El reto del Ateneo de Madrid: mantener las esencias abri¨¦ndose al futuro
Tres socios de diferentes generaciones explican el car¨¢cter y su vinculaci¨®n con la instituci¨®n cultural, en el centro de la pol¨¦mica tras la retirada de la subvenci¨®n p¨²blica por la Comunidad gobernada por Isabel D¨ªaz Ayuso
Desde las paredes de la galer¨ªa de retratos del Ateneo de Madrid nos observa un mont¨®n de se?ores decimon¨®nicos, muy serios, desde lienzos oscuros y avejentados. Parece un cuento g¨®tico. Pero ah¨ª, entre estos grandes nombres del pasado, brotan como flores los coloridos retratos de algunas mujeres ilustres recientemente integrados: las escritoras Carmen Laforet, en vivos tonos verdes, y Almudena Grandes, en tintes blancos que hacen respirar la estancia. El Ateneo se fund¨® en 1820, pero en todo este tiempo solo hab¨ªa tenido el honor una autora: Emilia Pardo Baz¨¢n. Ya no est¨¢ sola. Es una buena met¨¢fora del reto que se le plantea a esta vetusta instituci¨®n: mantener las esencias sin caer en la decadencia, sino abri¨¦ndose al futuro.
El Ateneo est¨¢ ahora en el debate p¨²blico tras la retirada de la subvenci¨®n anual de 100.000 euros de la Comunidad de Madrid, presidida por Isabel D¨ªaz Ayuso, despu¨¦s de 15 a?os recibi¨¦ndola. En la instituci¨®n se ha interpretado como un castigo por el car¨¢cter progresista del presidente Luis Arroyo, relacionado con el PSOE, en el cargo desde hace dos a?os y medio, que trata de abordar el reto antes descrito. Desde la Comunidad reponen que se debe a un cambio en la ¡°f¨®rmula¡± para dar subvenciones, centrada ahora en los proyectos y no en los centros. Aunque el Ateneo es el ¨²nico centro cultural excluido. Ese ingreso supone un 7% del presupuesto, que es 1,4 millones al a?o. Los miembros de la Junta de Gobierno, por cierto, no cobran por su trabajo en la instituci¨®n. La cuota de los socios es de unos 25 euros al mes. Y el Ayuntamiento de Madrid mantiene una subvenci¨®n de 150.000 euros.
El Ateneo Cient¨ªfico, Literario y Art¨ªstico de Madrid, con raigambre en el liberalismo cl¨¢sico del XIX, templo de la palabra y de la curiosidad intelectual, pese a su longevidad e importancia en la vida cultural, llevaba tiempo relegado a un plano secundario. Era una instituci¨®n muy conocida, pero al mismo tiempo muy desconocida, sobre todo entre las nuevas generaciones.
?Qu¨¦ es, pues, el Ateneo? ¡°Es un espacio de cultura donde la base es la biblioteca; luego existen conferencias y tertulias. La tertulia es nuestra tradici¨®n fundamental¡±, explica Carlos Mendoza, atene¨ªsta desde 1982. Estos encuentros tienen lugar en la c¨¦lebre sala La Cacharrer¨ªa, donde participaron activamente nombres ilustres como el fil¨®sofo ¨¢crata Agust¨ªn Garc¨ªa Calvo, m¨¢s recientemente, y en tiempos pret¨¦ritos, Miguel de Unamuno (con fama de pl¨²mbeo orador), Valle-Incl¨¢n o Gregorio Mara?¨®n. Al Ateneo no le falta curr¨ªculum.
Mendoza, de 69 a?os, es un profesor de Filosof¨ªa retirado que ha pasado por diferentes cargos, como bibliotecario o miembro de la Junta, ahora presidente de la secci¨®n de Filosof¨ªa, que podr¨ªa representar la tradici¨®n del Ateneo. Su barba blanca con bigotes alegres, su prosodia reposada y juiciosa, resultan muy estereot¨ªpicas. Pero no est¨¢ cerrado a los vientos nuevos, sino todo lo contrario: ahora se re¨²ne con dos atene¨ªstas de ¨²ltima generaci¨®n, la ingeniera de telecomunicaciones ceut¨ª Liubba El Hadi, de 38 a?os, y el doctorando en Relaciones Internacionales toledano, Javier Mart¨ªn, de 27. Hay m¨¢s de 2.000 atene¨ªstas; en los a?os ochenta eran m¨¢s de 6.000: otro de los retos es recuperar socios. La tendencia ha sido de crecimiento en los ¨²ltimos tiempos.
Vanguardia y juventud
¡°En el Ateneo hay un pluralismo dif¨ªcil de encontrar hoy en d¨ªa¡±, dice El Hadi. Se uni¨® hace un par de a?os con el fin de formar una agrupaci¨®n para debatir sobre Europa. ¡°Es el lugar id¨®neo, porque hunde sus ra¨ªces en el XIX ilustrado y siempre ha tenido fuertes conexiones europe¨ªstas¡±, a?ade. Hablan de pol¨ªtica, pero no de las minucias de la pol¨ªtica cotidiana, sino m¨¢s bien de las grandes ideas. ¡°Tratamos de crear vanguardia¡±, dice la ingeniera. El centro se organiza por secciones de Arte, Arquitectura Cine, Fotograf¨ªa, Filosof¨ªa o Ciencia y Tecnolog¨ªa, entre otras, y agrupaciones de los temas m¨¢s diversos, del aire libre a los estudios orientales, del republicanismo a la investigaci¨®n de las religiones, de la geograf¨ªa a los estudios gallegos. Para el p¨²blico en general se organizan charlas, exposiciones, cursos o conciertos.
¡°Yo me un¨ª tambi¨¦n hace dos a?os: con la nueva presidencia vimos una oportunidad para dar un viraje hacia la gente joven¡±, dice Mart¨ªn, ¡°lo percibimos casi como una ant¨ªtesis al mundo de las redes sociales¡±. En efecto, el Ateneo podr¨ªa entenderse como lo contrario a ese lugar llamado X, que todav¨ªa preferimos denominar Twitter: aqu¨ª m¨¢s que toxicidad, polarizaci¨®n, superficialidad y fake news, se busca el debate profundo y reposado. Han fundado la primera agrupaci¨®n joven, llamada Caf¨¦ Universal, con unos 14 socios, a la espera de crecer. Organizan actos sobre pol¨ªtica, literatura o historia, y, a pesar de todo, tienen cuentas en X e Instagram. ¡°En realidad, aunque seamos j¨®venes, queremos volver al principio: a la esencia de la tertulia¡±, dice el doctorando.
?Es esta una instituci¨®n ideologizada? ¡°No¡±, responde Mendoza, ¡°una de nuestras se?as de identidad son la tolerancia y el respeto, esto se lleg¨® a llamar la Holanda de Espa?a: es decir, aqu¨ª cualquier persona expone sus ideas, hay todo tipo de posturas, pero de forma completamente arm¨®nica¡±. El arte de la oratoria es uno de los pilares. En otros tiempos era com¨²n que se celebraran debates paralelos a los del Congreso de los Diputados, que est¨¢ literalmente a la vuelta de la esquina. Por ejemplo, los que hubo entre Clara Campoamor y Victoria Kent sobre el sufragio femenino a principio de los a?os treinta. Seis presidentes del Ateneo, de hecho, fueron presidentes del Gobierno, entre ellos Manuel Aza?a. En las dictaduras de Primo de Rivera y Franco pas¨® momentos sombr¨ªos. Otra relaci¨®n hist¨®rica notoria de la instituci¨®n es la que ha tenido con la masoner¨ªa: pueden verse diferentes s¨ªmbolos mas¨®nicos por el edificio.
No se le puede negar el optimismo a estos tres atene¨ªstas. ¡°El Ateneo estaba abandonado, decayendo, y la gente se iba desapegando. Estaba en ca¨ªda libre¡±, dice El Hadi. Un art¨ªculo publicado en este peri¨®dico en 1994 daba cuenta ya de esa decadencia, denunciada entonces por ocho intelectuales, entre ellos los escritores Antonio Buero Vallejo o Carmen Mart¨ªn Gaite. La programaci¨®n en los ¨²ltimos tiempos parec¨ªa encerrada en la revisi¨®n de ¨¦pocas heroicas, el siglo XIX espa?ol, la Generaci¨®n del 27, la Rep¨²blica o la Guerra Civil. Mendoza se?ala lo poco propicio del reglamento, con muchas asambleas y elecciones, lo que no permite estabilidad y exige mucha implicaci¨®n a los socios, impide una gesti¨®n con mirada en el largo plazo y favorece las luchas intestinas.
¡°Se dio un baj¨®n a todos los niveles, se perdi¨® la conexi¨®n con la academia, se convirti¨® en una especie de centro de la tercera edad del barrio. Con gente estupenda, s¨ª, pero muchos est¨¢bamos convencidos de que esto iba a desaparecer¡±, apunta Mendoza.
Babelia
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