Muere el novelista liban¨¦s Elias Khoury, la voz que plasm¨® la historia viva del pueblo palestino
El beirut¨ª fue uno de los grandes escritores ¨¢rabes de las ¨²ltimas d¨¦cadas, autor de la obra maestra ¡®La cueva al sol¡¯
El novelista Elias Khoury ha sido uno de los ¨²ltimos representantes de una especie en peligro de extinci¨®n, en el mundo ¨¢rabe y fuera de ¨¦l: la del intelectual con aut¨¦ntico criterio. Falleci¨® el pasado domingo, 15 de septiembre, en Beirut, donde hab¨ªa nacido en 1948 en el barrio de Achrafieh, la colina del este de la ciudad, que ha acogido tradicionalmente a la comunidad greco-ortodoxa libanesa. Decir Achrafieh es apuntar a la vez a lo m¨¢s rancio y lo m¨¢s activo del L¨ªbano, una de tantas contradicciones de un pa¨ªs que ha hecho de ellas una forma de ser y, en los mejores casos, como el de Khoury, una manera de trascender las pertenencias ciegas. La peque?a monta?a (1976), precisamente en alusi¨®n a Achrafieh, es justamente el t¨ªtulo de su segunda novela, escrita al inicio de la guerra civil libanesa; en ella ya se reflejaba la contradicci¨®n entre la euforia revolucionaria y la realidad de una confrontaci¨®n entre hermanos.
Khoury quiz¨¢s haya sido el mayor novelista ¨¢rabe vivo de las ¨²ltimas d¨¦cadas. De car¨¢cter discreto, muy distinto de otras figuras de la literatura ¨¢rabe, Khoury era mucho m¨¢s importante que la fama que ten¨ªa. Su trayectoria, s¨®lida y constante, est¨¢ al margen de los descubrimientos medi¨¢ticos de genialidades. Era un escritor en toda la amplitud del t¨¦rmino, sigiloso, culto, incisivo, comprometido pol¨ªticamente con la libertad de los ¨¢rabes en general y con el futuro del L¨ªbano y Palestina en particular. Y ha sido, sin duda, quien mejor ha trasladado la historia viva de Palestina a la narrativa. ?l, un liban¨¦s, lo cual no deja de ser tan l¨®gico como parad¨®jico: en el L¨ªbano viven 560.000 refugiados palestinos; sin embargo, como recuerda el poeta y cr¨ªtico, tambi¨¦n liban¨¦s, Abbas Beydoun, ¡°a excepci¨®n de Elias Khoury, en la novela libanesa no aparece el palestino¡±.
De alg¨²n modo, Khoury tom¨® el testigo de su admirado Ghassan Kanafani, el gran narrador palestino, cuando este fue asesinado por el Mossad en Beirut, en 1972. Su obra maestra es La Cueva del Sol (Alfaguara, 1998), una novela imprescindible para conocer la Nakba (cat¨¢strofe), que ¨¦l fue de los primeros en entender como un proceso sistem¨¢tico de violencia y desposesi¨®n palestina a manos de Israel, y no como un fen¨®meno ce?ido a 1948. Su ¨²ltimo libro, publicado hace unos meses, se titula precisamente La Nakba continua, un ensayo en el que aborda las formas de perpetuaci¨®n de la Nakba al hilo de las reflexiones que sobre ella han hecho los intelectuales palestinos, desde Kanafani, Mahmud Darwish y Edward Said al m¨¢s joven Basil al-Araj.
Khoury luch¨® con los palestinos durante la guerra civil libanesa. Ya antes, con 19 a?os, hab¨ªa viajado a Jordania para unirse a Fatah. Esto no era tan raro como pueda parecer: est¨¢ por revisarse a fondo la historia de los intelectuales libaneses que hicieron de la causa palestina la suya, al margen de las adscripciones sectarias hoy al uso. En contacto diario con los refugiados, por un lado, y con la intelectualidad del entorno de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina por otro, Khoury comprendi¨® la trascendencia de abrir el relato a la memoria individual y a la cultural oral. De ah¨ª la importancia que siempre concedi¨® en sus novelas y sus ensayos a documentar el sufrimiento callado y a homenajear a sus v¨ªctimas, como las mujeres, los inv¨¢lidos y los viejos campesinos arrumbados en los campamentos de refugiados mientras los hombres hac¨ªan la revoluci¨®n.
Khoury fue tambi¨¦n, c¨®mo no, un decidido cr¨ªtico literario. Ejerci¨® este oficio, cada vez m¨¢s depauperado, de distintas maneras, incluso dirigiendo diversas publicaciones, la ¨²ltima de ellas el suplemento cultural al-Mulhaq, del principal diario liban¨¦s, al-Nahar. Codirigi¨® con el poeta Mahmud Darwish la revista Shu¡¯un Filastiniya (Asuntos Palestinos), dependiente del Instituto de Estudios Palestinos, el cual fue objetivo primordial del Ej¨¦rcito israel¨ª, junto con los campamentos de Sabra y Chatila, durante la invasi¨®n de Beirut de 1982. Juntos se embarcaron tambi¨¦n en la revista cultural al-Karmel, convencidos de que la literatura y la cultura ¨¢rabes no pod¨ªan sobrevivir a remolque de la pol¨ªtica. En uno de sus primeros n¨²meros (1981) Khoury entrevist¨® a Cort¨¢zar en Par¨ªs, en un extenso di¨¢logo en el que pueden leerse novedosas comparaciones a prop¨®sito de la experiencia literaria del mundo ¨¢rabe y Latinoam¨¦rica, con la lengua y el exilio como protagonistas.
Khoury adem¨¢s ejerci¨® la docencia. Fue profesor en distintas universidades estadounidenses y ¨¢rabes: Universidad de Nueva York (NYU), Universidad de Columbia, Universidad Americana de Beirut, Universidad Libanesa.
Adem¨¢s, era uno de los poqu¨ªsimos libaneses de la vieja generaci¨®n ¡ªAbbas Beydoun es otro¡ª al que los j¨®venes activistas de los ¨²ltimos a?os volv¨ªan en busca de respuestas, que ¨¦l daba haci¨¦ndose a un lado e insistiendo en que el liderazgo intelectual y la movilizaci¨®n era cosa de ellos. En una entrevista de 2015 sosten¨ªa que ¡°ser fiel a las propias convicciones suele ser duro, a veces hasta imposible, siempre dif¨ªcil, pero es lo m¨¢s importante que existe¡±. En ella hablaba tambi¨¦n de su experiencia durante la guerra civil libanesa, de las luchas fratricidas entre drusos y cristianos, que pusieron a prueba sus convicciones: ¨¦l, de origen cristiano, formaba parte de los grupos revolucionarios aliados de los drusos: ¡°No puedes dejar sangre en las calles y largarte. Al menos tienes que recogerla¡±, resumi¨®. El mundo ¨¢rabe pierde, cuando m¨¢s lo necesita, el criterio de una figura como la suya.
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