El enigma del hombre p¨¢jaro de Lascaux: la erecci¨®n que encarna los misterios del arte prehist¨®rico
Una pintura parietal en la que aparecen un hombre muerto junto a un bisonte y un rinoceronte intriga a los investigadores desde que fue descubierta en 1940
Durante la Segunda Guerra Mundial en Francia, en 1940, un perro llamado Robot cambi¨® el relato de la prehistoria y, por lo tanto, de la humanidad. El animal entr¨® en una cavidad en y le siguieron cuatro adolescentes ¡ªuno de ellos un joven jud¨ªo que hab¨ªa huido a la zona no ocupada tras la invasi¨®n nazi¡ª. Descubrieron el impresionante conjunto de ...
Durante la Segunda Guerra Mundial en Francia, en 1940, un perro llamado Robot cambi¨® el relato de la prehistoria y, por lo tanto, de la humanidad. El animal entr¨® en una cavidad en y le siguieron cuatro adolescentes ¡ªuno de ellos un joven jud¨ªo que hab¨ªa huido a la zona no ocupada tras la invasi¨®n nazi¡ª. Descubrieron el impresionante conjunto de pinturas rupestres de Lascaux, entre ellas, la escena m¨¢s extra?a, inquietante y desconcertante del arte prehist¨®rico.
La cueva francesa alberga cerca de 2.000 dibujos, que recorren toda la fauna de la ¨¦poca (364 caballos, 90 ciervos¡). La llamada sala de los Toros, de 17 metros de largo por seis de ancho, es tan impresionante como la de los bisontes de Altamira: hace miles de a?os, en diferentes lugares del mundo, la creatividad de la humanidad fue inmensa e imparable. R¨¢pidamente, acudi¨® al yacimiento el abate Henri Breuil, un sacerdote que llevaba a?os dibujando el arte prehist¨®rico. ?l tambi¨¦n hab¨ªa huido de Par¨ªs y se hab¨ªa refugiado a unos pocos kil¨®metros de Montignac, la ciudad m¨¢s cercana a Lascaux. Pero la cueva albergaba un extra?o dibujo que iba a significar un dolor de cabeza para el abate y que, desde entonces, ha provocado cientos de interpretaciones y se mantiene como un desaf¨ªo para los investigadores.
A cinco metros de profundidad, en un pozo con una carga importante de di¨®xido de carbono, hace unos 18.000 a?os alguien utiliz¨® pintura negra para relatar la siguiente escena: un hombre con la boca muy abierta o una cabeza de p¨¢jaro yace, con una evidente erecci¨®n, ante un bisonte atravesado por una lanza, con las tripas fuera. A su lado, tiene un bast¨®n con un p¨¢jaro dibujado arriba. A la izquierda de la escena se puede ver un rinoceronte con seis puntos ordenados a la altura del ano (?est¨¢ defecando sobre el hombre yaciente?). Es un conjunto extra?o, primero, porque en el arte prehist¨®rico de ese periodo apenas est¨¢n representados seres humanos. El tema principal son los animales. Solo mucho m¨¢s tarde llegaron las personas. Y, segundo, es extra?o por las mil posibilidades de relato que ofrece la escena.
El prehistoriador franc¨¦s Jean-Lo?c Le Quellec, uno de los principales expertos en arte parietal con una amplia experiencia en el S¨¢hara, ha publicado el libro L¡¯homme de Lascaux et l¡¯¨¦nigme du puits (¡°El hombre de Lascaux y el enigma del pozo¡±, Tautem, tercera edici¨®n aumentada en 2022), en el que trata de recopilar todas las teor¨ªas que han surgido desde que fue descubierto el conjunto: ?est¨¢ relacionado con el chamanismo?, ?es una escena que relata una cacer¨ªa que sali¨® mal?, ?es el palo con forma de p¨¢jaro un propulsor de lanza o un bast¨®n de brujo?, ?refleja algo imaginado o algo real?, ?es un hombre p¨¢jaro o un muerto con la boca abierta? Y, sobre todo, qu¨¦ significa el pene erecto en ese conjunto. Eso s¨ª, en la primera reproducci¨®n que hizo del dibujo, en 1941, el abate Breuil se olvid¨® del pene y en la primera foto publicada, ese mismo a?o, se borr¨® una parte de tal forma que queda como un manch¨®n negro entre el hombre y el bisonte.
Georges Bataille, que public¨® un ensayo sobre Lascaux, escribi¨® mucho sobre el Hombre del Pozo. ¡°La escena tiene un car¨¢cter er¨®tico, claramente subrayado, aunque inexplicable¡±, se?al¨®. El narrador franc¨¦s Philippe Sollers asegur¨® que este dibujo representaba ¡°uno de los enigmas m¨¢s profundos y tr¨¢gicos de la humanidad¡±. ¡°El que lo haya visto queda marcado para siempre por ese grito del silencio¡±. Su importancia reside precisamente en eso, en que nos interroga, en que este enigm¨¢tico y violento dibujo simboliza todo lo que no sabemos sobre el arte de la prehistoria: podemos clasificarlo, admirarlo, reproducirlo, pero jam¨¢s sabremos lo que significa.
¡°Todas las interpretaciones de la Escena del Pozo nos obligan a interrogarnos sobre la forma de contemplar el arte de nuestros antepasados ¡ªescribe Le Quellec en su ensayo¡ª. Y de esta forma cobran vida las obras que nuestros predecesores trazaron sobre las paredes de las cavernas¡±. La belleza del arte prehist¨®rico reside en la resistencia de su misterio, en la infinidad de preguntas que plantea. Algo, seguramente, aplicable a todo el arte.