Mejor que todas las dem¨¢s: la receta de Tina Turner
La ¡®reina del rock¡¯ ten¨ªa una personalidad expansiva y ciment¨® su ¨¦xito a partir de canciones que en otras voces pasaban inadvertidas
El estribillo se lo ha puesto estos d¨ªas en bandeja a los necr¨®logos de medio mundo a la hora de glosar la figura de la divina Tina Turner. ¡°Eres sencillamente el mejor. Mejor que todos los dem¨¢s¡±, proclamaba la inapelable reina del rock y del soul all¨¢ por 1989 en The Best, el tema que prend¨ªa la mecha de su ¨²ltimo gran disco de seguimiento masivo, Foreign Affair, y que se convirti¨® en la m¨¢s ic¨®nica de sus interpretaciones en esos a?os de madurez. Pero lo m¨¢s asombroso del caso es que aquel himno ya intergeneracional no hab¨ªa sido compuesto con Turner en mente y ya lo hab¨ªa llevado un a?o antes a los estudios de grabaci¨®n una cantante muy reconocida en la ¨¦poca, Bonnie Tyler, con una repercusi¨®n infinitesimal. Y ese no fue un caso ¨²nico a lo largo de la carrera de la artista de Nutbush, fallecida este mi¨¦rcoles a los 83 a?os. M¨¢s bien al contrario: solo un temperamento tan volc¨¢nico y arrollador como el suyo lograba agigantar t¨ªtulos que en otras gargantas hab¨ªan parecido irrelevantes.
Los paralelismos son inc¨®modos, pero elocuentes. La galesa Bonnie Tyler no era una vocalista ignota durante los a?os ochenta, cuando encaden¨® al menos dos ¨¦xitos colosales, It¡¯s a Heartache y Total Eclipse of the Heart, e incluso protagoniz¨® una ins¨®lita aparici¨®n estelar en Islands, el tema que daba t¨ªtulo en 1987 al und¨¦cimo elep¨¦ de Mike Oldfield. Pero nadie prest¨® atenci¨®n a The Best cuando Tyler la estren¨® en 1988 como pieza te¨®ricamente estelar de su ¨¢lbum Hide Your Heart. El agravio comparativo a¨²n escuece, treinta y tantos a?os m¨¢s tarde. ¡°El exitazo posterior de Tina me dio un motivo de consuelo: al final, resulta que no ten¨ªa tan mal olfato escogiendo canciones con posibilidades¡¡±, resum¨ªa la propia Bonnie, entre el humor y la resignaci¨®n, con motivo de una visita en el verano de 2021 al madrile?o Hip¨®dromo de la Zarzuela.
?C¨®mo una pieza resultona y bien grabada pudo pasar tan desapercibida al principio y erigirse en referencia mundial apenas un a?o m¨¢s tarde? Solo podemos echarle la culpa al factor Tina, ese a?adido de v¨¦rtigo, hurac¨¢n y excelencia que la hizo ¨²nica y la convierte desde esta semana en doblemente a?orada. The Best era un original de Mike Chapman y Holly Knight, dos compositores profesionales familiarizados con las listas de ventas; en 1983 le hab¨ªan manufacturado a Pat Benatar la muy popular Love Is A Battlefield. Pero solo Anna Mae Bullock, que apenas se prodig¨® como compositora y solo triunf¨® en esa faceta con Nutbush City Limits (1973), lo vio claro: propuso un solo de saxo donde en el original entraba la guitarra el¨¦ctrica y pidi¨® a los autores que a?adieran justo antes una parte de transici¨®n o, en la jerga, puente (¡°Each time you leave me as I start losing control¡¡±). El resto, ya dec¨ªamos, es historia.
El caso es el m¨¢s paradigm¨¢tico, pero representa una constante en la carrera de la mujer que ha concitado m¨¢s piropos, adhesiones y mensajes de admiraci¨®n a lo largo de toda la semana. Los propios Chapman y Knight pueden dar fe. El t¨¢ndem escribi¨® en 1981 un temazo, Better Be Good To Me, que Holly, una mujer de garganta y presencia esc¨¦nica estimables, interpret¨® personalmente al frente de su banda Spider. ?Alguien ha escuchado esa versi¨®n? ?Alguien recordaba, de hecho, la existencia de un grupo llamado Spider? Pues bien, esa misma Better Be Good To Me lleg¨® en 1984 al puesto n¨²mero 5 en las listas estadounidenses y se convirti¨® en uno de los ejes centrales del disco Private Dancer, el rutilante regreso de la reina al estrellato.
La cantante, pianista y compositora salmantina Sheila Blanco, experta en t¨¦cnica vocal, tiene claro que el mayor activo de Tina Turner habitaba en su garganta. ¡°Era una contralto muy s¨®lida, casi mezzo¡±, especifica, ¡°con la que no echabas de menos ni agudos ni melismas. Ten¨ªa una voz turbia, que no sucia; desgastada, que no vieja. Por todo ello era capaz de romperte en dos desde la primera nota¡±. Y remacha: ¡°Sab¨ªa rugir cantando, pero lo m¨¢s inimitable es el fraseo. Eso es lo que la convierte en icono¡±.
M¨¢s all¨¢ de su dimensi¨®n como figura p¨²blica, que se ha mencionado mucho estos d¨ªas; al margen de su valent¨ªa al afrontar situaciones personales terribles o de ese inmenso valor como ejemplo y referente para varias generaciones de mujeres, Turner se ha ganado su hueco en la historia por un talento interpretativo que parec¨ªa venirle de serie. Lo suyo era una capacidad innata para sublimar materiales que en otras manos resultaban solo apreciables. Le hab¨ªa sucedido ya en 1961, al comienzo de la ¨¦poca de Ike & Tina Turner, cuando abord¨® It¡¯s Gonna Work Out Fine con apenas 21 a?os. Era un tema ajeno, de Joe Seneca y la prol¨ªfica Rose Marie McCoy, y la banda lo abord¨® sin secci¨®n de metales ni florituras, a a?os luz del sonido que Phil Spector les imprimir¨ªa en 1966 con River Deep ¨C Mountain High, pero la ejecuci¨®n de Tina fue tan seca y fiera como para procurarle su primera nominaci¨®n a un premio Grammy. Por supuesto, nadie conserva en la memoria que el estreno de It¡¯s Gonna¡ hab¨ªa tenido lugar sin mayor trascendencia un a?o antes, en 1960, de la mano de Mickey & Sylvia. Y ni siquiera la lustrosa versi¨®n que en 1982 rubricaron al alim¨®n los ilustr¨ªsimos Linda Ronstadt y James Taylor goz¨® de especial repercusi¨®n.
Ah¨ª radicaba el m¨¦rito aut¨¦ntico de Turner: en la capacidad de fagocitarlo todo y convertirlo en algo singular¨ªsimo y esencial. Por eso en 1984, cuando la reaparici¨®n con Private Dancer tras 11 a?os de absoluto ostracismo, aquella Tina de 45 a?os no quiso ejercer el papel de vieja gloria y asumir un relato de a?oranzas vintage, sino que irrump¨ªa como una figura de estreno capaz de deslumbrar a los programadores de la joven cadena televisiva MTV. No fue tanto una resurrecci¨®n como el nacimiento de una magn¨¦tica nueva criatura. Artistas que fueron llegando poco despu¨¦s, desde Janet Jackson a Beyonc¨¦ o Rihanna, ser¨ªan inimaginables tal y como hoy las conocemos si antes no hubiera existido aquella rediviva figura de TT.
Influ¨ªa el carisma, sin duda. La tan comentada presencia esc¨¦nica: observen de qu¨¦ manera desaforada entraba en plat¨®, en 1971, con motivo de su participaci¨®n en el programa de Ed Sullivan. Ayud¨® el relato de vida, el estilismo, la longitud paranormal de esas piernas estratosf¨¦ricas. Todo lo que ustedes quieran. Pero lo que hizo de Tina Turner ¡°sencillamente la mejor¡± fue esa facilidad para convertirse en protagonista a partir de materias primas ajenas.
En 1981 y 1982, durante los a?os en que anduvo apartada de los radares, ten¨ªa la osad¨ªa de incluir en los conciertos una canci¨®n terrible de Rod Stewart sobre asesinatos machistas, Foolish Behaviour, que ella retitul¨®, para que no cupiese duda, Kill His Wife (Matar a su esposa). El original destilaba un machismo desaforado, pero ella s¨ª que sab¨ªa de lo que hablaba. Y en 1984, de cara al regreso triunfal, le sugirieron la baza infalible de una versi¨®n de los Beatles, y ella opt¨® por un Help! tan reinventado que deb¨ªamos reparar en la letra para caer en la cuenta de cu¨¢l era la fuente original. El pobre John Lennon no lleg¨® a tiempo para escucharla, pero Tina la hizo tan veros¨ªmil como si el de Liverpool la hubiera escrito en 1965 pensando en ella.
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