¡®El salto¡¯: el horror de la inmigraci¨®n solo se siente al final
Agradezco que me manipulen emocionalmente en una sala a condici¨®n de que lo hagan con inteligencia y arte, pero Benito Zambrano no lo logra con su tragedia sobre la valla de Melilla
Tardaba el cine en ocuparse de una tragedia cotidiana que en algunos casos, no muchos, tiene un final feliz, con gente que hace real su car¨ªsimo sue?o, amenazado por pesadillas insoportablemente carnales, de instalarse en Europa y sobrevivir (o vivir en los casos m¨¢s afortunados) en ella. La mayor¨ªa viene de la depauperada ?frica y lo hace en condiciones lamentables, jug¨¢ndose no solo el pellejo, sino en algunos casos tambi¨¦n el de sus cr¨ªos y sus beb¨¦s. Y es muy posible que al llegar al presunto cielo les impongan el viaje de vuelta al infierno del que intentaron huir.
Hay que ser una bestia para no sentirse conmovido ante la incesante vista de los arriesgados viajeros de los cayucos, observar la carnicer¨ªa que se mont¨® en las vallas de Melilla, constatar la esperanza o la desolaci¨®n de los que han cruzado la ansiada l¨ªnea despu¨¦s de un camino extenuante. Los espectadores de esta tem¨¢tica est¨¢n ganados an¨ªmicamente desde el principio. Otra historia es que estuvieran dispuestos a sacrificios personales para intentar ayudar los que llegaron a puerto. Pero todos estamos dispuestos a conmovernos. Se puede hacer un cine excelente con argumentos que est¨¢n de triste moda. El director italiano Matteo Garrone lo hizo de forma notable, con algunos momentos con capacidad para humedecerte los ojos, en Yo capit¨¢n. Benito Zambrano no consigue ese efecto en m¨ª (aunque suene frecuentemente la m¨²sica) con su concienciada cr¨®nica de alg¨²n inmigrante que lleg¨®, fue devuelto, se empe?¨® en retornar intentando saltar esos muros de alambre que se convirtieron en una ratonera mortal.
Agradezco que me manipulen emocionalmente en el cine a condici¨®n de que lo hagan con inteligencia y arte. Estoy dispuesto a creerme todo si eso conecta con mi emoci¨®n, con las sensaciones que transmite el gran cine. Pero el discurso plagado de buenas intenciones y expresado de forma subrayada o simplista no me sirve. Aqu¨ª las v¨ªctimas son encantadoras, no andan sobradas de matices y los verdugos que les acosan, desde la arrogante y despreciativa polic¨ªa a los marroqu¨ªes que les persiguen y acorralan en los bosques son demasiado elementales, villanos demasiado crueles. Probablemente la realidad sea as¨ª o peor, pero es fundamental que te resulte cre¨ªble el bien y el mal, o la mezcla de ambos. Todo est¨¢ en funci¨®n de la forma de cont¨¢rtelo, de que esta te fascine o te convenza, de que los sentimientos te parezcan reales.
El protagonista ejerce de esforzado currante en Espa?a. No est¨¢ regularizado. Le detienen en un desganado y despreciativo control. Su hasta entonces feliz novia est¨¢ embarazada. La vida de ambos tiene presente y parece poseer futuro. Todo se quiebra con su deportaci¨®n. Y ah¨ª comienza el definitivo infierno, despu¨¦s de haber superado anteriormente complicadas barreras. Un primo homosexual de la chica, protector y generoso, le propone casarse con ella buscando la legalizaci¨®n. La angustiada y separada pareja solo logra comunicarse alguna vez a trav¨¦s del tel¨¦fono. ?l sobrevive como puede en la monta?a, con m¨²ltiples personas que aspiran a entrar en Espa?a a cualquier precio. Todos solidarios, apaleados y decididos.
Hasta un determinado momento, cercano al final, he seguido la triste historia sin que me produjera ni fr¨ªo ni calor, encontr¨¢ndola tan previsible como llevadera. Pero en el desenlace, intentando algo tan desesperado como es trepar por las vallas, todo me resulta veraz y terrible. Me ocurren cosas en la mirada y en el coraz¨®n. Lastima que tarde tanto en llegar el horror. Lo anterior me resulta f¨¢cil y predecible.
El salto
Dirección: Benito Zambrano.
Intérpretes: Moussa Sylla, Edith Martínez Val, Nansi Nsue, Ali Useni, Eric Nantchouang.
Género: drama. España, 2024.
Duración: 96 minutos.
Estreno: 12 de abril.
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