Teodor Currentzis y musicAeterna: mucha intensidad y sufrimiento, poca emoci¨®n
El arranque en Zaragoza de la primera gira por Espa?a de una orquesta rusa tras la invasi¨®n de Ucrania se convierte en un gran ¨¦xito y se desarrolla con total normalidad
¡°El 1 de mayo se puso fin al per¨ªodo m¨¢s terrible para la humanidad: 12 a?os de dominio de la bestialidad, la ignorancia y el analfabetismo bajo los mayores criminales...¡±. Richard Strauss esper¨®, hasta mayo de 1945, para articular por escrito su contundente rechazo a los nazis, en la intimidad de su diario. Poco antes, lo hab¨ªa plasmado en las notas de una partitura titulada Metamorfosis para 23 instrumentos de cuerda, una composici¨®n redactada, entre agosto de 1944 y marzo de 1945, que nada tiene que ver con la destrucci¨®n de su amada M¨²nich.
El origen de esta partitura est¨¢ relacionado con Goethe, tal como demostr¨® Timothy L. Jackson en un estudio cl¨¢sico de 1992. Y, m¨¢s concretamente, con un boceto coral titulado Niemand wird sich selber kennen (Nadie se conocer¨¢ a s¨ª mismo) basado en epigramas de Zahme Xenien. Una personal reflexi¨®n filos¨®fica cuya composici¨®n abandon¨®, en agosto de 1944, al recibir el encargo de la nueva obra. Strauss hab¨ªa partido del concepto cl¨¢sico de metamorfosis, pero invirti¨® su significado. En su visi¨®n esencialmente tr¨¢gica, el autoconocimiento no revela lo divino en el hombre, sino lo bestial.
Teodor Currentzis (Atenas, 51 a?os) ha utilizado esta reflexi¨®n como apertura de su gira espa?ola al frente de musicAeterna, el pasado viernes, 12 de mayo, en el Auditorio de Zaragoza. Era la primera orquesta rusa que actuaba en Espa?a desde la invasi¨®n de Ucrania, el 24 de febrero de 2022. Y el concierto se celebr¨® con total normalidad. Ni el silencio del director y la orquesta ante el conflicto, ni tampoco la pol¨¦mica suscitada por su financiaci¨®n pr¨®xima a Putin mermaron la calurosa acogida del p¨²blico aragon¨¦s.
El maestro grecorruso parece querer expresarse con la m¨²sica desde el podio. Y dirigi¨® un programa marcado por la referida bestialidad de Strauss y rematado con el sufrimiento de Chaikovski en su Sinfon¨ªa n¨²m. 6 ¡°Pat¨¦tica¡±. Sobre el escenario compareci¨® un Currentzis m¨¢s elegante, con traje negro, camisa blanca y corbata roja, y algo menos caprichoso que anta?o. En Strauss luci¨® una de las mejores bazas de su conjunto: una secci¨®n de cuerda con todas las virtudes de sonido y t¨¦cnica de la escuela rusa, cuya tupida textura y canto moldea a su antojo. Pero no escuchamos una versi¨®n impactante o innovadora de las Metamorfosis para 23 instrumentos de cuerda.
Los integrantes de musicAeterna escenificaron a su manera la obra. Y comparecieron sobre el escenario o se incorporaban a los atriles seg¨²n iban empezando sus respectivas partes. Todos tocaron de pie, a excepci¨®n de los cinco violonchelistas. Y Currentzis, que dirigi¨® frente a la partitura con gesto claro, asegur¨® una exquisita precisi¨®n tanto en la textura, como en la din¨¢mica y la articulaci¨®n. No obstante, su interpretaci¨®n son¨® demasiado pegada a las notas y no se elev¨® por encima del intrincado contrapunto straussiano.
Sabemos, por el testimonio de Willi Schuh, que el compositor no asisti¨® al estreno, en Z¨²rich, en enero de 1946, pero s¨ª dirigi¨® el ensayo general. Y fascin¨® a los integrantes del Collegium Musicum con su forma de magnificar el desarrollo amplificando el tempo y la din¨¢mica. Currentzis no arriesg¨® nada en esa parte de la obra, aunque cont¨® con algunos solos exquisitos, como el primer viol¨ªn, Dmitri Borodin. Tampoco insufl¨® suficiente tensi¨®n a la coda, tras una pausa general algo desdibujada.
Pero reserv¨® lo mejor para el contemplativo final. Aqu¨ª pudimos escuchar con claridad la cita completa del tema de la marcha f¨²nebre de la Sinfon¨ªa Eroica de Beethoven. Un pasaje que Strauss marca en la partitura con la indicaci¨®n ¡°In memoriam!¡± y que muchos relacionan con su ruptura con Hitler, al igual que esa composici¨®n represent¨® la ruptura de Beethoven con Napole¨®n.
El director grecorruso suele afirmar que habla mentalmente con los compositores que dirige. No sabemos nada acerca de sus conversaciones con Strauss, pero a Chaikovski le escribi¨® una sentida carta dentro del libreto de su grabaci¨®n, de 2015, de la Sinfon¨ªa n¨²m. 6 ¡°Pat¨¦tica¡± (Sony Classical). La titul¨® Envenenados por la melancol¨ªa y conclu¨ªa expresando su dificultad para plasmar, en la actualidad, todo lo que contiene esta partitura: ¡°Es dif¨ªcil vivir en un mundo donde hemos perdido la capacidad de llorar en presencia de la belleza. ?No estar¨ªas de acuerdo, querid¨ªsimo Piotr Ilich?¡±
Currentzis dispone la mayor parte de la orquesta de pie, con la cuerda grave sobre la tarima al mismo nivel que los vientos. Pero se ech¨® en falta esa presencia de la belleza por momentos en su maximalista y poco emotiva interpretaci¨®n de esta partitura. En su carta al compositor confiesa que el comienzo de la obra le parece torpe y que trat¨® de reorquestarlo sin ¨¦xito. Esa obsesi¨®n por bucear m¨¢s profundo y de a?adir gradaciones inexistentes, aport¨® una extra?a claustrofobia al inicio, a pesar del redondo solo de fagot de Talgat Sarsembayev.
Por fortuna, el segundo tema (donde Chaikovski evoca el aria de la flor de Carmen) fluy¨® con encanto. Aqu¨ª escuchamos a los tres excelentes solistas de madera de musicAeterna, adem¨¢s de Sarsembayev: el sonido casi vocal de la catalana Laura Pou con su flauta de madera de granadilla y el exquisito clarinetista Sergey Eletskiy.
El desarrollo del primer movimiento arranc¨® como una tormenta feroz, con Chaikovski acerc¨¢ndose al primitivismo de Stravinski. El contraste son¨® espectacular en la excepcional ac¨²stica de la zaragozana Sala Mozart, pero con las calderas al rojo vivo la orquesta rusa revel¨® leves desequilibrios entre la cuerda y el viento. No obstante, la recapitulaci¨®n y la coda subsiguiente fueron admirables.
Antes de iniciar el allegro con grazia, Currentzis insisti¨® a los m¨²sicos para que le mirasen. Y con sus gestos consigui¨® asegurar todas las fluctuaciones de este encantador vals en cinco tiempos. El scherzo, que fue lo mejor de todo el concierto, confirm¨® la solidez de la cuerda del conjunto ruso liderado por la excelente y joven concertino Olga Volkova. En cuanto al movimiento final, combin¨® momentos impactantes con otros demasiado controlados, pero logr¨® el tono cavernoso y moribundo apropiado para cerrar la obra. Prueba de ello fueron los veinte segundos m¨¢gicos de silencio al final.
La gira de Currentzis y musicAeterna proseguir¨¢ hacia Barcelona y Madrid. Este mismo programa Strauss-Chaikovski se podr¨¢ escuchar, los d¨ªas 14 (ma?ana domingo) y 17, en el Palau de la m¨²sica catalana y en el Auditorio Nacional. Y la Novena sinfon¨ªa, de Mahler protagonizar¨¢ sus conciertos del 15, en el Auditori barcelon¨¦s, y del 18, en la sala sinf¨®nica madrile?a.
Ficha t¨¦cnica
Temporada de Grandes Conciertos del Auditorio´. Obras de Strauss y Chaikovski. MusicAeterna. Teodor Currentzis (dirección). Auditorio de Zaragoza, 12 de mayo.
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