Vacaciones en vi?etas por toda Italia
Los nuevos trabajos de autores como Zerocalcare o Igort, c¨®mics ambientados en los enclaves m¨¢s fascinantes y el rescate de iconos como Dylan Dog o Tex permiten afrontar desde las librer¨ªas espa?olas un viaje dibujado por el pa¨ªs y su historia
No todo el mundo es invitado a una boda en una majestuosa villa del sur de Italia. Hacen falta, como m¨ªnimo, amistades pudientes, adem¨¢s de afrontar un largo viaje. A¨²n m¨¢s complicado, quiz¨¢s, se antoje vivir un t¨®rrido romance ante el mar de Capri. Para empezar, porque los veranos de pasi¨®n exigen al menos otro participante. Y, aparte, la belleza de la isla la ha vuelto casi inasequible ...
No todo el mundo es invitado a una boda en una majestuosa villa del sur de Italia. Hacen falta, como m¨ªnimo, amistades pudientes, adem¨¢s de afrontar un largo viaje. A¨²n m¨¢s complicado, quiz¨¢s, se antoje vivir un t¨®rrido romance ante el mar de Capri. Para empezar, porque los veranos de pasi¨®n exigen al menos otro participante. Y, aparte, la belleza de la isla la ha vuelto casi inasequible en temporada alta. Desde hace unos meses, sin embargo, ambas aventuras est¨¢n al alcance de cualquiera. Igual que escuchar ¨®pera desde la butaca m¨¢s exclusiva de Venecia; disfrutar de una pasta casera y un vino tinto en una trattoria; recorrer carreteras perdidas en un Fiat 500 o incluso perseguir a un criminal por Mil¨¢n a bordo de un coche de los carabinieri. Basta con un gesto muy sencillo: acercarse a una librer¨ªa y pedir un c¨®mic.
O, m¨¢s bien, un fumetto. As¨ª se llama desde G¨¦nova hasta Palermo al tebeo, en referencia a las nubes que encierran las palabras de los personajes. Y en las estanter¨ªas espa?olas, ¨²ltimamente, los bocadillos cuentan cada vez m¨¢s historias de Italia. Ya sea por el creador que firma, de Gipi a Vanna Vinci, pasando por mitos como Milo Manara o Andrea Pazienza; por la ambientaci¨®n de los dibujos, entre un palazzo en la campi?a umbra y un paseo por los p¨®rticos de Bolonia; o por el rescate de iconos del noveno arte como Dylan Dog o el comisario Spada. El caso es que la novela gr¨¢fica ofrece billetes hacia Italia para todos los bolsillos y los gustos: sus enclaves m¨¢s bellos y los m¨¢s feos, sus artistas, su historia y, por supuesto, sus sombras y contradicciones. El pa¨ªs entero cabe en sus mejores vi?etas.
¡°Hasta hace 15 a?os, en las librer¨ªas te encontrabas alg¨²n c¨®mic en un rinc¨®n, al lado de los libros de tatuajes. Ahora ocupan sectores enteros. Ha cambiado la percepci¨®n del p¨²blico. Y, con ella, tambi¨¦n la manera de realizar este trabajo: a pesar de la precariedad, ha dejado de poder suponer solo un hobby y se ha profesionalizado¡±, reflexiona con una sonrisa Zerocalcare, capaz de colocar hasta dos veces, en estos a?os, sus novelas gr¨¢ficas en la lista semanal de los libros m¨¢s vendidos en Italia, por delante de J.K. Rowling o Ken Follett. E indicio de una expansi¨®n general m¨¢s all¨¢ de los Alpes: el creador est¨¢ acostumbrado a kil¨®metros de apasionados en busca de su aut¨®grafo. Pero, en su reciente paso por Barcelona y Madrid, pudo constatar una novedad: las hordas de solicitantes ya no inclu¨ªan solo a sus compatriotas, sino tambi¨¦n a varios lugare?os.
Decenas y decenas de seguidores se acercaron a agradecerle su ¨²ltimo trabajo, No Sleep ¡®till Shengal (Reservoir Books, como todas sus obras en castellano), ser¨ªsima y a la vez tragic¨®mica narraci¨®n de su visita a la comunidad yazid¨ª en el Kurdist¨¢n, desangrada por el Isis y ahora ahogada por la presi¨®n de Turqu¨ªa, Siria e Irak. Y, poco antes, a Espa?a lleg¨® otra cr¨®nica dibujada desde el horror: Cuadernos ucranianos. Diario de una invasi¨®n (Salamandra Graphic), donde Igort regresa al pa¨ªs que cont¨® en su c¨®mic m¨¢s aplaudido, en esta ocasi¨®n a trav¨¦s de los relatos de quien sufre a diario bajo las bombas rusas.
Tambi¨¦n se puede partir hacia la Inglaterra de 1807, de la mano y los l¨¢pices de Teresa Radice y Stefano Tasconi, para seguir los recuerdos de un n¨¢ufrago en El puerto prohibido (NuevoNueve). Presenciar en Yo soy Mar¨ªa Callas, de Vanna Vinci (Planeta C¨®mic), auge y ca¨ªda de la diva. O cabalgar junto con el pistolero Tex Willer por el Salvaje Oeste en Capit¨¢n Jack (NuevoNueve), de Tito Faraci y Enrique Breccia. Aunque, en muchos casos, las vi?etas permiten recorrer la propia Italia.
Senso (Salamandra Graphic), de Alfred, hace saltar la chispa entre dos invitados a un enlace matrimonial: una noche de magia y sudor entre estatuas y jardines, en un entorno que volver¨ªa a marear a Stendhal; Vacaciones de ensue?o (Norma Editorial), del veterano Vittorio Giardino, proporciona justo lo que promete su t¨ªtulo. Y recuerda a otra frase habitual para resumir las maravillas de Italia: ¡°Ve N¨¢poles y luego muere¡±. Y Pasolini (Altamarea, para septiembre), de Davide Toffolo, vuelve entre ficci¨®n y realidad a la playa romana donde el escritor fue asesinado.
¡°Noto una explosi¨®n de nuevos talentos en Italia. La diferencia principal con los a?os setenta y ochenta es que hoy ha madurado una conciencia de las posibilidades del fumetto, que ha alcanzado la atenci¨®n de la cr¨ªtica tras ser considerado durante a?os un subg¨¦nero popular¡±, defiende Gianluigi Gonano, guionista de la saga de culto Il commisario Spada (que dibujaba Gianni de Luca), rescatada en versi¨®n integral en su pa¨ªs y ahora tra¨ªda a Espa?a por Ponent Mon. Su propio caso, de hecho, demuestra el creciente inter¨¦s por las vi?etas italianas. Tanto como para sorprender a otro de los entrevistados. ¡°?Ah s¨ª? Me parece muy interesante. Incluso en Italia una parte del p¨²blico hoy no conoce a Spada¡±, tercia Manuele Fior, autor de 5.000 kil¨®metros al segundo, Celestia, La entrevista y la pr¨®xima Hypericon, todas disponibles en castellano por Salamandra Graphic. Y muestras de la constante investigaci¨®n del autor, entre g¨¦neros, tem¨¢ticas y estilos de dibujos.
Pese a tanta variedad, Fior detecta un v¨ªnculo com¨²n que une a muchos fumetti contempor¨¢neos, m¨¢s all¨¢ de las ra¨ªces: ¡°Una narraci¨®n dirigida a todos. Un horizonte de altura m¨¢s humana. Y, en el aspecto gr¨¢fico, un regreso a t¨¦cnicas tradicionales, como el color directo o la acuarela. El c¨®mic fue durante mucho un c¨ªrculo exclusivo. Pero Igort [tambi¨¦n fundador de Coconino y ahora editor de Oblomov, sellos clave del tebeo italiano] nos dice: ¡®Dibujad para el pescadero, el fontanero y el profesor universitario¡¯. No existen lecturas comerciales y autoriales. Una historia puede ser compleja sin resultar herm¨¦tica¡±. Su actividad literaria en c¨¢rceles ha reforzado su oposici¨®n al estereotipo de que, para captar m¨¢s audiencia, se necesita bajar el nivel: ¡°En absoluto¡±.
Aunque el hecho de dirigirse a un p¨²blico cada vez m¨¢s amplio no significa que este est¨¦ dispuesto a escuchar. O a coger tebeos por m¨¢s que los tenga ahora mucho m¨¢s cerca en librer¨ªas generalistas. Vinci subraya que siempre ha protegido su libertad creativa y que el ¨¦xito, simplemente, ¡°sucede¡±. Y Gonano considera que no hay garant¨ªas: ¡°Luch¨¦ con un editor para que aceptara una historia que me importaba mucho. Finalmente, fue aprobada y, para mi fortuna, fue bien. Pero me pas¨® tambi¨¦n que me obcecara con un sujeto que rechazaban y que, a posteriori, no val¨ªa mucha cosa¡±. El tema, pues, genera debates y matices entre sus protagonistas.
Fior y Vinci perciben incluso una ¡°escuela italiana¡± de tebeos, mientras que Zerocalcare ve muchas distintas, tal vez tantas como autores. Y Gonano apunta: ¡°Me pregunto qu¨¦ se puede buscar de t¨ªpicamente italiano en un c¨®mic. M¨¢s que nada veo una ¡®escuela¡¯ en un editor, Sergio Bonelli, que cada mes publica muchos t¨ªtulos de alta tirada. Y otra particularidad son los numerosos cursos profesionales de alto nivel en decenas de ciudades¡±.
El nombre citado por el guionista retorna en las charlas. Porque se antoja imposible acercarse al fumetto sin el sello que lanz¨® hace d¨¦cadas y sigue cuidando a mitos como Dylan Dog, Zagor, Tex, Martin Myst¨¨re, Nathan Never o Julia. Ah¨ª trabaj¨® tambi¨¦n Claudio Stassi, otro historietista italiano habitual en Espa?a, del que Planeta sacar¨¢ pronto una novela gr¨¢fica en solitario. Tampoco se pueden ignorar las siete d¨¦cadas ininterrumpidas de publicaci¨®n de las que presume Topolino, cuya versi¨®n espa?ola, Don Miki, est¨¢ recuperando ahora Panini. Y los entrevistados mencionan tambi¨¦n a Luciana y Angela Giussani, creadoras en los a?os sesenta del ladr¨®n Diabolik, otra obra de enorme popularidad y una de las pocas ausencias llamativas en el mercado espa?ol.
A partir de entonces, y durante los setenta y ochenta, el tebeo italiano experiment¨® un boom, impulsado por revistas y nombres como Hugo Pratt, Milo Manara, Guido Crepax (los tres editados en Norma), Andrea Pazienza (recuperado por Fulgencio Pimentel), Tanino Liberatore (en La C¨²pula) o Lorenzo Mattotti, hoy leyendas del c¨®mic. Un list¨®n y una influencia con los que se miden a¨²n los dibujantes actuales. ¡°Eran mis maestros cuando empec¨¦ y todav¨ªa los admiro. A veces los estudio; otras, los aparto porque resultan demasiado poderosos¡±, tercia Fior. ¡°Para m¨ª algunos de esos nombres fueron fundamentales. Pero est¨¢ bien que exista un elemento iconoclasta, que se tome algo de los viejos artistas pero, a la vez, se les destierrre¡±, agrega Vinci.
Puede que, en todo caso, las ventas de esa ¨¦poca dorada se antojen inalcanzables. Aunque lo cierto es que los n¨²meros crecen, dentro y fuera del pa¨ªs. ¡°En la ¨²ltima feria de Tur¨ªn ve¨ªas c¨®mics en todos lados. Cuando empec¨¦ yo, en los noventa, no hab¨ªa nada¡±, explica Fior. ¡°La recaudaci¨®n casi se duplic¨® en un a?o, seg¨²n la Asociaci¨®n Italiana de Editores. Aunque basta entrar en una librer¨ªa para ver inmediatamente que el espacio ocupado por el manga supone el doble que todos los dem¨¢s c¨®mics¡±, asegura Gonano, sobre una tendencia que se reproduce en Espa?a. Y que, en Italia, tiene su excepci¨®n principal, o casi ¨²nica, en Zerocalcare.
El ¡°fen¨®meno¡± Zerocalcare
¡°Proporciona una feliz s¨ªntesis de estilo popular y contenidos importantes¡±, le reconoce Gonano. Fior lo considera directamente un ¡°fen¨®meno¡± aparte, ¡°dif¨ªcil de descifrar¡±. Y ¨¦l mismo apunta: ¡°Siento que he tenido mucha suerte y me he beneficiado de un momento favorable. Creo que mis cosas por ejemplo ofrecen m¨¢s ganchos a la prensa, no por su calidad, ya que hay cientos de autores mejores, sino por sus referencias a la actualidad o a cuestiones internacionales¡±. Hay m¨¢s ingredientes: autoparodia, referencias que todo treinta?ero conoce, fidelidad a las causas que le importan, de los desahucios al colectivo LGTBIQ+, y, sobre todo, la capacidad de tratar asuntos espinosos y hasta tr¨¢gico sin renunciar a la carcajada.
La misma receta le vale para narrar las vicisitudes muy cotidianas de su barrio romano o la muerte en Kurdist¨¢n, que ya afront¨® en su obra m¨¢s aplaudida, Kobane Calling. De hecho, el autor sostiene que una cosa le llev¨® a la otra: ¡°Necesitaba que, primero, los lectores les cogieran cari?o a los personajes, para luego abordar temas m¨¢s complejos¡±. Justo lo mismo que ha hecho con su aterrizaje en la animaci¨®n. Para Cortar por la l¨ªnea de puntos, ¨¦xito de p¨²blico y cr¨ªtica en Netflix, al principio Zerocalcare pens¨® en otra historia, pero se dio cuenta de que no sabr¨ªa escribirla, y prefiri¨® quedarse en su ¡°zona de confort¡±. El momento, sin embargo, ha llegado con su segunda serie, Este mundo no me har¨¢ mala persona, prevista para el 9 de junio.
Las expectativas se disparan. Y aunque Zerocalcare no para de encadenar ¨¦xitos, el s¨ªndrome del impostor nunca le da tregua: cree ¡ªde nuevo¡ª que va a estrellarse. A saber. Lo cierto es que el triunfo de Cortar por la l¨ªnea de puntos redimensiona, parad¨®jicamente, el ¨¦xito de sus c¨®mics. Porque, en el mejor y m¨¢s raro de los casos, un tebeo vende cientos de miles de ejemplares. Una serie de Netflix, en cambio, alcanza enseguida millones de hogares. Tanto que, en No Sleep ¡®till Shengal, el dibujante afronta y ridiculiza su propia fama. Y, de paso, relativiza el crecimiento del fumetto a su manera: ¡°Resulta mucho mayor en la percepci¨®n externa. Al final, nos terminamos encontrando cada a?o todos los autores en el mismo pabell¨®n de la feria de Luca, rodeados de gente disfrazada de Pikachu¡±. A este paso, eso s¨ª, pronto se ver¨¢n tambi¨¦n en Madrid o Barcelona.