Cristina Fallar¨¢s: ¡°No se entiende la violencia contra las mujeres sin la Iglesia cat¨®lica¡±
La autora restituye la imagen de la mujer en el relato fundacional del cristianismo en su novela ¡®El Evangelio seg¨²n Mar¨ªa Magdalena¡¯
Cuando no existe el relato, debe crearse, se dijo la escritora Cristina Fallar¨¢s (Zaragoza, 53 a?os). Porque en realidad no ha podido no existir. Todo el que ha vivido tiene una historia, se dijo tambi¨¦n. Pero ?qu¨¦ pasa cuando el que pone voz a esa historia no es el yo que la vivi¨® sino un t¨² decidido a gustarse en el espejo en el que tiene que mirarse? ¡°Se miran al espejo hoy y no se soportan. Porque por una vez no les devuelve la imagen que esperan. Porque el espejo son nuestras historias. Y no les gusta el papel que tienen en ellas. En ellas son monstruos, y no quieren verse como monstruos¡±. Fallar¨¢s, tambi¨¦n periodista, es una escritora que no deja de construir desv¨ªos, que no deja de batallar por redirigir el punto de vista (patriarcal) del mundo. Y la novela que acaba de publicar, El Evangelio seg¨²n Mar¨ªa Magdalena (Ediciones B), viaja hasta el coraz¨®n de ¨Ddice¨D la Biblia, ¡°el relato fundacional de nuestra civilizaci¨®n¡±, para poner su prosa, po¨¦tica y enfurecida, al servicio de una de las mujeres ninguneadas de esa historia.
Fallar¨¢s no quer¨ªa escribir una novela hist¨®rica. ¡°Soy mal¨ªsima estudiando, y no quer¨ªa tener que hacerlo, pero a la vez no pude evitarlo. Cuando empec¨¦ a leer me di cuenta de que la historia, desde el principio, hab¨ªa sido como un ajedrez sin peones. La partida no se entiende, el juego no funciona. Poner a las mujeres en el relato lo completa, le da el sentido que nunca ha tenido¡±, dice. Se dio cuenta, leyendo los distintos evangelios, que ten¨ªan forma de w¨¦stern, o m¨¢s bien que el w¨¦stern, en tanto que relato fundacional, ¡°tambi¨¦n expuls¨® a las mujeres desde el principio, y no solo a ellas, sino a todo lo que ellas representan, al mundo que existe cuando lo compartimos¡±, explica. ¡°El w¨¦stern crea la ¨¦pica a base de eliminar lo dom¨¦stico. No hay casas, las ¨²nicas camas son las de la c¨¢rcel y el burdel. Como relato es una idiotez, igual que el evangelio de Pablo de Tarso, que consideraba a la mujer un error¡±, a?ade.
En cualquier caso, su curiosidad por la figura de Mar¨ªa Magdalena se increment¨® cuando el Papa Francisco decidi¨® nombrarla ap¨®stol. ¡°?Qu¨¦ estaba pasando? ?C¨®mo pod¨ªa ser que los responsables de ese mito fundacional que es la fuente de la violencia machista de repente incluyesen a una mujer entre los disc¨ªpulos de Jes¨²s?¡±, se pregunt¨®. Fallar¨¢s se crio en un ambiente, dice, ultracat¨®lico. Pas¨® 17 a?os en colegios e institutos segregados. ¡°Siempre supe que algo no iba bien. No hubo un momento en el que me diera cuenta de que el mundo era injusto con nosotras. Es que la sensaci¨®n estaba ah¨ª desde el principio. Te educan con un miedo del que no se habla. Te educan como a Caperucita, que no es una mujer, sino una ni?a. Cuidado con el bosque. Se nos narra en el no relato. Y mi literatura surge de querer recuperar ese relato. Contarme, para ver si prende¡±, dice.
El golpe de efecto lo dio el movimiento #Cu¨¦ntalo que instig¨® hace casi tres a?os. Como recuerda, ¡°en diez d¨ªas, tres millones de mujeres se hab¨ªan sumado, y hab¨ªan contado sus historias de terror relacionadas con todo tipo de abusos que hab¨ªan sufrido desde ni?as¡±. Al incluir todos esos relatos en la vida p¨²blica, ¡°el relato cambi¨®¡±. Sabe que no hubiera sido posible algo as¨ª sin un cambio en la propiedad de los medios. ¡°Hasta ahora, los medios de comunicaci¨®n necesitaban de una inversi¨®n que solo pod¨ªan hacer los hombres. Las feministas de los 70 no pod¨ªan montar un peri¨®dico, ni un grupo editorial, ni un banco. Hoy hemos colonizado medios privados para, a base de acumulaci¨®n, luchar contra el a¨²n relato hegem¨®nico. A diferencia del masculino, el femenino es un relato colectivo, algo que no se hab¨ªa dado hasta ahora y que tiene una fuerza tremenda. Ya no hay vuelta atr¨¢s¡±, dice. Lo que no ocurrir¨¢, dice tambi¨¦n, es que ese relato se absorba sin m¨¢s. ¡°Va a ser reprimido, porque no lo entienden, no les gusta, en ¨¦l no son sujetos¡±.
Fallar¨¢s, la primera mujer en ganar el Hammett, amante, claro, de la novela negra, pero que creci¨® literariamente entre los fin¨ªsimos vol¨²menes de Juan Rulfo, el et¨¦reo descontento de Italo Calvino y la violencia y brutalidad de Erskine Caldwell, se narra tambi¨¦n a s¨ª misma a trav¨¦s de la figura de Mar¨ªa Magdalena. Lo hace como un experimento. De la misma manera en que en Honrar¨¢s a tu padre y a tu madre (Anagrama) reconstruy¨® la relaci¨®n con su familia para descubrir el lugar que hab¨ªa ocupado (o no) en ella, y en A la puta calle (Planeta) intent¨® explicarse de qu¨¦ manera la precariedad pod¨ªa destruir a cualquiera, en El Evangelio seg¨²n Mar¨ªa Magdalena se espeja en la mujer culta, bisexual, rica, que todo lo vio y todo intent¨® comprender, para explorar ¡°el origen de la violencia con la que se nos trata¡±, dice.
Y al hacerlo, restituye la distorsionada imagen de lo femenino que se ha dado desde el principio de los tiempos. ¡°En la Biblia hay tres mujeres y las tres est¨¢n sexualizadas. Eva, Mar¨ªa, Mar¨ªa Magdalena. La primera adem¨¢s es la culpable de todos los males de la humanidad porque mordi¨® la manzana y nos conden¨® a esta vida. La segunda es virgen, y perfecta. Impoluta. Algo inalcanzable y absurdo. Y la tercera era una puta sin m¨¢s. Alguien a quien se usaba. La idea del uso del cuerpo de la mujer est¨¢ ah¨ª. La mujer es un cuerpo que puede usarse, dicen los evangelios. No se entiende la violencia contra las mujeres sin la Iglesia cat¨®lica¡±, insiste, y admite que escribe ¡°desde la rabia¡±. ¡°Tengo la rabia dentro, y mi literatura es as¨ª porque la siento todo el tiempo, y cualquier mujer que no tenga la rabia dentro no es consciente de la violencia que sufre cada d¨ªa¡±. Y ya est¨¢ pensando en lo siguiente, porque no puede dejar de pensar en todo lo que a¨²n hay por contar sobre un mundo que sigue siendo ¡°un mundo negado¡±.
El Evangelio seg¨²n Mar¨ªa Magdalena
Autora: Cristina Fallar¨¢s.
Editorial: Ediciones B, 2021.
Formato: Tapa blanda con solapas. 237 p¨¢ginas. 19,90 euros.
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