Pozo Moro, el gran monumento ¨ªbero que tra¨ªa un temible mensaje del M¨¢s All¨¢
Los expertos del CSIC y de la Academia de la Historia concluyen que el derrumbe de la torre provoc¨® el p¨¢nico al creer que se trataba de una advertencia divina
Los ¨ªberos cre¨ªan en los prodigium, la destrucci¨®n de un monumento sagrado o funerario a causa de un fen¨®meno s¨ªsmico. Entend¨ªan que la divinidad o el difunto al que estaba dedicado enviaba desde el M¨¢s All¨¢ el anuncio de guerras o calamidades. Y esto fue exactamente lo que le pas¨® hace unos 2.500 a?os a la torre de Pozo Moro (Chinchilla, Albacete),¡± la obra m¨¢s importante conocida de la arquitectura funeraria ib¨¦rica¡±, tal y como la define el estudio An¨¢lisis arqueos¨ªsmico del monumento de Pozo Moro: ?Lo derrumb¨® un terremoto?, firmado por especialistas de la Real Academia de la Historia y del Instituto Geol¨®gico Minero-CSIC, y publicado en la revista cient¨ªfica Complutum. ¡°El mejor edificio arquitect¨®nico de la arquitectura Ib¨¦rica fue v¨ªctima de un sismo¡± en torno al a?o 500 a. C, concluyen los expertos. Nunca fue reconstruido al entenderlo como una se?al divina.
Pozo Moro es un monumento funerario de unos 10 metros de altura, con forma de torre, que se levantaba sobre una base cuadrada escalonada. Sus dos cuerpos p¨¦treos estaban decorados con relieves mitol¨®gicos y esculturas de leones en las esquinas. El lugar donde se erigi¨® debi¨® ser un peque?o asentamiento urbano (fundus) que contaba con un importante pozo al borde de una v¨ªa muy transitada. ¡°Se convirti¨® as¨ª¡±, dice el art¨ªculo firmado por Mart¨ªn Almagro Gorbea, Miguel ?ngel Rodr¨ªguez Pascua, Mar¨ªa ?ngeles Perucha, Javier Mart¨ªnez Mart¨ªnez y Jos¨¦ Francisco Mediato, ¡°en un punto estrat¨¦gico propiedad de un se?or de la guerra o reyezuelo ib¨¦rico para el que se construy¨®¡±.
Los primeros sillares fueron descubiertos en 1971 y trasladados al Museo Arqueol¨®gico Nacional, donde se reconstruy¨® el mausoleo. Dos a?os despu¨¦s, los arque¨®logos excavaron el yacimiento y localizaron ¡°una necr¨®polis ib¨¦rica de los descendientes del se?or de la guerra¡±. Los trabajos permitieron determinar, adem¨¢s, que Pozo Moro se hab¨ªa levantado sin cimentaci¨®n en el centro de un recinto sacro en forma de piel de toro. Se concluy¨® que se vino abajo poco despu¨¦s de ser erigido, ¡°porque sus sillares, relieves y esculturas apenas hab¨ªan sufrido alteraciones a pesar de ser de piedra arenisca y del duro clima de esta zona esteparia¡±.
¡°Su carencia de cimentaci¨®n resulta sorprendente en un edificio de sillares construido sobre un terreno de margas [arcillas], quiz¨¢s por falta de experiencia de los constructores, al menos en suelos arcillosos. Una posible explicaci¨®n es que fueran de origen for¨¢neo y que no tuvieran experiencia en este tipo de terreno, pues el monumento quiz¨¢s fuera levantado por un equipo habituado a trabajar en suelo rocoso¡±, se?alan.
Cuando se derrumb¨®, las grandes piedras cayeron hacia los lados norte y este y algunas terminaron a diez metros de distancia. La direcci¨®n del desplome provoc¨® que fueran cubiertos por los situados en las caras oeste y sur. Esto hizo que estos ¨²ltimos permanecieran en superficie, mientras que los de los lados norte y este quedaron ocultos.
El monumento Moro est¨¢ situado a tan solo 20 kil¨®metros de la falla de Pozohondo. La actividad de esta ¡°ha sido hist¨®ricamente muy importante, con un periodo de recurrencia de 6.600 a 8.600 a?os aproximadamente¡±. De hecho, se han identificado al menos seis grandes terremotos en los ¨²ltimos 26.000 a?os, dos de ellos en los siglos IV y VII y que afectaron al cercano yacimiento arqueol¨®gico de El Tolmo de Minateda (Albacete), que perdi¨® as¨ª su muralla romana.
El prodigium era entendido en la ¨¦poca ¨ªbera como un ¡°signo terror¨ªfico del enojo de la divinidad, que indicaba que los dioses daban por roto el acuerdo con los hombres, por lo que supon¨ªa una grave amenaza de la c¨®lera divina¡±. En consecuencia, la destrucci¨®n del monumento debi¨® de ser entendida como ¡°la ira del se?or enterrado, de car¨¢cter divino, padre y patrono de la poblaci¨®n y su h¨¦roe fundador¡±.
Tras el derrumbe, no fue reconstruido, pero s¨ª sustituido por una necr¨®polis para los descendientes del gran se?or, que sigui¨® en uso hasta los siglos IV y V d.C. De hecho, perdur¨® la memoria del car¨¢cter funerario del lugar durante cientos de a?os. ¡°La tradici¨®n de enterrarse precisamente en ese sitio¡±, sostienen los expertos, ¡°indica que debi¨® mantenerse durante m¨¢s de 20 generaciones¡±. Este tipo de tradiciones pasa de padres a hijos en ambientes rurales mediante relatos orales, muchas veces asociados a leyendas m¨¢s o menos mitificadas, ¡°como las vinculadas a las creencias en esp¨ªritus, tan a menudo relacionadas con cementerios¡±.
Estas tradiciones explican, a su vez, el origen del top¨®nimo Pozo Moro, que ¡°indicar¨ªa un lugar donde exist¨ªa un pozo que se asociaba a un musulm¨¢n. Pero moro en el imaginario popular espa?ol es la personificaci¨®n m¨ªtica de un personaje extra?o o antagonista cultural y, aunque desde la Reconquista se ha asociado a la poblaci¨®n isl¨¢mica, es un ser relacionado con el M¨¢s All¨¢¡±. La identificaci¨®n de la palabra moro con lo isl¨¢mico deriva de su homofon¨ªa con el etn¨®nimo mauri (mauritano), pero esa relaci¨®n es muchas veces falsa, dicen los expertos. ¡°En la Hispania c¨¦ltica, moro era un numen o esp¨ªritu, pues su etimolog¨ªa procede de la palabra celta mrwos, que significa esp¨ªritu del muerto, procedente, a su vez, de la ra¨ªz indoeuropea mrt¨®m, ra¨ªz de la palabra latina mortuus [muerto]¡±.
Este moro era, por tanto, el ¡°¨²ltimo recuerdo mitificado del personaje que hab¨ªa sido enterrado en el monumento¡± y que con su destrucci¨®n enviaba en persona un ¡°pavoroso prodigium desde el M¨¢s All¨¢¡±.
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