La guerra de Ucrania agita el fantasma de la crisis petrol¨ªfera de los setenta
Los expertos auguran que la escalada de los precios de la energ¨ªa y de los alimentos puede acabar provocando estallidos sociales
En octubre de 1973 se desat¨® la guerra ¨¢rabe-israel¨ª, conocida como la guerra del Yom Kipur, que acab¨® provocando un embargo petrolero por parte de los pa¨ªses ¨¢rabes sobre los Estados que hab¨ªan apoyado a Israel en el conflicto. Aquel embargo dio lugar a un shock petrolero sin precedentes y que no ha vuelto a repetirse en d¨¦cadas posteriores. Hasta ahora, cuando el embargo ha sido decidido por los propios pa¨ªses consumidores. Los datos recogidos por Bloomberg muestran que, en t¨¦rminos porcentuales, el actual repunte de los precios del crudo es de una escala similar a la de hace 49 a?os. Bien es cierto que la econom¨ªa es hoy muy diferente a la de casi medio siglo atr¨¢s. No es tan dependiente del petr¨®leo, el precio del barril se hab¨ªa desplomado durante la pandemia y part¨ªa de niveles bajos, no de una d¨¦cada de estabilidad como entonces. Pero, en cambio, el boicoteo contra Rusia no solo afecta al petr¨®leo, tambi¨¦n al gas y a un amplio espectro de materias primas agr¨ªcolas y numerosos metales. Ucrania y Rusia, por ejemplo, producen el 70% del ne¨®n mundial, que es un elemento fundamental para la fabricaci¨®n de semiconductores, como lo son el paladio o el aluminio, que Rusia produce en cantidades notables.
En semejante escenario, el fantasma de la crisis energ¨¦tica de los setenta ha hecho acto de presencia. ¡°Con el aumento de los precios de la energ¨ªa ¡ªel coste del gas se ha multiplicado casi por 12 y el Brent ha subido m¨¢s de un 70% en el ¨²ltimo a?o¡ª el mundo, pero especialmente Europa, afronta el riesgo de un shock energ¨¦tico de la magnitud del vivido en la d¨¦cada de los a?os setenta¡±, asegura Louis Gave, fundador de la consultora Gavekal Research desde Hong Kong. A estas alturas ya es conocida la elevada dependencia europea del gas ruso (alrededor del 40% de sus importaciones), repartida de forma desigual por el continente. Y los problemas de interconexi¨®n, principalmente desde el sur de Europa, para proporcionar con rapidez otras alternativas. Y eso, claro, significa precios todav¨ªa m¨¢s elevados por mucho m¨¢s tiempo.
¡°Eso va a tener consecuencias muy importantes. Sin acceso a la energ¨ªa rusa, el crecimiento del continente y sus mercados van a sufrir una crisis severa. Y por el lado de China, sus planes para acelerar la reducci¨®n del carb¨®n en el mix energ¨¦tico se van a aparcar al menos todo 2022¡å, apunta Gave. Un informe de la consultora subraya que, tras los apagones sufridos en 2021 y las actuales tensiones geopol¨ªticas, las autoridades chinas han dado prioridad a la seguridad energ¨¦tica, que se ha traducido en un aumento de la producci¨®n de carb¨®n del 5% a finales del a?o pasado y la aprobaci¨®n en febrero de tres nuevas minas en el norte del pa¨ªs.
El economista Barry Eichengreen, profesor de la Universidad de California en Berkeley, considera que nadie puede saber si Vlad¨ªmir Putin se va a atrever a cortar el suministro de gas a Occidente: ¡°No puedo leer la mente del se?or Putin, pero los hechos recientes ponen de manifiesto que es impredecible. Deber¨ªamos prepararnos para lo peor¡±.
Tambi¨¦n UBP alerta sobre el fantasma de la crisis energ¨¦tica de los setenta y sostiene que si el boicot sobre el petr¨®leo y el gas ruso se aplican por un tiempo tan prolongado como las sanciones que se impusieron en su d¨ªa a Corea del Norte, Venezuela o Ir¨¢n ¡°representa una notable amenaza de estanflaci¨®n para la econom¨ªa mundial¡±. Un escenario dif¨ªcil de manejar para los bancos centrales, que justo ahora iniciaban la desescalada de su imponente pol¨ªtica de est¨ªmulos puesta en marcha con la crisis financiera y reforzada con la pandemia. Y con el recuerdo de los errores cometidos hace casi medio siglo que provocaron una profunda recesi¨®n en Estados Unidos y otras econom¨ªas desarrolladas.
Los expertos se dividen entre quienes sostienen que este entorno de elevados costes de la energ¨ªa acelerar¨¢ la transici¨®n hacia un modelo m¨¢s sostenible y quienes creen que las ambiciones medioambientales se ver¨¢n relegadas ante la necesidad de garantizar el abastecimiento. Es lo que parece estar haciendo China, incluso Estados Unidos, y que otros pa¨ªses pueden sentirse tentados a imitar. ¡°Alemania y muchos pa¨ªses europeos seguramente acelerar¨¢n su transici¨®n de los combustibles f¨®siles en favor de las renovables, aunque pueden mantener fuentes como el carb¨®n o las nucleares para esa transici¨®n m¨¢s tiempo de lo previsto¡±, apunta la consultora Capital Economics en un informe. De confirmarse ser¨ªa un paso atr¨¢s en los ambiciosos planes trazados por la Comisi¨®n Europea antes de la invasi¨®n de Ucrania.
Pero no es la ¨²nica crisis de precios a la vista. ¡°La madre de todas las sanciones¡±, como lo denomina el economista serbioestadounidense Branko Milanovic, se va a dejar sentir con fuerza tanto en la cadena de producci¨®n global como en los bolsillos de los ciudadanos. Rusia y Ucrania representan una cuarta parte de toda la producci¨®n de trigo global, mientras que Kiev supone adem¨¢s una octava parte de todas las exportaciones mundiales de ma¨ªz, seg¨²n datos de Bank of America. Los precios del trigo ya han subido un 56% desde finales de 2021 y los del ma¨ªz, un 29%, y dadas las dificultades de proceder con las cosechas en medio de un conflicto b¨¦lico como el que se vive en Ucrania, as¨ª como de los ingredientes para producir fertilizantes, las perspectivas son incluso peores para lo que resta de este a?o y el pr¨®ximo. Otros pa¨ªses exportadores, como Serbia, han prohibido las ventas al exterior ante el riesgo de escasez en los pr¨®ximos meses.
Ese fuerte incremento previsto del precio de los alimentos golpea con especial dureza a la poblaci¨®n con menos recursos, en el continente que quiera que se encuentren. En los ¨²ltimos a?os, varias revueltas sociales ¡ªcomo la fallida Primavera ?rabe de 2011, las protestas del ma¨ªz, en M¨¦xico o las del pan de 2016, en Egipto¡ªse iniciaron precisamente por una escalada de los precios de los alimentos. ¡°Ahora la situaci¨®n es a¨²n m¨¢s grave porque se combina el encarecimiento de los alimentos con el de la energ¨ªa y el impacto de ambas se dejar¨¢ sentir sin duda en forma de protestas¡±, alerta Milanovic.
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