Aquel verano de... Flavita Banana: en el que me enfad¨¦ con Stephen King
La ilustradora y vi?etista, colaboradora de EL PA?S, relata c¨®mo tener constancia de sus altas capacidades le ayud¨® a dejar el consumo de alcohol y afrontar un verano en sobriedad
A m¨ª no me gusta lo predecible. Ni como rasgo de car¨¢cter ni como estilo de vida. Hay quien siente bienestar en saber exactamente c¨®mo ser¨¢ el ma?ana, es feliz en lo seguro. Se alegra de que llegue el viernes, aunque en siete d¨ªas habr¨¢ otro. En mi caso pienso tan fuerte (eso es, fuerte) que tiendo a prever caracteres, reacciones, acontecimientos. Por eso no suelo sentir nostalgia, porque no hay nada m¨¢s previsible que el pasado. Tampoco puedo valorar positivamente el futuro, as¨ª que me quedo con el presente. Este verano est¨¢ siendo el mejor hasta la fecha, pues.
La mera idea de que a¨²n faltan d¨ªas por venir me alegra, me convierte en una cr¨ªa expectante. Y los d¨ªas que ya han pasado son realmente distintos en comparaci¨®n con otros veranos anteriores. Hace siete meses que dej¨¦ de beber alcohol y nueve meses que le pongo nombre a mis altas capacidades. El pensar demasiado me llev¨® a beber, y el ponerle nombre a esa intensidad de pensamiento creo que me ayud¨® a dejar de beber. Tengo entendido que muchos de mi condici¨®n tambi¨¦n tienden a evadirse con vicios porque no saben c¨®mo ser.
Pienso tan fuerte como cualquier otro a?o, pero ahora hay orden. Recuerdo veranos de ligue, de fiestas, de colarme de noche en piscinas municipales, de festivales, de lluvias de estrellas incomparables. Hace unos meses hubiera nombrado cualquier verano como el mejor que cualquiera pudiera so?ar, tan convencida como estaba yo de que los factores externos dictan el disfrute. Como tanta gente (sobre todo las agencias de publicidad) med¨ªa el ¨¦xito en cuerpos, vasos y amaneceres. Tambi¨¦n era incapaz de sostenerme la mirada en el espejo la mayor parte del d¨ªa. Me ca¨ªa mal, as¨ª de simple.
Lo m¨¢s dif¨ªcil de estar sobria con 37 a?os es que no s¨¦ c¨®mo se hace. Pero lo mejor es que no s¨¦ c¨®mo se hace. Y, dios m¨ªo, c¨®mo me gusta no saber.
La vida, el mundo, me dijeron que en las relaciones, en los encuentros, en las celebraciones, en el aburrimiento, en la pena y en la alegr¨ªa se bebe. Y como soy una intensa, beb¨ªa mucho y por todo. No conceb¨ªa c¨®mo pod¨ªa ser el d¨ªa a d¨ªa sin, y quiz¨¢ eso tambi¨¦n ayud¨® a que parara: la curiosidad (o complicarme nuevamente la vida).
Para m¨ª un verano es muchas cosas, y estoy aprendiendo a hacerlas todas de nuevo, pero con extrema clarividencia. Ya no s¨¦ ligar, bailar, encontrarme con doce amigos m¨¢s all¨¢ de las ocho o pensar vi?etas a ¨²ltima hora. Pero en el fondo todas esas cosas las hac¨ªa mal. Y encima estaba orgullosa de cara a la galer¨ªa. Hay mucho romanticismo hacia las conductas despreciables de los artistas, demasiada comprensi¨®n. Bukowski beb¨ªa, normal. Con esas ideas que le rondaban, esa mente prodigiosa, esas ocurrencias y estilo de vida, ?por supuesto que deb¨ªa beber! Yo me aferraba a esa misma l¨®gica, encima teniendo que fabricar un chiste d¨ªa s¨ª d¨ªa no, exprimi¨¦ndome para maravillar al pueblo desde mi ventanita de papel. Todo estaba justificado, claro que s¨ª. En esas hasta me enfad¨¦ con Stephen King, lo m¨¢s cercano a un dios para m¨ª, que en su libro Mientras escribo recuerda c¨®mo sus excesos le ayudaban a una producci¨®n de diez, para a continuaci¨®n derribar esa estupidez explicando que lleva un porr¨®n de a?os sobrio y que nunca ha escrito tanto ni tan bien. C¨®mo me molest¨®, perd¨®name Stephen.
No hay un d¨ªa o un encuentro que pueda destacar de este verano de 2024. Es algo global, soy una moneda y me he dado la vuelta. Y este lado es como m¨¢s grande, mejor.
Me fascina encontrarme echada sin m¨¢s, pensando, elucubrando. No necesito algo externo que me confirme que existo ni existo para obtener siempre m¨¢s y mejor, solo estoy. Suena muy aburrido, pero cuando una se cae bien es una delicia. Tambi¨¦n hago cosas, como jugar a ping pong, pararme a inspeccionar un ¨¢rbol con mi sobrino, someterme a presoterapia por las risas, madrugar porque s¨ª. Me maravilla la idea de estar aprendiendo a ser, otra vez, encima ahora sin directrices o mandatos sociales. Me alegra que haya sido ahora y no demasiado tarde, aunque a veces crea que me estoy perdiendo muchas cosas, sobre todo cuando me da por espiar lo que otros muestran en redes sociales.
Pero luego aterrizo y recuerdo que ya bes¨¦ lo imbesable, beb¨ª lo impensable y los amaneceres no son m¨¢s que atardeceres al rev¨¦s. Y encima predecibles.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.