La cara menos conocida de la ¡®Revista de Occidente¡¯ es recordada en una exposici¨®n
La segunda etapa de la publicaci¨®n fundada por Ortega y Gasset, entre 1963 y 1975, suele ser la m¨¢s eclipsada, a pesar de su importancia por conectar puentes con el resto del mundo
Los elementos que definen a la m¨ªtica revista de ciencia y cultura Revista de Occidente est¨¢n en esta exposici¨®n: la tipograf¨ªa alargada, el tama?o cuartilla, la vi?eta en la portada de un artista de renombre y el verde de la letra ¡°que solo se encuentra en algunas plantas del Amazonas¡±. Sin embargo, los ejemplares que conforman la muestra ?Claridad, claridad! La Revista de Occidente y su segunda ¨¦poca son tal vez los menos difundidos de la publicaci¨®n creada por Jos¨¦ Ortega y Gasset. Forman parte del segundo periodo (1963-1975), eclipsado por la popularidad del primero (1923-1936) y por la fertilidad del cuarto (1980-actualidad), en el que ya se han publicado m¨¢s de 500 n¨²meros.
La exposici¨®n, que se puede ver hasta el 29 de junio en la Fundaci¨®n Ortega-Mara?¨®n en Madrid, viene a cubrir ese hueco y revalorizar la segunda ¨¦poca de la ic¨®nica revista, coincidiendo con la etapa final de la dictadura franquista. Una fase que se caracteriz¨® por conectar con Am¨¦rica, publicar textos de autores en el exilio y ser la primera casa de consagrados escritores antes de que explotase su popularidad.
¡°Hicimos esta exposici¨®n para que mucha gente se entere de que la revista tuvo continuidad y tambi¨¦n para que sepan que se sigue publicando¡±, sostiene el comisario Juan Claudio de Ram¨®n. Confiesa que la primera ¨¦poca (1923-1936) es la m¨¢s conocida por varios motivos: ¡°El director era el propio Ortega y Gasset, todos los que vinieron despu¨¦s son de importancia, pero ninguno alcanza esa estatura legendaria. Adem¨¢s, la cultura espa?ola pasaba por un momento esplendoroso, estaban las vanguardias art¨ªsticas y descubrimientos en f¨ªsica cu¨¢ntica y mec¨¢nica¡±. Aquella ic¨®nica primera fase termin¨® abruptamente con la Guerra Civil. Treinta a?os despu¨¦s ¨Docho desde la muerte de Ortega y Gasset¨D, el tercer y ¨²ltimo hijo del fil¨®sofo, Jos¨¦ Ortega Spottorno, aprovech¨® el relajo de los controles del franquismo para recuperar la publicaci¨®n en una era en la que fueron publicados 150 n¨²meros.
La Ley Fraga de 1966, que eliminaba la censura previa, aunque manten¨ªa la intervenci¨®n de textos a posteriori, ayud¨® a que el barco de ideas, literatura, arte y ciencia que era Revista de Occidente pudiera zarpar de nuevo. A pesar de que dedicaba ediciones a valores democr¨¢ticos, como el n¨²mero 63 sobre la libertad, y publicaba textos de escritores exiliados, la publicaci¨®n no tuvo grandes problemas con la censura. ¡°No hay ning¨²n n¨²mero que sea una cr¨ªtica expl¨ªcita al Gobierno, porque Ortega y Gasset quer¨ªa una revista de pensamiento y de divulgaci¨®n, no de pol¨ªtica¡±, aclara De Ram¨®n.
Despu¨¦s de una introducci¨®n hist¨®rica, la exposici¨®n, realizada en el marco del centenario de la publicaci¨®n, realza la figura del director Ortega Spottorno. No solo como rescatador de Revista de Occidente, sino como uno de los pilares del renacimiento de la cultura espa?ola, como fundador de Alianza Editorial en 1966 y el diario EL PA?S en 1976. Una tercera parte est¨¢ dedicada a los escritores y colaboradores de la segunda ¨¦poca de la revista, divididos en cinco grupos: los orteguianos y maestros de la Edad de Plata; los exiliados; los j¨®venes que eran debutantes; los americanos; y los internacionales.
Del primer grupo resaltan Miguel de Unamuno, P¨ªo Baroja, Federico Garc¨ªa Lorca o Paulino Garagorri, quien fue secretario de redacci¨®n del segundo periodo. Mientras que en la secci¨®n de exiliados se pueden encontrar art¨ªculos de Rafael Alberti (refugiado en Italia), Rosa Chacel (Brasil) o Jos¨¦ Gaos (M¨¦xico). En el apartado de j¨®venes debutantes, la exposici¨®n se ufana de que Revista fue el primer lugar ¨D ¡°Ortega y Gasset insist¨ªa en apostar por los nuevos talentos¡±, enfatiza De Ram¨®n ¨D donde se publicaron las primeras p¨¢ginas de Volver¨¢s a regi¨®n de Juan Benet o El proceso de Macanaz, de Carmen Mart¨ªn Gaite.
La misma calidad de nombres desfila en la secci¨®n de colaboradores americanos. En los primeros setenta, Mario Vargas Llosa desmenuz¨® en las p¨¢ginas de Revista el car¨¢cter provocador de Gustave Flaubert en textos que despu¨¦s se convertir¨ªan en La org¨ªa perpetua. Jorge Luis Borges publicaba poemas in¨¦ditos que acabar¨ªan en Elogio de la sombra. Victoria Ocampo, que gracias a su amistad con Ortega ayud¨® a la revista a cruzar el Atl¨¢ntico, Julio Cort¨¢zar, Juan Rulfo o Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez aparec¨ªan tanto en la secci¨®n de rese?as como en la de notas y ensayos.
La parte final de la exposici¨®n hace menciones breves a las otras ¨¦pocas de la publicaci¨®n. En 1975, Ortega Spottorno decidi¨® abrir una nueva etapa que introdujo cambios en ¡°contenido y continente¡±. Se emplea un nuevo dise?o a cargo de Reinhard G?de, responsable tambi¨¦n de la maqueta de EL PA?S, se aumenta el tama?o y la calidad de las p¨¢ginas. El costo del producto aument¨®, coincidi¨® con la crisis econ¨®mica, avivada por la escasez de petr¨®leo, y Revista de Occidente cerr¨® en 1977. Tres a?os despu¨¦s, la segunda hija de Ortega y Gasset, Soledad, se aventuraba en una cuarta etapa bajo el sello de la Fundaci¨®n Ortega-Mara?¨®n, cuyo n¨²mero m¨¢s reciente fue lanzado hace dos semanas.
En la pared que termina la muestra est¨¢ colgado un retrato de Ortega y Gasset de Ignacio Zuloaga hecho con grafito. El fil¨®sofo parece detenido en el tiempo. Reflexivo, con la mano en la cabeza, observa como conviven fotograf¨ªas de autores de varias latitudes que escribieron en un mismo medio: su idea del intelectualismo cosmopolita ha cobrado vida.
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