El bailaor Eduardo Guerrero ofrece un viaje denso y oscuro en el Festival de Jerez

Casi mediada ya la nueva edici¨®n del Festival de Jerez, fiel escaparate del baile flamenco y la danza espa?ola actuales, que se celebra en la ciudad gaditana desde el 24 de febrero al 11 de marzo, lleg¨® este jueves Eduardo Guerrero para ofrecer uno de los estrenos que m¨¢s expectativas hab¨ªa concitado: Bailar no es solo bailar. No en vano, el bailaor gaditano ha completado en los ¨²ltimos meses una intensa agenda con la presentaci¨®n de trabajos como Jondo. Del primer llanto, del primer beso, que, dirigido por Sharon Fridman, protagoniz¨® el pasado verano el ciclo Lorca y Granada en los Jardines del Generalife, y m¨¢s recientemente su obra Origen, producida por el tablao Corral de la Morer¨ªa de Madrid. Realmente, no es m¨¢s que un exponente de la intensa actividad que el artista viene desarrollando desde que hace diez a?os abandonara la compa?¨ªa de Eva Yerbabuena para emprender carrera en solitario.

Precisamente, sobre ese tiempo de despegue art¨ªstico y personal gira su nueva obra, en la que domina una reflexi¨®n sobre el camino recorrido y sus vivencias: la b¨²squeda y el miedo, la alegr¨ªa de la libertad y el temor a volar, la culpa que mata, las dudas que aparecen en la lucha por abrirse paso y triunfar, el amor y sus retornos, las emociones, en fin, encontradas: la fuerza de una dial¨¦ctica que casi crucifica al artista. Para abrir de esta manera su alma y llevar todo ello al baile y a la danza, Guerrero ha contado, adem¨¢s de con su ilimitada capacidad danc¨ªstica, con el concurso de cantes, m¨²sicas y letras que han sido concebidas para contextualizar el relato.

Que el bailaor haya sumado a su proyecto la direcci¨®n musical de Rosario La Tremendita y de Pablo Mart¨ªn Caminero podr¨ªa ser prueba de que, para la narraci¨®n de una historia tan personal, necesitase reclamar un auxilio con distancia y autoridad. Los citados deben de haber sabido comprender su intenci¨®n, pues la ordenaci¨®n de m¨²sicas y textos, con alusivas y reflexivas letras, ilustran y arropan el relato, como lo hacen las voces de Mar¨ªa Terremoto y ?ngeles Toledano, aparentemente contrapuestas, pero unidas en la transmisi¨®n de un sentimiento com¨²n. Y las guitarras: tremenda su capacidad para crear m¨²sicas y atm¨®sferas, transcender el canon en los estilos tradicionales y, sobre todo, transmitir emociones, que era de lo que se trataba y lo que el bailaor persegu¨ªa. El espacio sonoro lo completa una percusi¨®n con protagonismo y originalidad.

Pero para un bailaor tan temperamental como el gaditano, la emoci¨®n f¨ªsica resulta primordial. Quiz¨¢s por ello, la obra est¨¢ dominada por una permanente b¨²squeda interior, un intenso viaje introspectivo, que recorre con una galer¨ªa de danzas que van de los iniciales y continuos giros que, cual derviche, desarrolla con un vestuario af¨ªn, a los pies que acent¨²an la fuerza de la seguiriya o a las figuras imposibles que compone en la sole¨¢, torso desnudo, cual cristo doliente. Todo se ofrece dentro de una premeditada oscuridad: en la desnuda caja negra, las luces son escasas pero exactas, llegando a crear escenas de gran belleza, con claroscuros rayanos en el tenebrismo.

La intenci¨®n era centrarse en la indagaci¨®n interna, por m¨¢s que sus pies, con tanta fuerza como ligereza y su f¨ªsico portentoso, le conduzcan a la exhibici¨®n de la inmensa galer¨ªa de recursos danc¨ªsticos que atesora. El resultado, sobra decirlo, es arrasador y levanta pasiones entre un p¨²blico que puede que se quedara solo en eso, ignorando quiz¨¢s la lucha que se hab¨ªa querido mostrar y que se ofrec¨ªa finalmente resuelta. Al final del trayecto, ¡°mi esp¨ªritu sigue firme, los contrarios se encontraron¡±, parec¨ªa declarar el bailaor en las voces de ?ngeles y Mar¨ªa.