Buffy Sainte-Marie: ser o no ser ind¨ªgena
La identidad puede ser un campo de minas. No basta con hermanarse con un sector marginado
The Fifth Estate es una de las glorias secretas de Canad¨¢. En antena desde 1975, este programa de investigaci¨®n de la CBC (Canadian Broadcasting Corporation) incluye asuntos embarazosos para el pa¨ªs, desde muertes misteriosas en las Fuerzas Armadas a los casos ped¨®filos en la Iglesia cat¨®lica. Funciona como correctivo para una poblaci¨®n que se complace en una visi¨®n ben¨¦vola de si misma, sobre todo al compararse con sus turbulentos vecinos estadounidenses.
El ¨²ltimo golpe de The Fifth Estate, emitido hace unas semanas, tiene como protagonista a una artista venerada en Canad¨¢. Buffy Sainte-Marie brill¨® como cantautora en el movimiento folk de los a?os sesenta, por esa voz de llamativo vibrato y temas como Universal Soldier o Now That the Buffalo¡¯s Gone. Con Illuminations (1969) fue pionera en la utilizaci¨®n de la electr¨®nica; evidenci¨® su flexibilidad como coautora de Up Where We Belong, tema de la pel¨ªcula Oficial y caballero, que gan¨® el Oscar en 1983. Sus logros se celebraban a¨²n m¨¢s por el hecho de que se identificaba como nativa, perteneciente a la naci¨®n cree.
Sus biograf¨ªas insist¨ªan en que hab¨ªa sido adoptada por una pareja blanca de Massachusetts, en Estados Unidos. Para sus familiares fue una sorpresa que se reclamara ind¨ªgena, una potente baza promocional pero sin base en la realidad. Algo mosqueados, explicaron su versi¨®n en peri¨®dicos locales hasta que, en 1975, un bufete de abogados de Los ?ngeles amenaz¨® con demandar a su hermano si continuaba difundiendo que sus antecesores ¨²nicamente ten¨ªan ra¨ªces europeas. Espec¨ªficamente, Sainte-Marie prometi¨® destruir la reputaci¨®n de la familia, alegando abusos sexuales sufridos cuando era menor de edad. Se impuso su narraci¨®n.
Ya en el siglo XXI, el reconocimiento del papel ic¨®nico de Sainte-Marie por instituciones canadienses despert¨® sospechas. Expertos en asuntos indios detectaron incongruencias entre diferentes testimonios de la cantante: parec¨ªa una pretendian, alguien que se atribuye una representatividad discutible. ?Importaba? S¨ª, hab¨ªa participado en cinco temporadas de Sesame Street, el programa infantil aqu¨ª conocido como Barrio S¨¦samo, con lo que ¡ªpara toda generaciones de ni?os¡ª se convirti¨® en la encarnaci¨®n de los indios nativos.
The Fifth Estate fue m¨¢s all¨¢. En un ayuntamiento de Massachusetts, localizaron el certificado de nacimiento de Buffy Sainte-Marie, que seg¨²n ella no exist¨ªa. Era hija de Alfred y Winifred Santamaria y vino al mundo el 20 de febrero de 1941. En documentos posteriores, tampoco se mencionaba que sus padres biol¨®gicos no fueran los Santamaria. La respuesta de Sainte-Marie pecaba de vaguedad: desconoc¨ªa su genealog¨ªa exacta, algo ¡ªasegura¡ª habitual en una minor¨ªa maltratada. En realidad, todos los indios estaban y est¨¢n registrados por la burocracia canadiense. Tambi¨¦n resulta dudoso que en Estados Unidos no se inscribiera a una ni?a procedente de otro pa¨ªs.
Lo triste del affaire: las falacias no eran necesarias. La potencia del arte de la cantante hubiera sido suficiente para su reconocimiento entre las tribus, lo que en Canad¨¢ llaman ¡°las primeras naciones¡±. En el mundo de la m¨²sica popular, hay tolerancia para las ficciones, asumidas con cierta iron¨ªa: un coet¨¢neo de Sainte-Marie fue Bob Dylan, cuyos relatos sobre sus or¨ªgenes eran a¨²n m¨¢s fantasiosos. Felizmente para el futuro premio Nobel, esas trolas de juventud vagabunda se desmoronaron en sus primeros a?os de fama y ya han sido olvidadas.
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