Jugar a los dados con la memoria de la humanidad en Altamira
En todo el mundo, la conservaci¨®n del arte parietal es una prioridad absoluta, por encima del turismo
En la ma?ana del 28 de diciembre de 1994, el gran prehistoriador franc¨¦s Jean Clottes recibi¨® una llamada: un grupo de espele¨®logos hab¨ªa encontrado lo que parec¨ªan pinturas rupestres en una cueva de Ard¨¨che y las autoridades le preguntaban si pod¨ªa ir a echar un vistazo. Lo primero que pens¨® es que casi seguro se trataba de una falsificaci¨®n. La posibilidad de que se produzca un descubrimiento may¨²sculo es muy peque?a porque el tiempo y la conservaci¨®n siempre juegan en contra del arte paleol¨ªtico. Sin embargo, Clottes, a pesar de que se encontraba fiebroso, condujo hasta Vallon-Pont-D'Arc para emitir una primera evaluaci¨®n. No imaginaba que aquella ma?ana de diciembre iba a cambiar la prehistoria europea. Cuando Clottes se encontr¨® con los paneles de leones al final de la cueva de Chauvet llor¨® de emoci¨®n. Supo inmediatamente dos cosas: no pod¨ªa tratarse de una falsificaci¨®n y tambi¨¦n se dio cuenta de que esta cueva nunca podr¨ªa abrirse al p¨²blico, por lo menos con los medios actuales de conservaci¨®n.
Con 34.000 a?os, Chauvet es mucho m¨¢s antigua que las pinturas prehist¨®ricas de esa calidad descubiertas hasta entonces: entre esta cueva y Lascaux (17.000 a?os) existe la misma distancia temporal que entre Lascaux y nosotros. Aquel hallazgo demostr¨® que cualquier afirmaci¨®n sobre la prehistoria europea puede cambiar con un nuevo descubrimiento y tambi¨¦n que la conservaci¨®n del arte tiene que ser una prioridad absoluta. Las pinturas rupestres son importantes por lo que nos dicen sobre nuestro origen, por lo que revelan sobre la vida en la Prehistoria y tambi¨¦n porque nos demuestran que la pulsi¨®n de crear arte es tan antigua como la humanidad. Pero, sobre todo, son importantes porque son de una belleza estremecedora.
Ese viaje hasta nuestros or¨ªgenes comenz¨® en Altamira. Marcelino Sanz de Sautuola, aficionado a la prehistoria, descubri¨® en 1879 junto a su hija la sala de los bisontes de la cueva c¨¢ntabra, que se encontraba en su propiedad. En su apasionante estudio sobre el arte prehist¨®rico Los pintores de las cavernas (Turner), el periodista Gregory Curtis cuenta que, pese a que hasta el rey visit¨® el yacimiento, la comunidad intelectual rechaz¨® sus conclusiones. Era imposible que unos dibujos tan bellos, precisos y t¨¦cnicamente perfectos hubiesen sido realizados por lo que entonces se consideraba hombres primitivos. ?mile Cartailhac, la figura m¨¢s respetada de la prehistoria europea, no se cans¨® de humillarle en p¨²blico, no est¨¢ claro si porque, efectivamente, pensaba que era imposible que los hombres prehist¨®ricos hubiesen realizado esas pinturas o porque fuese otra persona y no ¨¦l el autor del descubrimiento. Sautuola falleci¨® en 1888, a los 57 a?os, sin que nadie hubiese reconocido la importancia de sus bisontes, acusado de farsante y falsificador. S¨®lo a principios del siglo XX, cuando las pruebas comenzaban a ser abrumadoras, Cartailhac reconoci¨® su error y arranc¨® el estudio del arte parietal. Altamira provoc¨® la intuici¨®n genial de Sautuola, la idea de que ellos, los cazadores recolectores que vivieron hace miles de a?os, eran ya nosotros.
La r¨¦plica de la cueva de Chauvet ha recibido 400.000 visitantes en cinco meses, el doble de lo esperado
El inter¨¦s tur¨ªstico de un lugar as¨ª es indudable; pero su importancia cient¨ªfica es inconmensurable. La apertura semanal y por sorteo de Altamira, pese a un informe contrario del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), provoc¨® las protestas de los expertos y la perplejidad de muchos estudiosos internacionales. En caso de peligro, y las pinturas de Altamira como las de Lascaux han estado en peligro por el exceso de visitantes, existe el consenso cient¨ªfico de que deben cerrarse al p¨²blico y apostar por las r¨¦plicas. De hecho, esta primavera se abri¨® una r¨¦plica de la cueva de Chauvet que ha recibido un n¨²mero incre¨ªble de visitantes: sus responsables esperaban 350.000 turistas en un a?o y han recibido 400.000 en los cinco primeros meses desde su apertura. Cuando se inaugur¨® se ofreci¨® a una serie de personalidades visitar la cueva original para comprobar la exactitud de la r¨¦plica, entre ellas al presidente franc¨¦s, Fran?ois Hollande, que declin¨®. No quer¨ªa ning¨²n privilegio. La r¨¦plica de Chauvet demuestra que se puede atraer a cientos de miles de turistas de todo el mundo sin poner en peligro el futuro del patrimonio de la humanidad y sin sacar visitas a subasta, como ha propuesto el consejero de Innovaci¨®n, Industria, Turismo y Comercio de Cantabria, Francisco Mart¨ªn. No se puede dejar al azar ni a la avaricia la memoria de la humanidad.
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