Maruja Torres, periodista y escritora: ¡°He ido a un notario guap¨ªsimo para dictar mis ¨²ltimas voluntades¡±
La periodista publica a sus 81 a?os ¡®Cuanta m¨¢s gente se muere, m¨¢s ganas de vivir tengo¡¯, un recuento de ¡®marujismos¡¯ en el que repasa su vida y reflexiona sobre la muerte. ¡°Cuando muera, quiero estar en mis cabales¡±, dice
¡°Hace como 40 a?os que no ven¨ªa a este sitio. Creo que la ¨²ltima vez que vine fue con un novio que ya est¨¢ muerto¡±, dice Maruja Torres (Barcelona, 81 a?os), mientras bebe un zumo de tomate con pimienta en el bar Richelieu de Madrid. En vez de mostrar pena por ese viejo y difunto amor, Maruja, que fue periodista de EL PA?S durante 30 a?os y ahora es leyenda viva de la profesi¨®n, se r¨ªe. Se r¨ªe con br¨ªo juvenil, se r¨ªe con desparpajo adolescente porque, seg¨²n dice, cuanta m¨¢s gente se muere a su alrededor, m¨¢s ganas de vivir tiene.
Y as¨ª se llama su nuevo libro, Cuanta m¨¢s gente se muere, m¨¢s ganas de vivir tengo (Temas de hoy), un testamento vital, unas memorias de vejez o, seg¨²n ella, un manual sobre ¡°c¨®mo envejecer no normativamente¡±, ¡°un recuento de marujismos entrecortados¡± en el que repasa su vida y su d¨ªa a d¨ªa y en el que habla todo: de su infancia, de sexo, de feminismo, de pol¨ªtica, y del amor de su vida, el periodismo. Profesional de la escritura y amateur de la jubilaci¨®n, lo ha hecho todo en la profesi¨®n ¡ªreportera de guerras y conflictos, cronista del coraz¨®n, periodista cultural, opinadora¡ª y m¨¢s all¨¢ de la profesi¨®n ¡ªnovelista con premio Planeta y premio Nadal a sus espaldas¡ª. Formada en el peligro, Maruja sigue siendo una kamikaze que no le teme a nada y se atreve a todo. Y avisa: ¡°Seguir¨¦ descarada y deslenguada y posiblemente golfa mientras mi mente aguante y mi gimnasia le permita a mi cuerpo llegar hasta donde pueda¡±.
Pregunta. Ha estado un a?o trabajando en este libro. ?Qu¨¦ la motiv¨® a volver a escribir?
Respuesta. Yo iba a decir que no porque no ten¨ªa ganas de escribir. Ya ten¨ªa la columna en Hoy por Hoy, con ?ngels Barcel¨®. ?ngels me hizo el primer ¡°boca a micr¨®fono¡±, ella fue la que me resucit¨®. Pero apareci¨® un joven en mi vida, Sergi ?lvarez, que lleva Temas de Hoy, y me convenci¨® para escribir. Lo vi tan entregado, tan cin¨¦filo y sensible, que al final tuve que decir que s¨ª.
P. Dice que escribe porque eso la ayuda a comprender. ?Qu¨¦ ha comprendido escribiendo este libro?
R. Me ha ayudado a comprender que envejecer es muy jodido. ?Qu¨¦ otra conclusi¨®n puedo sacar? Este libro es un testamento vital. Solo espero que se cumplan mis ¨²ltimas voluntades. Porque yo he conocido a gente absolutamente atea cuya hija le organiz¨® un funeral con 27 monaguillos. Menos mal que no tengo hijos y que tengo amigos comprometidos. Como dec¨ªa ese santo var¨®n llamado Tennessee Williams: ¡°Siempre dependemos de la amabilidad de los extra?os¡±. Si tengo un buen m¨¦dico y una buena enfermera en el momento en el que me de el patat¨²s, me dejar¨¢n ir; si no, me joder¨¦. Cuando muera, quiero estar en mis cabales, quiero tener conciencia de que me estoy muriendo y decir: ¡°Me estoy cagando encima, pero aqu¨ª estamos¡±.
P. Su aparici¨®n en el programa de Jordi ?vole, hace casi dos a?os, le ha dado una segunda vida, una segunda juventud. ?No le llegan peticiones de citas de pretendientes desde que sali¨® en la tele?
P. Jordi me ha dado a conocer a toda una nueva generaci¨®n. ?ngels [Barcel¨®] me hizo el ¡°boca a micr¨®fono¡± y Jordi me hizo el ¡°boca a pantalla¡±. Respecto a las citas, yo ya no ligo. Adem¨¢s, me siguen gustando los t¨ªos de 32 a?os. ?Qu¨¦ voy a hacer yo con uno de 32?
P. Es una buena edad¡
R. Es una buena edad porque tienen potencia y han aprendido (risas). A m¨ª que se me acerque se?ores de mi edad como los que est¨¢n en este bar no me pone nada. Yo no soy como una se?ora que conozco que va a ligar al Imserso.
P. Es que usted es muy joven.
R. Pero ya no tengo ganas de follar. Aunque de vez en cuando me acuerdo del sexo. Anoche so?¨¦ que me enamoraba de Ralph Fiennes, del Ralph Fiennes de El paciente ingl¨¦s. Est¨¢bamos en la India, en un palacio que parec¨ªa el Taj Mahal. Un amigo m¨ªo, que es embajador de Espa?a en el L¨ªbano, nos iba a casar. Yo dec¨ªa: ¡°?C¨®mo es posible que Ralph Fiennes est¨¦ enamorado de m¨ª?¡±. Entonces me miraba al espejo y era Marion Cotillard. Ah¨ª lo comprend¨ªa todo. Nos abraz¨¢bamos y acababa el sue?o. ?No es maravilloso?
P. Entonces le siguen interesando los hombres¡
R. Me interesan las personas, pero nunca necesit¨¦ un novio durante mucho tiempo. Me inventaba psicodramas para que me dejaran. Me gustaba que me dejaran, as¨ª pod¨ªa llorar y echarles la culpa. Muchas veces les hac¨ªa la vida imposible. Como cuento en el libro, ahora tengo a Rodolfo Langostino.
P. As¨ª llama a su peque?o vibrador malva.
R. S¨ª, porque tiene forma de langostino (risa). No necesito uno que despegue de Cabo Ca?averal, uno de tama?o langostino como el que tengo es suficiente.
P. En el libro reconoce que al estar mayor, vuelve a ser un poco ni?a.
R. Me hago concesiones. Duermo con un peluche con forma de perro teckel. Tuve un teckel de verdad durante diecis¨¦is a?os. Canturreo en casa y por la calle, hablo conmigo misma y juego. Me gusta mucho jugar.
P. Quiz¨¢ porque tuvo una infancia muy breve. A los 14 a?os empez¨® a trabajar.
R. Empec¨¦ con 14 y eso fue un triunfo para mi madre. Ella empez¨® a trabajar con 12 y en una f¨¢brica. ?ramos pobres y hab¨ªa que ayudar en casa. Yo empec¨¦ de oficinista en los grandes almacenes Capitol de Barcelona. Eso era como la pel¨ªcula El apartamento, una sala llena de mujeres escribiendo a m¨¢quina. Si a alguien se le ca¨ªa un l¨¢piz, yo lo recog¨ªa. As¨ª empec¨¦.
P. Me gusta que ahora se permita disfrutar de la infancia que no tuvo.
R. Es que yo fui tristona y crec¨ª en una ¨¦poca tristona, una ¨¦poca de hombres violentos y mujeres v¨ªctimas. Mi padre golpe¨® a su primera mujer, le pegaba a mi madre, a mi media hermana y a mi hermano. A m¨ª nunca me peg¨®.
P. ?Alguna vez un hombre le levant¨® una mano?
R. Dennis Hopper. Estaba promocionando no s¨¦ qu¨¦ en Madrid y me invit¨® a su habitaci¨®n. En el ascensor estaba Paco Rabal. Ojal¨¢ me hubiera ido con Paco. Al entrar en la habitaci¨®n, Dennis se fue al ba?o y se meti¨® no s¨¦ qu¨¦. Ese d¨ªa, ETA hab¨ªa matado a varios militares. Cuando sali¨®, me dijo: ¡°Este es un pa¨ªs de asesinos¡±. Yo le respond¨ª: ¡°Y vosotros exterminasteis a los indios¡±. Me dio una hostia que me tir¨® al suelo. Me dije a m¨ª misma: ¡°Hay que huir¡±. Cog¨ª toda mi ropa, mi bolso y me fui. Pero para m¨ª es una buena an¨¦cdota, no me qued¨¦ traumatizada.
P. ?Y alguna vez usted le levant¨® la mano a un hombre?
R. No, pero le pill¨¦ la mano a uno con la puerta de un coche. Fue inconscientemente con ganas porque el t¨ªo era un psic¨®pata.
P. Su padre la abandon¨® cuando ten¨ªa siete a?os. ?Cree que eso la marc¨®?
R. Yo cre¨ªa que me iba a marcar para bien. Estaba deseando que mi padre se muriera, se fuera de casa o se separara de mi madre. Pero lo que me marc¨® fue mi madre, que en vez de independizarse se fue a vivir con su familia y se convirti¨® en una v¨ªctima. Adquiri¨® un estatus de v¨ªctima lloriqueante que a m¨ª me pon¨ªa fren¨¦tica. Eso me marc¨®. Empec¨¦ a sentir indiferencia hacia ella. Estaba la madre a la que hab¨ªa querido y la madre cuyo mundo era un pantano que te chupaba. Si te acercabas mucho, te hund¨ªa.
P. En el libro dice que nunca fue buena para el amor verdadero. ?Cree que tiene que ver con todo esto?
R. Elemental, doctor Freud. Yo he visto el amor verdadero en otra gente. S¨¦ que el amor verdadero existe y no lo niego. ?Ojal¨¢ lo hubiera tenido yo? No lo s¨¦. A lo mejor no habr¨ªa hecho mi carrera, o la habr¨ªa hecho y ahora tendr¨ªa hijos que me estar¨ªan recriminando mis ausencias. Claramente no habr¨ªa sido feliz. He sido una mujer disfrutona y todo lo libre que he podido ser porque lo del libre albedr¨ªo yo lo discuto. La suerte que he tenido en el trabajo gracias a Dios no la he tenido con los hombres.
P. ?Se f¨ªa de los hombres?
R. De algunos s¨ª y de otros no, como de todo. Yo no creo que todos los hombres sean manada. Pero s¨ª creo que hay una especie de hombre, o de subhombre, que es primario, arcaico, prepotente y que sigue creyendo que es superior a su novia. Y lo veo entre la gente joven, entre gente educadina que quiere a sus abuelas. Y tambi¨¦n hay mujeres que siguen ese rollo, que dicen que ¡°saben escuchar¡± a los hombres, como Isabel Preysler.
P. ?Conoce a Isabel?
R. Una vez le hice una entrevista y me hizo mucha gracia porque ten¨ªa un mayordomo con chaleco a rayas atado por detr¨¢s (risas). En Espa?a hemos tenido tres grandes ejemplos de mujeres que han triunfado en las cortes y creo que Isabel es el caso perdedor. Carmen Thyssen y Elena Foster vencieron, vencieron en el terreno de la cultura y la riqueza. Isabel ha tenido que trabajar mucho, ha tenido que hacer mucho Porcelanosa. Pobre mujer. Le tengo cari?o porque es una curranta.
P. Antes dec¨ªa que es disfrutona y en el libro parafrasea una gran frase de Armas de Mujer: ¡°Tengo un cerebro para la cr¨ªtica y un cuerpo para los placeres¡±. ?Con qu¨¦ disfruta?
R. Disfruto con la intimidad, con mis cosas: mis libros, mis pel¨ªculas, mis pensamientos.
P. Dice que no le teme a la muerte. ?A qu¨¦ le teme?
R. Le temo al miedo porque el miedo es paralizante. En situaciones de guerra, puedes permitirte la prudencia, pero no el miedo. Tienes que ser prudente para salvarte y contar lo que has visto, pero no puedes sentir miedo. Cuando ?vole me sac¨® del anonimato para toda una nueva generaci¨®n, yo ten¨ªa miedo a viajar, ten¨ªa miedo a la movilidad. ?l lo puso todo tan f¨¢cil, que me atrev¨ª. Ahora hago gimnasia de fuerza con el entrenador personal de mi amigo Edu Gal¨¢n y de su mujer, Marta Flich. No me voy a poner m¨¢s delgada, no voy a ser m¨¢s guapa, pero hago las cosas con menos miedo.
P. ?Y al dolor? ?Tiene miedo al dolor?
R. Tengo un umbral del dolor muy alto. Las mujeres aguantamos mejor el dolor y vivimos m¨¢s (risas). Yo solo necesito informaci¨®n. Cada mes me dan una inyecci¨®n en el ojo derecho y tambi¨¦n me pinchan con aguja en la vejiga para mantener a raya una inflamaci¨®n cr¨®nica. Como ya s¨¦ lo que es, como tengo toda la informaci¨®n, no tengo miedo. Prefiero el dolor a la dentera.
P. Asegura que no le preocupa cu¨¢ndo ser¨¢ su muerte, sino el c¨®mo.
R. A todo el mundo le preocupa el c¨®mo. No me preocupa morirme, pero el c¨®mo¡
P. ?Y c¨®mo le gustar¨ªa morir?
R. No s¨¦ si la palabra ¡°gustar¡± ser¨ªa la correcta. No se puede elegir c¨®mo vamos a morir, pero no me gustar¨ªa perder la cabeza.
P. En el libro cuenta que tiene previsto ir al notario para rehacer sus ¨²ltimas voluntades. ?Ya ha ido?
R. He ido a un notario guap¨ªsimo para dictar mis ¨²ltimas voluntades, un notario nacido para triunfar: hijo de un fil¨®sofo, alto, guapo, amable, elegante, muy inteligente... No te digo m¨¢s. Le cont¨¦ lo que quer¨ªa y ¨¦l lo redact¨®. Ya s¨¦ d¨®nde van a poner mis cenizas, en un lugar muy bello y muy alto.
P. Dice que amaba que le ocurrieran cosas y que en la vejez no le sucede nada. Yo creo que le siguen sucediendo muchas cosas.
R. Me refiero al reporterismo de guerra, al periodismo, el amor de mi vida.
P. ?Le cuesta no estar ahora en Palestina, por ejemplo?
R. No me cuesta porque solo lo he visto empeorar desde que llegu¨¦ en 1986. Tengo una desesperaci¨®n profunda. Ir¨ªa si fuera el ¨²ltimo reportaje de mi vida y supiera que luego la cascar¨ªa. Alg¨²n periodista occidental tiene que entrar en Gaza. La comunidad jud¨ªa internacional deber¨ªa hablar m¨¢s fuerte. Hay gente que habla, pero deber¨ªan hacerlo m¨¢s fuerte. Esta es la tragedia de dos pueblos que no se conocen ni se entienden. Los jud¨ªos que viven en Israel nunca han puesto un pie en esa zona y son incapaces de comprender.
P. Si entraran en Gaza y vieran lo que sucede all¨ª, quiz¨¢ todo ser¨ªa distinto.
R. Yo creo que s¨ª. Deber¨ªa haber un Erasmus para que los israel¨ªes fueran a Gaza: ¡°Venid y mirad lo que hab¨¦is hecho¡±. Pero sin venganza. Los ingleses y los europeos lo han jodido todo en esa zona, como en tantas otras partes del mundo. Por eso digo que ahora toca el turno de que el hombre blanco se joda.
P. Es muy activa en la red social X. ?Ahora las redes son m¨¢s interesantes que los medios?
R. Depende de los medios y depende de lo que sigas en las redes. Yo jam¨¢s seguir¨¦ a gente est¨²pida. Yo uso las redes como uso la vida, con sus partes buenas y sus partes malas.
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