Mary Beard: ¡°El Imperio Romano permite a los hombres ser machos en plan capullo¡±
La gran especialista en la Antigua Roma narra la vida de los emperadores en su nuevo libro, desde el transg¨¦nero Helig¨¢balo a los usos m¨¢s anecd¨®ticos que forjaron nuestra cultura pol¨ªtica
Saber mucho no es lo mismo que saber c¨®mo divulgarlo y Mary Beard tiene ese don. La catedr¨¢tica em¨¦rita de Cambridge, premio Princesa de Asturias 2016 y autora de varios cl¨¢sicos sobre Roma, vuelve con uno de esos libros tan amenos y divertidos como profundos en el conocimiento de aquellos emperadores que nos siguen fascinando. Emperador de Roma (Cr¨ªtica) llega adem¨¢s en plena efervescencia de un debate que ha recorrido el mundo a lomos de las redes y que asegura que los hombres est¨¢n obsesionados con el Imperio Romano. Ella naci¨® en Much Wenlock (Reino Unido), hace 68 a?os.
Pregunta. ?Es cierto lo que se dice por ah¨ª? ?Los hombres est¨¢n obsesionados con el Imperio Romano?
Respuesta. Me sorprende, pero tiendo a creer que es verdad. De alguna forma, el Imperio Romano es un espacio a salvo para la fantas¨ªa masculina, un lugar muy lejano en el tiempo, que no hace da?o a nadie y donde puedes ser un macho en tu cabeza: puedes llevar una toga, construir carreteras, hacer todas esas cosas masculinas y a salvo, en plan cl¨¢sico capullo. Nunca me he encontrado a uno de esos hombres que piensa en el Imperio Romano siete veces al d¨ªa, pero apuesto a que solo est¨¢n pensando en una peque?a parte de ¨¦l y no precisamente en las mujeres, ni en los esclavos, ni los lados malos, el dolor, la muerte. Solo est¨¢n pensando en la masculinidad celebrada. Espero que lean mi libro porque ver¨¢n que hay mucho m¨¢s en Roma. Que el imperio es a¨²n m¨¢s interesante de lo que creen.
P. Philippe Sands me dijo recientemente que si pones ¡°nazismo¡± en una portada vende, pero si pones ¡°Imperio brit¨¢nico¡± no. ?Por qu¨¦ venden asuntos como el Imperio Romano y el nazismo y no el brit¨¢nico?
R. Porque estamos demasiado implicados y requiere mucha valent¨ªa intelectual afrontarlo. El Imperio Romano est¨¢ muy lejos, podemos disfrutarlo sin sentirnos culpables. Me encantar¨ªa que la gente fuera m¨¢s cr¨ªtica con ¨¦l, pero est¨¢ muy lejos. El nazismo apela a una mirada autocomplaciente por el mito moderno de que nosotros solos derrotamos a Hitler. No, no fue as¨ª. Pero es un mito vinculante, lo ves en las pel¨ªculas que muestran en Navidad y eso apela a nuestro sentido de virtud. Y mirar al Imperio Brit¨¢nico es duro, tienes que afrontar cosas que no quieres ver. La Segunda Guerra Mundial es muy complicada, pero la cultura popular se las ha arreglado para simplificarla. La cultura popular tambi¨¦n tendi¨® a simplificar el Imperio Brit¨¢nico dentro de una misi¨®n civilizadora, pero eso ya no es posible y por eso es un asunto mucho m¨¢s complicado de explorar. La historia te ayuda a mirar asuntos dif¨ªciles, pero leer es placentero y la gente puede decidir que no te vas a amargar leyendo sobre el Imperio Brit¨¢nico.
P. Volviendo al romano, ?qu¨¦ nos falta por saber? ?Cu¨¢l ser¨ªa el misterio que a Mary Beard le queda por averiguar?
R. Mi mayor misterio sigue siendo la vida com¨²n. Hay grandes cuestiones en la historia antigua que cualquiera quisiera resolver: ?c¨®mo Augusto logro concebir un sistema de un solo hombre, por ejemplo? Pero yo estoy interesada en la vida real. Si pudiera pasar un d¨ªa en el Imperio Romano, y digo uno porque ser¨ªa horrible pasar m¨¢s d¨ªas, ser¨ªa en los ba?os p¨²blicos. Ver c¨®mo funcionaban, qui¨¦n trabajaba all¨ª, de qu¨¦ hablaban¡ ver el d¨ªa a d¨ªa de Roma. Quisiera escarbar bajo la superficie m¨¢s que en las grandes cuestiones hist¨®ricas.
Hay grandes cuestiones en la historia antigua que cualquiera quisiera resolver: ?c¨®mo Augusto logro concebir un sistema de un solo hombre, por ejemplo?¡±
P. Ha estudiado a todos los emperadores. ?Tiene alguno favorito?
R. Eran todos horribles.
P. ?Tambi¨¦n Marco Aurelio?
R. Puedo escoger los m¨¢s interesantes, los que m¨¢s curiosidad me suscitan, pero elegir a uno es dif¨ªcil porque no sabemos de verdad c¨®mo eran. Su reputaci¨®n se establec¨ªa despu¨¦s de su muerte o asesinato, es una versi¨®n p¨®stuma. Me encantan las an¨¦cdotas, si eran tontos, si Cal¨ªgula quer¨ªa nombrar a su caballo¡, pero lo interesante es que las an¨¦cdotas suelen ser las mismas. Los buenos emperadores de los primeros 250 a?os del Imperio lo eran de la misma forma y los malos tambi¨¦n. Las virtudes y los vicios ten¨ªan un patr¨®n claro. Nosotros solo vemos percepciones del poder, pocas veces tenemos de verdad im¨¢genes reales del hombre. Marco Aurelio fue un ejemplo de ello. No tanto por las Meditaciones, un best seller para el que no tengo mucho tiempo, sino por sus cartas con su tutor, o el doctor que nos habla de sus problemas de est¨®mago. Nos da una idea de esos aspectos, pero no de su filosof¨ªa del poder, de si eran amables o no.
P. El asesinato era entonces una forma habitual de resolver problemas. Y lo estamos repitiendo en Ucrania, Gaza o Israel. ?No hemos evolucionado?
R. S¨ª, hemos evolucionado porque ahora esto nos preocupa. El asesinato entonces era un hecho de la vida. Cuando vives en un lugar sin polic¨ªa, sin gesti¨®n de la crisis... el asesinato es la forma de resolver un problema. Ahora sabemos que no es bueno. A¨²n lo hacemos, no hemos resuelto el problema de la guerra, o los cr¨ªmenes, pero ya sabemos que eso no se hace. Hemos avanzado, somos mejores. Ni usted ni yo quisi¨¦ramos volver atr¨¢s.
Cuando vives en un lugar sin polic¨ªa, sin gesti¨®n de la crisis... el asesinato es la forma de resolver un problema. Ahora sabemos que no es bueno¡±
P. Ninguna emperatriz entre decenas de emperadores hombres. ?La discriminaci¨®n es eterna?
R. Este es un problema con el que a¨²n nos enfrentamos. El mundo romano, como el griego o como las sociedades m¨¢s tempranas, ten¨ªa una divisi¨®n r¨ªgida de las funciones sociales entre hombres y mujeres. Nos podemos remontar hasta las cuevas y no tengo ni idea de por qu¨¦. Pero desde las primeras comunidades, los hombres luchan fuera y las mujeres est¨¢n dentro, cr¨ªan hijos. Reino Unido ha tenido ya tres primeras ministras ¨Dde las que no estoy precisamente orgullosa¨D pero a¨²n trabajamos con esa divisi¨®n. Mucha gente dir¨ªa que es una divisi¨®n natural. Lo que ha cambiado a lo largo de mi vida es el n¨²mero de personas que lo dice, ahora son muchas menos, pero siguen ah¨ª fuera. Por eso Roma ha sido tan atractiva para los conservadores, porque las mujeres estaban en una posici¨®n subsidiaria y si intentaban salirse de ella eran muy criticadas.
P. Hablemos de Helig¨¢balo. Adem¨¢s de invitar a sus comensales a un men¨² de talones de camello y sesos de flamenco, se maquillaba y quer¨ªa tener ¨®rganos de mujer. ?Era un emperador trans?
R. No sabemos si es verdad, lo importante es que esto nos avisa de que las ideas de fluidez de g¨¦nero no son nuevas. No hay sociedad que no haya estado interesada en la borrosa frontera entre lo masculino y femenino. En Roma hab¨ªa una divisi¨®n muy firme entre los papeles de unos y otras, era la base del orden pol¨ªtico y social. Y al mismo tiempo se cuestionaban. Las sociedades en que hay mayor divisi¨®n entre los papeles de los hombres y la mujer son aquellas en las que m¨¢s a menudo se cuestiona esa divisi¨®n y de ello hay mucho en la mitolog¨ªa antigua. Hombres que se convierten en mujeres y luego reflexionan sobre c¨®mo funciona esa experiencia. Hay una famosa estatua de hermafroditas con muchas copias en el mundo que muestran una mujer con pechos y pene. El mundo romano nos ayuda a ver nuestros propios debates sobre sexualidad no binaria y fluidez de g¨¦nero.
P. Tambi¨¦n hay testimonios sobre la homosexualidad, como las cartas de Marco Aurelio a su maestro, Front¨®n. ?C¨®mo era de habitual?
R. Si hoy no podemos saber qui¨¦n duerme con qui¨¦n, menos a¨²n hace dos mil a?os (r¨ªe). Pero est¨¢ claro que las normas sexuales eran diferentes. Cuando yo era estudiante cre¨ªamos que el Imperio Romano era una especie de cama caliente donde ocurr¨ªa de todo, cualquier cosa, un entorno de libertad absoluta, al menos para la clase alta. Una de las cosas que hemos aprendido en los ¨²ltimos 50 a?os es que, no es que no tuvieran normas sexuales, sino que eran diferentes a las nuestras. Un ejemplo es Adriano y Antinoo, su esclavo y novio griego. Parece que no molestaba que un hombre mayor tuviera una relaci¨®n dominante con un joven. La cr¨ªtica vino porque, cuando muri¨® Antinoo, se afligi¨® y se port¨® como una mujer, le puso miles de estatuas, le deific¨®, dio su nombre a ciudades¡ Si le criticaron fue por la reacci¨®n a su muerte, no por su relaci¨®n en s¨ª. En ese mundo antiguo, quienes se aflig¨ªan y lloraban eran las mujeres y Adriano pareci¨® portarse como una mujer.
P. ?Cu¨¢l fue el legado romano en cuestiones morales o de nuestros principios sociales?
R. Tanto aqu¨ª como en Reino Unido, los romanos est¨¢n bajo nuestros pies. Existimos con ellos, vemos lo que construyeron, nuestro sistema de transporte por ejemplo est¨¢ basado en el suyo, estamos incrustados en la infraestructura romana. No hay mucho legado en t¨¦rminos de organizaci¨®n social, pero s¨ª en cuesti¨®n de los problemas pol¨ªticos comunes. Algo importante por ejemplo para los romanos y tambi¨¦n para nosotros es: ?Creemos que los l¨ªderes son sinceros o est¨¢n actuando? ?Su palabra es suya de verdad? Es algo absolutamente presente en los debates romanos. Las notas de T¨¢cito indican que el discurso de Ner¨®n cuando asesinaron o muri¨® el emperador Claudio no lo escribi¨® ¨¦l, sino que fue el primer emperador que confi¨® en palabras prestadas. Ahora nuestros pol¨ªticos lo hacen siempre y a veces eso nos molesta, que no hablen por s¨ª mismos, que tengan escritores de discursos. Queremos saber c¨®mo es nuestro l¨ªder de verdad porque no lo vemos nunca excepto a trav¨¦s de sus actuaciones. Hay un mont¨®n de an¨¦cdotas sobre que Ner¨®n era un actor entusiasta sobre la escena y se le criticaba porque no estuviera actuando como deber¨ªa un aut¨¦ntico emperador, le dec¨ªan loco¡ Se planteaban si un emperador es simplemente un actor. Y esa idea de lo que es pol¨ªticamente ofensivo es algo que compartimos con los romanos. Tambi¨¦n compartimos cuestiones de colaboraci¨®n. ?Qu¨¦ mantiene al imperio o mi dictadura funcionando? Es la colaboraci¨®n. Hay guerra y derramamiento de sangre, s¨ª, seguro, pero tambi¨¦n colaboraci¨®n. Todos somos culpables.
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