L¨¢szl¨® Krasznahorkai: ¡°Soy el escritor del fracaso. Es lo que hay¡±
El autor h¨²ngaro recibe el premio Formentor con una alerta: estamos ante un crack, un par¨®n de la historia
L¨¢szl¨® Krasznahorkai es due?o de una literatura sin prisa, de cocci¨®n lenta y desarrollos tan hondos y absolutos que chocan con este mundo acelerado que no presta demasiada atenci¨®n a lo que la requiere. El autor h¨²ngaro nacido en Gyula en 1954, que recibe este viernes en Marrakech el premio Formentor de las Letras, en la estela de figuras como Borges o Annie Ernaux, es simp¨¢tico, generoso en la conversaci¨®n e infinitamente m¨¢s luminoso que sus personajes rotundos y perdedores.
Pregunta. ?A¨²n hay sitio para la literatura sin prisa en el mundo de hoy?
Respuesta. No, en absoluto. La vida est¨¢ muy acelerada, recibimos tanta informaci¨®n y con tanta rapidez que se nos olvida todo. Se han hecho estudios con ni?os que han concluido que, despu¨¦s de media p¨¢gina, se cansan y no se pueden concentrar. Esta literatura lenta, aunque luego coge ritmo, es para una islita muy aislada de lectores.
P. ?Nota un cambio en sus lectores a lo largo de estas d¨¦cadas?
R. No, porque soy el beneficiario de un gran malentendido. Cada vez menos gente lee mis libros pero m¨¢s gente conoce mi nombre, aunque no sepa pronunciarlo (r¨ªe).
P. Algunos le han llamado Kalashnikov.
R. ?L¨¢szl¨® Kalashnikov? (r¨ªe). D¨ªgales por favor que no hay ninguna bala en este kalashnikov.
P. Usted ha vivido y descrito su pa¨ªs, el comunismo y el paso a la democracia. ?Le ha decepcionado Hungr¨ªa en democracia?
R. Yo ya estaba decepcionado de Hungr¨ªa cuando a¨²n viv¨ªamos en el comunismo. No ha sido ninguna sorpresa que los h¨²ngaros seamos incapaces de construir una democracia. Conoc¨ªa bien a los h¨²ngaros en la ¨¦poca de J¨¢nos K¨¢d¨¢r y nunca entend¨ª que mis compa?eros intelectuales de los noventa pudieran pensar que aquella gente que acept¨® esa dictadura fuera capaz de construir una democracia. En Melancol¨ªa de la resistencia describ¨ª en los ochenta c¨®mo somos y no escrib¨ªa sobre la sociedad comunista, sino de la gente en general, la perspectiva humana y un destino que los h¨²ngaros solo pueden agradecerse a s¨ª mismos.
P. ?Por qu¨¦ cree que son incapaces de construir una democracia?
R. Porque son cobardes, evitan los conflictos. No quieren solucionar las cosas con comunicaci¨®n, sino huyendo del problema hasta que llega el momento en que hay que enfrentarse y entonces se vuelven violentos. La capacidad de comunicaci¨®n y de aceptar una opini¨®n ajena es una caracter¨ªstica de la que carece el h¨²ngaro. Ahora que est¨¢ de moda ser de extrema derecha en Hungr¨ªa, son muy visibles las heridas que se hace la gente. Heridas que no se curan. Heridas que duelen. Est¨¢n hiriendo la dignidad de los dem¨¢s. Es lo m¨¢s importante que falta en esa sociedad, reconocer la dignidad de los dem¨¢s.
P. Pero esa ultraderecha no solo est¨¢ de moda en Hungr¨ªa, sino en Europa, en Am¨¦rica.
R. Exacto. Miremos EE UU, uno de los pa¨ªses m¨¢s importantes para m¨ª como literato. La Am¨¦rica del campo ha perdido sus ideales, unos ideales que a¨²n pod¨ªan frenar sus sentimientos y la brutalidad. Se sienten impotentes, entonces aparecen los falsos profetas y ya est¨¢, se acab¨® Am¨¦rica. Y no estamos hablando de Trump, el problema no es si le eligen o no, sino la gente que es as¨ª independientemente de Trump. En Los demonios de Dostoievski hay un grupo de revolucionarios, mala gente a la que apenas pone nombres, que ¨¦l pensaba que eran simplemente malvados que ni siquiera merec¨ªan atenci¨®n. Yo he recorrido bastantes lugares de EE UU y he podido concluir que no son mala gente por principios, sino que se han convertido en mala gente. Y eso tiene una raz¨®n. ?Por qu¨¦? Siempre han existido bandidos, pero ese bandidismo como s¨ªntoma de la ¨¦poca es algo nuevo. Cuando termin¨® el Imperio Romano tambi¨¦n hubo situaciones parecidas, muy malas. La historia tiene unas pausas terribles en las que sale esa suciedad de los canales. Y no una simple filtraci¨®n, sino un caudal, un flujo, una inundaci¨®n. Tal vez Dostoievski ten¨ªa raz¨®n, la gente es malvada de ra¨ªz y simplemente no hay que hacerles caso.
P. ?Estamos en una pausa de la historia?
R. S¨ª. Realmente estamos en una pausa, un par¨®n de la historia, que ocurre cuando la historia hace crack y podemos ver las profundidades, al menos algunos. Y no estamos hablando de cambios pol¨ªticos, es una corriente de fondo. El hecho de que haya tantos libros y tan poca gente leyendo o que los ni?os no sean capaces de leer m¨¢s de media p¨¢gina es un s¨ªntoma. Estamos en mitad de un cambio muy significativo y lo digital es solo una pizquita de ese cambio. Aun as¨ª, no vale la pena concentrarse solo en que todo es malo, aunque sea sorprendente escucharlo de mi boca. Todos esos cuadros b¨ªblicos oscuros para asustar a la gente nunca han llevado a ninguna parte. Ahora ya no estamos en una situaci¨®n como al principio del XX, cuando el arte influ¨ªa y formaba a la sociedad. Los artistas ten¨ªan al menos un concepto de qu¨¦ tenemos y qu¨¦ tendremos. Ahora el arte solo se puede considerar una mercanc¨ªa. Por eso es tan importante en literatura, que es un g¨¦nero perdedor, la importancia de los galardones. Este premio para m¨ª es muy especial, no olvido qui¨¦nes lo han recibido antes que yo: Borges, Beckett, Gombrowicz¡ Recibir este premio despu¨¦s de esta gente es como formar parte de una sociedad secreta.
P. El jurado del Man Booker International consider¨® al premiarle que su literatura es visionaria. ?Qu¨¦ vamos a ver a¨²n?
R. Eso no puedo decirlo, prefiero que vuelvas a Madrid tranquilamente, que veas crecer a tus hijos y nietos y te olvides de m¨ª r¨¢pidamente (r¨ªe).
P. ?Cu¨¢l es su proyecto literario?
R. El fracaso. Soy el escritor del fracaso. S¨¦ que no deber¨ªa, pero es lo que hay.
P. ?Estamos ante el fin de un imperio como el de los romanos?
R. Antiguamente, los l¨ªderes de una tribu o de una comunidad peque?a eran los que pod¨ªan aconsejar mejor para asegurar la supervivencia. No me gustan los pol¨ªticos ni la pol¨ªtica, porque esta simplifica al individuo conforme a sus intereses. Y una persona no es solo sus intereses. No hemos construido esta civilizaci¨®n, que hemos levantado para defendernos de estar expuestos como animales, para que luego nuestra ¨²nica caracter¨ªstica se simplifique en que somos intereses y votemos como tales. En las eras antiguas todav¨ªa exist¨ªan trascendencias, la gente cre¨ªa en ellas, pero hoy ha desaparecido esa red que nos proteg¨ªa de ser meros intereses. La curiosidad se ha hecho capitalista y se llama turismo. El conocimiento tambi¨¦n. Para conectar con la hermosura puedes entrar en el Prado y ver las Pinturas Negras de Goya. Y eso tambi¨¦n forma parte del cambio. Hay una parte fea, oscura, brutal, ignorante, de incultura, de la que ya hemos hablado, pero tambi¨¦n hay otra parte que forzar¨¢ a las personas a establecer unos lazos individuales con el mundo seg¨²n sus propias curiosidades y necesidades. Es lo m¨¢s optimista que puedo decirle.
Babelia
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