Alboron¨ªa, chinchorro, andancia¡ las palabras que viajaron de Andaluc¨ªa a Am¨¦rica hace m¨¢s de 500 a?os y a¨²n se conservan
El congreso de la lengua de C¨¢diz aborda las influencias de las distintas hablas espa?olas, sobre todo de Andaluc¨ªa, en el lenguaje y literatura latinoamericana
Palabras con una eufon¨ªa como alboron¨ªa, soberado, empella... viajaron en barco desde Andaluc¨ªa durante la conquista y colonizaci¨®n de las tierras del entonces llamado Nuevo Mundo y ¡°a¨²n se mantienen hoy en Am¨¦rica¡±, dice la fil¨®loga dominicana Mar¨ªa Jos¨¦ Rinc¨®n, como tambi¨¦n sucedi¨® con t¨¦rminos como chinchorro, andancia, traste... Esta lexic¨®grafa a?ade que ¡°no solo fueron vocablos, tambi¨¦n rasgos fon¨¦ticos, como el seseo, la aspiraci¨®n, el ye¨ªsmo, la neutralizaci¨®n entre -l y -r¡±, la huella que qued¨® en los diferentes espa?oles de Am¨¦rica, a?ade la autora del Diccionario del espa?ol dominicano (2013). Ella fue una de las voces del panel que sobre las influencias de las hablas andaluzas al otro lado del Atl¨¢ntico se celebr¨® este jueves casi al final del noveno Congreso Internacional de la Lengua Espa?ola (CILE), en C¨¢diz. El fil¨®logo Rafael Rodr¨ªguez-Ponga, que presidi¨® el debate, apunta otra herencia evidente: ¡°El uso de ustedes en vez de vosotros¡±.
Sobre esa llegada de vocablos por el mar, con iletrados o eruditos, en boca de conquistadores, religiosos, soldados de fortuna, funcionarios, literatos¡ la historiadora de la lengua y catedr¨¢tica de la Universidad de Sevilla Lola Pons se?ala que fue ¡°la Andaluc¨ªa occidental, que en el siglo XVI era el Reino de Sevilla, la zona que m¨¢s peso demogr¨¢fico tuvo en la masa de espa?oles que marcharon a Am¨¦rica¡±. ¡°Por lo tanto, su perfil ling¨¹¨ªstico lidera las variedades de espa?ol que se implantan all¨ª¡±, responde.
Pons, colaboradora de EL PA?S, subraya, sin embargo, que esas hablas espa?olas de Am¨¦rica, ¡°como cualquier lengua, no se pueden definir ni caracterizar solo por lo que haya ocurrido en su etapa primera¡±, no se puede circunscribir a lo sucedido en el siglo XVI y con Andaluc¨ªa como origen.
Esa contribuci¨®n, no obstante, se ahond¨® hasta el siglo XVIII. ¡°La ruralizaci¨®n americana y las medidas de gesti¨®n portuaria borb¨®nicas favorecieron el comercio ultramarino, y ello intensific¨® el tr¨¢fico de ideas¡±, a?ade Pons, que lidera actualmente un proyecto de investigaci¨®n ¡°sobre paisaje ling¨¹¨ªstico en Andaluc¨ªa¡±, en el que se estudian ¡°las huellas que hay en la v¨ªa p¨²blica del multiling¨¹ismo y el multidialectalismo¡±. Pone un ejemplo: ¡°Es emocionante leer en comercios latinos de Sevilla que se venden ¡®almoj¨¢banas¡¯ [tortas de queso y harina], un viejo arabismo culinario andaluz¡±.
Para Pons, que tambi¨¦n particip¨® en el panel, es significativo que el a?o 1812, el de la primera Constituci¨®n liberal en Espa?a, que cont¨® para su aprobaci¨®n en el gaditano Oratorio de San Felipe Neri con una importante presencia de m¨¢s de cincuenta diputados llegados desde Am¨¦rica, ¡°es culturalmente el ¨²ltimo hijo del contacto con los criollos americanos¡±. Solo una d¨¦cada despu¨¦s se desencadenaron los procesos de independencia de las colonias americanas respecto a la metr¨®poli espa?ola.
Pero m¨¢s all¨¢ de esa transmisi¨®n del lenguaje, estuvo tambi¨¦n la creaci¨®n de una nueva y peculiar literatura. ¡°Am¨¦rica y Andaluc¨ªa est¨¢n hermanadas por una concepci¨®n barroca del lenguaje¡±, afirma el periodista y escritor de Algeciras (C¨¢diz) Juan Jos¨¦ T¨¦llez, otro de los ponentes, que recuerda una an¨¦cdota del cubano Alejo Carpentier cuando recibi¨® en su casa a dos escritores andaluces, el sevillano Alfonso Grosso y el gaditano Fernando Qui?ones. ¡°?Por qu¨¦ escribe usted tan barroco?¡±, le preguntaron. ¡°Porque a Simenon le basta con decir ¡®llueve en Par¨ªs¡¯ para que lo imaginemos, pero la diversidad de Am¨¦rica, con todas sus etnias o sus flores, hace que el barroco sea imprescindible¡±, rememora T¨¦llez.
Viajero por toda Am¨¦rica, T¨¦llez destaca algunos personajes claves en el nacimiento de la gran literatura latinoamericana: el peruano Inca Garcilaso, mestizo, ¡°personaje entre Am¨¦rica y Espa?a; la cubana Gertrudis G¨®mez de Avellaneda, o Alonso de Ercilla¡±, madrile?o, autor del gran poema ¨¦pico La Araucana¡±, sobre la conquista de Chile. ¡°Pero tambi¨¦n afect¨® ese intercambio al folclore. El carnaval de los blancos de Montevideo no se entiende sin el de C¨¢diz¡±, y T¨¦llez a?ade: Los andaluces se trajeron palabras ind¨ªgenas que se integraron en el espa?ol de Espa?a. Es inevitable, las lenguas se construyen con contagios de otras¡±. Un mestizaje que incluso, a?ade, crea dudas sobre d¨®nde surgieron algunas palabras, y pone el ejemplo de ¡°durazno, que se usa en Am¨¦rica y Andaluc¨ªa para denominar al albaricoque, aunque no se sabe de d¨®nde a d¨®nde cruz¨®. ¡°?Qu¨¦ fue antes, el huevo o la gallina?¡±, se pregunta.
Las hablas andaluzas llegaron a m¨¢s territorios a lomos de la colonizaci¨®n. Rodr¨ªguez-Ponga, rector de la Universidad Abat Oliba CEU, de Barcelona, lo apunta: ¡°Hay rasgos ling¨¹¨ªsticos de Espa?a que saltaron de M¨¦xico a las islas del Pac¨ªfico. El espa?ol de Filipinas tambi¨¦n muestra esa influencia. Adem¨¢s, en idiomas actuales surgidos de aquel contacto, como el chabacano de Filipinas o el chamorro de las islas Marianas, se crearon palabras que re¨²nen rasgos espa?oles y de la zona, como ¡®siboyas¡¯ (cebollas)¡±.
?Hay hoy un viaje ling¨¹¨ªstico de vuelta? Dado, sobre todo, la gran inmigraci¨®n latinoamericana en Espa?a, con casi un mill¨®n de personas, seg¨²n el INE. ¡°Es un fen¨®meno pendiente de estudio, pero, sin duda, tendr¨¢ repercusi¨®n¡±, asegura Rinc¨®n, directora en su pa¨ªs del Instituto Guzm¨¢n Ariza de Lexicograf¨ªa, dedicado al estudio del l¨¦xico del espa?ol dominicano y a la construcci¨®n de diccionarios. ¡°Y la m¨²sica de ra¨ªces caribe?as, con sus letras, tendr¨¢ tambi¨¦n influencia¡±. No obstante, ese retorn¨® ya empez¨® hace a?os, matiza T¨¦llez, ¡°con las telenovelas, que van por delante de la literatura, que es lo can¨®nico¡±.
Al final, las lenguas son de los hablantes y se imponen por encima de escritores, por muy excelsos que sean, o de las academias, por muy normativas que quieran ser. En las calles de C¨¢diz hay dos buenos ejemplos de que la lengua es del pueblo y sale por donde le parece, como recuerda T¨¦llez: la palabra ¡°aliquindoi¡±, que significa estar atento, y viene de la pronunciaci¨®n, a su manera, de la expresi¨®n inglesa ¡°Look and do it¡±, que ten¨ªa ese significado para alertar en los barcos ingleses a los vig¨ªas. Y otra, forma parte de la leyenda o de la realidad, es la malsonante ¡°chumino¡± (vulva y vagina del aparato genital femenino, dice el Diccionario). Parece que su origen viene de cuando los marinos ingleses llegaban a C¨¢diz y para que las prostitutas les ense?asen sus genitales les espetaban: ¡°Show me now!¡±.
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