Una comedia sobre la guerra de Ucrania: el dramaturgo Alfredo Sanzol esgrime el humor contra la barbarie
El director del Centro Dram¨¢tico Nacional saca a escena a Putin al estilo de Lubitsch en su pel¨ªcula ¡®Ser o no ser¡¯
Cuando Ernst Lubitsch estren¨® en 1942 su divertid¨ªsima pel¨ªcula Ser o no ser, protagonizada por los actores de una compa?¨ªa de teatro de Varsovia que aprovechan sus dotes interpretativas para burlar a los nazis tras la invasi¨®n de Polonia, buena parte de la cr¨ªtica y muchos espectadores la criticaron con furia y calificaron al director de insensible por atreverse a bromear sobre Hitler y los campos de concentraci¨®n en plena Segunda Guerra Mundial. Pero el tiempo pone todo en su sitio y pasados los a?os el filme fue reconocido como una de las mejores s¨¢tiras del nazismo en el cine y ejemplo de que el humor tambi¨¦n es un g¨¦nero v¨¢lido en ¨¦pocas de tragedia. El dramaturgo Alfredo Sanzol, director del Centro Dram¨¢tico Nacional, lanza ahora un ¨®rdago parecido con su nueva obra: una comedia sobre la guerra de Ucrania en plena guerra de Ucrania. Contiene escenas hilarantes en las que el mism¨ªsimo Putin sale en pijama de rayas o diciendo jocosamente cosas como ¡°el planeta entero me ha visto sin camiseta¡± y, adem¨¢s, se estrena en el teatro Valle Incl¨¢n de Madrid este viernes, justo el d¨ªa en que se cumple un a?o desde que empez¨® la ofensiva rusa¨D, dirigida por el propio autor. ?No teme reproches como los que le lanzaron a Lubitsch en su momento? ?Por qu¨¦ se ha metido en este charco? ¡°Porque el humor es la mejor herramienta que conozco contra la violencia y la fantas¨ªa es esencial para poder escapar y a la vez entender la realidad¡±, responde tajante Sanzol en un descanso de los ensayos.
De ah¨ª el t¨ªtulo: Fundamentalmente fantas¨ªas para la resistencia. El argumento se desarrolla en dos planos. Por un lado est¨¢n las conversaciones de los miembros de una compa?¨ªa de teatro de Kiev que utilizan su sala de ensayos como refugio antia¨¦reo y que deciden montar una nueva obra para mantenerse ocupados y unidos durante la guerra. En un segundo plano, los espectadores asisten al proceso de creaci¨®n de esa obra y as¨ª van conociendo la trama: se titula Pin, Pan, Putin y sigue la peripecia de una agrupaci¨®n de m¨²sica barroca espa?ola que es invitada a actuar en el Kremlin y aprovecha la ocasi¨®n para intentar matar a Putin.
Y entonces estalla la comedia: agentes del Centro Nacional de Inteligencia, de la CIA, un gur¨² ruso, una diosa griega con alas y un m¨²sico de Pamplona que es clavadito a Putin y a su vez al ucranio que los interpreta a ambos en Kiev. A estos tres ¨²ltimos (el Putin falso y sus dos dobles) los encarna en una triple pirueta Juan Antonio Lumbreras, acompa?ado de otros nueve actores que entran y salen vertiginosamente de un personaje a otro como en las mejores comedias de enredo. Hay mucho de Lubitsch, pero tambi¨¦n de otros cl¨¢sicos como El gran dictador de Chaplin (estrenado tambi¨¦n durante la Segunda Guerra Mundial) o el Tel¨¦fono rojo, volamos hacia Mosc¨² de Kubrik. E incluso de los di¨¢logos surrealistas de Gila con ¡°el enemigo¡±.
Muchos momentos van a provocar grandes carcajadas entre el p¨²blico, pero la risa no se pretende como ant¨ªdoto fr¨ªvolo para olvidarse de la guerra un rato, sino al contrario: es m¨¢s bien una manera de afrontarla. Por eso la tragedia se entrelaza aqu¨ª constantemente con la comedia. Sirenas, misiles y la angustia por lo que sigue ocurriendo fuera de la sala de ensayos, que de esta manera se convierte en un espacio doblemente protector: es refugio f¨ªsico y psicol¨®gico. ¡°Esta es sobre todo una obra sobre el poder de la ficci¨®n como herramienta para resistir la realidad y entenderla¡±, insiste Sanzol.
El autor recuerda que el texto le naci¨® precisamente de la necesidad de dar respuesta a la conmoci¨®n que le produjo el estallido de un nuevo conflicto b¨¦lico en Europa y asimilar sus consecuencias. La inspiraci¨®n definitiva le lleg¨® al leer en EL PA?S un reportaje sobre la compa?¨ªa ProEnglish Theater de Kiev, que pese las bombas mantiene la actividad en su sala, convertida tambi¨¦n en refugio antia¨¦reo. ¡°Ahora m¨¢s que nunca necesitamos re¨ªrnos para sostenernos. Tenemos la responsabilidad de usar nuestro arte para crear cimientos que sostengan el abatimiento que nos inunda. Que la pena pueda reposar su peso inmenso sobre la alegr¨ªa infinita de crear¡±, dice un personaje de Fundamentalmente fantas¨ªas para la resistencia. Algo que corroboraron precisamente los dos directores de ProEnglish Theatre, Anabell Sotelo y Oleksandr Borovenskiy, en un debate abierto al p¨²blico organizado por el Centro Dram¨¢tico Nacional el pasado enero en Madrid. ¡°Si alguna vez tuve dudas sobre la pertinencia de mi obra o sobre si me estaba metiendo donde no me llamaban, ellos me las quitaron al leerla y darme su bendici¨®n¡±, afirma Sanzol.
El autor subraya otra cuesti¨®n importante que atraviesa la obra: el valor de cada vida. Aunque sea una vida de ficci¨®n. Se desata cuando dos personajes discuten sobre la procedencia de asesinar a Putin en su comedia. ¡°No es una persona, es un personaje¡±, dice uno. ¡°Un personaje representa a una persona¡±, matiza otro. ¡°Para eso est¨¢ el teatro. Para cargarte a la gente de mentira y no en la realidad¡±, replica el primero. ¡°?Y la imagen que se proyecta a la realidad? ?La frivolidad con la que se juega con la vida de una persona?¡±, rebate el segundo. Volviendo a recordar el importante papel que ejercen las ficciones en las vidas de las personas, Sanzol explica: ¡°Configuran nuestro comportamiento y nuestra visi¨®n de la realidad. Por ejemplo: si en las pel¨ªculas hasta los h¨¦roes van matando gente an¨®nima de manera indiscriminada, aunque sea para salvar al mundo, ?qu¨¦ mensaje se desprende de eso?¡±.
Babelia
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