¡®Un blanco f¨¢cil¡¯: Isabelle Huppert, una sindicalista ¡°tocapelotas¡± en un ¨¢rido ¡®thriller¡¯

En diciembre de 2012, Maureen Kearney apareci¨® en el s¨®tano de su casa de las afueras de Par¨ªs v¨ªctima de un brutal ataque. Maniatada, el agresor le hab¨ªa grabado en la tripa con un cuchillo la letra A y despu¨¦s le introdujo el mango del arma blanca por la vagina. La letra pod¨ªa ser A de Areva, entonces gigante de la energ¨ªa nuclear francesa del que Kearney era delegada sindical, o A de advertencia, ¡°avertissement¡± en franc¨¦s.

Aquel suceso no fue ni lo m¨¢s retorcido ni lo m¨¢s cruel que vivi¨® Kearney. Los acontecimientos que siguieron a esa agresi¨®n centran Un blanco f¨¢cil, el thriller pol¨ªtico franc¨¦s que en dos horas expone un caso real de la mano de la actriz Isabelle Huppert en uno de sus papeles favoritos, el de ¡°tocapelotas¡± o ¡°grano en el culo¡±, como la define con escasa dulzura el consejero delegado de Areva en el filme.

La presentaci¨®n del personaje de Kearney apela a la ¨¦pica: en una planta nuclear de Hungr¨ªa, la f¨¦rrea sindicalista encabeza la protesta de un grupo de mujeres despedidas de su empleo. Ese ser¨¢ uno de los escasos momentos en los que aflorar¨¢ esa ¨¦pica sindical de un personaje duro, entregado a la defensa de unos trabajadores que fueron v¨ªctimas de una p¨¦sima gesti¨®n que se complic¨® a¨²n m¨¢s con los impagos que siguieron al accidente de la central nuclear de Fukushima en 2011. Una mujer cuyos grises (muchos de ellos solo sugeridos) envuelven una trama demasiado ¨¢rida, al menos para un espectador no familiarizado con los tejemanejes que pinta el filme.

Inspirada en el libro de investigaci¨®n La sindicalista, de Caroline Michel-Aguirre, Un blanco f¨¢cil es un thriller de despachos, polic¨ªa y juicio final por el que circulan rivalidades de la industria nuclear francesa, complots con China, nombres de algunos ministros y de los presidentes de la rep¨²blica Nicolas Sarkozy y Fran?ois Hollande. Entre tanta corbata y gruesos brochazos de misoginia, toda la tensi¨®n de la pel¨ªcula recae en la interpretaci¨®n de Huppert, en su capacidad para atraer y repeler a partes iguales, obsesiva y g¨¦lida en su uniforme de guerrera: pintalabios rojo, tac¨®n, gafas y flequillo rubio. Su trabajo merece la pena, pero fiar el ¨¦xito del conjunto a esa carta ganadora no parece suficiente.