Paula Comitre, la bailaora que reinventa la danza de La Argentina para el siglo XXI
La sevillana rinde homenaje a la legendaria Antonia Merc¨¦ en la Bienal de Flamenco de Sevilla con su espect¨¢culo ¡®Apr¨¨s vous, madame¡¯
Se percibe algo reverencial en el t¨ªtulo de la obra, Apr¨¨s vous, madame (Despu¨¦s de usted, se?ora), y es ese el car¨¢cter que anima e inunda el homenaje que la bailaora Paula Comitre (Sevilla, 29 a?os) rinde al legado de Antonia Merc¨¦, La Argentina (Buenos Aires, 1890-Bayona, 1936), al que se ha acercado de manera tan respetuosa como devota, casi un siglo despu¨¦s de su prematura muerte. La obra, tras su estreno en el Festival de N?mes el pasado febrero, se ha present¨® el martes, por primera vez en Espa?a, en el teatro Central de Sevilla, dentro de la programaci¨®n de la XXIII Bienal de Flamenco.
Comitre, graduada en Baile Flamenco por el Conservatorio Superior Antonio Ruiz Soler de Sevilla, viene protagonizando una ascendente carrera desde que, hace apenas diez a?os, en 2013, se incorpor¨® al Ballet Flamenco de Andaluc¨ªa bajo la direcci¨®n de Rafaela Carrasco. Brill¨® en la compa?¨ªa de esta y en la de David Coria antes de presentar en 2020 su primera obra en solitario, C¨¢mara abierta, galardonada con el Premio Revelaci¨®n en el Festival de Jerez y con el Giraldillo, de la misma categor¨ªa, en la Bienal de Sevilla de ese mismo a?o. En 2022 estrenar¨ªa Alegor¨ªas (El L¨ªmite y sus mapas) en el teatro Chaillot de Par¨ªs y la obra de peque?o formato Cuerpo nombrado.
Con Apr¨¨s vous, madame, adem¨¢s de suponer un salto cualitativo en su carrera, la bailaora se ha enfrentado al reto de materializar la historia de un hechizo. Porque, aunque conocedora del legado de la legendaria bailarina y core¨®grafa, cuenta que su visi¨®n de ella cambi¨® radicalmente con la lectura de su Epistolario (1915-1936), editado por el Centro de Documentaci¨®n de las Artes Esc¨¦nicas y la M¨²sica (CDAEM). ¡°Ley¨¦ndola, con sus propias palabras, me pude construir su imagen de ella y digamos que me contagi¨¦ de su energ¨ªa¡±. Quiz¨¢s esa misma energ¨ªa fue la que la asisti¨® para redactar un proyecto sobre su herencia, que present¨® a una convocatoria para una residencia de seis meses en la Academia de las Bellas Artes de Francia. Gan¨® esa beca y la estancia parisina le proporcion¨® la posibilidad de una autentica inmersi¨®n e indagaci¨®n en la obra de La Argentina.
Par¨ªs, la ciudad en la que Antonia Merc¨¦ eligi¨® residir para engrandecer su arte y llevarlo por el mundo. ¡°Siento que aprovech¨¦ el tiempo y fue todo un lujo¡±, declaraba Comitre a EL PA?S d¨ªas antes de la funci¨®n en Sevilla. En la ciudad de la luz, y con met¨®dica dedicaci¨®n, investig¨® en los innumerables fondos (partituras, m¨¢s cartas, escritos...) que existen sobre ella en la ¨®pera Garnier. ¡°Su archivo fue toda una inspiraci¨®n¡±, dec¨ªa. Durante esos meses, reserv¨® cada d¨ªa unas horas para ir desarrollando su proceso creativo sobre La Argentina, con un punto de partida claro: ¡°No asumir su danza, algo imposible, no querer imitarla, pero s¨ª coger su energ¨ªa¡±.
¡°Era un talento inigualable y, adem¨¢s, al existir muy pocas im¨¢genes de su baile, no corr¨ªa el riesgo de contaminarme. A cambio, y ese es el lado positivo, me obligaba a buscar en m¨ª¡±, dice la artista. Sobre La Argentina han escrito autores de renombre: Federico Garc¨ªa Lorca, Andr¨¦ Levinson o Charles Chaplin. ¡°Trat¨¦ de llevar esas palabras a mi cuerpo buscando una aportaci¨®n propia, una creaci¨®n desde mis ojos, y realmente se convirtieron en fuente y motor de esa creaci¨®n¡±, a?ade Comitre.
Desde sus ojos es igual a decir desde la contemporaneidad. Un homenaje desde la creaci¨®n personal, una dualidad en la que Comitre insiste: ¡°En la obra hay un gui?o al legado de la artista, pero con una interpretaci¨®n y un agradecimiento que son propios¡±. Esa misma dial¨¦ctica, que aplica a su baile, se extiende a elementos como la m¨²sica, la escenograf¨ªa o el vestuario, para los que ¡ªsiguiendo el ejemplo de la maestra, que aglutin¨® en sus creaciones a todas las artes esc¨¦nicas¡ª quiso rodearse de gente que no fuera del gremio: ¡°Esa era mi tensi¨®n para la obra¡±.
Una bata de cola inflable
Encontr¨® as¨ª en Par¨ªs al pianista franc¨¦s Orlando Bass, que ¡°se ha inspirado en las piezas elegidas ¡ªFalla, Nin o Halfter¡ª para hacer sus propias composiciones con algunos gui?os a la m¨²sica original¡±. Con la misma idea, encarg¨® a la artista pl¨¢stica Mar¨ªa Alcaide el dise?o una bata de cola inflable que forma parte de la escena. Para el asesoramiento dramat¨²rgico y esc¨¦nico ha contado con La Ejecutora (Fran P¨¦rez Rom¨¢n y Julio Le¨®n Rocha), con la visi¨®n externa de David Coria.
De las seis piezas que integran el programa, las correspondientes a las composiciones de los autores se?alados se denominan Imaginarios e inspiran con libertad tanto la m¨²sica como el baile. As¨ª, la Serenata andaluza de Manuel de Falla fue el veh¨ªculo para una expresi¨®n danc¨ªstica de tintes contempor¨¢neos y car¨¢cter on¨ªrico. Con la Danza ib¨¦rica de Joaqu¨ªn Nin aparecer¨ªa ¡®La reina de las casta?uelas¡¯, apenas insinuada en el primer cuadro. La Argentina fue una virtuosa de ellas, que no est¨¢n materialmente en escena, pero s¨ª en el movimiento de las manos de Comitre y en un piano adaptado que reproduce su juego r¨ªtmico.
El taconeo de Comitre tambi¨¦n desempe?a su papel r¨ªtmico y especialmente musical con la pieza de Nin, en la que su danza se agiganta y se extiende en una imparable sucesi¨®n de formas que van desde esos pies a una cintura airosa, a unos brazos alados y hasta la expresi¨®n de su rostro, quiz¨¢s a la manera en que Lorca describ¨ªa el baile de La Argentina. Con la Danza gitana de Ernesto Halfter, que evocaban Les Ballets Spagnols (la compa?¨ªa de La Argentina), el baile contin¨²a su crecimiento y cobra una infinita multiplicidad de variaciones. Una bailaora imparable y un piano que suena cada vez m¨¢s a m¨²sica espa?ola.
Entre una y otra pieza, apenas un respiro: el homenaje a la etapa de La Argentina en el Music Hall se presenta tambi¨¦n de forma velada, pues otro imaginario constituye el silbo de la bailaora evocando el ¡®Chufla, chufla¡¯ de La Argentina, recogido en una de las muchas placas que registr¨®. El final llega con el universo de la legendaria bailarina contenido en la cola de una inmensa bata que, inflada, parece cobrar vida, met¨¢fora tal vez de lo ocurrido con sus bailes. Envuelta en ella y desde el suelo, Comitre completa su actuaci¨®n cantando una limpia farruca. Algunos de los reconocidos valores de Antonia Merc¨¦ ¡ªdelicadeza, gracia, elegancia, plasticidad, sentido del ritmo o musicalidad¡ª se pueden encontrar dentro de un trabajo que es experimental, hermoso, sugestivo, y que destila todo el cari?o de una carta de amor.
Babelia
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