto social. ¡°Es tan violenta una agresi¨®n como que alguien est¨¦ buscando comida en un contenedor. Eso es una violencia estructural ejercida por los de siempre¡±, aseguraba. ?l siempre dejaba claro que su mirada amable hacia sus personajes no se hac¨ªa extensible a la sociedad en unas novelas que coqueteaban con las ideas del neopolar de Jean Patrick Manchette, pero con una estructura m¨¢s cl¨¢sica y directa. El franc¨¦s, junto a Friedrich D¨¹rrenmatt, Jim Thompson o Leonardo Sciascia, afloraba en cualquier charla con el autor canario, siempre agradecido con los maestros, a los que a?ad¨ªa del lado espa?ol a Juan Madrid, Francisco Gonz¨¢lez Ledesma, Andreu Mart¨ªn y Jorge Reverte.
Con la idea de contar lo universal desde lo m¨¢s pr¨®ximo, tan cultivada por su admirado Juan Rulfo, las historias de Ravelo ten¨ªan Canarias, y m¨¢s en concreto Las Palmas de Gran Canaria, como escenario. Muy pegado a la vida de su tierra, el autor defendi¨® siempre el uso de la lengua cotidiana en la literatura, uno de los m¨¦ritos que le llevaron a ser incluido en la Academia Canaria de la Lengua.
La literatura y la vida
Su evoluci¨®n le llev¨® a abrir la mirada, a tratar el poder desde otros ¨¢mbitos. Lleg¨® as¨ª Un t¨ªo con una bolsa en la cabeza (Siruela, 2020), un ejercicio de estilo dotado de un ritmo excelente, una narraci¨®n desesperada de un empresario que, con una bolsa en la cabeza y tirado en el suelo despu¨¦s de que lo hubieran asaltado en su casa, trata de entender, antes de que se le agote el ox¨ªgeno, por qu¨¦ va a morir. Antes, con La ceguera del cangrejo (Siruela) hab¨ªa fijado la mirada en las tramas urban¨ªsticas y los intereses creados en Lanzarote contra el hombre que cambi¨® la cara y la concepci¨®n misma de la vida en la isla, el arquitecto C¨¦sar Manrique. La publicaci¨®n el a?o pasado de Los nombres prestados mostraba la progresi¨®n continua de un autor enraizado en el g¨¦nero en su vertiente m¨¢s social, pero que lo abordaba con personajes complejos y puntos de vista arriesgados. ¡°Lo que nos falta es aprender a comprender a los dem¨¢s, sin perdonarlos, porque en eso nos jugamos el no hacer el mal nosotros. Por lo menos tenemos una oportunidad. Al que ha causado dolor le ponemos la etiqueta de monstruo y tratamos de convencernos de que no pertenece a nuestra especie, pero s¨ª¡±, reflexionaba en este diario en marzo de 2022.
Gran dinamizador cultural, lo mismo daba cursos en la c¨¢rcel que colaboraba en la Cadena SER o montaba y dirig¨ªa Aridane Criminal, un festival que llev¨® la novela negra a este rinc¨®n de Canarias. Problemas de salud en 2022 le hab¨ªan llevado a relajar el ritmo, cancelar compromisos y buscar otro encargado del festival para la pr¨®xima edici¨®n.
La novela negra est¨¢ de luto. Hay muchos lectores hu¨¦rfanos, pero tambi¨¦n un buen pu?ado de autores cl¨¢sicos o no que han perdido a su mejor int¨¦rprete. Excelente conversador, profesor casi sin querer de aquellos que lo escuchaban en un festival o en un bar, la mayor¨ªa de las veces primero en un sitio y luego en el otro, Alexis viv¨ªa para la vida, para Thal¨ªa, su pareja, para su huerta, la m¨²sica, los amigos. Y los libros, los que tan bien escribi¨®, los que tan bien ley¨®. Pocas veces alguien tan bueno habr¨¢ escrito sobre algo tan oscuro con tanto acierto.
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