Vox Luminis enjuga las l¨¢grimas de Tom¨¢s Luis de Victoria en el Festival de ?beda y Baeza
El coro belga inaugura la 27? edici¨®n de la cita jienense con una versi¨®n memorable del Oficio de difuntos del compositor renacentista espa?ol, dentro de una gira que proseguir¨¢ por Salamanca y Madrid
El prop¨®sito de transformar la m¨²sica en llanto, que se enuncia en el motete de difuntos Versa est in luctum, anim¨® a Tom¨¢s Luis de Victoria a adoptar, en 1603, una ins¨®lita licencia expresiva. Una fuerte disonancia sobre la palabra flentium que las resonantes voces de los tenores y los bajos de Vox Luminis subrayaron el s¨¢bado, 25 de noviembre, en el marco incomparable del altar de la Sacra Capilla de El Salvador, en ?beda (Ja¨¦n).
Se sumaron, a continuaci¨®n, las sopranos con un grito de angustia sobre ¡°Parce mihi, Domine, / nihil enim sunt dies mei¡± (¡°Perd¨®name, Se?or, / porque nada son mis d¨ªas¡±). Y elevaron con dramatismo la nota m¨¢s aguda que se escucha en todo el Oficio de difuntos que Victoria escribi¨® tras la muerte de la emperatriz Mar¨ªa de Habsburgo, viuda de Maximiliano I y hermana de Felipe II.
El excelente coro belga Vox Luminis, comandado desde la parte de bajo por Lionel Meunier (Clamecy, Francia, 42 a?os), regresa a esta composici¨®n fundamental del repertorio renacentista. Una cima absoluta de la m¨²sica espa?ola que cantaron por primera vez en julio de 2019, dentro del festival franc¨¦s Musique et M¨¦moire de Grandvillars, y repitieron socialmente distanciados por el covid, en septiembre de 2020, de gira por varios festivales holandeses.
Es la primera vez que la interpretan en Espa?a. Un evento que ha inaugurado el 27? Festival de M¨²sica Antigua de ?beda y Baeza (FeMAUB). Proseguir¨¢ como gira organizada por el Centro Nacional de Difusi¨®n Musical, el lunes, 27 de noviembre, en la Capilla del Colegio Fonseca, en Salamanca, donde ya se ha colgado el cartel de ¡°no hay entradas¡±. Y terminar¨¢, el mi¨¦rcoles 29, en el Auditorio Nacional de Madrid.
Enfoque devocional
La versi¨®n de Vox Luminis del Oficio de difuntos, de Victoria, resulta admirable por su empaste, fluidez y por la llamada expresio verborum. Esa capacidad para dibujar con m¨²sica la sem¨¢ntica de las palabras cantadas que aderezan con un tempo algo m¨¢s movido de lo habitual. Pero Meunier se aparta de la versi¨®n del Collegium Vocale de Philippe Herreweghe, grabada en 2011, y donde encontramos a algunos integrantes de Vox Luminis, como la soprano Zsuzsi Toth, junto a su maestro, el bajo Peter Kooy.
El director y bajo franc¨¦s adopta un enfoque menos lit¨²rgico y m¨¢s devocional. Un acercamiento que encaja a la perfecci¨®n con lo que sabemos hoy acerca de la influencia de los madrigales de Luca Marenzio en esta m¨²sica de Victoria. Owen Rees explica en su reciente monograf¨ªa The Requiem of Tom¨¢s Luis de Victoria (1603) (Cambridge University Press, 2019) c¨®mo el compositor espa?ol utiliz¨® el inicio de Dolorosi martir, fieri tormenti (de Il Primo Libro de madrigali, 1580) del italiano para iniciar el referido motete Versa est in luctum. E incluso argumenta que esa influencia le llev¨® a dise?ar un giro musical expresivo que utiliz¨® en casi todas las partes del Oficio de difuntos.
Escuchamos ese giro hasta tres veces en la lecci¨®n Taedet animan, que Meunier convirti¨® en preludio a la misa. Un magistral ejemplo de empaste y declamaci¨®n musical. A continuaci¨®n, el r¨¦quiem, con sus partes del propio y del ordinario, resulto un bloque musical compacto y coherente, sin escatimar una sola de las entonaciones en canto gregoriano. Vox Luminis dispuso de trece voces sin ning¨²n instrumento, es decir, dos cantantes para cada una de las seis partes. Y Meunier fue el tercer bajo que compagin¨® con discretas indicaciones para dirigir.
La ubicaci¨®n de las voces graves en el centro del semic¨ªrculo equilibr¨® idealmente el resultado sonoro del conjunto. Las partes de soprano, que fueron cantadas por mujeres (entre ellas la madrile?a Victoria Cassano) no tuvieron tanta presencia como en los coros ingleses y sonaron abrigadas por dos contratenores (los espa?oles Andr¨¦ P¨¦rez Mu¨ª?o y Gabriel D¨ªaz).
Pero el sonido siempre se afianz¨® desde las voces graves y la generosa reverberaci¨®n del templo renacentista ubetense hizo el resto. Lo pudimos comprobar en el impresionante ofertorio Domine Iesu Christe donde pasamos de las oscuras penas infernales a la luminosidad celestial en cuesti¨®n de segundos, mientras era imposible no levantar la vista para contemplar el bello retablo reconstruido de Alonso de Berruguete que representa la transformaci¨®n de Cristo.
Meunier ubic¨® el motete Versa est in luctum, tras la comuni¨®n y no antes del Agnus Dei, como se indicaba en el programa de mano. Fue lo mejor del Oficio de Victoria junto al referido ofertorio. Y terminaron con Libera me, cinco cantos responsoriales donde escuchamos alguna combinaci¨®n de solistas algo forzadas, como en el verso Tremens, con la parte de soprano asignada a un contratenor y la de contralto a un tenor.
El concierto, que dur¨® poco m¨¢s de una hora y no tuvo descanso, arranc¨® con un p¨®rtico de 20 minutos dedicado a motetes de Victoria y de Crist¨®bal de Morales. Ambos fueron los principales polifonistas espa?oles que trabajaron y triunfaron durante el siglo XVI en la capilla papal de Roma, en la ¡°di¨¢spora¡±. Y esta palabra ha sido el lema elegido esta edici¨®n por Javier Mar¨ªn para vertebrar la veintena de conciertos y actividades did¨¢cticas del FeMAUB hasta el 9 de diciembre.
Morales y Victoria regresaron tras su etapa romana, aunque con una fortuna diferente. Si el primero fue recibido como maestro de capilla de la catedral de Toledo, en 1545, el segundo se convirti¨®, en 1587, en capell¨¢n de la emperatriz Mar¨ªa de Habsburgo, en el convento madrile?o de las Descalzas Reales. Ese nombramiento lo inmiscuy¨® en rencillas palaciegas y lo alej¨® del puesto de maestro de la Capilla Real, ocupado por m¨²sicos franco-flamencos, que practicaban un estilo musical veneciano muy diferente al de Victoria. De hecho, su edici¨®n de 1605 del Oficio de difuntos apenas tuvo difusi¨®n en las catedrales espa?olas de la ¨¦poca.
Meunier abri¨® el concierto con tres motetes del primer libro romano publicado por Victoria, en 1572. Los dos primeros fueron a seis voces, Vadam et circuibo civitatem y Vidi speciosam, y permitieron introducir el referido encanto madrigal¨ªstico con m¨²sicas alejadas del tono f¨²nebre que invadi¨® el resto del concierto. Pero fue en el tercer motete, O vos omnes, precisamente la primera composici¨®n de tono luctuoso, aunque vinculada con la Semana Santa, donde escuchamos algo verdaderamente memorable. Se trata de una de las composiciones favoritas del director de Vox Luminis, tal como reconoci¨® a este peri¨®dico al final del concierto, y por ello opt¨® por repetirla al final como ¨²nica propina. De hecho, la repetici¨®n result¨® incluso m¨¢s emotiva, con mayor fluidez en los juegos cadenciales y m¨¢s contrastes din¨¢micos.
Con Morales entramos directamente en la m¨²sica funeraria, aunque con un estilo mucho m¨¢s austero, homof¨®nico y declamado. Fue el estilo que cultiv¨® tras su vuelta desde Roma. Sobresali¨® la corp¨®rea nitidez de la primera lecci¨®n de difuntos, Parce mihi, que conect¨® con la referida de Victoria, Taedet animam meam , como arranque de su Oficio de difuntos. Pero, a diferencia de Morales, Victoria sigui¨® fiel a su estilo, salvo en muy contadas excepciones. Y esa decisi¨®n lo sumi¨® en el olvido. Sorprende que Lope de Vega no lo nombre, en 1603, entre los m¨²sicos vivos m¨¢s famosos, precisamente el mismo a?o en que escribi¨® este impresionante Oficio de difuntos que ser¨ªa su canto del cisne.
Di¨¢spora. Obras de Morales y Victoria. Vox Luminis. Lionel Meunier, director. 27? Festival de M¨²sica Antigua de ?beda y Baeza. Sacra Capilla de El Salvador de ?beda, 25 de noviembre. El 27 de noviembre en la Capilla del Colegio Fonseca en Salamanca, y el 29 de noveimbre en el Auditorio Nacional de Madrid.
Babelia
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