Demi Moore se revuelca en un banquete de ¡®body horror¡¯ que critica la tiran¨ªa de la juventud y la belleza
La actriz estadounidense destaca en ¡®The Substance¡¯, dirigida por la francesa Coralie Fargeat, una pel¨ªcula salvaje e inusual en la selecci¨®n oficial de Cannes
A sus 61 a?os, Demi Moore ya sabe en qu¨¦ consiste luchar contra el tiempo, un esfuerzo f¨ªsico y econ¨®mico que no evita el cruel escrutinio del p¨²blico. Cuando la actriz apareci¨® en 2021 en un desfile de la casa Fendi con la cara retocada, los medios de comunicaci¨®n, con esa manera tan poco elegante de tirar la piedra y esconder la mano, convirtieron en noticia la mofa que circul¨® por las redes sociales. Moore, como tantas actrices, conoce perfectamente en qu¨¦ consiste el doble rasero con el que se mide su camino a la vejez. De hecho, la int¨¦rprete mejor pagada de los a?os noventa ya apenas trabaja. Para unos est¨¢ demasiado mayor, para otros demasiado operada.
Este a?o ha sido bueno para ella, con todo. Y por partida doble. Su personaje en la serie Feud: Capote vs. The Swans, Ann Woodward, ten¨ªa alg¨²n momento memorable, pero la sorpresa lleg¨® el domingo en la secci¨®n oficial de Cannes con The Substance, una pel¨ªcula de body horror (como se conoce en la jerga a este subg¨¦nero del cine de terror), donde la actriz demuestra que la enorme exigencia que siempre distingui¨® su trabajo sigue intacta.
The Substance es una pel¨ªcula inusual en la selecci¨®n oficial de un festival como Cannes, mucho m¨¢s gore y c¨®mica que Titane (Palma de Oro en 2021), ambas hijas del cine de David Cronenberg, que este lunes presenta aqu¨ª su ¨²ltimo trabajo, The Shrouds. Quiz¨¢ The Substance ha pasado el filtro porque est¨¢ dirigida por una francesa, Coralie Fargeat, una directora de g¨¦nero que debut¨® en 2017 con Revenge, un filme que tambi¨¦n sumerg¨ªa al espectador en bidones de sangre. Fargeat es, junto a Andrea Arnold, Payal Kapadia y Agathe Riedinger, una de las cuatro mujeres que participan en el concurso (representan menos de un 20% de la competici¨®n por la Palma de Oro).
Fargeat es tambi¨¦n la autora del guion, que convierte el p¨¢nico a envejecer en el embri¨®n de una pesadilla de huesos rotos, p¨²stulas, piel gangrenada y litros de sangre. Demi Moore, Margaret Qualley y Dennis Quaid completan el reparto de una historia que transcurre en Los ?ngeles. All¨ª, a la veterana estrella Elizabeth Sparkle (Moore) solo le queda un programa televisivo de fitness que tambi¨¦n empieza a decaer. El terror a perder del todo su cetro la lleva a interesarse por un elixir de juventud un tanto misterioso llamado ¡°La sustancia¡±.
Con mucho humor negro, Fargeat presenta el kit de rejuvenecimiento con un eslogan que a casi nadie le sonar¨¢ alejado: ¡°Conseguir¨¢s la mejor versi¨®n de ti misma¡±. Ese es el leitmotiv de la pel¨ªcula: cuidado con alcanzar la mejor versi¨®n de una misma. Esa versi¨®n fabulosa de Moore es una sagaz revisi¨®n feminista de El retrato de Dorian Grey que desembocar¨¢ en una mezcla de drama y parodia sobre el odio a una misma, llena de giros ingeniosos, as¨ª como en un aut¨¦ntico banquete de horror corporal cuyo indigesto crescendo no est¨¢ exento de empat¨ªa hacia su personaje principal. De alguna manera, The Substance es una versi¨®n gore, salvaje y con mucha m¨¢s substancia de La muerte os sienta tan bien, la pel¨ªcula de los noventa de Robert Zemeckis en la que actuaban Meryl Streep, Goldie Hawn y, por cierto, el exmarido de Moore Bruce Willis.
Demi Moore hace un trabajo impresionante, y no solo por las horas de maquillaje, o por su falta de miedo a mostrarse completamente vulnerable y desnuda. Hay una secuencia en concreto en la que el talento de la actriz emerge formidablemente. Su personaje tiene una cita con un viejo compa?ero de estudios y se arregla para la ocasi¨®n, pero, dominada por la inseguridad, cuando va a salir por la puerta vuelve al ba?o para retocarse ante el espejo. Se maquilla una y otra vez con una desesperaci¨®n desarmante, como una Norma Desmond grotesca del siglo XXI presa del maleficio del espejo.
The Substance est¨¢ llena de gags visuales, pero cuando las alteraciones f¨ªsicas llegan al techo, con sus sonidos repugnantes y sus excesos de ¨®rganos y fracturas, Fargeat no se olvida de humanizar a su monstruo, y los borbotones de sangre dan igual. El efecto es que nunca nos olvidemos de qui¨¦n era Elizabeth Sparkle, ni de su terrible sufrimiento. Y eso es todo un logro de esta pel¨ªcula, compartido por la directora y por su estupenda actriz principal.
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