El gran debut del cine espa?ol de 2024 nace de la clase obrera, el campo y la preocupaci¨®n por los cuidados
Sandra Romero deslumbra con ¡®Por donde pasa el silencio¡¯, en la que bulle su infancia en ?cija, su lucha por estudiar cine a pesar de ser hija de agricultor con pocos recursos y la huella de su madre, que padec¨ªa esquizofrenia
Sandra Romero (?cija, 31 a?os) entra como un torrente en un bar del barrio madrile?o en el que vive, y llega justo para ver un reportaje en la televisi¨®n en el que anuncian los estrenos de cine de la semana (es viernes 29 de noviembre). Ya han reflejado dos y deber¨ªa salir Por donde pasa el silencio, su debut como directora de largos, que primero se vio en el festival de San Sebasti¨¢n y que precisamente el d¨ªa de la entrevista llega a salas comerciales. S¨ª, aparece el filme, pero como directora se lee el nombre de Luc¨ªa Alemany. Romero se echa a re¨ªr y encoje los hombros: ¡°Otra para el curr¨ªculo de Luc¨ªa¡±. Divertida, se sienta a charlar de c¨®mo una ni?a a la que llamaban en su pueblo ¡°la hija de la loca de la calle¡± ha protagonizado uno de los mejores debuts del cine espa?ol de 2024.
La historia de Romero se sale de los caminos trillados de la direcci¨®n del cine espa?ol. Hija de agricultor, casi por pura cabezoner¨ªa sali¨® de su pueblo natal para estudiar cine en Madrid, en la ECAM (Escuela de Cine de la Comunidad de Madrid). Su debut en el largo se basa en uno de sus cortometrajes, en realidad profundiza en una pincelada que aparec¨ªa en unos 10 segundos de los 22 minutos del primigenio Por donde pasa el silencio de 2020. ¡°Crec¨ª sin referentes de cine femenino, en realidad sin referentes de cine realizado por creadoras de clase trabajadora. A¨²n somos pocas; yo me he fijado mucho en Bel¨¦n Funes¡±, comienza a explicar.
Hasta los 12 a?os vivi¨® en el campo (¡±Sin vecinos, con un padre trabajando a destajo para labrar una tierra que no era suya¡±), cerca de ?cija, hija ¨²nica de un agricultor mayor, que la tuvo con 50 a?os, y de una madre m¨¢s joven, que acab¨® engullida por una enfermedad mental. A los 12 a?os se mudaron a ?cija, y de todo ese curr¨ªculo vital bebe su filme, que ahonda en los cuidados a los familiares, en el sentirse extra?o en tu entorno y en el campo de una manera poco frecuente en el cine espa?ol.
Y para complicarse a¨²n m¨¢s el debut, Romero ha contado con tres hermanos reales, los Araque, para dar vida a sus protagonistas: Antonio, actor profesional, que encarna a quien vuelve al pueblo y debe decidir si quedarse all¨ª ayudando o retornar a la existencia que se ha construido lejos; Javier, su mellizo y con discapacidad f¨ªsica, y Mar¨ªa. ?Qui¨¦n va a cuidar a Javier, si es que ¨¦l quiere? ?Qu¨¦ har¨¢ el resto de su familia?
En realidad, el dilema que encara Antonio Araque es el que afront¨® la directora, que empieza a narrar los recovecos por los que se col¨® para llegar a su primer largo: ¡°Me matricul¨¦ en Periodismo, y no pude dejarlo porque ped¨ª un pr¨¦stamo a un banco, avalado por mi padre y por una beca de ayudas europeas para estudiar en escuelas p¨²blicas que no inclu¨ªa la ECAM. Tuve, en mi caso, la suerte de ser hija ¨²nica y que pronto, tras unas pr¨¢cticas, conoc¨ª a una productora de publicidad con la que trabaj¨¦ todos los veranos y ahorr¨¦ dinero. Todos esos malabares los combin¨¦ con una beca de la propia ECAM y con el apoyo de mi padre¡±.
Romero no cree que lo que cuenta la haga especial ni diferente, y se?ala al protagonista de su pel¨ªcula, amigo desde la adolescencia: ¡°Antonio ha sido el ¨²nico de su familia que ha hecho estudios superiores. El hecho de que los dem¨¢s no quisieran hizo que Antonio pudiera. Si hay dos hijos en una familia de clase obrera que desean estudiar, su panorama es jodido, porque los gastos son brutales. Mi padre me apoy¨®, se hizo cargo de mi madre, fue su cuidador. Y en un pueblo puedes vivir en una casa; en Madrid solo me da para una habitaci¨®n compartida. No te lo puedes permitir, y a?¨¢dele la incertidumbre del futuro en el audiovisual: no sabes qu¨¦ har¨¢s ni d¨®nde estar¨¢s el a?o que viene¡±.
De ah¨ª que la charla, antes de entrar en otros temas de la pel¨ªcula, aterriza en la ausencia de cineastas espa?oles de clase obrera: ¡°Casi no hay, entiendo que haya gente que se canse. Y m¨¢s las mujeres. Tengo 31 a?os, y ninguna proyecci¨®n de crear una familia, por ejemplo. No s¨¦ si a esa decisi¨®n he llegado de manera limpia, porque de verdad no quiero, o por lo que implica dedicarse al cine. A futuro todav¨ªa no puedo proyectar una vida sin olvidarme del cine. No me enga?o: entre la pel¨ªcula y que he dirigido dos episodios de Los a?os nuevos [la serie de Rodrigo Sorogoyen] estoy bien. Pero deseo hacerme un hueco en la industria que me permita ir ganando algo al mes y no comerme unos ahorros de un a?o. Porque muchas veces hasta cinco a?os despu¨¦s de un trabajo no vuelves a tener otro sueldo. Y claro, es algo que cuando llegas a una edad... habr¨¢ gente que renuncie¡±. En ese momento, sonr¨ªe: ¡°Por supuesto, nadie me ha pedido hacer cine, nadie ha dicho: ¡®Guau, Sandra, debes rodar¡¯. Eso es algo que sale de m¨ª. As¨ª que en esta batalla estoy porque quiero. Con todo, esa falta de miradas como la m¨ªa en el arte siento que empobrecen culturalmente¡±.
Los raros del pueblo
Sandra Romero y Antonio Araque llevan en la misma pandilla desde la adolescencia en ?cija, a la que la directora llama pueblo, como es habitual en Andaluc¨ªa con localidades de ese tama?o, a pesar de sus 40.000 habitantes. ¡°Jam¨¢s pensamos que vivir¨ªamos en Madrid. Es que no pod¨ªa entrar en nuestro futuro. No ¨¦ramos el grupo guay, desde luego, aunque curiosamente era la pandilla popular, por distinta. Antonio y otro de mis amigos, ambos gais, sufrieron mucha violencia. A las mujeres nos protege de esa violencia nuestra invisibilidad, porque ni siquiera valoran que t¨² tengas una identidad sexual distinta a la normativa. El ninguneo sobre el ninguneo¡±, desgrana la cineasta. Araque se fue a Sevilla a estudiar Historia del Arte, aunque con la idea de ser actor. ¡°?l se lanz¨® a Madrid, a la escuela de Cristina Rota, y su impulso tir¨® de m¨ª. Por eso he dormido durante a?os en pisos compartidos de actores, alquilando habitaciones¡±.
En ese camino vital, acab¨® de ayudante de direcci¨®n en el rodaje de El a?o del descubrimiento, de Luis L¨®pez Carrasco. ¡°Fue maravilloso, me reconect¨¦, tras mucho tiempo en la ficci¨®n, con algo period¨ªstico del cine¡±, de lo que claramente nace Por donde pasa el silencio, una hibridaci¨®n apasionante, con varios actores profesionales y gente del campo que a?ade verdad a la pantalla. ¡°S¨ª, son de ?cija, pero no me gusta ese t¨¦rmino de actores naturales. Sean o no profesionales, todos son naturales¡±, explica Romero. Y fue L¨®pez Carrasco el que le apunt¨® que del corto le interesaba un momento, del que ha germinado el largo. ¡°Luis tambi¨¦n insiste mucho en entender el cine como una creaci¨®n colectiva, en la que sin escuchar al equipo no avanzas¡±.
Superada la hora de charla y antes de que Romero se vaya a la ECAM, donde imparte clases de direcci¨®n, llega el momento de hablar de su madre. ¡°En la pel¨ªcula se muestra c¨®mo los cuidados familiares recaen en las mujeres por, sencillamente, ser mujeres. Les toca y esa ser¨¢ su vida, porque en muchas familias ¡ªconozco m¨¢s la familia andaluza, pero probablemente se extienda a todo el mundo¡ª no hay dinero para contratar a nadie externo¡±, arranca Romero. ¡°En mi casa, en cambio, fue mi padre. Mi madre muri¨® con 59 a?os en 2020. Yo entiendo a mi madre, que padec¨ªa esquizofrenia, a trav¨¦s del personaje de Javier, el dependiente, y su relaci¨®n con un mundo que lo mira de manera distinta por su condici¨®n, sin observar m¨¢s all¨¢¡±.
Romero desgrana la falta de ayudas, la imposibilidad de acceder a un psiquiatra, su relaci¨®n con su madre, sus recuerdos y sus infiernos: ¡°Soy la hija de la loca de la calle, y ahora con este guion he logrado entender mucho de lo que le pasaba a mi madre. S¨¦ que la pel¨ªcula es dura, aunque creo que tambi¨¦n liberadora¡±.
Babelia
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