Cristina Fallar¨¢s: ¡°?Peor trauma que mi desahucio? Sufrir abusos sexuales de peque?a¡±
La escritora y activista publica novela semanas despu¨¦s de ver c¨®mo Instagram cerraba la cuenta en la que plasmaba relatos de agresiones sufridas a diario por mujeres
Cristina Fallar¨¢s (Zaragoza, 56 a?os) ha pedido que la entrevista se haga en su casa, donde la rodean sus incontables libros, donde la gata Gaturra se amodorra en un rayo de sol sobre el sof¨¢, donde la escritora, periodista, tertuliana televisiva torrencial y combativa feminista desde hace ya un par de olas se siente segura. Donde no hay p¨²blico. Son ya d¨¦cadas ante c¨¢maras y micr¨®fonos cuestionando el orden establecido, y son ya demasiados encontronazos con personajes que se dan por cuestionados. De los seis a?os que lleva en Madrid, de hecho, esta es su segunda vivienda: en la anterior, en Chamber¨ª, alguien le raj¨® una cruz en su mism¨ªsima puerta. ¡°La [hija] peque?a estaba dentro¡±, denuncia ahora.
Este es un buen detalle para entender a Fallar¨¢s pero uno muy malo para conocerla. A esta autora, buena lectora de libros y de rostros, se llega antes por su obra, la docena de libros que reflejan su vida y sus inquietudes sociales: el que cuenta cuando fue desahuciada de su casa en Barcelona en plena crisis econ¨®mica y personal (A la puta calle, 2013); el de la desmemoria hist¨®rica espa?ola contada a trav¨¦s de la historia de sus abuelos, uno franquista y otro republicano (Honrar¨¢s a tu padre y a tu madre, 2018); los que describen su visi¨®n de un feminismo plural (Ahora contamos nosotras, 2019; El Evangelio seg¨²n Mar¨ªa Magdalena, 2021). Y, ahora, El final de todo esto, el de los mecanismos de defensa del patriarcado, reci¨¦n publicado por Ediciones B. Tambi¨¦n est¨¢ su gran obra no editorial: #Cu¨¦ntalo, hashtag que ella promovi¨® en Twitter en abril de 2018 cuando la primera sentencia de La Manada no reconoci¨® que hubiera violaci¨®n en aquel caso. La idea era que las mujeres contaran los abusos y agresiones que hab¨ªan callado hasta entonces: cientos de miles de ellas lo hicieron.
Fallar¨¢s no est¨¢ ya en Twitter. Traslad¨® esa labor a su cuenta de Instagram, donde postea los textos que las mujeres le mandan por mensaje privado. El 1 de marzo, esa cuenta amaneci¨® inexplicablemente cerrada por Instagram. Ha tardado semanas en recuperarla.
Pregunta. ?Qu¨¦ pas¨® ah¨ª?
Respuesta. No tengo ni idea. Almudena Carracedo [directora del documental No Est¨¢s Sola: La lucha contra La Manada, estrenado en Netflix el mismo 1 de marzo] me dijo: ¡°?T¨² crees que el que salga la pel¨ªcula, que hace tanta referencia a #Cu¨¦ntalo, puede haber despertado algo [un repunte en las denuncias de usuarios]?¡±. Aterriz¨® en Netflix ante millones de usuarios el mismo d¨ªa que me cerraron la cuenta.
P. ?C¨®mo reaccion¨® usted?
R. He tenido un cargo de conciencia horroroso. Horroroso. De quitarme el sue?o. Cuesta mucho narrarse. Y t¨² imag¨ªnate una mujer ama de casa, pastelera, enfermera, que se mira, que mira la violencia que sufri¨® con alguien cercano, que se la admite a s¨ª misma, que la pone en palabras, que se la manda una desconocida que soy yo, que la ve publicada y comentada. Un proceso doloros¨ªsimo y yo he invitado a mujeres a pasar por ¨¦l. Pesaba sobre mi conciencia que la hubieran cerrado. Me escribieron un mont¨®n de ellas: ¡°?Qu¨¦ hago ahora, d¨®nde est¨¢ lo que yo he contado?¡±. Me sent¨ª muy responsable.
P. Fue notable c¨®mo se viraliz¨® la noticia del cierre. ?Se siente usted un personaje querido?
R. Soy una activista de verdad. No hablo en nombre de nadie: cedo mi espacio para que hablen otras. Creo que eso se sabe apreciar. [Pausa larga] No s¨¦ si soy muy querida, soy un personaje muy odiado. Mucho, mucho, mucho.
P. Por eso estamos en su casa.
R. Si estoy en un bar, hay quien se acerca a darme un beso, no lo dudes. Pero siempre hay quien me insulta, quien me hace un gesto feo. O un camarero que me dice: ¡°A ti no te sirvo¡±. Si voy por Chamber¨ª o por el barrio de Salamanca o por El Viso, me insultan. Me insultan feo. M¨¢s mujeres que hombres.
P. ?Qu¨¦ es insultar feo?
R. ¡°?Zorra, hija de puta, te vamos a matar, conocemos a tus hijos!¡±. Estar tomando un caf¨¦ y que venga alguien a decirme: ¡°No te metas al ba?o porque te rajo¡±. Y ver al camarero que te sonr¨ªe como diciendo: ¡°A m¨ª no me cuentes nada porque yo estoy con ¨¦l¡±. Feo es feo.
P. Usted ya no est¨¢ en Twitter.
R. No deber¨ªa haber ninguna mujer en Twitter, deber¨ªan salir todas en bloque. No se puede, no se debe, compartir un espacio donde lo com¨²n es la violencia contra las mujeres.
P. #Cu¨¦ntalo no se podr¨ªa haber montado en otro sitio.
R. Absolutamente no. Twitter es un lugar de construcci¨®n de memorias colectivas. Pero ahora solamente es el lugar de la construcci¨®n de la memoria colectiva del odio.
P. ?Qu¨¦ ha cambiado entre 2018 y 2024?
R. El sistema de las redes sociales ha aprendido a invalidarnos. Si yo lanzara un #Cu¨¦ntalo ahora ser¨ªan tantos los haters, los bots, que entrar¨ªan a decir un #Cu¨¦ntalo falso que no ser¨ªa v¨¢lido. Por eso en Instagram lo que hago es identificar y filtrar.
P. #Cu¨¦ntalo podr¨ªa ser el leitmotiv de su vida como escritora y como periodista. Crear relatos de las cosas de las que no se habla.
R. No estamos narradas, las mujeres. Nos hab¨ªan narrado los hombres, desde la Celestina a la Regenta, desde Julieta a Madame Bovary. ?Qui¨¦nes somos? ?En qui¨¦nes nos miramos para reconocernos? El relato es ¨²til porque permite el salto de lo testimonial a lo com¨²n. En 2012, publiqu¨¦ A la puta calle y ?ltimos d¨ªas en el puesto del este, dos maneras de narrar lo que iba a ser mi desahucio. No hab¨ªa sucedido todav¨ªa pero mi empobrecimiento era tan bestia que yo necesitaba contar c¨®mo la sociedad puede castigarte y arruinarte.
P. ?Lo considera su gran trauma?
R. El mayor trauma de mi vida fueron los abusos sexuales que sufr¨ª en la infancia y la adolescencia [es la primera vez que Fallar¨¢s saca este tema delante de un periodista y, tras unos minutos de debate en que ella no se muestra reacia a dar m¨¢s detalles, se decide parar ah¨ª]. A ra¨ªz de eso me pas¨® el resto, desahucio incluido. Los abusos te destrozan la vida. Econ¨®micamente tambi¨¦n, y de eso se habla poco. Cuando ocurren a edades tempranas, pongamos en la adolescencia y en la infancia, te generan un trauma y ese trauma te genera disociaci¨®n: es habitual el consumo de alcohol y de drogas, las autolesiones, la anorexia, la bulimia... Los abusos te generan hipersexualizaci¨®n y mayor propensi¨®n a repetir agresiones a lo largo de tu vida. Cuando fui jefa de una secci¨®n del diario El Mundo, un pol¨ªtico me mand¨® una foto de su polla: eso destroz¨® mi carrera como periodista pol¨ªtica porque la siguiente vez que tuve que ir al Parlamento de Catalu?a, entr¨¦ en shock. Perjuicio econ¨®mico.
P. ?C¨®mo se ramific¨® el dolor de aquellos abusos?
R. Consum¨ª cantidades de alcohol que no creer¨ªas y un diverso abanico de estupefacientes. Afortunadamente, y gracias a la voz de las mujeres, a leerlas, no solo dej¨¦ de beber sino que dej¨¦ de agredirme. Cuando te agreden, reconoces la agresi¨®n como una forma de comunicaci¨®n: te agredes t¨² y permites que te agreda el resto. Esto te modifica econ¨®micamente.
P. ?Econ¨®micamente de qu¨¦ manera?
R. Te violan jefes. Y, en mi caso, alg¨²n entrevistado: un cantante, un escritor. Un actor. Recibes agresiones de todo tipo. Fotos de pollas, palabras feas¡ Eso se convierte en tu carrera. La primera vez que entr¨¦ a la redacci¨®n de El Mundo en Madrid, un hombre, que era jefe de redacci¨®n, lo primero que hizo cuando me vio pasar fue ?plas!, golpe en el culo. ¡°?Hombre, una t¨ªa buena por fin!¡±. Y eso modifica tu situaci¨®n econ¨®mica. Si te sometes, mal, porque trabajas desde la culpa y desde un lugar muy feo donde no puedes realizarte. Y si respondes, peor, porque te vas a la mierda, a la calle. El desahucio fue fruto de muchas cosas, pero sobre todo de una respuesta m¨ªa, de mi cuerpo, de mi cabeza y de mi rabia, a las agresiones sexuales de mi vida.
P. ?Ponerse en el punto de mira en el que se pone y recibir las agresiones sociales y verbales que recibe no es otra forma de autodestruirse?
R. Est¨¢s poniendo el foco en m¨ª, compa?ero, ponlo en los agresores. Eso es un acto muy machista. Yo soy la agredida, yo no tengo ni responsabilidad ni culpa. A mis hijos los amenazaron de muerte, les mandaban fotos en las que estaba yo descuartizada, pusieron su direcci¨®n en las redes... Algunos de sus compa?eros de colegio manejaban fotos m¨ªas desnuda, que no era yo pero que pasaba por serlo. Ah¨ª s¨ª dije: ¡°Ojo, ojo¡±. Pero yo no tengo ninguna responsabilidad, solo faltaba. No podr¨ªamos hacer activismo si fuera as¨ª.
P. ?Duerme bien?
R. Duermo de maravilla. Cuando dejas los t¨®xicos¡
P. ?Personas o sustancias?
R. En todos los sentidos. F¨ªjate, despu¨¦s de tres maridos me caso ahora con una mujer.
P. ?Disculpe?
R. No publiques que me caso con una mujer. Venga s¨ª, puedes decirlo: me caso con una mujer, claro que s¨ª. Despu¨¦s de tres maridos. ?Feliz de la vida! Me di cuenta de que, de forma natural, quer¨ªa avanzar con mujeres porque es con quienes me siento ligada, con quienes tengo muchas cosas en com¨²n y, sobre todo, con quien no tengo que discutir todo el rato cosas que considero b¨¢sicas. Eso hizo que surgiera¡ pues una relaci¨®n con una mujer.
P. Una buena relaci¨®n, si va para matrimonio.
R. Una compa?era del colegio del Sagrado Coraz¨®n [en Zaragoza]. ?Qu¨¦ divertido! No conviviremos en la misma casa, pese al matrimonio. Cada una tiene sus espacios, sus respetos, su intimidad. Llevo mucha tralla a mis espaldas: mi ¨¦poca punki, mi ¨¦poca yonki, mi ¨¦poca rockera, mi ¨¦poca intensa. Mi ¨¦poca marxista. Y ahora tengo mi ¨¦poca disfrutona. ?Yo cre¨ªa que se notaba en esta novela!
P. Hombre, sus protagonistas est¨¢n muy enfadadas con el establishment.
R. Todas las mujeres estamos muy enfadadas, me da igual que lo admitan o no. Si no lo admiten les saldr¨¢ la rabia m¨¢s adelante. Que los hombres no hayan reaccionado al #MeToo, al #Cu¨¦ntalo¡ Tendr¨ªa que haber un movimiento tremendo de hombres contra la violencia machista por el da?o que les hace a ellos verse c¨®mo se ven ahora. Dicen: ¡°Las mujeres, qu¨¦ horror¡±. Yo pienso: ¡°No, son los hombres, pobres¡±. Pero viene la cosa muy erizada y muy fea.
P. ?El castigo al #MeToo?
R. Por ahora ha sido una bobada. La extrema derecha y las manadas, que son terribles, no son m¨¢s que la puntita de la polla de lo que nos va a venir. En un pu?ado de a?os, hemos dado la vuelta a base de relatarnos y sin permiso. Vendr¨¢ una respuesta y ser¨¢ fuerte. Reciben a los miembros de La Manada como h¨¦roes en la c¨¢rcel. Antes a los violadores, ?c¨®mo se los recib¨ªan en las c¨¢rceles?
P. Se les violaba, ?no?
R. Ahora son h¨¦roes. Es tremendo, una brutal muestra de c¨®mo ha cambiado la percepci¨®n de la violaci¨®n. Como forma de ocio, como venganza contra la mujer, como manera de reafirmarse. Ya no es una cosa de hacer a escondidas. Ese cambio no lo hemos estudiado suficiente.
P. ?Lo haremos cuando las manadas lleguen a las instituciones?
R. Que llegar¨¢n. La primera vez que nos dijeron que Trump llegar¨ªa a presidente, nos part¨ªamos el pecho de la risa. Acordaos de la primera vez que vimos a Milei, en la tele. Y ah¨ª est¨¢n. Esos payasos del mal, como de Stephen King, han llegado a presidente. ?Por qu¨¦ en Estados Unidos s¨ª, y en Europa no? ?Por qu¨¦ en Argentina, s¨ª y en Espa?a no? Ya vendr¨¢, no lo dudo.
P. Ley¨¦ndola, escuch¨¢ndola, me llevo la sensaci¨®n a veces de que todo va mal, todo est¨¢ mal.
R. Si todo, todo, fuera mal, no me dedicar¨ªa a escribir, me dedicar¨ªa a quemar. Yo soy muy burra. Cuando hubo que salir a la calle con violencia, cuando era joven y estaba ligada al Movimiento Libertario de Barcelona, hac¨ªa cosas como sellar con silicona las cerraduras de los grandes comercios para que no pudieran abrir. Cositas tontas que ahora ser¨ªan muy gordas: la intervenci¨®n en la calle y la acci¨®n directa y la desobediencia civil, movimientos que apoyo firmemente, ahora est¨¢n mucho m¨¢s constre?idos. No tengo la sensaci¨®n de que todo est¨¦ mal, pero hay que relatar el mal. Hay que relatar la crisis.
P. ?Qu¨¦ crisis?
R. Todas las grandes revoluciones tienen que ver con la comunicaci¨®n: la escritura, la imprenta y la actual. Frutos de la imprenta son la democracia, los medios de comunicaci¨®n y la novela moderna, tres ejes que dan lugar a lo que somos. Sin la imprenta, la democracia es impensable y los medios de comunicaci¨®n tambi¨¦n. Y la novela moderna es una manera de lanzar al futuro un relato no ligado a los intereses presentes.
P. Ahora estamos en otra.
R. Con las redes, los medios de comunicaci¨®n ya no tienen la hegemon¨ªa. Quienes no poseen el capital y los medios de producci¨®n son capaces de crear comunicaciones que influyen en ellos. Nosotras pusimos el feminismo en la agenda antes de que los medios crearan las secciones de feminismo: las hicieron por algo. Del Rey o de Franco en Cuelgamuros, de las violaciones de la Iglesia se empez¨® a hablar porque de repente est¨¢bamos una avalancha de gente en las redes se?alando a los medios de comunicaci¨®n: ¡°Esto te lo has callado, pich¨®n, llevamos 40 a?os de democracia y de esto no hemos hablado¡±. Que en 40 a?os de democracia no se hablara de las cosas en Espa?a dice mucho de los medios. Ahora estos otros canales los modifican y eso hace que la imprenta entre en crisis. Se ha roto la jerarqu¨ªa. Es la misma ruptura que se dio cuando la imprenta rompi¨® el poder de los monasterios y de los castillos.
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