Catarsis de perreo en Madrid con Karol G
La artista colombiana se convierte en la primera en llenar cuatro citas en el Bernab¨¦u con una comuni¨®n de m¨¢s de 60.000 fieles que brindaron por el despecho y la sexualidad con sello de mujer
Karol G ha inaugurado la parranda bichota en la capital con un ¨¦xito hist¨®rico: cuatro bernab¨¦us con todas las entradas vendidas. Este s¨¢bado m¨¢s de 60.000 almas de color rosa pastel cantaron juntas a los ¡°payasos¡± de sus ex, al ¡°pendejo¡± que les dijo que no iban a encontrar uno como ¨¦l, a las ganas que tienen de besar a otros, a lo mal que alg¨²n d¨ªa lo pasaron y lo bien que lo pod¨ªan pasar esa noche. As¨ª arranc¨® Carolina Giraldo, de Medell¨ªn (Colombia) con el ¨¦xito TQG (Te qued¨® grande) en el que se une a Shakira para vengarse con despecho y sorna de sus rupturas amorosas. Una declaraci¨®n de intenciones sobre lo que sucedi¨® durante m¨¢s de dos horas de concierto.
A las puertas del recinto, tres amigas se hab¨ªan puesto diamantes de pl¨¢stico en los p¨¢rpados, hab¨ªan arrasado en Ali Express y Shein para conseguir las gafas y las faldas rosas y las camisetas con el nombre del nuevo disco de Karol G, Ma?ana ser¨¢ bonito. Aterrizaron en Madrid con un ¨²nico prop¨®sito: pegarse una buena fiesta juntas, perrear hasta abajo, como cuando eran adolescentes. ¡°Hoy que nos est¨¢bamos maquillando, pensaba en cu¨¢ndo fue la ¨²ltima vez que hac¨ªa eso con mis amigas. Y m¨ªrame, que tengo 34 a?os y parezco una teenager¡±, se re¨ªa Arantxa, jefa de Raquel e Iara, que asent¨ªan a su lado con un vaso de cerveza. Este s¨¢bado hay un Lidl en Mallorca que se ha quedado sin parte de su plantilla en plena temporada alta. Arantxa sentencia: ¡°Hoy soy la m¨¢s bichota. Ma?ana vuelvo a Los Planetas¡±.
Hab¨ªa r¨ªos de sombreros rosas de vaquera, pantalones plateados, tops de rejilla, botas de nieve de peluche en plena ola de calor. Banderas de Colombia en camisetas, en sombreros, en fundas de m¨®vil. Y una mujer en silla de ruedas motorizada avanzaba deprisa entre el gent¨ªo con un cartel a su espalda que llevaba el t¨ªtulo de uno de los hits de la colombiana: El Makinon.
¡°Somos se?oras provincianas entrando al Bernab¨¦u. Y ya somos m¨¢s de los que vinieron a ver a Mbapp¨¦¡±, comentaban entre risas dos amigas y un amigo que llegaron el s¨¢bado de San Sebasti¨¢n y recordaban c¨®mo hace solo cinco a?os Karol G aparec¨ªa en alg¨²n programa de televisi¨®n y todav¨ªa nadie la conoc¨ªa. ¡°Recuerdo cuando vino hace dos a?os y se subi¨® a una carroza del Orgullo y cantaba la Tusa¡ A partir de ah¨ª fue cuando lo empez¨® a petar mucho aqu¨ª en Espa?a. Y mira ahora, ?Taylor Swift cu¨¢ntas veces lo llen¨®?, ?dos? Y la bichota si saca una quinta fecha, lo vuelve a llenar¡±, se?alaba otra amiga poco antes de entrar al concierto.
¡°Compr¨¦ las entradas en la preventa, sin saber que iba a haber m¨¢s fechas¡±, explica otra mujer, con cierta resignaci¨®n, ¡°encima despu¨¦s anuncia que como el final de la gira es en Madrid, el ¨²ltimo concierto lo va a retransmitir en directo. Seguro que ese d¨ªa se trae a todas las colaboraciones. Solo espero que hoy haga lo mismo, que para eso es el primero¡±. Ella a¨²n no lo sab¨ªa cuando bailaba con otras decenas de mujeres, una mayor¨ªa treinta?eras, a las afueras del estadio la banda sonora de Karol G que disparaban los puestos de comida, bebidas y merchandising no oficial. Pero la artista colombiana la noche del s¨¢bado no subi¨® a ninguno de los artistas que colaboran en su ¨²ltimo disco al escenario. Repiti¨® el repertorio que lleva m¨¢s de un a?o interpretando en m¨¢s de 60 conciertos por todo el mundo. El regalo sorpresa para los primeros asistentes fue S91, que, asegur¨®, solo hab¨ªa interpretado en tres ocasiones en este a?o de tour.
Karol G ocup¨® su lugar en ese caj¨®n de sastre que es la m¨²sica urbana en 2017 aupada por el nacimiento de las plataformas de streaming y la conversi¨®n del reguet¨®n en el nuevo pop. Se subi¨® a esa ola y ah¨ª arriba empez¨® a contar su versi¨®n del cuento, la versi¨®n de las mujeres que hasta entonces (las excepciones en la historia de este g¨¦nero son contadas), eran el objeto de las letras de reguet¨®n y trap, para convertirse en el sujeto.
Las 17 canciones de su ¨²ltimo disco Ma?ana ser¨¢ bonito son, por el momento, la culminaci¨®n de ese viaje al trono que le va a permitir llenar cuatro d¨ªas seguidos el Bernab¨¦u con una suma final que superar¨¢ los 200.000 asistentes. La noche del s¨¢bado eran mayor¨ªa las mujeres. Llegaron ¡°hermosas con sus outfits, con los topsitos llenos de brillitos, los sombreros rosados y los jeansitos que les hacen ese culito¡±, se deshizo en elogios Karol G. A medida que iban pasando las horas ya estaban todas transformadas en ella, la bichota, el nombre con el que se identifican las seguidoras de la colombiana que resignific¨® la palabra para hacer referencia a una mujer con poder.
Convertidas en bichotas, o ¡°mamasotas¡±, como les llam¨® la cantante, envalentonadas por las descargas de oxitocina que cada tema de Karol G les activaba en el cerebro, dejaron solo de entonar canciones, empezaron a cant¨¢rselas a ellos. Quedaba claro por c¨®mo ergu¨ªan sus ¨ªndices hacia el cielo, cerraban con fuerza los pu?os o gesticulaban en¨¦rgicamente que el destinatario de las letras era otro.
Lo que sucede en la pista y las gradas se parece a ese momento en que un grupo de mujeres queda para salir de fiesta, como relata la canci¨®n 200 copas. Empiezan con el ritual en casa, se maquillan y visten para una noche que se presupone de desfase y acaban tomando m¨¢s de un trago ¡ªcomo el que se tom¨® la propia Karol G cuando arrancaron los primeros acordes de ese tema¡ª, llorando, despotricando y confiando en que ma?ana ser¨¢ otro d¨ªa (m¨¢s bonito, que dice su canci¨®n). ¡°Dicen que tomarse un shot con la bichota es bueno para la salud¡±, sentenciaba la reina sobre el escenario, antes de desga?itarse todas con su letra: ¡°Esta noche voy a cumplir con mi misi¨®n: que t¨² repitas el pedazo de mierda es ¨¦l y no soy yo¡±. Miles de mujeres levantaban sus manos como si estuvieran bebiendo y brindando con ella. Cada ¡°pendejo¡± que sal¨ªa de sus bocas ten¨ªa un nombre aparentemente claro.
La noche del s¨¢bado, la conclusi¨®n fue que da igual cu¨¢ntas veces tropieces con la misma piedra, porque en el Bernab¨¦u no hab¨ªa venido nadie a juzgar a la de al lado. Estaban all¨ª para curarse un rato el cora y empezar a superar la tusa (ese sentimiento entre la nostalgia y el resentimiento que llega despu¨¦s de una ruptura). Un gigantesco ejercicio de catarsis que a veces las besties necesitan.
Hacia el final, Karol G se emocionaba ante una ovaci¨®n que dur¨® m¨¢s de 5 minutos, con el estadio rendido en aplausos. ¡°Lloro por todo¡±, logr¨® decir con las manos tap¨¢ndose la cara. El p¨²blico segu¨ªa coreando su nombre. Antes de empezar la ¨²ltima canci¨®n y de envolverse una bandera de Espa?a, apunt¨®: ¡°Yo solo soy una ni?a que un d¨ªa so?¨® algo y se le dio¡±.
¡ªUf, menuda chimba. Los quiero, hijueputa.
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