Jos¨¦ Luis G¨®mez, creador teatral: ¡°Me he dedicado a recuperar la memoria hist¨®rica de nuestro pa¨ªs¡±
El actor y director teatral regresa a su Huelva natal para recoger este s¨¢bado el Premio de Honor en la III edici¨®n de los Premios Carmen del Cine Andaluz
El actor y director teatral Jos¨¦ Luis G¨®mez (Huelva, 83 a?os) siente que su paso por el cine ha sido el de ¡°una estrella fugaz¡±. Lo dice y seguidamente hace una pausa: ¡°Pido perd¨®n por lo de estrella¡±. Su trayectoria contradice esta inclinaci¨®n hacia la modestia: este s¨¢bado, el primer actor espa?ol en conseguir el gran premio de interpretaci¨®n en el Festival de Cannes (en 1976 por Pascual Duarte) recibe en su ciudad natal el Premio de Honor que entrega la Academia de Cine de Andaluc¨ªa durante la gala de la tercera edici¨®n de los Premios Carmen del Cine Andaluz. ¡°En este momento de la vida, vivo con un sentimiento insospechado e inundado de gratitud, pero este premio lo recibo tambi¨¦n con una enorme sensaci¨®n de extra?eza¡±, asegura G¨®mez. Lo explica: ¡°Mi patria es el teatro¡±.
Para recoger este galard¨®n, G¨®mez ha regresado estos d¨ªas al paisaje que abandon¨® hace m¨¢s de 60 a?os como tambi¨¦n lo hicieron los 800.000 andaluces que emigraron a Alemania en la segunda mitad del siglo pasado. Ha paseado de nuevo por las calles de su infancia, un d¨¦dalo peatonal donde se levantaba la plaza de Abastos de esta peque?a ciudad de provincias; ha revisitado la casa en la que naci¨®, la pensi¨®n Extremadura que regentaban sus padres, y que frecuentaban ¡°pieleros que ven¨ªan del interior y comerciantes de los pueblos de Huelva¡±. Toca hacer balance.
G¨®mez se sienta en un bar enclavado en ese cruce donde a¨²n sigue en pie el que fuera el hogar familiar y recuerda. Habla con tanta pausa que se dir¨ªa que est¨¢ d¨¢ndole hacia atr¨¢s a la larga moviola de su vida. Y en este flashback aparece, continuamente, su padre. ¡°Yo hab¨ªa ido a Alemania a instancias de la Escuela Nacional de Hosteler¨ªa para aprender alem¨¢n y formarme como director de hotel. Pero comenc¨¦ a ir al teatro. Asist¨ª a los montajes m¨¢s extraordinarios que nunca hab¨ªa visto en mi vida y se me acus¨® el venenillo del teatro que me habitaba¡ Un d¨ªa llam¨¦ a mi padre y le expliqu¨¦ la situaci¨®n¡±, recuerda.
¨D?C¨®mo est¨¢s, Pepe Luis? ¨Drememora literalmente aquella conversaci¨®n el actor, que la reproduce con acento andaluz.
¨DPap¨¢, estoy yendo al teatro y disfrutando de ello.
¨DPero chiquillo, ?te has ido tan lejos para ver teatro? Escribe, que es m¨¢s barato.
¨DHe decidido formarme aqu¨ª como actor.
Hubo un silencio, G¨®mez sonr¨ªe al recordarlo.
¨DHijo, yo no te puedo acompa?ar en esa locura, porque es una aut¨¦ntica locura. Pero si vienen malas, aqu¨ª me tienes.
De nuevo aparece su sentimiento ¡°de gratitud eterna¡±: un padre que acept¨® sin comprender y pudo finalmente ver al hijo triunfar. Antes de Cannes, hacia 1970, y despu¨¦s de a?os de estudio y de actividad actoral en Alemania, decidi¨® volver a Espa?a y preparar concienzudamente ese regreso. Eligi¨® Informe para una academia (la adaptaci¨®n al teatro de un cuento de Franz Kafka en el que un actor interpreta a un mono que debe hablar delante de unos acad¨¦micos), que se represent¨® en el Teatro de la Zarzuela. ¡°Mi padre asisti¨®. Aparec¨ª en el escenario como un simio y el hombre solo acert¨® a decirle al de al lado: ?esas orejas son suyas?¡±, recuerda divertido. M¨¢s all¨¢ de la broma, sostiene Jos¨¦ Luis G¨®mez que el padre ¡°se llen¨® de satisfacci¨®n y de asombro¡±.
El cine vendr¨ªa m¨¢s tarde. En 1976 compet¨ªa con Robert de Niro por la Palma de Oro en Cannes. El norteamericano por su papel en Taxi Driver; el de Huelva, con el suyo en el drama Pascual Duarte, la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de la novela del Nobel Camilo Jos¨¦ Cela que dirigi¨® Ricardo Franco. ¡°De Niro es un actor milagroso, pero no le cay¨®. Lo cual fue injusto, claramente¡±, dice Jos¨¦ Luis G¨®mez tirando, de nuevo, de modestia.
¡°Quiero decir con esto que el teatro, y no el cine, ha presidido la actividad principal de mi vida¡±; y es siempre, a trav¨¦s de ¨¦l, como se recuerda en su relaci¨®n con los dem¨¢s. La familia, en un principio, los compa?eros y alumnos despu¨¦s. Fundador y director durante m¨¢s de 25 a?os de Teatro de La Abad¨ªa y mito vivo de la escena espa?ola, el onubense cedi¨® el testigo de la compa?¨ªa en 2019 a su sucesor, Carlos Aladro. El d¨ªa de su despedida, sus compa?eros y alumnos le regalaron halagos como ¡°maestro¡±, ¡°buscador de la verdad¡±, ¡°director exigente e implacable¡±, ¡°perfeccionista¡±, ¡°se?or de la palabra¡±, ¡°generador de ilimitada felicidad¡± y, sobre todo, ¡°transformador de la escena¡±. Al o¨ªr de nuevo este rosario de virtudes art¨ªsticas, Jos¨¦ Luis G¨®mez se emociona y le brotan las l¨¢grimas: ¡°Ojal¨¢ fuera verdad, quisiera creerlo¡±, acierta a decir con la voz entrecortada.
Lo cierto es que durante un cuarto de siglo, Jos¨¦ Luis G¨®mez se ha dedicado a formar a j¨®venes actores, ¡°casi sin percibir sueldo¡±. Como resultado, ¡°siento que es de las mejores cosas que he acertado a hacer en la vida¡±, dice nombrando a grandes int¨¦rpretes como Carmen Machi y Pedro Casablanc, que fueron sus alumnos. ¡°El teatro tiene un regalo esencial que no tiene el cine: la presencia del otro. El espectador es tu hermano, y su presencia ansiosa es un verdadero regalo que no se puede sustituir por la presencia del equipo t¨¦cnico del cine¡±, reconoce.
El Quijote, La Celestina, El Cid, Pascual Duarte, Unamuno, Aza?a, Cernuda¡ Jos¨¦ Luis G¨®mez se ha metido en la piel de los personajes de ficci¨®n e hist¨®ricos m¨¢s relevantes de este pa¨ªs. No es casual este profundo repaso a la historia de nuestra literatura y nuestro pasado, le ha ayudado ¡°a entender Espa?a¡±. ¡°Cuando estudiaba en el Conservatorio de Interpretaci¨®n de Westfalia, cada noche al volver a casa, encontraba en la televisi¨®n emisiones sobre la desnazificaci¨®n de Alemania. Era 1958 y la Segunda Guerra Mundial hab¨ªa acabado en 1945¡ As¨ª que fue lo primero que hice al llegar a Espa?a, recuperar nuestra memoria hist¨®rica, antes incluso de que existiera el t¨¦rmino. Me he dedicado sistem¨¢ticamente en todos y cada uno de mis montajes¡±, reivindica.
Aun as¨ª, a sus 83 a?os y con casi todos los sue?os esc¨¦nicos cumplidos, Jos¨¦ Luis G¨®mez ser¨¢ esta noche de s¨¢bado en Huelva el hijo del due?o de la pensi¨®n Extremadura. ¡°Me reconozco en ¨¦l. No soy m¨¢s que un trabajador. Eso s¨ª, un trabajador muy afortunado¡±, confiesa. Su vida, pareciera, ha seguido el guion escrito con ¡°la cantidad de frases memorables¡± de su padre, que cierra la conversaci¨®n: ¡°No te arrugues nunca, Pepe Luis¡¯, me dec¨ªa. As¨ª lo he hecho siempre, a todo le he puesto valor y ganas, y en ello me reconozco. Le doy gracias a la vida¡±.
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