¡®Rita¡¯: Paz Vega debuta en la direcci¨®n con una luminosa pel¨ªcula sobre malos tratos

En los ¨²ltimos tiempos se est¨¢ desarrollando entre las nuevas directoras de cine, tanto en el formato de cortometraje como en el largo, un tipo de mirada a la violencia de g¨¦nero y a los abusos sexuales que se escapa de la habitual negrura visual para abrazar una extra?a luminosidad no exenta de met¨¢fora. De puertas afuera, en determinados matrimonios y familias, nada hace presagiar lo que hay dentro de las paredes del hogar, de la habitaci¨®n, de la mente de tantos hombres que fueron o van pasando por la vida como padres rigurosos, pero nunca como maltratadores. Reconocibles para cualquiera, cu¨¢ntos de ellos rozaron nuestras vidas como padres de algunos de nuestros amigos y vecinos durante la infancia o la adolescencia. De ellos se dijeron muchas veces de soslayo o en la intimidad frases como ¡°hay que ver el car¨¢cter que tiene¡±, pero nunca se acab¨® de juzgarlos, no ya penalmente sino ni siquiera social o moralmente.

Paz Vega, actriz desde hace muchos a?os con aureola de estrella, ha decidido ocuparse de uno de esos padres en Rita, su valiente salto a la escritura y la direcci¨®n. O mejor que todo lo anterior: m¨¢s que enfrentarse cinematogr¨¢ficamente a uno de esos machos, que tambi¨¦n, lo que ha hecho es plantar su c¨¢mara (y por tanto su propia mirada) en la enternecedora mirada de una cr¨ªa de siete a?os que, junto a su hermano de cinco, lidian cada d¨ªa de uno de esos interminables veranos de la infancia con uno de estos padres ¡°de car¨¢cter¡± y una madre que todo lo soporta. Como tantas madres durante demasiados a?os.

Ambientada en 1984 (la Eurocopa de f¨²tbol de Francia sirve como pista temporal a trav¨¦s de la televisi¨®n), la ¨®pera prima de Vega est¨¢ rodada en el formato cl¨¢sico 4:3, cada vez m¨¢s de moda en el cine actual, con un exquisito gusto por la luz, el encuadre y el punto de vista. La habitual actriz, aqu¨ª tambi¨¦n en el papel de la madre, demuestra sentido de la puesta en escena y rigor para captar en todo momento las reacciones de la cr¨ªa en una Andaluc¨ªa luminosa que tambi¨¦n recoge con cierto sentido de la nostalgia no exento de cr¨ªtica los, a pesar de todo, bonitos momentos de cualquier ni?ez. Es la Sevilla de la gracia y los fuegos artificiales, del baile y la espontaneidad. Y es la infancia de la piscina municipal y las canicas, del afilador y los gusanitos, las zapatillas de cangrejo y los recortables. Pero tambi¨¦n es la Sevilla, la Andaluc¨ªa, la Espa?a del infernal cotilleo, del aguanta por los ni?os, del qu¨¦ hay de cena, del se te ha olvidado meter la cerveza en el frigor¨ªfico, del me paso la vida trabajando y t¨² est¨¢s en babia.

Huyendo del retrato de un solo trazo en forma de brochazo, Vega dibuja al personaje interpretado por Roberto ?lamo con esa fachada exterior de buen padre r¨ªgido que tanto vimos y por desgracia seguimos viendo en ciertos ¨¢mbitos. Y la ¨¦poca en la que se desarrolla la pel¨ªcula, tres a?os despu¨¦s de la Ley de Divorcio de 1981, sirve a la directora para homenajear a tantas mujeres que o dieron un primer paso como pioneras de la huida a tiempo, o quisieron darlo y nunca acabaron de forjarlo para su pena. Quiz¨¢ el cl¨ªmax final resulte algo atropellado en materia de guion, pero la mirada de Vega, con esa profundidad de campo tan corta o con los fuera de campo en los momentos m¨¢s dram¨¢ticos para los ni?os, revela a una directora con futuro.