El humor y la furia (contra las mujeres)
La cacer¨ªa sigue sin l¨ªmites en redes sociales. La jaur¨ªa machona desata contra ellas una procacidad insultante sist¨¦mica e intolerable pero ampliamente tolerada
Este art¨ªculo es un adelanto de la revista ¡®TintaLibre¡¯ de mayo:
Maite Taboada se levant¨® una ma?ana y supo que la entrevista que hab¨ªa concedido en d¨ªas anteriores a un peri¨®dico espa?ol ya se hab¨ªa publicado. Nadie de su familia le avis¨®, tampoco ninguno de sus colegas de profesi¨®n. Las notificaciones vinieron en forma de insultos en Twitter, ahora llamado X, y en los comentarios al art¨ªculo en cuesti¨®n. ¡°Charo ling¨¹ista¡±, ¡°est¨¢ claro que no hay que ser inteligente para ser catedr¨¢tico¡±, ¡°sectaria censuradora¡±, ¡°pobre diabla, los jueces de la Santa Inquisici¨®n ten¨ªan m¨¢s pase porque al fin y al cabo sab¨ªan lo que hac¨ªan mientras que esta solo sabe repetir como un loro lo que oye en casa¡± y su favorito: ¡°Tiene cara de estre?ida¡±.
¡°F¨ªjate que era un art¨ªculo en el que precisamente afirmaba que los comentarios en las redes sociales y en los medios de comunicaci¨®n suelen ser ataques personales y de odio, pues ah¨ª tienes el ejemplo¡±, afirma desde Vancouver, donde reside desde hace a?os y donde trabaja como catedr¨¢tica en el departamento de Ling¨¹¨ªstica de la Universidad Simon Fraser y es miembro de la Royal Society de Canad¨¢.
En esa misma entrevista hablaba de la necesidad de no confundir libertad de expresi¨®n con libertad para ofender y expon¨ªa un debate a¨²n pendiente de abordar en profundidad: ?pueden considerarse las ofensas y sus consecuencias en los que las reciben un problema de salud laboral?
?ngela Rodr¨ªguez Pam fue nombrada secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de G¨¦nero en octubre de 2021 y ejerci¨® el cargo hasta julio de 2023. Puede escribir uno o varios libros acerca de lo que ha recibido a trav¨¦s de las redes sociales. ¡°Ha sido salvaje el odio que he recibido de la ¡®machosfera¡¯ por ser mujer y feminista. Influ¨ªa, por supuesto, todo lo relacionado con mi aspecto f¨ªsico¡±, cuenta. A veces las ¡®lindezas¡¯ las recib¨ªa tras algunas de sus declaraciones o por algo relacionado con su actividad pol¨ªtica. Pero otras tantas bastaba con su mera presencia en redes desde primera hora del d¨ªa. ¡°?Has desayunado ya? Te he mandado una caja de d¨®nuts al ministerio¡±, le dec¨ªan.
¡°Mi capacidad de representatividad p¨²blica, si lo piensas, era muy peque?a. Pero el foco estaba puesto en todo lo que hici¨¦ramos Irene (Montero, exministra de Igualdad) y yo¡±, aclara. La voz de Rodr¨ªguez suena cansada, lejos de aquella energ¨ªa que desprend¨ªa como secretaria de Estado. Recuerda aquel viaje a Nueva York con la c¨²pula del ministerio, donde se iba a examinar a Espa?a en pol¨ªticas de igualdad en la sede de la Organizaci¨®n de Naciones Unidas. ¡°Mientras nos estaban dando unas notas extraordinarias como pa¨ªs, en redes se nos estaba llamando ni?atas, se nos calificaba como chiringuito. No entend¨ªamos nada¡±, relata.
Hablemos de otra mujer, esta vez un personaje de ficci¨®n. La escena en la que Anna Scott, interpretada por Julia Roberts, protagonista de la pel¨ªcula Notting Hill (1999), descubre una foto suya en toples en la portada de un diario sensacionalista brit¨¢nico y dice: ¡°?Qu¨¦ les pasa a los hombres con la desnudez? En serio, sobre todo con los pechos. ?C¨®mo pueden interesarles tanto? Son s¨®lo pechos, la mitad de la poblaci¨®n del mundo los tiene (¡) son para lactar, tu madre los tiene¡ has visto miles de ellos. ?Por qu¨¦ tanto l¨ªo?¡±.
Porque en este art¨ªculo la pregunta que una se formula, parafraseando a la Roberts, es: ?Qu¨¦ les pasa a los hombres con las mujeres en redes sociales? ?Por qu¨¦ tanta furia? ?Por qu¨¦ tanto odio? ?Qu¨¦ molesta de ellas? ?Qu¨¦ se espera de ellas? ?Desde cu¨¢ndo ¡®Charo¡¯ dej¨® de ser el t¨ªtulo de una bell¨ªsima canci¨®n de Quique Gonz¨¢lez y se convirti¨® en insulto?
Que el odio y el estilo falt¨®n sean ingredientes habituales en las respuestas dirigidas a las mujeres puede ser algo que una intuye, que haya experimentado, pero los datos insisten en dar la raz¨®n a los que sostienen esa afirmaci¨®n. Porque son ellas la diana perfecta para el odiador profesional y el principiante.
El diario brit¨¢nico The Guardian hizo un ejercicio que lo demuestra. En los diez a?os que van desde 2006 hasta 2016 analiz¨® los m¨¢s de 70 millones de comentarios dejados en los art¨ªculos de su edici¨®n digital. Y las conclusiones fueron, y son, reveladoras de los tiempos que vivimos: de los diez autores que recibieron m¨¢s insultos, ocho son mujeres (cuatro blancas y cuatro no blancas) y los dos hombres son negros. Dos de las mujeres y uno de los hombres son homosexuales y de las ocho mujeres, una es musulmana y otra jud¨ªa. Adem¨¢s, los art¨ªculos escritos por mujeres obtuvieron m¨¢s comentarios bloqueados en casi todas las secciones, sobre todo deporte y tecnolog¨ªa. Porque ya se sabe que en seg¨²n qu¨¦ fiestas no estamos invitadas.
De los diez autores que recibieron m¨¢s insultos durante una d¨¦cada en The Guardian, ocho son mujeres (cuatro blancas y cuatro no blancas) y los dos hombres son negros¡±
Vayamos a mayo de 2023. Hace menos de un a?o la Fundaci¨®n Mapfre y la Universidad de Deusto presentaron un informe que conclu¨ªa que las mujeres son m¨¢s vulnerables a los comentarios negativos en redes sociales que los hombres. En ese mismo estudio se demostraba que el insulto y la coacci¨®n provoca en ellas m¨¢s inseguridad (22% en mujeres y 8% en hombres), miedo (6% y 1%), problemas de alimentaci¨®n (10% y 2%) y problemas de sue?o (15% y 9%), as¨ª como tristeza (22% y 11%) y nerviosismo (25% y 12%) en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube, las redes sociales m¨¢s utilizadas y donde m¨¢s comentarios negativos se realizan y reciben.
¡°Hace a?os habl¨¢bamos de cr¨ªticas a mujeres por opiniones diferentes a las nuestras, pero las cosas han ido a peor. Ahora no basta con opinar, basta con estar. Las mujeres no pueden participar y es algo que ha permeado a niveles inferiores. Las m¨¢s j¨®venes tambi¨¦n lo padecen, sea cual sea su signo de poder¡±, explica Taboada, que como ling¨¹ista computacional analiza el origen y el contexto de los bulos, las desinformaciones y la furia volcada casi siempre hacia ellas.
Algo a lo que le da tanta importancia ¨C¡±un se?or de Albacete puede estar insultando influenciado por una campa?a que ni conocemos¡±- que le sirve para detectar fallos en el propio sistema democr¨¢tico. ¡°La gente a la que m¨¢s se ataca en Internet se acaba retirando de la vida p¨²blica, y deber¨ªa ser al rev¨¦s. Te pueden echar de un bar por ese tipo de comportamiento, pero no ocurre lo mismo en una plataforma. ?Que lo llaman censura? No es verdad, pero vete a otro sitio¡±, afirma.
Pone como ejemplo a France B¨¦lisle, la alcaldesa de Gatineau (Qu¨¦bec), que dimiti¨® en febrero de este a?o, incapaz de continuar en un clima pol¨ªtico tan hostil en el que lleg¨® a recibir amenazas de muerte. Una comparecencia en la que se pregunt¨® cu¨¢l es el precio que hay que pagar por ejercer la pol¨ªtica -casi 800 funcionarios electos a nivel municipal han renunciado desde las elecciones de 2021- y de la que se march¨® sin responder preguntas.
¡°El odio es una cosa organizada, nada aleatoria¡±, dice Rodr¨ªguez Pam. Un sentimiento que no se queda en las redes y que se traslada a veces a la vida real. ¡°Llev¨¦ escolta policial, me han llegado a escupir en la calle y me resisto a cambiar de barrio¡±, a?ade. Ese hostigamiento tiene sus consecuencias, en su salud mental y en su relaci¨®n con las redes sociales. Cada ma?ana, desde que sali¨® del Gobierno de Espa?a, echa un vistazo a X mientras toma caf¨¦ y revisa de vez en cuando Telegram en su ordenador. No quiere m¨¢s. No puede m¨¢s.
Sale car¨ªsimo estar en pol¨ªtica, insiste. Con la dificultad para muchas de tener una red que las sostenga. O que tengas red y que, seg¨²n qu¨¦ d¨ªa, sea insuficiente. ¡°He llegado a recopilar amenazas de muerte, y a veces he contestado en modo de humor o vacile. Eso les descoloca¡±, cuenta.
Como descoloc¨® la respuesta de la que fue delegada de Cultura, Turismo y Deporte en el Ayuntamiento de Madrid, Andrea Levy. Una ma?ana de domingo, mientras hac¨ªa en Instagram un video con sus recomendaciones culturales de la semana, recibi¨® una respuesta que poco ten¨ªa que ver con el contenido, pero s¨ª con el color de su pelo. ¡°?Las ra¨ªces del pelo, Levy!¡±, le dijeron. Algo a lo que ella contest¨® de inmediato: ¡°Hablas de cultura, pero siempre tiene que aparecer el t¨ªpico zascandil a hablar de tu f¨ªsico. A ver, te lo dir¨¦ clarito: soy libre de ir COMO ME D? LA GANA y nadie ha pedido tu opini¨®n¡±.
Pero Rodr¨ªguez Pam no es la ¨²nica que se ha alejado de un entorno digital cada vez m¨¢s hostil. La c¨®mica Henar ?lvarez contaba hace poco al diario El Pa¨ªs: ¡°Me quit¨¦ de Twitter y ahora solo lo utilizo para difundir mi trabajo. A ver, que yo critico mucho, opino de todo, y me encanta cotillear sobre otros, pero con mis amigos en los bares o en privado. Como s¨¦ lo mal que se pasa cuando de repente te llega un aluvi¨®n de mierda en las redes, hace tiempo que no escribo nada personal en ellas¡±. La periodista Cristina Fallar¨¢s, poco despu¨¦s, en el mismo peri¨®dico: ¡°No deber¨ªa haber ninguna mujer en Twitter, deber¨ªan salir todas en bloque. No se puede, no se debe compartir un espacio donde lo com¨²n es la violencia contra las mujeres¡±.
Se trata de hacerlas peque?as, de que su opini¨®n no importe, de que no se asomen. Mujeres an¨®nimas, de cualquier edad. El sistema de las redes sociales empe?ado en invalidarnos.
Lo demuestra tambi¨¦n un informe elaborado por el Instituto de las Mujeres sobre el acoso online hacia las j¨®venes. Revela que ellas, sabedoras de sentirse m¨¢s juzgadas que ellos, reaccionan no contestando los mensajes que reciben, porque perciben que cualquier tipo de respuesta desencadenar¨ªa una mayor respuesta de los odiadores. As¨ª que optan por cambiar su comportamiento: restringen el acceso a sus perfiles, dejan de interactuar con desconocidos, controlan el contenido que comparten¡ el candado como respuesta.
Algo a lo que no escapan mujeres con fama y popularidad. Que se lo cuenten a la ahora vecina de Madrid Amber Heard, actriz y ex mujer del tambi¨¦n actor Johnny Depp. Durante su proceso de divorcio y el juicio celebrado en 2022, los ataques desmedidos que recibi¨® Heard y la defensa f¨¦rrea hacia las posturas de Depp llamaron la atenci¨®n del periodista de investigaci¨®n Alexi Mostrous. Cont¨® en un podcast titulado ?'Who trolled Amber?¡¯ la existencia de un ej¨¦rcito de bots saud¨ªes detr¨¢s de una campa?a de ridiculizaci¨®n y odio hacia ella, empe?ados en presentarla como una mujer malvada y manipuladora en busca de venganza y a ¨¦l como v¨ªctima.
Pero en su investigaci¨®n descubri¨® tambi¨¦n c¨®mo desde esos bots se hab¨ªan lanzado y despu¨¦s borrado cientos de elogios hacia el r¨¦gimen saud¨ª encabezado por Mohammed bin Salman. Y at¨® cabos. Jeanne du Barry y Modi, dos de los ¨²ltimos proyectos cine de Depp, hab¨ªan recibido financiaci¨®n saud¨ª. El art¨ªculo de la revista Vanity Fair publicado en febrero de este a?o sobre la amistad entre el pr¨ªncipe y el actor acabaron por confirmar su trabajo.
Se trata de ridiculizarnos. De que nos callemos y que nos cansemos de estar. ¡°Quienes no digan que les duele, en el fondo lo que no quieren es mostrar su debilidad, su vulnerabilidad. Porque afecta a la autoestima, emerge siempre el s¨ªndrome de la impostora¡±, afirma Rodr¨ªguez Pam.
Mientras, Maite Taboada intenta ponerse en la piel del agresor. ¡°Tengo mucha empat¨ªa por los chavales incel (del ingl¨¦s y es el acr¨®nimo de involuntary celibate), porque creo que el machismo perjudica tambi¨¦n, y mucho, a los hombres. Les hace profundamente infelices¡±, cuenta. A esos j¨®venes les une un sentimiento de rabia y rechazo hacia las mujeres: a las que culpan, a las que odian, a las que no quieren. O s¨ª, pero con candado.
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