Los corazones amputados de los peces
¡®On the go¡¯ es una experiencia lejana y pr¨®xima. El empe?o de rodar la pel¨ªcula se desenvuelve paralelamente al empe?o de sus personajes: milagros y Milagros
Quiz¨¢ hoy mismo Mar¨ªa G. Royo y Julia de Castro est¨¦n hablando de su pel¨ªcula en el cineclub de una peque?a localidad. Proyectar¨¢n On the go, har¨¢n un coloquio y comentar¨¢n los contratiempos del rodaje, la subvenci¨®n fuera de plazo, la falta de distribuci¨®n. Tambi¨¦n hablar¨¢n de milagros, que adem¨¢s es el nombre de su protagonista: On the go fue proyectada durante cuatro semanas en una sala taiwanesa, pas¨® por Locarno y Cannes, llegar¨¢ a cines estadounidenses. Gonzalo Garc¨ªa Pelayo, nombre important¨ªsimo para nuestra cultura m¨¢s all¨¢ de su fama por el sistema para reventar la banca de los casinos, ayud¨® a las directoras: en la peli cuenta c¨®mo se fue a Pernambuco para decirle a su hermana que la llamaba desde Pernambuco. ¡°?D¨®nde est¨¢s?¡±. ¡°En Pernambuco¡±. Pernambuco, lugar lejano desde cualquier parte. Como la Cochinchina o Las Batuecas.
El anecdotario nos descubre que On the go es una experiencia lejana y pr¨®xima. El empe?o de rodar la pel¨ªcula se desenvuelve paralelamente al empe?o de sus personajes: milagros y Milagros. Arte y vida, cuando merecen la pena, tienen algo de loco empe?o e intr¨¦pida aventura. Relato y rodaje son viajes obcecados en los que surge lo imprevisto. Aqu¨ª lo imprevisto aparece en forma de sirena y, a su vez, la sirena es una sirena imprevista: tiene piernas y, entre las piernas, el cl¨ªtoris y se llama La reina de Triana. En On the go, ant¨ªpoda de Instagram, no hay exhibicionismo ni esa complementaria pudibundez de pez¨®n tachado. Como dice la escritora Mar¨ªa Folguera, mujer luminosa en todos sus desempe?os, en esta pel¨ªcula, los traumas e insatisfacciones no se relacionan con la culpa. Sin pecado concebida: placer, cuerpo, descendencia, masturbaci¨®n, org¨ªa, risa, canci¨®n sin pecado concebidos. No hay nada pecaminoso en ellos.
En On the Go, el elemento simb¨®lico, on¨ªrico, legendario cristaliza en im¨¢genes de fuego, agua, tierra, aire: un local nocturno es pasto de las llamas; en el acuario nada una joven; en presencia de un caballo, se celebra una org¨ªa en la cuadra ¡ªhombres, centauros, tierra¡ª; en el Palomar, una mujer trepa por las paredes, prepara recept¨¢culos para que las aves cr¨ªen, huevo y p¨¢jaro, suciedad, origen, protecci¨®n¡ La pel¨ªcula se atreve a usar el lenguaje m¨¢s all¨¢ de ese naturalismo, esa textura documental, ese true crime obligatorio que parece que hoy le exigimos al cine. On the go usa el lenguaje a conciencia. Los s¨ªmbolos remiten a una identidad reconocible, un cuerpo, a trav¨¦s del que hablan otros. Milagros busca mientras conduce su descapotable de museo. Sabe que es una privilegiada, pero¡ Los peros son importantes. La acompa?a Jonathan que huye de algo y en su huida pretende ser encontrado por el monstruo del que escapa.
A veces amamos a nuestros monstruos y los corazones amputados de los peces vuelven a regenerarse dentro del mar. En el mientras tanto, en el on the go, la pel¨ªcula es deudora de la luz de La escapada de Dino Risi o de Thelma y Louise; y como todos los relatos de viaje, desde la Odisea al Quijote, constituye una exaltaci¨®n de la amistad. Otra vez el empe?o de los personajes en quererse y cuidarse refleja el empe?o de Mar¨ªa y Julia que empastan sus fuerzas y sus voces para hacer este filme singular con int¨¦rpretes en estado de gracia, momentos musicales magn¨ªficos ¡ªOn the go es pura m¨²sica¡ª y secuencias descacharrantes: Milagros acaba de follar con un hombre y adopta una postura gimn¨¢stica para facilitar la concepci¨®n. De repente, todo cambia de sentido y entendemos hasta qu¨¦ punto el humor y el arte m¨¢s interesante son formas de la inadecuaci¨®n.
Babelia
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