¡®La casa¡¯: preciosa adaptaci¨®n del c¨®mic de Paco Roca sobre la ¡®familia Espa?a¡¯

En estos d¨ªas de v¨¦rtigo pol¨ªtico y social y de confrontaci¨®n, una pel¨ªcula como La casa viene a hablarnos de lo que compartimos; de lo que nos une a pesar de la separaci¨®n; de instantes, tiempos y seres humanos reconocibles; de momentos inolvidables por las risas o por el llanto, por la grandeza o por la peque?ez; de lo que fuimos, de lo que somos y de lo que seremos. Todos, ustedes y yo, podr¨ªamos ser los habitantes de La casa, la novela gr¨¢fica de Paco Roca que ha adaptado al cine ?lex Montoya con la calma, la sutileza, el br¨ªo, la delicadeza y la verdad de las peque?as grandes obras. Sus protagonistas, ellos, que en realidad podr¨ªamos ser nosotros, bien podr¨ªan llamarse los hermanos Espa?a.

El argumento en absoluto es nuevo: tras la muerte del padre, tres hermanos y sus respectivas parejas e hijos se re¨²nen en la casa de campo en la que crecieron durante los veranos para decidir lo que hacer con ella. Hemos visto decenas de pel¨ªculas as¨ª. Pero no tantas tan buenas como La casa, en la que cada decisi¨®n de Montoya y su grupo creativo viene a reforzar lo que se quiere insuflar desde un principio: un tono de conversaci¨®n y de interpretaci¨®n; un colorido, entre el verde oscuro y el ocre; una luz y una textura; una quietud, una melancol¨ªa y un futuro en armon¨ªa.

Tras una larga carrera como corredor de fondo en el cortometraje, y dos estupendas pel¨ªculas con apariencia de menores pero que quedaban en la retina y las tripas, Montoya se doctora con un trabajo que parece complicado que no guste a todo tipo de p¨²blicos: desde la cinefilia m¨¢s militante y guerrera hasta la vertiente m¨¢s popular. Asamblea (2019) era una bendita anomal¨ªa porque reflexionaba desde la izquierda sobre algunos de los males de la izquierda, con los mecanismos de participaci¨®n pol¨ªtica de la ciudadan¨ªa como protagonistas, y con una rara modulaci¨®n entre la reflexi¨®n y la comicidad. Lucas (2021), tambi¨¦n con enorme valent¨ªa, se adentraba en el peliagudo tema de la pederastia centr¨¢ndolo en el extrav¨ªo adolescente. La casa es un paso m¨¢s, de enorme amplitud, en la trayectoria de Montoya, aqu¨ª director, guionista (junto a Joana M. Ortueta), productor y montador (junto a Luc¨ªa Casal).

Se nota que es una pel¨ªcula pensada y medida en todas las vertientes del lenguaje cinematogr¨¢fico. La puesta en escena limpia y cercana, pero invisible. Los cambios de formato y de texturas entre el presente, en pantalla panor¨¢mica, y el pasado, m¨¢s estrecho, con el grano duro del recuerdo y del super-8, y los bordes redondeados de las fotos un tanto descoloridas de los a?os ochenta. La banda sonora de Fernando Vel¨¢zquez, preciosa aunque nunca remilgada. Incluso el rejuvenecimiento de rostros a trav¨¦s del deepfake le ha quedado niquelado. Pero quiz¨¢ es en el montaje donde se ha impuesto el tono tan especial, con esos planos de transici¨®n que ponen el foco en los objetos y en la naturaleza, en la fluidez de las peque?as cosas que a¨²n nos ponen el vello de punta por el recuerdo, como un Yasujiro Ozu de nuestro mediterr¨¢neo.

Pel¨ªcula terap¨¦utica y de una bella intimidad, La casa tampoco ser¨ªa lo que es sin su excelente grupo de int¨¦rpretes, cada uno de una finura y una autenticidad admirables, entre los que quiz¨¢ destaque a¨²n m¨¢s ?scar de la Fuente, aspirante desde ya al Goya de interpretaci¨®n de reparto. Esa familia en la que siempre hay un manitas y un pensador, uno que todo lo suelta y otro que todo se lo guarda, alguien que aglutina a los dem¨¢s con su paciencia, en torno a las viejas zapatillas de casa de un padre o una madre, y a un arbolillo y a una manguera para regar el patio que suelta agua por el empalme, no es m¨¢s que la familia Espa?a.