De las tinieblas al triunfo
Nek Romero le corta las dos orejas a un gran novillo de Guadaira

Las cosas no son como empiezan, sino como acaban. Para muestra, esta novillada que, cumplido el cuarto novillo, hab¨ªa pasado sin pena ni gloria. M¨¢s aburrida que amena. Por eso, a la altura del cuarto de la tarde, antes de salir el quinto, la cosa no pintaba ni bien ni mal, sino todo lo contrario. Indiferencia. La tarde mejor¨® con el quinto, pero la explosi¨®n vino en el sexto. Otro bonito colorado ojo de perdiz, largo y de incansable embestida. Se fue de largo las dos veces que entr¨® al caballo, aunque la salida fuera de cierto despiste. Muy corret¨®n en banderillas, no se le acabaron las pilas para la muleta. Una m¨¢quina de embestir. De largo y con la izquierda, sin calentamiento previo, levant¨® la faena Romero en el mismo platillo. El de Guadaira se com¨ªa la muleta y el torero no le dud¨®. Faena equilibrada por los dos pitones, justa de muletazos: no sobr¨® ninguno y la causa se decant¨® por el toreo fundamental. Demasiado f¨¢cil, quiz¨¢s. Con reposo todo. Llenando escenario. Bien medida una labor que mantuvo la chispa de principio a fin.
El quinto, precioso colorado, ojo de perdiz, acucharado de cuerna, fue recibido con palmas. Sin ser un ejemplo, para lo que hab¨ªa salido hasta entones supo a gloria. Y a pesar de recibir un primer puyazo con sa?a, no pareci¨® echar las cartas. Caballero, siempre muy de cerca, logr¨® meterlo en la muleta. No fueron muletazos largos, pero al menos ten¨ªan el viaje justo como para que el asunto tuviera su inter¨¦s. En una de esas veces, el novillo se le qued¨® y lo volte¨®. No pas¨® a mayores porque el de Guadaira, muy noble, no hizo nada por maltratar al torero. La voltereta sensibiliz¨® al personal, que ayud¨® a Caballero a terminar una faena de m¨¢s actitud que brillantez.
El ofensivo y muy fino de puntas que abri¨® la funci¨®n se acab¨® tras el primer puyazo. Fuerte castigo en una primera vara en la que empuj¨®. Pero ah¨ª gast¨® toda la gasolina. El empaque de Sergio Rodr¨ªguez en los primeros muletazos se emborron¨® despu¨¦s en novillo venido a menos, que acab¨® como moribundo. Tampoco el cuarto ayud¨®. Bien servido en varas, con dos puyazos sin misericordia y sin venir a cuento, a la muleta lleg¨® sin resuello, protest¨®n, al pasito y con la cara alta. Defensivo, en fin, para que Sergio Rodr¨ªguez le anduviera con porf¨ªa, muy de cerca, pero sin sacar una gota de agua a pozo tan seco.
Sin fuelle, sin fuerza, el terciadito que hizo segundo. No hizo falta picarlo. Sin poder con su alma, lleg¨® a la muleta de un Manuel Caballero que intent¨® justificarse en un trasteo sin inter¨¦s alguno. Luego no estuvo afortunado con la espada.
Bien hecho, fino de hechuras, largo, el tercero de la tarde. Pero, al fin, tambi¨¦n solo estampa. Con poco resuello, dej¨® que Nek Romero se templara con el capote. Ya en la muleta, al de Guadaira le cost¨® un mundo embestir. Al paso, con mitad de viaje, solo dej¨® a Romero sacar los muletazos de uno en uno. Una mini serie a pies juntos, con la izquierda, fue lo m¨¢s destacado de un trabajo largo y sin final feliz.
Guadaira/Rodr¨ªguez, Caballero, Romero
Novillos de Guadaira, desiguales de presentación. Muy castigados en varas, venidos muy a menos en la muleta. De gran juego el sexto, al que se le dio la vuelta al ruedo en el arrastre.
Sergio Rodríguez: estocada perdiendo la muleta (leve petición y vuelta al ruedo con alguna protesta ); dos pinchazos _aviso _ y descabello (silencio).
Manuel Caballero: pinchazo, bajonazo que hace guardia, otro pinchazo _aviso_ y descabello (silencio); pinchazo y estocada (oreja).
Nek Romero: pinchazo _aviso_ y estocada (silencio); estocada (dos orejas).
Plaza de Valencia. 13 de mayo. Novillada extraordinaria conmemorativa del Centenario de la Coronación de la Virgen de los Desamparados. Media entrada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.