¡°No quiero que me conozcan, quiero estar a salvo¡±: Ralph Fiennes, el gran actor teatral que no quiso ser ni famoso ni gal¨¢n
El int¨¦rprete brit¨¢nico que salt¨® a la fama en ¡®La lista de Schindler¡¯ y ¡®El paciente ingl¨¦s¡¯ vuelve a las pantallas con ¡®La maravillosa historia de Henry Sugar¡¯ y tiene a punto ¡®The Return¡¯, que lo reunir¨¢ con Juliette Binoche
¡°Dar¨ªa mi primog¨¦nito por Ralph Fiennes¡±. El entusiasmo de una amiga de Elaine en Seinfeld tras ver El paciente ingl¨¦s es un buen ejemplo del desmesurado entusiasmo que despert¨® la pel¨ªcula de Anthony Minghella en 1996 y el fervor con el que fue acogido su atractivo protagonista. Cuando Ralph Fiennes (Ipswich, 60 a?os) recorr¨ªa el cuello de Kristin Scott-Thomas y bautizaba su sinoide vascular como b¨®sforo de Alm¨¢sy, los cines se ven¨ªan abajo y Hollywood se relam¨ªa pensando que hab¨ªa encontrado un gal¨¢n a la antigua usanza. Sus ojos azules, delicado rostro y porte cl¨¢sico hac¨ªan pensar en un Lleslie Howard para las nuevas generaciones, un Robert Redford de elegantes hechuras europeas, tal vez un Daniel Day-Lewis menos torturado. No tard¨® en demostrar que no iba a ser tan f¨¢cil encasillarlo.
Apenas cuatro a?os antes, su irrupci¨®n en Hollywood hab¨ªa dejado sin aliento y sin halagos a los cr¨ªticos. Saliendo casi de la nada ¡ªten¨ªa una amplia trayectoria teatral en su Inglaterra natal, pero apenas un par de pel¨ªculas de televisi¨®n¡ª y desde un papel secundario hab¨ªa robado todos los focos en La lista de Schindler (1993). ?Qui¨¦n estaba tras aquel nazi repugnante de mirada helada? No es el ¨²nico gran malvado de su carrera. Para una nueva generaci¨®n de cin¨¦filos es ¡°el que no debe ser nombrado¡±, Lord Voldemort, el antagonista en la saga Harry Potter. ¡°A Ralph se le dan bien los monstruos¡±, afirm¨® Nicholas Hytner, su director en Straight Line Crazy, su ¨²ltimo ¨¦xito teatral. ¡°No los aborda de forma sensacionalista. Intenta comprenderlos¡±.
Fiennes ha tocado todos los palos, tambi¨¦n la comedia gracias a Wes Anderson, que lo incorpor¨® a su troupe en El gran hotel Budapest. Esta semana ha desembarcado en Netflix una nueva colaboraci¨®n entre ambos: La maravillosa historia de Henry Sugar, en la que interpreta al escritor Roald Dahl.
Estaba predestinado a una vida entre textos. Tuvo una infancia bohemia, hijo de un granjero convertido en fot¨®grafo y una madre escritora y pintora y vivi¨® en quince casas distintas con sus seis hermanos, entre ellos Joseph (protagonista de Shakespeare enamorado) y Martha, directora, que lo tuvo a sus ¨®rdenes en Onegin. Una vida n¨®mada que provoc¨® que su madre les educara en casa. Fue ella quien le ley¨® Hamlet a los ocho a?os y en vista de su entusiasmo le regal¨® una grabaci¨®n de Laurence Olivier recitando el papel. El peque?o Ralph no entend¨ªa la obra, pero se prend¨® de la cadencia de la voz. Su madre estimul¨® el car¨¢cter creativo de los hermanos, pero no todo fueron rosas. ¡°Mi madre a menudo mostraba un gran nivel de angustia¡±, confes¨® Martha a The Guardian. ¡°Le hab¨ªan diagnosticado una histeria incurable, y ten¨ªa un lado impredecible. Fue aterrador. Ella gritaba, romp¨ªa la vajilla, amenazaba con matarnos a todos¡±.
El mayor de los hermanos fue el m¨¢s consciente de aquella realidad, algo que Martha considera que sigue dentro de su interior. ¡±Creo que Ralph tiene un lado oscuro; tiene una comprensi¨®n innata de ello, una comprensi¨®n muy verdadera de la naturaleza humana. Entiende la angustia y la tristeza. Siempre hay una belleza extra?a en la tragedia¡±.
El teatro fue, y es, su primera gran pasi¨®n. En 1988 se incorpor¨® a la Royal Shakespeare Company, la meca de cualquier actor devoto del escritor, como confes¨® a The New York Times. ¡°Quer¨ªa ser actor porque me emocionaba Shakespeare. Era emocionante y conmovedor. No pensaba en el cine, porque me parec¨ªa otro mundo¡±. Pero el cine s¨ª pensaba en ¨¦l. Sus primeras interpretaciones llegaron, como era de esperar, en cl¨¢sicos y cine de ¨¦poca. Interpret¨® a un retorcido Heathcliff en una fallida versi¨®n de Cumbres borrascosas (1992), fue parte de la controvertida El ni?o de Macon (1993), del tan exquisito como excesivo Peter Greenaway, y se meti¨® en la piel de T. E. Lawrence en Lawrence de Arabia: un hombre peligroso (1992). Ese fue el papel que llam¨® la atenci¨®n de Steven Spielberg. No s¨®lo le gust¨® su interpretaci¨®n, sino tambi¨¦n la audacia que demostraba a la hora de interpretar un papel tan magistralmente definido por Peter O¡¯Toole.
Un malvado hist¨®rico
¡°Ralph hizo tres tomas¡±, cont¨® Spielberg a NBC News en el 25 aniversario de La lista de Schindler. ¡°Hasta el d¨ªa de hoy s¨®lo he visto la primera. Era absolutamente brillante. En cuanto lo vi supe que era Amon. Vi el mal sexual. La sutileza. Hab¨ªa momentos de bondad que surg¨ªa trav¨¦s de sus ojos y luego se enfriaban instant¨¢neamente¡±. Spielberg le dio cierta libertad para construir el personaje y Fiennes inici¨® un r¨¦gimen para engordar a base de comidas op¨ªparas y cerveza Guinness que detall¨® a Los Angeles Times. ¡±Goeth era un hombre con un sentido de su propio poder incre¨ªble, el poder de dejar que la gente viva o muera. Y los hombres poderosos a menudo llevan una barriga con ellos de una manera que demuestra ese poder. Los hace m¨¢s expansivos, crea espacio adicional a su alrededor. Hay algo casi f¨¢lico en ello¡±.
El reci¨¦n llegado logr¨® una nominaci¨®n al Oscar a mejor actor secundario que acab¨® ganando Tommy Lee Jones por El fugitivo. Aquella noche no todos en la mesa de La lista de Schindler lo lamentaron. Liam Neeson confiesa que cruz¨® los dedos para que perdiese. Tem¨ªa que quedar¨ªa encasillado para siempre como Anthony Perkins despu¨¦s de Psicosis. Fiennes, Neeson y su mujer Natasha Richardson se hab¨ªan hecho ¨ªntimos durante el rodaje. Era un asiduo a la granja del sur de Francia propiedad de la familia de Richardson. Ella preparaba c¨®cteles de lichi, encend¨ªan el tocadiscos y bailaban en el c¨¦sped. Tras el fallecimiento de la actriz en 2009, Fiennes le dedic¨® un emocionante obituario en The Guardian.
A pesar de ser el actor de moda en Hollywood, no se olvid¨® del teatro. Su Hamlet en 1995 le convirti¨® en la comidilla cultural de Nueva York. Agot¨® las entradas durante cuatro meses y por la platea desfilaron Cher, Tom Hanks, Kir Douglas o Paul Newman y Joanne Woodward. Tambi¨¦n Barbra Streisand, que se hab¨ªa hecho con los derechos de The normal heart, la obra del dramaturgo Larry Kramer sobre el sida (que acabar¨ªa adaptando Ryan Murphy) y pensaba en ¨¦l como protagonista. La directora de El pr¨ªncipe de las mareas consideraba que Fiennes ten¨ªa ¡°un encanto m¨¢gico que atrae tanto a hombres como a mujeres¡±, algo que ayudar¨ªa ¡°a las audiencias de cualquier orientaci¨®n sexual comprender las emociones que unen a los personajes de The Normal Heart¡±.
El partenaire de Streisand en Tal como ¨¦ramos, Robert Redford era otro de los encandilados por Fiennes. Tras verle como el diab¨®lico nazi le dio un papel diametralmente opuesto. En Quiz Show: el dilema (1994) fue Charles Van Doren, el elegante y cult¨ªsimo doctor en Lengua inglesa por la universidad de Columbia cuyo ego le hizo convertirse en protagonista del primer gran esc¨¢ndalo televisivo. Esa capacidad de Fiennes para mostrar dos facetas tan diversas de la oscuridad humana fue la que convenci¨® a Kathryn Bigelow de que ¨¦l y no Andy Garc¨ªa era el adecuado para interpretar al grasiento Lenny Nero, el traficante de sue?os de la infravalorada D¨ªas extra?os (1995).
?Y el gal¨¢n para cuando?
Quedaba un registro por conquistar, el m¨¢s preciado por Hollywood: el gal¨¢n cl¨¢sico. Lleg¨® merced al Conde Alm¨¢sy y El paciente ingl¨¦s (1996), donde viv¨ªa una apasionada historia de amor con Krisin Scott-Thomas en una ¨¦poca hist¨®rica convulsa y en medio de paisajes ex¨®ticos. Hoy es un cl¨¢sico, pero en 1996 fue una patata caliente con la que nadie sab¨ªa bien qu¨¦ hacer. El rodaje lleg¨® a pararse y los actores redujeron dr¨¢sticamente su sueldo para que se produjese. Pocos en Hollywood confiaban en un drama demasiado caro sobre un hombre deformado con protagonistas que, aparte de Fiennes, no eran demasiado reconocibles. Kristin Scott-Thomas estuvo hasta el final a punto de ser sustituida por Demi Moore. Solo la salv¨® la tenacidad del director Anthony Minghella. El proyecto corri¨® peligro hasta que los Weinstein se hicieron con ella y la convirtieron en el gran evento de la temporada gracias a una de sus desmesuradas campa?as publicitarias. La Academia se rindi¨®. Logr¨® doce nominaciones a los Oscars y gan¨® nueve. La de Fiennes fue una de las tres que no se materializaron, pero los halagos recibidos y el aumento de su cach¨¦ compensaron las cinco horas diarias de en la sala de maquillaje que requer¨ªa su personaje. El actor insisti¨® en que se le aplicar¨¢ maquillaje en todo el cuerpo, incluso en las escenas en las que s¨®lo se ver¨ªa su cara.
En pantalla era un gran amante torturado. Repiti¨® el papel en El fin del romance (1999) junto a Julianne Moore, y persigui¨® al fantasma de su mujer en la devastadora El jardinero fiel (2005), pero no estaba hecho para la comedia rom¨¢ntica tan del gusto de la industria. De su paso por la cursi y almibarada Sucedi¨® en Manhattan (2002), en la que seduc¨ªa a Jennifer L¨®pez como la m¨¢s improbable de las camareras de hotel, no guarda demasiado buen recuerdo. ¡°Sent¨ª que era un papel de pr¨ªncipe azul. Y el pr¨ªncipe azul es una figura muy sosa¡±.
El mismo a?o que seduc¨ªa a Jennifer Lopez con poco entusiasmo abord¨® dos personajes complej¨ªsimos: el trastornado protagonista de Spider (2002) de David Cronenberg y el asesino en serie de El drag¨®n rojo (2002), la precuela de El silencio de los corderos que ya hab¨ªa sido llevada al cine por Michael Mann en la brillante Manhunter (1986). Con una carrera jalonada de personajes de psique alterada, result¨® sorprendente que Wes Anderson le contactase para El gran Hotel Budapest (2014). Y no fue para ofrecerle un personaje concreto, sino el que quisiera. Seg¨²n confes¨® a Vanity Fair, Anderson le hizo llegar el gui¨®n con una nota en la que se le¨ªa ¡°Dime qu¨¦ papel te gustar¨ªa¡±. Eligi¨® al omnipresente conserje Gustave y recibi¨® cr¨ªticas entusiastas.
Como todo actor brit¨¢nico, no se libr¨® de sonar como James Bond e incluso tuvo conversaciones con Barbara Broccoli. No se logr¨®, pero acab¨® entrando en el universo 007 para reemplazar a Judi Dench como M. Era la saga m¨¢s taquillera de su carrera hasta que se cruz¨® en su camino otro malvado carism¨¢tico, lord Voldemort. Fue su hermana Martha (su hijo mediano, Hero Fiennes Tiffin, interpreta al personaje cuando a¨²n es el ni?o Tom Riddle) quien lo anim¨®. Acab¨® aceptando y disfrutando el papel, especialmente cuando comprobaba el terror con el que lo miraban los ni?os que visitaban el set.
Al igual que su compa?era de reparto, Helena Bonham-Carter, Fiennes se posicion¨® a favor de J.K. Rowling cuando se desencaden¨® la pol¨¦mica tras unas declaraciones de la escritora. ¡°J.K. Rowling ha escrito unos libros magn¨ªficos sobre el empoderamiento, sobre ni?os peque?os que se encuentran a s¨ª mismos como seres humanos. Trata de c¨®mo te conviertes en un ser humano mejor, m¨¢s fuerte, m¨¢s centrado moralmente¡±. El actor afirm¨® en The New York Times entender que alguien se hubiese sentido molesto por las declaraciones, pero en ning¨²n caso justificaban el acoso sufrido por Rowling. ¡°El abuso verbal dirigido a ella es repugnante, es atroz. No se trata de una fascista obscena y ultraderechista. Es s¨®lo una mujer que dice: ¡®Soy una mujer y siento que soy una mujer y quiero poder decir que soy una mujer¡¯.
Ha intentado proteger su vida privada de los tabloides, a los que considera el peor lado de la fama. ¡°Soy alguien a quien no le gusta abrirse. A veces no quieres que te conozcan. Quieres mantenerte a salvo. Odio decir cosas y luego desear no haberlas dicho¡±. Pero eso no ha impedido que hayan trascendido detalles. En pleno ¨¦xito de La lista de Schindler se cas¨® con la actriz brit¨¢nica Alex Kingston, que acabar¨ªa siendo muy popular por su papel de la doctora Elizabeth Corday en Urgencias. Llevaban juntos desde que se conocieron en la escuela de teatro. La relaci¨®n tuvo un traum¨¢tico final cu¨¢ndo ¨¦l se enamor¨® de Francesca Annis, la actriz que interpretaba a su madre en Hamlet.
Su relaci¨®n con la protagonista de la primera versi¨®n de Dune supuso un peque?o esc¨¢ndalo en su momento: ambos estaban casados, ella ten¨ªa tres hijos y era diecisiete a?os mayor que ¨¦l. La relaci¨®n dur¨® once a?os y se termin¨® cuando ¨¦l se fue con una cantante rumana. Ambas ruputras hicieron las delicias de los tabloides, que se frotaron a¨²n m¨¢s las manos cuando se supo que hab¨ªa mantenido relaciones sexuales con una azafata durante un vuelo de Darwin a Mumbai. Cosas de viajar en business.
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