Rosa Reg¨¤s, editora, tambi¨¦n de arquitectura
La escritora gustaba de hablar y discutir de esta disciplina con amigos arquitectos, fot¨®grafos o pintores. Fund¨® la revista ¡®Arquitectura Bis¡¯
No pocas veces, Rosa Reg¨¤s se refer¨ªa a la arquitectura como una de sus pasiones. Lo dijo una vez m¨¢s en su ¨²ltimo libro, publicado hace apenas dos meses bajo el t¨ªtulo de Un legado. La aventura de la vida (Navona). Resultado de una prolongada conversaci¨®n con la periodista L¨ªdia Penelo que arranc¨® a finales de 2022, el libro repasa, asimismo, la intensa y valiosa relaci¨®n que Reg¨¤s mantuvo con los arquitectos, cristaliz¨¢ndose en una serie concreta de proyectos que reflejaron, tambi¨¦n a trav¨¦s de una disciplina y de una profesi¨®n cuya competencia intelectual ha ido progresivamente a menos, su val¨ªa en el oficio de la edici¨®n.
Como es sabido, Reg¨¤s fue editora antes que escritora. Se hab¨ªa formado con Carlos Barral adem¨¢s de con Jaime Salinas, quien le regal¨® un sauce llor¨®n que a¨²n hoy yergue con lustre en el jard¨ªn su casa de Llofriu junto con otros ¨¢rboles que, como la palmera alicantina de Juan Benet, fueron llegando por parte de tantos ¡°amigos de alma¡±, como a ella le gustaba decir. La abrupta salida del primero de Seix Barral a finales de los sesenta, y, con ella, la de Reg¨¤s, desencaden¨® la decisi¨®n de dedicarse a la creaci¨®n de una editorial independiente cuyo nombre se debi¨®, con permiso de Nietzsche, a otro de sus amigos del alma, Eugenio Tr¨ªas, compa?ero de la Facultad de Filosof¨ªa y Letras de la Universidad de Barcelona, donde Reg¨¤s hab¨ªa iniciado sus estudios en 1959. Tr¨ªas fue el primer autor de La Gaya Ciencia. Unos a?os m¨¢s tarde, se convirti¨® en profesor de Est¨¦tica y Composici¨®n en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, una c¨¢tedra que no ha tenido parang¨®n en ninguna escuela de arquitectura de Espa?a, contando con profesores ¡ªalgunos de ellos autores de la editorial¡ª de la talla de F¨¦lix de Az¨²a, Tom¨¤s Llorens, Luis Racionero o Xavier Rubert de Vent¨®s, entre otros.
La Gaya Ciencia no s¨®lo public¨® a autores en lengua castellana entonces muy j¨®venes y hoy internacionalmente reconocidos, como tampoco ¨²nicamente tradujo a importantes escritores extranjeros o rescat¨® textos ¡°perdidos, olvidados o prohibidos¡±, aparte de crear varias colecciones ¡ªuna para ni?os y j¨®venes, otra de divulgaci¨®n pol¨ªtica¡¡ª y de publicar una revista de pensamiento cr¨ªtico literario con el nombre de Los cuadernos de la gaya ciencia. La editorial de Reg¨¤s se ocup¨®, tambi¨¦n, de la arquitectura ¡ªde su historia y de su teor¨ªa, de su cr¨ªtica, de sus libros, de sus autores y de sus obras¡ª, reivindicando su dimensi¨®n cultural en un momento de marcada revisi¨®n disciplinar que, en el caso de Espa?a, coincidi¨® con un momento de cambio hist¨®rico para el pa¨ªs. La confluencia entre el final de la dictadura y el giro posmoderno, cuyas primeras manifestaciones se hicieron sentir con adelanto a trav¨¦s de disciplinas que, como la arquitectura, se encargan de construir ensayos incardinados en una determinada realidad, hizo de la cultura arquitect¨®nica en Espa?a durante los ¨²ltimos veinticinco a?os del siglo pasado un caso ¨²nico respecto del resto de pa¨ªses europeos, lo que concede a¨²n m¨¢s valor al papel desempe?ado por Reg¨¤s como editora de arquitectura.
A¨²n sin haber terminado los estudios universitarios, ya trabajando con Barral, Reg¨¤s se plante¨® estudiar arquitectura. Ya entonces, y desde que en 1959 una primera visita accidental le permitiera descubrir Cadaqu¨¦s ¡ªsu lugar en el mundo, junto con el Bajo Ampurd¨¢n¡ª, Reg¨¤s gustaba de hablar y discutir de arquitectura con amigos arquitectos, fot¨®grafos o pintores en aquel pueblo pesquero que tan relevante ha sido para el desarrollo de una cierta arquitectura moderna mediterr¨¢nea vinculada con la revisi¨®n cr¨ªtica proveniente de la Italia milanesa, entremezcl¨¢ndose los recursos propios de la arquitectura popular ¡ªlo que otorgaba un renovado papel a la historia de la 2 arquitectura¡ª con un racionalismo de corte existencialista. Entre ellos, se encontraban Federico Correa y Alfonso Mil¨¤, quienes se hab¨ªan encargado de reformar la vieja casa de la familia Villavecchia. All¨ª conoci¨® a Jos¨¦ Antonio Coderch y al d¨²o formado por el italiano Lanfranco Bombelli y el ingl¨¦s Peter Hardnen, entre otros. Finalmente, fueron varios los motivos que le alejaron de la idea de iniciar los estudios de arquitectura, sin saber entonces cu¨¢nto su posterior contribuci¨®n a una de sus grandes pasiones, alentada por la amistad de una irrepetible generaci¨®n, ser¨ªa decisiva para entender el desarrollo de la cultura arquitect¨®nica m¨¢s all¨¢ de Espa?a.
No sin una mirada cr¨ªtica y cierta displicencia propia de alguien que, como ella, hab¨ªa sufrido la forzada separaci¨®n debido al exilio de sus padres, Reg¨¤s se vio envuelta en el contracultural y aburguesado ambiente tardofranquista barcelon¨¦s del que los arquitectos eran parte activa y protagonista, lo que le permiti¨® estrechar a¨²n m¨¢s los lazos con ellos. Otra empresa similar en lo que al mundo editorial y su v¨ªnculo con la arquitectura se refiere fue la desarrollada por Oscar Tusquets ¡ªarquitecto, junto con Llu¨ªs Clotet, de sendas casas venturianas en Llofriu para dos hermanos de Reg¨¤s (Georgina y Oriol)¡ª y la editora Beatriz de Moura. Ambos fundaron en 1969 Tusquets Editores, publicando relevantes textos de arquitectura en sus colecciones Cuadernos ?nfimos y Cuadernos Marginales. Exist¨ªa entonces una perfecta correspondencia entre la forma de los libros ¡ªcomo objeto¡ª y su contenido ¡ªtambi¨¦n aquel centrado en la arquitectura¡ª de la que todas aquellas editoriales, incluida La Gaya Ciencia, dieron buena cuenta. (De igual modo ocurr¨ªa desde Madrid, como prueban, por ejemplo, las distintas ediciones de Alberto Coraz¨®n). De aquella serie de sofisticados cuadernos de Tusquets con cubiertas plateadas y doradas dedicados a la arquitectura, habr¨ªa que destacar algunas importantes traducciones, como la que se hizo de los textos de Denise Scott Brown y Robert Venturi (1971), o la publicaci¨®n de ensayos hoy considerados fundamentales en la historiograf¨ªa de la arquitectura espa?ola contempor¨¢nea, como el escrito por el arquitecto Oriol Bohigas bajo el el t¨ªtulo de Arquitectura espa?ola de la Segunda Rep¨²blica (1970).
Bohigas fue otro de los amigos del alma de Reg¨¤s, probablemente el que m¨¢s le alumbr¨® en su aprendizaje de la historia de la arquitectura. Con la capacidad que te otorga el haber compartido con alguien eternos di¨¢logos, Reg¨¤s dijo en su ¨²ltimo libro ¡ªreafirmando la poli¨¦drica dimensi¨®n y la camale¨®nica capacidad de reinvenci¨®n del ide¨®logo de la Barcelona contempor¨¢nea¡ª que cuando Bohigas dec¨ªa una cosa, ¡°la pod¨ªas interpretar de siete maneras diferentes¡±. El t¨¢ndem formado por ambos dio paso a una fren¨¦tica actividad cr¨ªtica, algunos de cuyos resultados m¨¢s visibles forman parte del cat¨¢logo de La Gaya Ciencia. Profesor, ensayista, editor, gestor p¨²blico y activista ciudadano, fueron los textos de su memoria de oposici¨®n para la c¨¢tedra de Composici¨®n de la Escuela de Arquitectura de Barcelona los que conformaron uno de los primeros libros que La Gaya Ciencia dedic¨® a la arquitectura, publicado con el t¨ªtulo de Proceso y er¨®tica del dise?o (1972).
Mediante una esbelta proporci¨®n vertical dise?o de Ricard Giralt-Miracle, empleando cubiertas tipogr¨¢ficas con solapas monocromo y sus respectivas guardas de diversas tonalidades, la colecci¨®n de libros dedicados a la arquitectura fue progresivamente complet¨¢ndose con t¨ªtulos como Once Arquitectos (1976) ¡ªuna compilaci¨®n de art¨ªculos del propio Bohigas¡ª, Arquitecturas catalanas (1977) de Helio Pi?¨®n y otras ediciones realizadas en colaboraci¨®n con el Servicio de Publicaciones del Colegio Oficial de 3 Arquitectos de Catalu?a y Baleares. Tal fue el caso, por ejemplo, de varias gu¨ªas de arquitectura, como las dedicadas a Barcelona y a Menorca, o aquellas otras sobre la arquitectura popular y de los siglos XIX y XX de la provincia de Girona; de monogr¨¢ficos, como el dedicado a Josep Maria Jujol; de manuales t¨¦cnicos; as¨ª como de varios libros que recogieron importantes encuentros, como el c¨¦lebre Simposio de Castelldefels que reuni¨® en 1972 a importantes arquitectos e historiadores de la arquitectura tra¨ªdos de distintas parte del mundo para discutir las aventuras y desventuras de la semi¨®tica arquitect¨®nica.
Con todo, la m¨¢s importante contribuci¨®n de Reg¨¤s y su editorial a la cultura arquitect¨®nica posmoderna fue la publicaci¨®n, entre mayo de 1974 y diciembre de 1985, de la revista Arquitecturas Bis, cuyos primeros n¨²meros todav¨ªa estuvieron sometidos a la censura de prensa. Con permiso de algunas etapas de las revistas colegiales, con sus decanas Arquitectura y Quaderns a la cabeza, Arquitecturas Bis es, probablemente, la m¨¢s importante de cuantas revistas de arquitectura se han publicado en Espa?a desde la vanguardista AC Documentos de Actividad Contempor¨¢nea, editada desde Barcelona por GATEPAC. No casualmente, las semejanzas entre esta ¨²ltima y Arquitecturas Bis se?alan dos momentos de ruptura epistemol¨®gica: los inicios de la arquitectura del movimiento moderno en Espa?a y su disoluci¨®n.
Fruto de una primera y entusiasta charla entre Reg¨¤s, Bohigas y el dise?ador gr¨¢fico Enric Satu¨¦ bajo la exclusiva a la par que inclusiva atm¨®sfera de la sala Boccaccio ¡ªpromovida por su hermano Oriol y dise?ada por su otro hermano Xavier junto con Toni Miserachs¡ª naci¨® un proyecto que, en parte, estaba motivado por la necesidad de Bohigas de encontrar un espacio de debate tras haberse visto despose¨ªdo de su plaza como catedr¨¢tico de una universidad fuertemente atenazada por el aparato franquista, ya por entonces en alerta ante el cambio inminente de su estructura. Satu¨¦ era entonces responsable de la imagen de CAU (acr¨®nimo de construcci¨®n, arquitectura y urbanismo), la iconoclasta y pol¨ªticamente comprometida revista profesional del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos T¨¦cnicos de Catalu?a y Baleares.
Distanci¨¢ndose de sus predecesoras y contempor¨¢neas m¨¢s all¨¢ de Espa?a, el novedoso formato vertical planteado, que acomodaba f¨¢cilmente fotograf¨ªas de edificios mediante un dise?o esencialmente tipogr¨¢fico a dos colores (negro y rojo) basado en la arquitect¨®nica composici¨®n de columnas propia de un peri¨®dico, reflej¨® su m¨¢s destacado, reconocido y diferencial atributo: la din¨¢mica f¨®rmula intelectual y editorial alrededor de un consejo de redacci¨®n que, frente a la figura de un ¨²nico director ¡ªcuya identificaci¨®n con el medio hace que no se comprenda el uno sin el otro¡ª, estuvo formado por un heterog¨¦neo grupo de intelectuales comprometidos con la arquitectura desde la profesi¨®n, la docencia y la investigaci¨®n, as¨ª como desde la cr¨ªtica, la historia y la filosof¨ªa. Formado inicialmente, adem¨¢s de por Bohigas y Satu¨¦, por los ya citados Correa y Pi?¨®n, ¨¦ste se complet¨® con los arquitectos Llu¨ªs Dom¨¨nech, Rafael Moneo, Manuel de Sol¨¤-Morales y con el historiador y fil¨®sofo Tom¨¤s Llorens. A ellos se les sumar¨ªan despu¨¦s Luis Pe?a Ganchegui y Fernando Villavecchia como secretario de redacci¨®n.
A esta pl¨¦yade de nombres, a trav¨¦s de los cuales se entienden las distintas genealog¨ªas intelectuales que conformaron sus contenidos, habr¨ªa que sumarle la deslumbrante y cosmopolita n¨®mina de firmas invitadas ¡ªno solo arquitectos¡ª, tanto espa?olas e internacionales. A pesar de la frase que completaba su cabecera (¡°informaci¨®n gr¨¢fica de actualidad¡±), Arquitecturas Bis fue sobre todo, y salvo n¨²meros excepcionales igualmente cuatro admirables, una revista de textos que apart¨® de sus contenidos lo exclusivamente gr¨¢fico para reivindicar ¡ªpor influencia de Reg¨¤s y de un consejo de redacci¨®n que entend¨ªa, por encima de cualquier otra consideraci¨®n, la arquitectura como un ejercicio intelectual comprometido¡ª el valor cr¨ªtico de la escritura, tambi¨¦n como forma de pensamiento arquitect¨®nico. A este respecto, los libros tuvieron un papel protagonista, con rese?as y esmerados comentarios de texto que insist¨ªan en su condici¨®n como herramientas pol¨ªticas y culturales de peso.
Huyendo, en apariencia, de una marcada l¨ªnea editorial, resultado de su novedosa forma de proceder a trav¨¦s de su din¨¢mico y nada solemne consejo de redacci¨®n, hay que entender Arquitecturas Bis, por un lado, como archivo ¡ªa la manera de una memoria freudiana alejada del principio de procedencia y de todo arqueologismo¡ª y, por otro, como espacio de debate m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites f¨ªsicos de la revista y de su contexto inmediato. Debido a esto, y a la oportuna elecci¨®n de los temas, la revista interes¨® en los m¨¢s relevantes focos de pensamiento arquitect¨®nico del momento, tanto en Europa como en Am¨¦rica, consiguiendo revertir la condici¨®n subsidiaria de la cultura arquitect¨®nica en Espa?a, basada, hasta la fecha, en mecanismos de homologaci¨®n cr¨ªtica respecto de otros contextos. Prueba de ello fueron las conexiones que mantuvo con otras revistas coet¨¢neas como, por ejemplo, con la neoyorquina Oppositions y con la milanesa Lotus International, entre tantas otras, lo que posibilit¨® la celebraci¨®n de varios encuentros entre publicaciones, uno de los cuales se celebr¨®, precisamente, en Cadaqu¨¦s. Reuniones y viajes que completaban aquellos otros periplos que, por invitaci¨®n de Reg¨¤s, realizaban los miembros del consejo de redacci¨®n de le revista.
Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n ¡ªotro de los amigos del alma de Reg¨¤s desde sus a?os universitarios¡ª escribi¨® en la revista Triunfo en 1975 que Arquitecturas Bis, impulsada por un ¡°promotor pelirrojo e irreductible¡±, era una ¡°revista de arquitectos para interesados en arquitectura, incluidos los arquitectos¡±. Entonces s¨®lo se hab¨ªan editado cuatro n¨²meros. Hoy, cincuenta a?os despu¨¦s de la publicaci¨®n del primero de los cincuenta y dos que finalmente se publicaron, resulta muy dif¨ªcil recorrer la historia de la cultura arquitect¨®nica occidental del ¨²ltimo cuarto del siglo XX sin mencionar y destacar el papel de aquella revista cuya f¨®rmula y formato sorprendi¨® a todos. A trav¨¦s de unos contenidos nada veleidosos, de una forma de trabajar que fomentaba un continuo y abierto debate, as¨ª como de un formato que articulaba el medio y el mensaje, haciendo que la publicaci¨®n se mostrara igualmente cr¨ªtica a trav¨¦s de la imagen, Arquitecturas Bis fue una revista que, sobre todas las cosas, reivindic¨® la dimensi¨®n cultural de la arquitectura, revisando cr¨ªtica y placenteramente su funci¨®n social.
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