?Un sabio en YouTube!
Los grandes museos compiten con las exposiciones inmersivas con lo mejor que tienen: obras originales, expertos e internet
¡°La expresi¨®n de quienes se pasean en las pinacotecas revela una mal disimulada decepci¨®n por el hecho de que en ellas solo haya cuadros colgados¡±. Cuando pens¨¢bamos que el bum de las exposiciones inmersivas hab¨ªa dado la raz¨®n a la frase de Walter Benjamin, descubrimos que los grandes museos no hab¨ªan dicho su ¨²ltima palabra y segu¨ªan hablando en TikTok, Instagram o YouTube. Tanto y tan bien que el Prado acaba de ganar el premio Webby a la mejor iniciativa mundial de arte y cultura.
Internet est¨¢ lleno de gente explicando cosas y opinando sobre ellas. La ventaja de una instituci¨®n como el Prado es que habla de primera mano. Y no solo cuando se trata de sus grandes estrellas (Las Meninas, El jard¨ªn de las delicias). Basta pinchar en el apartado multimedia de La Transfiguraci¨®n de Rafael (en la copia de Penni que cuelga en la planta baja) para engancharse a una pel¨ªcula breve pero fascinante: no ya la que relata la restauraci¨®n de la pintura, sino la de la tabla que la convierte en el cuadro m¨¢s pesado del museo: 558 kilos. Dif¨ªcilmente un aficionado podr¨ªa hacer algo as¨ª desde su casa.
En su casa, en una dehesa del Alentejo o en una calle de California ha grabado Alejandro Vergara los v¨ªdeos de su canal de YouTube: Historias de cuadros. La diferencia es que Vergara no es ning¨²n aficionado sino el Jefe de Conservaci¨®n de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del propio Prado. Buscando distinguir entre erudito y sabio, W. H. Auden dec¨ªa que la erudici¨®n seca es tan in¨²til como aprenderse la gu¨ªa telef¨®nica de Manhattan. La sabidur¨ªa exige intuici¨®n y capacidad de relaci¨®n, conocimiento y mirada. Sin alardes t¨¦cnicos y en apenas 10 minutos, con las Historias de cuadros de Vergara conseguimos apreciar la s¨ªntesis entre idealismo y realismo en Las hilanderas, entender la deuda de Mondrian con Vermeer o, gracias a un bodeg¨®n de Clara Peeters, descubrir el enorme valor econ¨®mico de la sal en el siglo XVII o el valor simb¨®lico de un simple cuchillo de mesa: cuando te invitaban a comer a casa ajena llevabas tus propios cubiertos.
Hace falta saber mucho para ilustrar la Reforma y la Contrarreforma con la rotunda mano izquierda y con los rizos el¨¦ctricos del San Pablo de Rubens. En tiempos de duda, el artista ofrec¨ªa contundencia. De ah¨ª su enorme ¨¦xito. En su comentario, Alejandro Vergara, experto mundial en el pintor, apunta que el santo no parece un m¨¢rtir cristiano sino un dios pagano. El arte permite que sea las dos cosas. As¨ª era para muchos que lo trataron en vida. Cualquiera que fuera a misa el lunes pasado escuchar¨ªa el relato de los Hechos de los Ap¨®stoles (14, 1-18) que recoge su visita a Listra junto a san Bernab¨¦. Despu¨¦s de contemplar sus milagros y sanaciones, los griegos de Asia Menor los tomaron por Hermes y Zeus. D¨ªas m¨¢s tarde, los apedrearon. Llevamos 2.000 a?os de confusi¨®n y crispaci¨®n. No todo es culpa de las redes sociales.
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