¡®Una vida no tan simple¡¯: tan cre¨ªble, inteligente y sutil

Me ha vuelto a ocurrir en medio de continuos naufragios. De gran presupuesto o con vocaci¨®n intimista, bobas, pero tambien serviles hacia el lamentable signo de los tiempos. Y es pasar dos horas en compa?¨ªa de seres de ficci¨®n cuyas vidas me tocan esas fibras tan gratas, personajes y sensaciones que me transmiten verdad, me interesa su presente y su futuro, les entiendo. La gente que ha creado a esas personas respeta la inteligencia de los receptores. Y puede ocurrir que estos tambi¨¦n se sientan emocionados. Son Una bonita ma?ana, Las 8 monta?as y Una vida no tan simple.

Acostumbro a salir de estampida de los cines cuando aparecen los t¨ªtulos de cr¨¦dito finales (incluso antes, o mucho antes), pero con la pel¨ªcula que ha dirigido primorosamente F¨¦lix Viscarret (tambi¨¦n autor de varios episodios en la poderosa serie Patria) permanezco en la butaca hasta que se encienden las luces del cine. Y sigo recordando lo que les ocurre a los protagonistas cuando salgo a la calle. Y les deseo que les vaya bien, aunque lo tengan complicado. Y si siento esas cosas es porque su creador posee talento, veracidad, sentimiento, sutileza. Y me encanta el desenlace. Por imprevisto. Por saltarse las leyes de ese mercado que exige lo m¨¢s f¨¢cil y optimista para que el espectador convencional salga contento. Y me fascina la imagen repetida y feliz de esas alborozadas cr¨ªas patinando en la noche por la ciudad.

Los adultos que la protagonizan no son dichosos, pero tampoco les va muy mal. Han llegado a los cuarenta y perciben que se esfum¨® lo que promet¨ªa ser un brillante porvenir. Son arquitectos sin trabajo, con la obligaci¨®n de mendigarlo a los viejos compa?eros que supieron mont¨¢rselo. Uno ejerce de padre ejemplar y de amo de casa. Gru?e mucho. El fuego se extingui¨® hace tiempo con su racional y paciente mujer. El otro es quejumbroso, se siente solo, le va mal en el trabajo y en la vida, sue?a en vano con antiguos amores, busca en falso alg¨²n milagro en las aplicaciones de citas. Ambos llevan como una losa ¨ªntima y lacerante la certidumbre de sentirse perdedores. Pero en medio de su cansancio o de sus tinieblas tambi¨¦n creen divisar esperanzadoras lucecitas. Con una desconocida del parque y con alguien muy cercano. En el segundo caso, ese enamoramiento podr¨ªa suponer una tormenta con devastadoras consecuencias.

Es probable que la tristeza resignada, la ausencia de salida y el sentimiento de haber perdido lo que alguna vez fue tan ilusionante como real sean los motores de esta agridulce cr¨®nica de gente que se siente a la deriva, pero Viscarret tambi¨¦n aporta sentido del humor, cierta ternura, una autenticidad a ratos c¨¢lida, en otros dolorosa. Todo es complejo, inteligente y humano. Y est¨¢n muy bien sus int¨¦rpretes. Transmiten desconcierto.

Los t¨ªos hablan mucho, ellas menos, pero es tan importante lo que callan como lo que expresan. Las miradas, los silencios entrecortados, los peque?os gestos, nunca son gratuitos en esas se?oras. Excepto en el caso de ?lex Garc¨ªa, no he seguido muy de cerca la carrera de Miki Esparb¨¦, de Olaya Caldera y de Ana Polvorosa. El personaje que interpretaba la ¨²ltima en la serie de Amen¨¢bar La Fortuna, aquella funcionaria empoderada, chillona y bisexual, me provoc¨® grima. Aqu¨ª est¨¢ en posesi¨®n de misterio. Y me encanta Olaya Caldera, sus matices, su naturalidad. Miki Esparb¨¦ y ?lex Garc¨ªa te hacen creer en la antigua amistad de dos personas que se sienten fracasadas. Ojal¨¢ que recobren la alegr¨ªa. Comprendes a esta gente y las situaciones que atraviesan. Tambi¨¦n pueden ser queribles. Los voy a recordar.