?Dirigi¨® Hitchcock una pel¨ªcula pronazi?
Un documental presentado en la Mostra de Venecia recuerda la pol¨¦mica que origin¨® su pel¨ªcula ¡®N¨¢ufragos¡¯, por la que el director fue acusado de elogiar y favorecer a los alemanes en 1944
No suele aparecer en las listas de las cintas m¨¢s conocidas de Alfred Hitchcock, aunque N¨¢ufragos diera, en su ¨¦poca, mucho que hablar. Estrenada en 1944, la pel¨ªcula origin¨® un esc¨¢ndalo cuando parte de la cr¨ªtica y los espectadores detectaron un subtexto inc¨®modo en su relato, protagonizado por nueve supervivientes de un naufragio en medio del oc¨¦ano. Entre ellos figuraba un alem¨¢n con rasgos de superhombre, lo que gener¨® rechazo e incomprensi¨®n en el contexto de la II Guerra Mundial. Un documental franc¨¦s, Le film pro-nazi d¡¯Hitchcock, que se estrena este viernes en la Mostra de Venecia, se adentra en la pel¨ªcula maldita del director para indagar en esa pol¨¦mica olvidada.
A comienzos de los cuarenta, Hitchcock acababa de triunfar con su primera pel¨ªcula estadounidense, Rebeca, y hab¨ªa rodado dos filmes con la guerra como tel¨®n de fondo, Enviado especial y Sabotaje, como era com¨²n en el cine de la ¨¦poca. Admirado por el ¨¦xito de la adaptaci¨®n de Las uvas de la ira, Hitchcock tuvo la idea de pedir a John Steinbeck que le escribiera un guion original de tema b¨¦lico, que se convertir¨ªa en la primera ficci¨®n cinematogr¨¢fica del escritor.
Steinbeck firm¨® una alegor¨ªa protagonizada por ocho personajes estadounidenses y brit¨¢nicos de distintos estratos sociales, encabezados por una estrella como Tallullah Bankhead haciendo de reportera caprichosa en su primer papel tras una d¨¦cada alejada del cine. A su lado hay un obrero comunista, un mayordomo negro, un hombre de negocios insufrible y una madre que ha enloquecido tras la muerte de su beb¨¦, que a¨²n llevaba en brazos cuando subi¨® a este bote salvavidas. Cuando rescatan al capit¨¢n del submarino nazi que ha intentado hundirlos en el mar, no tienen m¨¢s remedio que confiar en su instinto de supervivencia, ya que ninguno de ellos sabe navegar. Fue el retrato de ese alem¨¢n, Willy, capaz de usar una br¨²jula, de amputar una pierna y de remar durante d¨ªas sin agotarse nunca, lo que molest¨®: para muchos, encarnaba la superioridad f¨ªsica del pueblo alem¨¢n.
El primero en protestar fue el propio Steinbeck, aunque no por la peliaguda cuesti¨®n nazi (en 1942, el propio escritor hab¨ªa sido criticado de humanizar en exceso a los alemanes en su novela La luna se ha puesto). La pel¨ªcula le pareci¨® ¡°excelente¡±, pero no le gust¨® el retrato que Hitchcock hizo del personaje del comunista y del afroamericano, en los que detect¨® una caricatura que no hac¨ªa justicia a lo que ¨¦l hab¨ªa escrito. Una cr¨ªtica en The New York Times, globalmente positiva, fue de las primeras en evocar el subtexto filonazi. ¡°Claramente, no tienen la intenci¨®n de elevar el ideal del superhombre, pero sospechamos que los nazis, con alg¨²n corte en el metraje, podr¨ªan convertir N¨¢ufragos en un latigazo contra las democracias decadentes¡±, escribi¨® el muy respetado Bosley Crowther. ¡°Es cuestionable si una pel¨ªcula como esta es acertada en este momento¡±.
Poco despu¨¦s, Dorothy Thompson, tal vez la periodista estadounidense m¨¢s influyente de su ¨¦poca, pidi¨® que se suspendiera su exhibici¨®n y lleg¨® a llamar al FBI para que la prohibiera. La Twentieth Century Fox, preocupada por las cartas de protesta que no dejaba de recibir, decidi¨® limitar el n¨²mero de copias en Estados Unidos y reducir la campa?a de promoci¨®n a la m¨ªnima expresi¨®n, lo que no impidi¨® que N¨¢ufragos acabara consiguiendo tres nominaciones al Oscar, incluidas una para Hitchcock como director y otra para Steinbeck como guionista. Por entonces, el autor de Al este del Ed¨¦n y De ratones y hombres hab¨ªa pedido a la Fox, sin ¨¦xito, que retirara su nombre del proyecto.
Hitchcock neg¨® toda voluntad proalemana en su libro de entrevistas con Truffaut en 1966: ¡°La intenci¨®n era decir que las democracias deb¨ªan unir fuerzas contra el enemigo com¨²n¡±
El documental de Daphn¨¦ Ba?wir, directora belga de 31 a?os, desmiente la lectura filonazi de N¨¢ufragos, pero explica por qu¨¦ no resulta del todo descabellada. ¡°Hitchcock no quiso hacer una pel¨ªcula proalemana, pero podemos entender las cr¨ªticas. Tal vez no supo defenderse con suficiente contundencia, lo que acab¨® originando una especie de bola de nieve contra la pel¨ªcula¡±, responde Ba?wir. En realidad, su voluntad no era exhibir sus (inexistentes) filias nazis, sino lanzar una advertencia a los aliados. ¡°En aquel momento hab¨ªa dos fuerzas enfrent¨¢ndose una a la otra, las democracias y los nazis. Mientras las democracias estaban totalmente desorganizadas, todos los alemanes avanzaban en la misma direcci¨®n¡±, se explic¨® Hitchcock en su libro de entrevistas con Fran?ois Truffaut, publicado en 1966. ¡°La intenci¨®n era decir que esas democracias deb¨ªan apartar sus diferencias y unir fuerzas para concentrarse en el enemigo com¨²n¡±.
En realidad, ese capit¨¢n alem¨¢n tampoco es un modelo de virtud: miente a sus compa?eros de infortunio, les niega sus reservas de agua y cambia el rumbo para conducirlos a escondidas hacia otro barco nazi. Tambi¨¦n consume vitaminas para remar sin descanso mientras los dem¨¢s est¨¢n extenuados. ¡°Hubiera sido mejor que Hitchcock dejara claro que, en realidad, eran drogas, pero la censura de la ¨¦poca no lo hubiera permitido¡±, apunta la directora. El hombre providencial que parece al comienzo se revela una aut¨¦ntica impostura: ese nazi, en realidad, est¨¢ dopado. Los ocho personajes lo acabar¨¢n sacrificando, en una terrible escena que Hitchcock filma de lejos, con sus verdugos de espaldas y comport¨¢ndose ¡°como una jaur¨ªa¡±, seg¨²n admiti¨® ante Truffaut. Para vencer a ese enemigo, ven¨ªa a decir el director, los aliados tendr¨ªan que mancharse las manos de sangre.
El director se defendi¨® poco y mal de las acusaciones. Siempre pas¨® de puntillas sobre este espinoso cap¨ªtulo de su carrera, por lo que no cuesta deducir que le dej¨® una marca traum¨¢tica. Justo despu¨¦s de la pel¨ªcula, Hitchcock accedi¨® a rodar dos cortos de propaganda para el Ministerio de Informaci¨®n brit¨¢nico, Bon voyage y Aventure malgache, sobre la Resistencia francesa. Para filmarlos, regres¨® al viejo continente mientras ca¨ªan las bombas. ¡°Sent¨ª la necesidad de contribuir al esfuerzo de guerra, y estaba demasiado gordo y viejo para hacer el servicio militar¡±, brome¨®. ¡°Sab¨ªa que si no hac¨ªa nada lo lamentar¨ªa siempre¡±.
En 1945, Hitchcock acept¨® asesorar a Sidney Bernstein, amigo de juventud y futuro magnate medi¨¢tico que entonces estaba al frente de la propaganda brit¨¢nica, durante el montaje de una pel¨ªcula documental sobre el campo de Bergen-Belsen a partir de cinco bobinas filmadas por el ej¨¦rcito aliado. Aconsej¨® usar planos largos y naturalistas para reforzar la sensaci¨®n de que esas terribles im¨¢genes eran reales y no una invenci¨®n cinematogr¨¢fica, anunciando la est¨¦tica que se impondr¨ªa en la posguerra, durante los a?os del neorrealismo italiano.
Pese a su triste reputaci¨®n, N¨¢ufragos es una de las pel¨ªculas m¨¢s osadas de Hitchcock en el plano formal: toda la acci¨®n transcurre en el barco, sin flashbacks tramposos, y la m¨²sica brilla por su ausencia. La ¨²nica banda sonora son las olas del mar, el viento y la lluvia, una elecci¨®n muy inhabitual en aquella ¨¦poca. Adem¨¢s, contiene algunas figuras que se volver¨¢n cl¨¢sicas en el cine de Hitchcock, como la acci¨®n en espacios cerrados e irrespirables o su gusto por esos villanos imbatibles a quienes el h¨¦roe siempre termina por derrotar. N¨¢ufragos es uno de los mejores ejemplos del subg¨¦nero del survival, donde personajes privilegiados aprenden a sobrevivir y a valorar lo que es importante en la vida, que abarca de la serie Perdidos a la reciente El tri¨¢ngulo de la tristeza.
Por ¨²ltimo, la pol¨¦mica en torno a N¨¢ufragos anuncia la fiscalizaci¨®n de las obras de arte que se impondr¨¢ en los cincuenta con la caza de brujas del macartismo: una pel¨ªcula solo ser¨¢ aceptable si exhibe sin ambig¨¹edad su patriotismo y su virtud moral. Una situaci¨®n que, seg¨²n Ba?wir, se alarga hasta nuestros d¨ªas. ¡°En el cine estadounidense actual con vocaci¨®n mainstream, cualquier proyecto debe tener un mensaje positivo y evitar a toda costa las zonas grises¡±, asegura la directora. ¡°N¨¢ufragos es un precedente de la cultura de la cancelaci¨®n a la que asistimos hoy¡±.
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