¡°No puedo escuchar sin mis subt¨ªtulos¡±: c¨®mo el texto en pantalla pas¨® del rechazo a la hegemon¨ªa
De la resistencia del gran p¨²blico a ver pel¨ªculas en versi¨®n original, la transcripci¨®n sobreimpresa en la imagen se ha convertido en una herramienta fundamental en el consumo cultural
El salto de fe definitivo lleg¨® en la temporada de premios de 2020. ¡°Una vez superen esa gran barrera que es la pulgada de ancho de los subt¨ªtulos, podr¨¢n disfrutar de pel¨ªculas incre¨ªbles¡±, defendi¨® el ganador de la Palma de Oro en Cannes, el director Bong Joon-ho, al recoger su Globo de Oro a la mejor pel¨ªcula extranjera por Par¨¢sitos. Unas semanas despu¨¦s, el cineasta har¨ªa historia en Hollywood al conseguir que una pel¨ªcula rodada en coreano se hiciese con dos de los premios Oscar m¨¢s codiciados (pel¨ªcula y direcci¨®n, adem¨¢s del de pel¨ªcula extranjera y guion original). La gala que m¨¢s influye en la taquilla cinematogr¨¢fica confirmaba que esa ¡°barrera de ancho¡± en nuestras pantallas hab¨ªa sido oficialmente derribada. Y m¨¢s all¨¢ de certificar el soft power coreano, el poder del subt¨ªtulo se volvi¨® mainstream aquella misma noche, superando el clich¨¦ que lo asociaba a integristas del cine de autor. All¨ª se confirm¨® lo que el texto integrado en nuestras pantallas es hoy en d¨ªa: una herramienta indispensable en el consumo cultural y social.
Here is Bong Joon-ho's acceptance speech for Parasite, winner of Best Motion Picture, Foreign Language at The #GoldenGlobes. pic.twitter.com/5C1vdsS6A4
— NBC Entertainment (@nbc) January 6, 2020
Que los subt¨ªtulos fueran dignos de reinar en los Oscar no pill¨® por sorpresa a los veintea?eros y treinta?eros de nuestro tiempo. Su rutina, b¨¢sicamente, no funciona sin ellos. Desde los clips de noticias silenciadas que miran en los ratos muertos del bus, los reels (v¨ªdeos cortos) de las cuentas que sugiere su algoritmo en redes o las series subtituladas (hasta en su idioma materno) que ven desde su habitaci¨®n a bajo volumen para no molestar a sus familiares o compa?eros de piso. Todo su consumo audiovisual pasa por ellos. Lo saben hasta Google y Apple, que han mejorado su sistema de subtitulaci¨®n, mientras en TikTok e Instagram han perfeccionado la herramienta que permite subtitular nuestros propios clips de audio. No hay escapatoria: el subt¨ªtulo ha pasado del rechazo a una hegemon¨ªa absoluta en el d¨ªa a d¨ªa.
Lo confirm¨® un estudio de 2022 de la app de idiomas Preply, que desvel¨® que siete de cada diez j¨®venes de entre 18 y 25 a?os consumen absolutamente todo subtitulado y cinco de cada diez mileniales solo miran clips si tienen textos integrados. La mitad de ellos, adem¨¢s, acceden a este tipo de contenido en espacios p¨²blicos y fuera de casa. La ubicuidad de la palabra sobreimpresa en pantalla es tan evidente que hasta protagoniza memes, la unidad m¨ªnima de comunicaci¨®n viral que lo empez¨® todo en este nuevo consumo voraz de texto e imagen integrados. Uno de los favoritos de Twitter, por su exitosa reincidencia, es esa met¨¢fora visual en la que se ve a Velma de Scooby Doo buscando sus gafas a tientas en un cuarto oscuro mientras se dice: ¡°Mis subt¨ªtulos, no puedo escuchar sin mis subt¨ªtulos¡¡±. Qui¨¦n no se ha sentido alguna vez como ella.
Right pic.twitter.com/p9JoI3hALI
— Neyo (@BigNeyogems) October 21, 2022
Precariedad y monopolio
?Qui¨¦n se esconde detr¨¢s de esta invasi¨®n? Una legi¨®n de traductores. El trabajo de un subtitulador va m¨¢s all¨¢ de la mera traducci¨®n literal. Para poder encajarlos en pantalla y que el cerebro sea capaz de procesarlos cognitivamente sin tener que releerlos, el subt¨ªtulo debe tener un l¨ªmite de 17 caracteres por l¨ªnea y segundo (este es el tope que aconseja Netflix, aunque lo ideal son 15) y no pueden estar m¨¢s de cinco segundos ni menos de un segundo en pantalla. Los tiempos, adem¨¢s, cambian en funci¨®n del si el contenido es para adultos (se lee m¨¢s r¨¢pido) o infantil (m¨¢s lento). Estrategias que han tenido que adaptarse a una nueva era de productividad del sector nunca vista.
Si hace una d¨¦cada el mercado de los subt¨ªtulos se acotaba b¨¢sicamente a las ediciones caseras de DVD y Blu-Ray, los subt¨ªtulos para sordos en televisi¨®n, las filmotecas y los cines de versi¨®n original o las webs piratas ¡ªfue la ¨¦poca dorada de los fansubs (o subt¨ªtulos de fans), cuando series como Perdidos convirtieron en estrellas de la red a aquellos que colgaban las traducciones a los pocos minutos de la emisi¨®n de la serie en Estados Unidos¡ª, la llegada de las plataformas de streaming ha disparado un negocio que no ha beneficiado a los profesionales del gremio.
¡°Necesitamos un convenio colectivo. No solo han bajado las tarifas de una manera dr¨¢stica y nos impiden hablar o negociar abiertamente de ellas por la ley de competencias, tambi¨¦n se han reducido los plazos de entrega. Ahora nos pueden exigir traducir una pel¨ªcula en apenas tres d¨ªas¡±, cuentan desde la Asociaci¨®n de Traducci¨®n y Adaptaci¨®n Audiovisual de Espa?a (ATRAE).
Seg¨²n explican los profesionales, la irrupci¨®n de tres grandes intermediarios que monopolizan el servicio de subt¨ªtulos para las plataformas ha sido clave en la degradaci¨®n de las condiciones del gremio. ¡°Tienen tarifas fijas no negociables y no son precisamente decentes. Si t¨² no pasas por el aro, ya vendr¨¢ otro que s¨ª. Esto funciona as¨ª. Da igual que hayas empezado a traducir una serie, si el cliente no quiere pagar tu tarifa, le dar¨¢ la serie a otro traductor. Rara vez miran por el bien del producto¡±, lamenta Bego?a Ballester-Olmos, directora de BBO, una agencia boutique que se ha encargado de traducir pel¨ªculas como Alcarr¨¤s, As Bestas o La isla de Bergman y series como Friends. En contraposici¨®n, cuenta, est¨¢ el caso de los clientes finales, ¡°productoras, distribuidoras y agencias de comunicaci¨®n que pagan much¨ªsimo mejor y esto se ve reflejado en la calidad de los subt¨ªtulos. Saben lo importante que es su producto y lo cuidan. Como debe ser¡±, a?ade.
El desembarco de la IA como herramienta de traducci¨®n autom¨¢tica entre estos gigantes intermediarios, as¨ª como la subcontrataci¨®n de traductores amateurs a bajo precio y deslocalizados, est¨¢ llevando a una degradaci¨®n y aplanamiento de la experiencia cognitiva audiovisual. Los profesionales lamentan que casos como el esc¨¢ndalo de la mediocre subtitulaci¨®n de El juego del calamar puedan repetirse con mayor frecuencia. ¡°A veces, la gente cree que no ha conectado con una serie o una pel¨ªcula y puede que no se d¨¦ cuenta, pero en muchas ocasiones ha sido porque la subtitulaci¨®n no estaba bien asesorada¡±, apunta el traductor conocido en Twitter como @Follaldre. Este espa?ol residente en Londres, traductor de pel¨ªculas como La La Land y con m¨¢s de dos d¨¦cadas de experiencia en el sector, denuncia que Deluxe, una de estas agencias intermediarias que monopolizan el negocio y ofrece subt¨ªtulos a plataformas como Netflix, Prime Video o Disney, ¡°est¨¢ ofreciendo tarifas de tres d¨®lares por minuto traducido, unos 60 por episodio de sitcom¡±. Un presupuesto que, seg¨²n aclara, ¡°rechazar¨ªa de base cualquier profesional con experiencia del sector¡±.
De la omnipresencia a la descontextualizaci¨®n
La invasi¨®n del subt¨ªtulo no solo afecta al negocio corporativo o audiovisual. El texto proyectado tambi¨¦n ha asaltado las artes esc¨¦nicas. ¡°En teatro posmoderno lo usa todo el mundo desde hace unos a?os¡±, confirma la dramaturga Cris Blanco, que siente aut¨¦ntica devoci¨®n por romper la cuarta pared con el espectador y en su ¨²ltima obra ha decidido dar un paso m¨¢s all¨¢ frente a esta estandarizaci¨®n del texto proyectado. Aunque no se ha podido ver en las funciones recientes en Conde Duque de Madrid (¡°quiero trabajarlo de forma espec¨ªfica en otra obra¡±, cuenta), cuando present¨® Grandissima Illusione en el festival Grec de 2022 decidi¨® que, en un momento de la representaci¨®n, el subt¨ªtulo de la obra tomase vida y se rebelase frente a lo que acontec¨ªa en el escenario como un ente aut¨®nomo, algo as¨ª como Hal al final de 2001: Una odisea en el espacio, pero de forma mucho m¨¢s absurda y descacharrante. ¡°Me fascinan los apartes del teatro. Me hace much¨ªsima gracia ese momento en el que uno habla al p¨²blico, como desde otra dimensi¨®n, y lo rompe todo. Necesitaba actualizar ese instante m¨¢gico y que el propio subt¨ªtulo dijese: ¡®Estoy harto, no puedo m¨¢s¡¯¡±, a?ade la tambi¨¦n profesora del Institut del Teatre de Barcelona.
Otros que juegan con el texto en pantalla para descontextualizarlo son Cris Celada y Tom¨¢s Castro, integrantes de Leer es Sexy, un proyecto en el que remezclan im¨¢genes de divas pop con discursos filos¨®ficos. En sus clips, como el que desarrollaron en una acci¨®n para el Matadero de Madrid, hacen que Beyonc¨¦ relate (con subt¨ªtulos) un texto de Angela Davis o consiguen que Miley Cyrus explique la habitaci¨®n propia de Virginia Woolf. ¡°Nos gusta confundir, a nosotros nos encantan los subt¨ªtulos como herramienta para darle otro tipo de uso al texto y que obtenga protagonismo¡±, explica Celada, que tambi¨¦n ve ¡°absolutamente todo¡± en versi¨®n subtitulada. Otra m¨¢s, y son legi¨®n, entre los adictos en este nuevo paradigma en el que parece que, como esa Velma del meme persecutorio, ya no somos capaces de escuchar nada sin tener nuestros subt¨ªtulos cerca.
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