Los 25 a?os del pop intimista de Pauline en la Playa, supervivientes del Xix¨®n Sound
La hermanas Mar y Alicia ?lvarez, que se criaron en la m¨ªtica librer¨ªa Paradiso y viven de cara al Cant¨¢brico, repasan su carrera con motivo del disco que marca su cuarto de siglo en activo
Si todas las librer¨ªas est¨¢n llenas de libros, la librer¨ªa Paradiso, en Gij¨®n, con sus estanter¨ªas del suelo al techo y ese pasillo en una segunda altura, parece m¨¢s llena de libros que cualquier otra. En las mesas de novedades se amontonan vol¨²menes diversos, cada uno diferente, de modo que el visitante tiene que desmontar cada pila para revisar uno por uno. No menos importantes son los vinilos, en el recoveco de la entrada, donde David Bowie, Bob Dylan o La Banda Trapera del R¨ªo te miran desde p¨®sters, rodeados de una nutrida colecci¨®n de entradas de conciertos. Madera, m¨²sica, papel. Ahora mismo suena Out of the question, de los garageros californianos The Seeds.
La librer¨ªa, fundada por Jos¨¦ Luis ?lvarez a finales de los a?os setenta, ha acompa?ado a las corrientes contraculturales de cada ¨¦poca, desde el progresismo posfranquista hasta el Xix¨®n Sound, que llen¨® de m¨²sica indie e inquietudes art¨ªsticas los a?os noventa en la ciudad norte?a. Dos figuras destacadas de aquella movida son Alicia y Mar ?lvarez, de 45 y 50 a?os, respectivamente, hijas del fundador, que aparecen por la puerta sacudiendo los paraguas. En este escenario se criaron. ¡°Pas¨¢bamos mucho tiempo aqu¨ª, jugando con la vieja caja registradora, d¨¢ndole a la manivela, bajando por la barandilla o leyendo tebeos de Mafalda en el sof¨¢, esperando a nuestro padre¡±, dice Alicia. Hab¨ªa grandes ceniceros sobre las novedades editoriales, porque entonces todav¨ªa se fumaba en interiores, y el humo se dispersaba lentamente por el espacio libresco.
Alicia y Mar crecieron, pues, rodeadas de cultura: en su habitaci¨®n ten¨ªan su propia librer¨ªa y su propio tocadiscos. ¡°Nos criamos intensamente juntas¡±, dice Mar. Cuando naci¨® su hermana peque?a pens¨®: ¡°Ahora ?qu¨¦?¡±; pero cuando Alicia empez¨® a hablar se convirti¨® en un: ¡°?Qu¨¦ guay, ya tengo una colega!¡±. Llevan toda la vida bien compenetradas en numerosos proyectos, tanto es as¨ª que asombra la coordinaci¨®n natural con la que una toma la palabra y la otra contin¨²a el relato en el punto preciso donde lo deja la primera.
¡°Nuestro contagio con la cultura fue ambiental¡±, sigue Mar, ¡°en casa hab¨ªa piano, guitarras¡ No ten¨ªamos presi¨®n por leer o ver pel¨ªculas, pero era inevitable hacerlo¡±. En los noventa despuntaron como parte del exitoso grupo femenino Undershakers (Mar ten¨ªa 19 a?os; Alicia, 14), y cuando se fue apagando montaron el proyecto que llega a la actualidad: Pauline en la Playa, nombre tomado de la c¨¦lebre pel¨ªcula de Eric Rohmer. Era una de esas pelis en VHS que hab¨ªa en la casa familiar; y el costumbrismo del franc¨¦s se ajusta bien al esp¨ªritu de la banda. Armon¨ªas vocales, melancol¨ªa, letras po¨¦ticas, gran cuidado por la melod¨ªa. Delicadeza. Son sus coordenadas. Con su nuevo y octavo disco, Los d¨ªas largos, publicado este viernes, cumplen 25 a?os. ¡°Lo m¨¢s bonito es la gente que te sigue hist¨®ricamente, la que te acompa?a en el viaje¡±, dice Mar.
Con el tiempo han aprendido a no tener prisa y cuidar al m¨¢ximo su m¨²sica. ¡°Solo sacamos disco cuando tenemos suficientes canciones, y son guapas. No metemos canciones de relleno¡±, dicen a d¨²o. El primer single de su nuevo trabajo, Yo podr¨ªa ser John Wayne, tiene un aire a w¨¦stern fronterizo, no as¨ª el resto. ¡°No nos hemos vuelto country de pronto, como Beyonc¨¦¡±, bromean. Lo suyo es un pop intimista, de autor, que tiende al ensue?o y la nostalgia. En sus inicios las comparaban con Vainica Doble. Si en otros trabajos tiraron de arreglos de cuerda y viento, aqu¨ª toman cierto protagonismo los sintetizadores. Todo orquestado junto al productor Luca Petricca, y culminado con la poes¨ªa marca de la casa.
?De d¨®nde surgi¨® aquello del Xix¨®n Sound? Cuentan las Pauline que la ciudad ten¨ªa fuerte tradici¨®n musical, pero que en los noventa llegaron nuevos aires de fuera que se alejaban del pop espa?ol tradicional. ¡°Era el contexto social de la reconversi¨®n industrial, una generaci¨®n que, como todas, reacciona a lo anterior, y un posicionamiento independiente. A aquellos chavales nos interesaba hacer las cosas por nosotros mismos¡±, dice Alicia, ya en la playa de San Lorenzo, desde donde se divisa, encaramado al cerro, el Elogio del horizonte, de Chillida y, cuesta abajo, el barrio de pescadores de Cimadevilla, donde se desarroll¨® buena parte del movimiento. No viven muy lejos, por donde el puerto, las dos tras ventanas que miran las olas. De aquel fermento juvenil salieron bandas como Australian Blonde, Manta Ray, Doctor Explosi¨®n, Nosotr?sh, Penelope Trip, etc¨¦tera, o, en una segunda ola, el cantautor Nacho Vegas. Aunque las bandas eran musicalmente heterog¨¦neas, el p¨²blico era com¨²n, y no le hac¨ªa ascos a un estilo o a otro. Hab¨ªa una escena. Sal¨ªa en El Pa¨ªs de las Tentaciones.
Revisi¨®n ¡®indie¡¯
Posteriormente, ha habido una revisi¨®n del indie noventero en general, al que se le ha criticado, adem¨¢s del frecuente uso del ingl¨¦s, la falta de compromiso pol¨ªtico en tiempos lejanos al estallido, en 2008, de esta crisis sostenida. ¡°Yo en eso no estoy nada de acuerdo¡±, salta Alicia, ¡°aqu¨ª hab¨ªa conciertos de apoyo a los trabajadores de Naval Gij¨®n o por la insumisi¨®n. Los bares indies, como El Guetu, donde par¨¢bamos todos, estaban llenos de convocatorias de manifestaciones, y muchos seguimos implicados en muchas cuestiones. No me creo ese estereotipo de los j¨®venes hedonistas que solo miraban para su ombligo¡±.
La propia independencia, piensan, ya era un posicionamiento pol¨ªtico y la relaci¨®n entre la m¨²sica y la pol¨ªtica ni siquiera tiene que ser expl¨ªcita, como en los cantautores o el rock radical, para existir. Por cierto, la m¨²sica de guitarras no tiene por qu¨¦ estar acabada en nuestros d¨ªas con una juventud entregada a la m¨²sica urbana: ¡°F¨ªjate en el ¨¦xito del concierto Tiny Desk de Catriel y Paco Amoroso: ?es puro funk! Y la gente est¨¢ como loca, porque echa de menos m¨²sica hecha con instrumentos¡±, se?ala Mar.
?El indie de ahora, ya tan mainstream y festivalero? ¡°Si alguien hubiera podido escucharlo en 1994, no hubiera dicho que era indie, con esos medios de producci¨®n. Entonces era todo como m¨¢s casero, con menos posibilidades t¨¦cnicas¡±, dice Mar. ¡°Como sonaba Belle and Sebastian, m¨¢s deslavazado, pero m¨¢s c¨¢lido¡±, apunta Alicia, ya delante de un refresco y unos t¨¦s en un caf¨¦ de la llamada Ruta de los Vinos gijonesa, donde suena soul al mediod¨ªa.
Las Pauline, si bien han mantenido su proyecto a lo largo de los a?os, lo han sabido compaginar con muchas otras iniciativas. Mar, por ejemplo, con la exitosa banda de m¨²sica familiar Petit Pop, que trata de alejarse de los tradicionales sonidos de la infancia y que tiene, adem¨¢s, una escuela de m¨²sica, llamada Sonid¨®polis, en Gij¨®n. Alicia tambi¨¦n ha grabado un disco para ni?os, Kikirikik¨ª. ¡°Si una canta sobre lo que le pasa, es normal que cuando una es madre tambi¨¦n se dedique a hacer esa m¨²sica¡±, dice Mar. ¡°Adem¨¢s, incorporamos a la familia en estos proyectos¡±, a?ade Alicia. Los ni?os, en efecto, acuden a los conciertos o ayudan a pegar los carteles.
Alicia tambi¨¦n fund¨® La Fabriquina, una editorial con especial foco en lo infantil, que se ha lanzado al libro para adultos con Nunca vencida, un exitoso ensayo de David Guardado, que analiza la idea hist¨®rica de Asturias. Durante 17 a?os condujo el programa matutino de la Cadena Ser en Gij¨®n, en ese c¨¦lebre estudio que mira al mar. Y ambas presentan un programa sobre m¨²sica en la televisi¨®n regional: Sonad¨ªa. ¡°Todo lo que se nos ha ido ocurriendo, lo hemos ido haciendo... aunque nunca hemos tenido un plan predefinido para hacer las cosas¡±, dice Mar.
?C¨®mo se lleva cumplir a?os cuando se ha vivido una juventud tan guay? ¡°Bueno, es que en realidad seguimos viviendo igual. Si hubi¨¦ramos tenido un grupo en la juventud y ahora sinti¨¦semos nostalgia¡¡±, dice Alicia. ¡°Pero seguimos cargando igual la furgoneta, haciendo conciertos. A veces, estamos cargando entre las dos el ampli y nos miramos y nos descojonamos en plan: tantos a?os y seguimos en estas¡±, concluye Mar.
Babelia
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