?C¨®mo naci¨® ¡®Babelia¡¯, el suplemento cultural de EL PA?S?
Hace 33 a?os naci¨® este proyecto evocando que si la Torre de Babel hab¨ªa sido construida con ladrillos, este Babelia ser¨ªa construido cada semana con libros y arte
Un amigo brasile?o, que es un amante de Babelia, el suplemento cultural de este diario, al saber que yo hab¨ªa hecho parte del grupo que lo cre¨® en 1991 me pregunt¨® por qu¨¦ no escrib¨ªa una nota sobre aquella iniciativa que podr¨ªa interesar a los j¨®venes periodistas de hoy.
Yo era entonces, hace 14 a?os, corresponsal de EL PA?S en Italia. Cuando el joven periodista Juan Luis Cebri¨¢n, tras haber fundado EL PA?S, dej¨® la direcci¨®n del peri¨®dico y fue sustituido por Joaqu¨ªn Estefan¨ªa, este me pidi¨® que me volviera a Madrid. Me lo pidi¨® con gran delicadeza durante un paseo por la m¨ªtica Venecia.
Ya en Madrid, Estefan¨ªa me pidi¨® que me integrara al equipo que hab¨ªa sido encargado de crear un suplemento cultural que le faltaba al peri¨®dico, en el que ya escrib¨ªan las mejores firmas de la nueva Espa?a democr¨¢tica. El equipo del nuevo suplemento lo dirig¨ªa entonces Jos¨¦ Mart¨ª Font, quien ven¨ªa cada semana a Madrid desde Barcelona donde trabajaba en la edici¨®n catalana.
Juan Luis Cebri¨¢n, que nunca se conformaba con que el nuevo peri¨®dico no fuera el mejor, se quej¨® de que no contara todav¨ªa con un s¨®lido suplemento de Cultura. As¨ª, ¨¦l y el nuevo director, me quisieron en el equipo por el hecho de haber estado tantos a?os en el extranjero.
Desde la fundaci¨®n del peri¨®dico hubo, en efecto, una preocupaci¨®n en darle un fuerte contenido internacional, dado que Espa?a hab¨ªa estado durante los largos a?os de la dictadura franquista con las ventanas cerradas al exterior. De ah¨ª la idea de Cebri¨¢n de abrir cada d¨ªa el peri¨®dico con la secci¨®n de Internacional, al rev¨¦s de la mayor¨ªa de los diarios de entonces que abr¨ªan con las noticias de Espa?a. Recuerdo que aquella idea de abrir el peri¨®dico con Internacional fue elogiada en un congreso mundial sobre periodismo celebrado en Roma cuando yo era corresponsal.
Discutiendo sobre el nuevo suplemento cultural con Cebri¨¢n y Estefan¨ªa les aconsej¨¦ que lo primero era buscarle t¨ªtulo creativo. Les record¨¦ que, por ejemplo, el peri¨®dico sufr¨ªa con su suplemento de los domingos por haber nacido sin nombre. El importante EL PA?S Semanal, al no haber sido bautizado, fue llamado siempre de mil formas, como el color¨ªn, el semanal, a secas, el suplemento dominical. Nunca tuvo un nombre propio.
Para el posible nombre se me ocurri¨® que podr¨ªa llamarse Babel. S¨ª, como la Torre de Babel en Mesopotamia, cuna del nacimiento de la escritura. Ser¨ªa una fusi¨®n de lo antiguo con lo moderno. A mis colegas del equipo les pareci¨® buena la idea, solo que cuando pretendimos patentar el nombre ya exist¨ªa. Qued¨¦ decepcionado y se lo cont¨¦ a Manuel Vicent, quien tuvo una idea genial. ?Por qu¨¦ no crear una palabra nueva que evocara Babel? Por ejemplo, Babelia, que podr¨ªa ser la regi¨®n de Babel. Y fue ¨¦l, quien en el primer n¨²mero que sali¨® el 19 de octubre de 1991 escribi¨® una preciosa presentaci¨®n evocando que si la Torre de Babel hab¨ªa sido construida con ladrillos, el Babelia de EL PA?S ser¨ªa construido cada semana con libros e ideas de cultura y de arte. Y as¨ª fue.
Los primeros n¨²meros de Babelia eran creados en una comida semanal que el equipo, bajo la direcci¨®n de Mart¨ª Font, hac¨ªa en un restaurante de Madrid donde discut¨ªamos los posibles temas del pr¨®ximo n¨²mero. La idea era que adem¨¢s de su peso cultural tuviera a la vez un aire de modernidad, tocando temas hasta curiosos como un n¨²mero que dedicamos a los gordos, un tema entonces de moda en la prensa extranjera. Recuerdo que le hizo entonces mucha gracia a Jes¨²s Polanco.
El d¨ªa que Babelia cumpl¨ªa el n¨²mero cien de su publicaci¨®n se me ocurri¨® que deber¨ªamos hacer algo especial. Propuse dedicar todo el suplemento al tema de ¡°la felicidad¡±. Fue aceptado y pensamos en buscar a cien personas de diversas categor¨ªas que escribieran diez l¨ªneas sobre lo que para ellas significaba el concepto de felicidad. Particip¨® hasta Juan Luis Cebri¨¢n. Yo que soy mal coleccionador perd¨ª el ejemplar que conserv¨¦ muchos a?os.
Aqu¨ª, en Brasil, el peri¨®dico fue publicado en papel durante un tiempo en S?o Paulo y se distribu¨ªa tambi¨¦n en R¨ªo de Janeiro. EL PA?S era visto entonces por los progresistas brasile?os como una especie de Le Monde en espa?ol. La experiencia, sin embargo, dur¨® poco porque la edici¨®n sal¨ªa demasiado cara. Lo que s¨ª recuerdo es que muchas personas me dec¨ªan que lo compraban sobre todo el d¨ªa en que llevaba el suplemento de Babelia.
Hoy es un orgullo ver que, no solo en los pa¨ªses de lengua espa?ola, sino tambi¨¦n en muchos otros, aquel nuevo suplemento cultural del diario, a pesar de todas sus transformaciones digitales, sigue siendo 33 a?os despu¨¦s de su nacimiento buscado, elogiado y citado hasta con afecto. Lo que no es poco en medio a la crisis y a las embestidas de hoy, incluso aqu¨ª en Brasil, contra la prensa tradicional que, con todas sus crisis, sigue siendo el mejor baluarte contra la grave amenaza mundial a los valores de la democracia.
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