Pete Doherty: auge, infierno y supervivencia del rey del caos
El m¨²sico publica un trepidante libro donde cuenta con crudeza su desmoronamiento y una ¨¦poca excitante del ¡®indie rock¡¯
La hermana mayor de Pete Doherty, AmyJo, no ha le¨ªdo el libro de memorias de su hermano. Tiene una sensaci¨®n de aprensi¨®n que le impide rememorar el desenfrenado y muchas veces s¨®rdido mundo de Doherty. ¡°Cuando se ha vivido todo tan de cerca¡ No s¨¦ si quiero recordarlo. Quiz¨¢ alg¨²n d¨ªa... Mi madre lo ley¨® antes de que se publicara y le dec¨ªa: ¡®Pete, ?seguro que quieres contar eso?¡¯. Mi padre tampoco lo ha le¨ªdo. Y espero que no lo haga nunca¡±, cuenta AmyJo Doherty a este peri¨®dico.
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La hermana mayor de Pete Doherty, AmyJo, no ha le¨ªdo el libro de memorias de su hermano. Tiene una sensaci¨®n de aprensi¨®n que le impide rememorar el desenfrenado y muchas veces s¨®rdido mundo de Doherty. ¡°Cuando se ha vivido todo tan de cerca¡ No s¨¦ si quiero recordarlo. Quiz¨¢ alg¨²n d¨ªa... Mi madre lo ley¨® antes de que se publicara y le dec¨ªa: ¡®Pete, ?seguro que quieres contar eso?¡¯. Mi padre tampoco lo ha le¨ªdo. Y espero que no lo haga nunca¡±, cuenta AmyJo Doherty a este peri¨®dico.
Hubo un tiempo en el que este era un d¨ªa cualquiera en la vida de Pete Doherty: ¡°En ese momento le deb¨ªa a un traficante 11 de los grandes, y acordamos que me sacar¨ªa una foto chut¨¢ndome y la vender¨ªa para cancelar la deuda de las drogas¡±. As¨ª lo describe el m¨²sico en Peter Doherty. Un chaval prometedor (Alianza Editorial, a la venta el d¨ªa 21), un libro trepidante que tiene todo lo que se puede imaginar, y mucho m¨¢s, de un personaje que vivi¨® como si al d¨ªa siguiente se acabase el mundo y que fue omnipresente hace un par de d¨¦cadas en cuatro frentes: revistas de m¨²sica, publicaciones de moda, tabloides en busca de las miserias de famosos y en las p¨¢ginas del coraz¨®n, sobre todo por su noviazgo con la modelo Kate Moss.
Pete Doherty representa una figura clave en la cultura pop en la primera d¨¦cada de los 2000. Como m¨²sico al frente de bandas como The Libertines o Babyshambles fue audaz, impetuoso, el perfecto eslab¨®n entre el romanticismo dram¨¢tico de The Smiths y la rabia s¨®nica de The Clash; como figura medi¨¢tica ejerci¨® de blanco perfecto para cierta prensa brit¨¢nica ansiosa por contar vidas desastrosas de famosos tarambanas: ning¨²n personaje se ha desmoronado en p¨²blico tan a c¨¢mara lenta como ¨¦l. Lo sorprendente, y leyendo el libro se comprender¨¢, es que Doherty (nacido en Hexham, Inglaterra) a¨²n est¨¦ vivo. Pero s¨ª: hoy tiene 44 a?os, lleva tres sin drogarse, vive tranquilo y sin querer ofrecer entrevistas en Francia, se cas¨® en 2021, expone cuadros y su ¨²ltimo disco, The Fantasy Life of Poetry & Crime, de hace solo un a?o, respira un aire hasta buc¨®lico. Pero hubo un tiempo en el que el m¨²sico cay¨® a unas profundidades extremas de deterioro mental y f¨ªsico.
Un chaval prometedor est¨¢ escrito con la ayuda del periodista e historiador brit¨¢nico Simon Spence, que ha publicado libros sobre Stone Roses, Depeche Mode o Happy Mondays. Fueron muchas horas de conversaci¨®n que Spence ha transcrito, ordenado y les ha dado forma. ¡°Pete se mostr¨® ante m¨ª humilde, confiado y paciente. Su capacidad para re¨ªrse de s¨ª mismo me pareci¨® entra?able. Escribimos el libro durante el confinamiento, cuando ¨¦l cumpl¨ªa un a?o de recuperaci¨®n de su adicci¨®n a las drogas, as¨ª que a veces se mostr¨® fr¨¢gil, s¨ª. Una madrugada se me qued¨® grabada: pronunci¨® un sorprendente mon¨®logo sobre su intento de rehabilitaci¨®n en un reputado centro de Tailandia, en 2004. Fue una hora de historias escabrosas. Yo estaba impactado. Solo pensaba en que mi grabadora no fallara¡±, relata Spence a EL PA?S. Entre las cosas que cuenta Doherty de aquel viaje, que realiz¨® presionado por discogr¨¢fica y manager: ¡°No dir¨ªa que me enga?aron para ir a Tailandia, pero no sab¨ªa en lo que me estaba metiendo. A¨²n no hab¨ªa probado el opio ni la hero¨ªna blanca de China, as¨ª que la idea de ir a Tailandia era emocionante. Recuerdo estar en el aeropuerto de Heathrow y pensar no que yo fuese guay exactamente, pero s¨ª que era lo m¨¢s por fumar crack abiertamente en la sala de embarque. Ten¨ªa la sensaci¨®n de ser intocable, rollo ¡®me voy a Tailandia, fumo crack en el aeropuerto y el mundo es m¨ªo¡±.
Pete Doherty siempre ambicion¨® ser famoso. ¡°Desde muy peque?o quise, casi desesperadamente, salir en la tele¡±, expresa en el libro. Un deseo seguramente surgido por un ansia de reconocimiento, sobre todo por parte de su padre, un militar aferrado a unos c¨®digos conservadores. En ese ambiente castrense, el militar Doherty conoci¨® a la madre del m¨²sico, enfermera del ej¨¦rcito. ¡°Quer¨ªa su amor¡±, asume el m¨²sico en el libro sobre la relaci¨®n con su padre. La familia vivi¨® a golpe de mudanzas siguiendo los destinos del padre: Belfast, Alemania, Chipre, diferentes lugares en el Reino Unido¡ Los domingos acud¨ªan a misa, para satisfacci¨®n de la madre, una cristiana devota. En este ambiente se forj¨® la rebeld¨ªa de Pete, que adem¨¢s de su hermana AmyJo (un a?o mayor) ten¨ªa otra m¨¢s peque?a, Emily. ¡°Aunque mis padres no eran m¨²sicos, siempre se escuchaban canciones en casa. A mi madre le gustaba mucho la Motown, Stevie Wonder o Gladys Knigh, y a mi padre los Kinks, los Small Faces, el country¡ Recuerdo una etapa en la que a Pete le encantaban Wham! y Pet Shop Boys¡±, relata AmyJo. Pero la primera banda que le azot¨® el coraz¨®n a Doherty fueron los Smiths de Morrissey.
Tambi¨¦n se aplicaba en la lectura: mucho ensayo de izquierdas, adem¨¢s de Sartre, Beckett, Joyce, Brecht, Keats, Lord Byron, Genet, Cocteau, Orwell, Bukowski... y tambi¨¦n se deleit¨® con pel¨ªculas de la nouvelle vague francesa. Comenz¨® a desarrollar un anhelo por la poes¨ªa. Y escribi¨®. Doherty considera hoy que su fervor por John Keats y Oscar Wilde tiene mucho que ver con su impulso por probar la hero¨ªna. ¡°Apurar opi¨¢ceos aguados para adormecer mi esp¨ªritu cansado¡±, escrib¨ªa Keats.
Era mediados de los noventa y Doherty se entreg¨®, como casi todo el mundo, al brit-pop. No tanto a Oasis (que no le gustaban) o Blur como a bandas en un segundo escal¨®n de popularidad, como Supergrass, Super Furry Animals, Ocean Color Scene¡ Compraba la revista New Musical Express y fantaseaba con ocupar un d¨ªa la portada, cosa que consigui¨® en varias ocasiones. Y AmyJo le present¨® a Carl Barat, su gran compa?ero con el que form¨® The Libertines. Tambi¨¦n su hermana mayor le ofreci¨® su primer porro. ¡°Ese ha sido un asunto doloroso en la familia, sobre todo para mi madre. Porque dice que todo fue culpa m¨ªa. Mucha gente asume que fumar porros es el comienzo del viaje hacia las drogas. A veces me he sentido culpable por ello. Pero aquello fue casi natural: yo descubr¨ª los porros y se lo quer¨ªa ense?ar a mi hermano. Solo nos llevamos un a?o¡±, explica AmyJo. Arrancaban los 2000, Pete contaba 21 a?os y ya hab¨ªa tenido alguna experiencia con los tripis. Justo cuando comenzaron a ensayar en serio como The Libertines prueba por primera vez la hero¨ªna.
Replica a The Strokes
El grupo naci¨® en un principio como una r¨¦plica inglesa de The Strokes, que en esa ¨¦poca triunfaban con su disco de debut, Is This It (2001), y que hab¨ªan devuelto el glamur al rock and roll. Doherty describe en sus memorias gr¨¢ficamente c¨®mo se sent¨ªa de poderoso en esos primeros tiempos: ¡°Con un c¨®ctel molotov en una mano y una guitarra el¨¦ctrica en la otra¡±. Fue una ¨¦poca excitante, con un mont¨®n de grupos con una misi¨®n: grabar la canci¨®n perfecta. Por ah¨ª estaban Franz Ferdinand, Arcade Fire, Bloc Party, Interpol, The Strokes, Arctic Monkeys, The Kooks¡ Y The Libertines. ¡°Existe un impacto importante de The Libertines en el underground de la m¨²sica brit¨¢nica: su cercan¨ªa con los fans, sus conciertos improvisados, el ofrecer canciones en internet inmediatamente despu¨¦s de ser grabadas¡ Todo era muy revolucionario en aquella ¨¦poca. Adem¨¢s de ser fundamentales en el resurgir de las bandas de guitarras despu¨¦s de la decadencia del brit-pop. Eran did¨¢cticos en cuanto a referencias pop y a la vez an¨¢rquicos¡±, se?ala desde Londres el periodista y escritor brit¨¢nico Declan Ryan, habitual de The Guardian, The Observer o del suplemento literario de Times.
Antes de que editaran su debut (2002), los integrantes de The Libertines ya miraban con insolencia desde la portada de New Musical Express: arrebatadoramente j¨®venes, con polos Fed Perry ajustados y cazadoras de cuero. Sus primeras canciones sonaban estimulantes: caminaban adorablemente destartaladas y urgentes para desembocar en unos estribillos pegajosos y llevadas de la mano de unas letras de altos vuelos literarios. Time for Heroes, Up the Bracket, Don¡¯t Look Back into the Sun¡ Todav¨ªa hoy suenan frescas. Internamente su modo de vida explosivo funcionaba como un ej¨¦rcito de termitas. La relaci¨®n entre los dos l¨ªderes se desquebrajaba. Carl Barat consum¨ªa sobre todo coca¨ªna, el c¨®ctel de Doherty no era excluyente: crack, ketamina, hero¨ªna¡ Fumada e inyectada. Era un buen equipo creativo, pero cada vez duraban menos estos momentos de inspiraci¨®n.
Y comenz¨® el caos. Se peleaban en el escenario, faltaban a los ensayos, daban conciertos cada uno por su cuenta¡ El grupo decidi¨® expulsar a Doherty, que, enrabietado, mont¨® los tambi¨¦n edificantes Babyshambles. En una de sus noches de enajenaci¨®n, Doherty entr¨® por la fuerza en la casa de Barat (de gira con The Libertines) y rob¨® varias cosas: un reproductor de DVD, un port¨¢til, una guitarra, algo de dinero¡ Pete acab¨® en la c¨¢rcel por allanamiento y robo, instituci¨®n que ya no dejar¨ªa de visitar durante a?os, siempre con condenas peque?as y habitualmente por conducir temerariamente y por posesi¨®n de drogas, las dos faltas al mismo tiempo. Su relaci¨®n con la c¨¢rcel fue un calco de la que ten¨ªa con los centros de desintoxicaci¨®n: entraba, permanec¨ªa unos d¨ªas, y sal¨ªa a la calle sin atisbo de rehabilitaci¨®n.
En Un chaval prometedor, Doherty confiesa que durante una ¨¦poca adem¨¢s de consumir ejerc¨ªa de camello. El libro contiene decenas de episodios escabrosos: el m¨²sico viv¨ªa en cualquier parte, rodeado de yonquis y tocando en la trastienda de antros para conseguir sustancias. Un pu?ado de paparazis documentaban al d¨ªa el desplome del m¨²sico. AmyJo cuenta las consecuencias: ¡°Lo pasamos fatal, como cualquier familia que tiene que tratar con la adicci¨®n. Es un problema horrible, pero adem¨¢s a?adiendo que estaba continuamente en la prensa. Mi padre se llama igual, Peter Doherty, as¨ª que ¨¦l siempre ve¨ªa su nombre al lado de las cosas horrorosas que dec¨ªan. Sufr¨ªa mucho en su trabajo, por verg¨¹enza. Ahora mi hermano y yo podemos re¨ªrnos de algunos titulares, aunque fueron momentos muy oscuros¡±.
Su noviazgo con la modelo Kate Moss fue la guinda para la prensa amarilla. Llegaron a pinchar el tel¨¦fono a varios miembros de la familia. ¡°A m¨ª me llamaban constantemente ofreci¨¦ndome dinero para contar cosas. Y Peter me dec¨ªa: ¡®?Por qu¨¦ no les cuentas que t¨² me has dado mi primer chute de hero¨ªna? Diles eso, aunque sea falso¡'. ?l es muy as¨ª. Pero yo siempre he tenido un poco m¨¢s de conciencia: le dec¨ªa que nuestros padres y abuelos lo iban a leer. ?l tiene cero conciencia¡±, cuenta AmyYo entre risas. Cada semana aparec¨ªan en The Sun, Daily Mirror y otras publicaciones del estilo supuestas exnovias de Doherty contando intimidades. Mientras, el m¨²sico acud¨ªa con Kate Moss al festival de Glastonbury en unas im¨¢genes casi tan ic¨®nicas como las de Kurt Cobain y Courtney Love con su hija en los premios MTV.
Resultan muy c¨®micos los encuentros que cuenta en las memorias con estrellas del rock. Estamos en el festival Coachella. Mientras Doherty se aprieta una botella de whisky ve a Iggy Pop haciendo jogging. ¡°Me dijo: ¡®Yo tambi¨¦n he estado en eso. Pero ahora me gusta correr¡¯, y beb¨ªa con una pajita una botella de agua¡±. Otro d¨ªa, en el backstage de un concierto de The Rolling Stones, donde Doherty va de acompa?ante de Kate Moss, invitada de Mick Jagger, Keith Richards le dice: ¡°S¨²bete la manga¡±. Y se echa a re¨ªr ¡°como un lobo de mar¡±. Luego, el veterano guitarrista le da alg¨²n consejo, desde la experiencia: ¡°Trata de no meterte en vena. Tienes que conseguir material de buena calidad, farmac¨¦utico, y meterte por la piel, as¨ª hay menos riesgo¡±.
Sobrevuela en el libro una reflexi¨®n rom¨¢ntica e ingenua por parte de Doherty, esa que apuesta por el arte en contraposici¨®n a una industria cultural que solo persigue dinero. Un esp¨ªritu revolucionario, en definitiva. ¡°Cre¨ªa firmemente que la poes¨ªa y el misticismo de la m¨²sica y la cultura pod¨ªan salvar el mundo¡±, llega a decir. A Peter no le gustaba ¡°la industrializaci¨®n¡± de un grupo de rock: prefer¨ªa anunciar un concierto en un garito por la ma?ana y tocar por la noche. La m¨²sica en estado crudo y puro, sin intermediaciones. Simon Spence: ¡°Peter es el m¨²sico de indie rock m¨¢s importante de su generaci¨®n. Sus canciones, su est¨¦tica y su estilo de vida establecen un nuevo concepto, uno al que nadie se ha acercado. La historia lo recordar¨¢ con buenos ojos¡±.
Si el ritmo de vida de Doherty asusta al lector, el propio m¨²sico asegura en las memorias que lo superan ampliamente dos personas que se cruzan en su camino: Amy Winehouse (con la que ¨¦l cuenta que tuvo una relaci¨®n... siempre abortada por guardaespaldas) y Peaches Geldof, ambas fallecidas por los excesos. ¡°Es un milagro que est¨¦ vivo¡±, asume su hermana AmyJo. ¡°En los peores momentos yo casi me alegraba cada ma?ana y dec¨ªa: ¡®Bueno, al menos est¨¢ vivo¡¯. Creo que es un hombre fuerte y persistente¡±.
La semana pasada, AmyJo, que vive desde hace 18 a?os en Espa?a y es m¨²sica, fue a la casa francesa de su hermano y su pareja, Katia, a conocer a su sobrina y beb¨¦ de la pareja: Billie May, de tan solo tres meses. ¡°Es un pap¨¢ estupendo¡±, afirma. En su empe?o por solucionar fracasos del pasado, el m¨²sico tambi¨¦n ha recuperado la relaci¨®n con sus padres. Quiz¨¢ la responsabilidad no fue solo suya, como el propio m¨²sico insin¨²a al inicio de Un chaval prometedor, al citar una reflexi¨®n del poeta franc¨¦s Arthur Rimbaud: ¡°La idea de alcanzar lo desconocido mediante la enajenaci¨®n de todos los sentidos conlleva un tremendo sufrimiento, pero hay que ser fuerte, y ser un poeta nato. Realmente no es culpa m¨ªa¡±.